Partida Rol por web

- ¡Maynard! - gritó William al observar como el hombre había saltado de repente al cuello de Gérard con un ansia asesina nunca vista en él.

El doctor deducía que estaba pasando. Reconocía el brazo de una persona con un "ligero" sobrepeso. Y sabía que Maynard había estallado de manera colérica al darse cuenta de que aquel que podría haber llamado amigo, aquel con quien había sobrevivido estos días... estaba probablemente muerto.

El joven Smith se quedó completamente inmóvil durante unos segundos, a lo que decidió intervenir súbitamente. Le daba igual lo que dijera Gérard. Le daba igual que pusiera escusas baratas. El doctor haría justicia por una vez en su vida si Gérard decidía atacar a Maynard. Ese bastardo había arrebatado ya más vidas que él y no dejaría que volviera a acabar con otra persona de igual manera que había matado a Bruno o a Renfri.

William Smith asió el hacha con las dos manos, tensando su cuerpo preparado para proteger a Maynard si Gérard arremetía. Y aunque en ese momento le pasaba por la cabeza una duda respecto a la supuesta tranquilidad de Alice, el doctor no dudó. Aunque su actual pose ya no se parecía a la de un licenciado en medicina, pues había cambiado de tal manera que ahora parecía una persona que sabía lo que hacía, que ya había hecho eso antes y que sabía que su máscara tendría que caer tarde o temprano.

No podía recriminar que el señor Maynard hubiese arremetido contra él, de hecho, era consciente de que aquello podía suceder y en cuanto le vió venir reaccionó con agilidad para bloquear el ataque por completo y de una patada enviarlo varios metros hacia atrás para que cayese. Aunque hubiese podido, no había entrado en la estancia para hacer correr la sangre por lo que cuando vió que el doctor empezaba a sacar el hacha, sacó de su bolsillo la pistola y amartilló el gatillo.

- Tranquilízate, doctor, no he venido a matar a nadie... Y sujeta al tipo si no queréis que le vuele los sesos como al tipo del piano, quién por cierto pelea mejor que tú...y era un asesino como al final me he acabado convirtiendo yo. Deberías saber que tu gordo "amigo" murió en la sala de calderas manipulando las tuberías porque quería hacerla estallar y hacer que todos vosotros murierais... De hecho, la explosión se produjo mientras lo hacía y de milagro la estructura en la que estamos no ha colapsado ¿A caso no habéis notado la explosión? Compruebe usted mismo y haga la autopsia de ese brazo,... está lleno de quemaduras, amoratado y lleno de fracturas por la explosión. Y el cuerpo sigue enterrado allí abajo...

Tras esa breve charla, el sommelier valoró la opción de irse. Parecía que ya no era bienvenido pese a que había sido el único en acabar con tres de los cuatro asesinos. Queda uno más y no era él. El encajaba en el perfil de vengador de la sangre.

- Pero bueno, si no soy bienvenido, me voy por donde he venido. La próxima vez no daré una patada para defenderme... ¿Queréis que me vaya y no ayude? Solo decidlo, no habrá drama por ello... comentó con cierta tristeza visible en su rostro, mientras retrocedía hasta llegar nuevamente al umbral de la puerta sin bajar el arma. Siento haber sido cruel, pero aunque no me creáis, siempre he tratado de ayudar a los inocentes de este lugar...y entre vosotros, aún queda un asesino escondido...

Ajena a la pelea, intento salir de la estancia en dirección al gran salón.

Chicos, o alguien tiene las llaves, o aquí no tenemos más que hacer. Echad un vistazo a las notas junto al ordenador. La verdad es que no lo entiendo muy  bien.

Cita:

Cierto, reitero que miro las notas.

CÓDIGO DE LA PUERTA

2 - 10 - 14

La Pantalla no debe marcar el mismo número.

No es válido ningún número mayor a 60.

No es válido ningún numero que no sea Entero.

William, al ver que sería un suicidio que alguien arremetiera directamente contra Gérard, decidió bajar lentamente el hacha y acercarse a Maynard con cautela para ayudarle a levantarse tendiéndole la mano.
- Maynard... cálmate... no hagas nada estúpido...
El doctor dijo esas palabras con cierta súplica en sus palabras, como si temiera por la muerte de más personas. En ese momento era mejor no cabrear a Gérard, pues el tendría probablemente la última palabra.
- Vale Gérard... tú ganas... ayúdanos y probablemente saldremos todos vivos... si no te da por estrangular a alguno de nosotros o echarnos ácido en la cara sin razón alguna más que paranoia y psicopatía. Dime Gérard, ¿como te sentías tras cada asesinato? Quizás pueda realizar un perfil psicológico sobre tu psicopatía.
William se envalentonó de cierta manera al decir esas palabras, a lo que un sentimiento de arrepentimiento le sacudió de lleno, bajando el rostro como para evitar represalias por parte de Gérard.

Alice sale de la estancia, pues Gerard se aparta cortesmente para que la dama pueda dirigirse hacia donde tenía que irse.

Un golpe le dejó sin aliento y le mandó directo al suelo. Quedó sin resuello momentáneamente. La sangre se le amontonaba en la cabeza y notaba su cerebro palpitar. Ocurrían cosas a su alrededor pero no entendía bien el qué. Se medio irguió mirando a su presa y esperando el momento en que continuara el baño de sangre. Pero nada pasó

Una mano se tendió frente a él, o llevaba un rato tendida frente a él sin haberla visto. Tardó un tiempo en entender que era un gesto para ayudarle a incorporarse. Su mente comenzaba a aclararse pese a que la rabia fluía brutalmente.

Le pareció oir unas palabras del ser grotesco, que ahora portaba un arma, amenazando a quien le había ayudado a levantarse, el joven médico. Parecía que le intentaba colar que Gustavo fue el artífice de la explosión y que intentaba matarnos a todos. Cuanto más le oía más le odiaba. Dio un par de pasos, pero William estaba enfrente suyo, obstaculizándole. Su primer idea fue lanzarse de nuevo, apartando a William...

En este momento, Alice pasó por medio de la escena, segura y cortando la tensión como quien pasa hilo dental. Veía la situación mucho más claramente. Las puyas que William le echó a Gerard le animaron a soltar lo que le rondaba por la cabeza.

No pienses que me creo las mierdas que sueltas por la boca, Gerard. Mucho menos el que te preocupas por los que tu llamas inocentes. Pero tengo ganas de salir vivo de aquí aunque sea aceptando que tú también sales vivo, no se puede tener todo en esta vida. comentó con la voz quebrada.

La situación parecía haberse normalizado un poco tras la salida de la baronesa de la estancia y la patada efectuada por parte del sommelier a Maynard. Sin embargo, justo al terminar de intercambiarse las conversaciones entre los presentes...Gérard empezó a dolerse de la cabeza, puso cara de sádico loco y comenzó a verter, lanzar y destrozar todos y cuántos frascos con líquidos vió sobre la mesa de laboratorio. Pretendía envenenar a todos los presentes si alguno de ellos tuviese alguna sustancia tóxica letal y se abalanzó contra Arieth gritando como un loco que todos morirían tratando de destriparla con el destripador. 

Lo que todos temían estaba pasando. Gérard se había vuelto completamente loco. Era un jodido mosntruo. Un ser sin alma que solo buscaba la muerte de todos los presentes sin excepciones. ¿Que por qué había dejado salir a la baronesa? Quizá porque tenía otros planes más perversos para ella. ¿Convertirla en su juguete sexual? Nunca se sabría si no lograba sus propósitos en aquella habitación antes...

La situación parecía haberse normalizado un poco tras la salida de la baronesa de la estancia y la patada efectuada por parte del sommelier a Maynard. Sin embargo, justo al terminar de intercambiarse las conversaciones entre los presentes...Gérard empezó a dolerse de la cabeza, puso cara de sádico loco y comenzó a verter, lanzar y destrozar todos y cuántos frascos con líquidos vió sobre la mesa de laboratorio. Pretendía envenenar a todos los presentes si alguno de ellos tuviese alguna sustancia tóxica letal y se abalanzó contra Arieth gritando como un loco que todos morirían tratando de destriparla con el destripador. 

Lo que todos temían estaba pasando. Gérard se había vuelto completamente loco. Era un jodido mosntruo. Un ser sin alma que solo buscaba la muerte de todos los presentes sin excepciones. ¿Que por qué había dejado salir a la baronesa? Quizá porque tenía otros planes más perversos para ella. ¿Convertirla en su juguete sexual? Nunca se sabría si no lograba sus propósitos en aquella habitación antes...

Los matraces, los tubos de ensayo, las probetas y los vasos de precipitado cayeron al suelo vertiendo el misterioso contenido que hubiera dentro de ellos; algunos parecían inocuos y otros en mezcla con los que habían caído estaban comenzando a emitir unas pequeñas hileras de humo de distintos colores, verde, morado y azul. Y pese a que sin lugar a dudas no era algo que iba a ser positivo de respirar, la poca concentración que había de ello no suponía un peligro para los Millonarios presentes más allá de un suelo resbaladizo y quizás quemaduras químicas si llegara a tener contacto con la piel.

El Arma de Gerard, lo que parecía ser una pequeña motosierra de bolsillo había roto el silencio que quedó tras la rotura de los distintos frascos de cristal que había en la mesa cercana. Con un traqueteo continuo bien acompasado con una mirada rota por parte del Sommelier, la cual podría ser desde lascivia hasta depravación; este se abalanzó sobre Arieth.

De un primer tajo que Arieth trató de esquivar al tratar de retroceder unos cuantos pasos y con cuidado de no pisar ningún cristal o resbalar con algún líquido, la piel y el músculo del vientre de la Directora de una cadena hotelera fue desgarrada como si no fuera más que una hoja de papel. Con un tremendo dolor y en completa desesperación, la joven trató de contenerse, nunca mejor dicho, pues los intestinos se habían comenzado a descolgar cual lianas tropicales de su vientre abierto.

Algo que aprovechó Gerard para dar una segunda tajada con aquella poderosa arma, rebanando cual mantequilla el brazo izquierdo de la joven que ya había logrado impedir que gran parte del intestino delgado tocara el suelo donde un liquido morado estaba esparciéndose junto a trozos de probetas y matraces de cristal rotos. Con el corte, no solo hizo que el brazo y los intestinos finalmente entraran en contacto con el suelo, siendo clavados por los cristales e impregnados del químico morado, sino que provocó un corte diagonal ascendente en el rostro de la joven, desde la barbilla, arrancándole la nariz y dejando vacía la cuenca del ojo derecho que estalló cual huevo frito en contacto con el pan.

Este segundo golpe fue lo suficientemente poderoso como para hacer que, finalmente Arieth sucumbiera al dolor, a la perdida de sangre y a las heridas, y aún viva pero sin fuerzas para mantenerse en pie, cayó hacia el frente, sobre trozos de cristal y químicos. Dejando al traje de Gerard ligeramente manchado por el crimen cometido.