Partida Rol por web

-Santa Madre de Nyarlothep, que nadie toque al cefálopodo  de seguro este es un hijo perdido del dios sin rostro o de uno de los demonios que me visitaron anoche, o venganza de alguien o ataque mutuo, en todo caso debo decir que esto esta mal invocar demonios sin cuidado atrae la desgracia-  me dirigí a examinar aquella masa similar a un pulpo que reptaba sobre el doctor Freud, en especial para ver si poseía unos anillos azules o cualquier rasgo distintivo de una especie mortal o inmortal.

- Dr. Freud, lo siento mucho creo que no vivirá, Así que haré lo mas humano posible, preservaré su cerebro para la ciencia y poder invocarlo del más allá, tengo una pregunta en que frasco debo colocar su cerebro en el frasco rosa o el de my little pony- pregunté era una respuesta importante no podría colocar su cerebro en un frasco que no fuera el que el deseará - o prefiere el frasco de mermelada o el mayonessa, creo tener uno de pepinillos en conserva pero aun no los termino de comer, ¿gusta uno?.

Johan miraba impactado la escena sin pestañear, al parecer la Señora Ivanovich estaba siendo víctima de lo que parecía ser envenenamiento, sacó su libreta y comenzó a bocetar la escena, pero se detuvo al verla reaccionar positivamente pudiendo así levantarse del suelo milagrosamente, aunque exhausta. La escena se tornó mucho más extraña al notar la especie de pulpo que mataba lentamente al Dr. Freud.

-¡Sabía que algo así estaba pasando! Envenenamiento, aunque no hemos podido comprobar que Madame Leurre haya muerto de envenenamiento por la obvia herida hecha con ese cuchillo... Y Dr. Freus, por favor resista, seguro que alguno de nosotros tenga alguna cura que ofrecer, por mi parte trataré de retratar el mínimo detalle para informar al mundo de lo que estoy siendo testigo. - 

Cuando las esposas salieron de la urna, Schultz intentó comerse unas, pero al descubrir que no se comían simplemente las escupió con un...

¡GÑEE!

...tajante de desagrado.

Luego ocurrió lo del veneno, así que Schultz hizo lo más lógico y buscó el origen del veneno en el interior de la chimenea.

Bueno... quizás lo más lógico era una expresión exagerada.

Sam asintió con un cigarrillo en la boca mientras todo aquello sucedía. Sin duda los niños eran raros pero raramente iban a ser los asesinos. ¿Que tipo de asesino se comporta de forma altamente sospechosa? O uno muy torpe o uno muy estúpido. Y creía que los niños estaban lejos de ser ninguno de los dos. Bueno, excepto Antonio.

Sin embargo Sam era un hombre de acción. Saltó rápidamente hacia el mueble bar (lo de rápidamente fue muy relativo) y empezó a rebuscar entre las botellas a ver si encontraba el antídoto. El antídoto siempre estaba cerca. Lástima que no existiera un mayordomo en la mansión si no ya tendrían culpable.

-Agradezco mucho su charla como música de fondo, pero no estaría mal si también ayudaran a buscar. Dijo refunfuñando. La verdad es que está gente que en vez de ayudar no hacían nada o eran estúpidos o eran culpables. Y la la verdad es que estúpidos no parecían. Bueno, menos Marvin. Aunque quizás era el más lúcido de todos.

Al ver el recuento de votos me sorprendo al ver que había gente que me había votado, a pesar de que la niña dijo que yo era inocente, cosa cierta, y que había cinco malos entre nosotros. Me froto las sienes al ver que la gente no prestaba atención. Me recordaba a un programa que había visto en el que un cantante de un concurso había dicho que no lo votaran porque se iba del programa y fue el más votado de la noche. Un sin sentido...

Sea como sea habían esposado a los niños, pero no tenía nada claro que fueran ellos los que cometieron el crimen de la cocina. No creía que lo hicieran y los fueran pregonando con las pruebas en la mano. Estaba pensando sobre ello bebiendo mi copa ron tranquilamente cuando veo que la Rusa cae al suelo...miro mi copa con extrañeza y la aparto a un lado temerosa. Me levanto y me acerco a la ahora anciana.

Oh! Se...se encuentra bien? Se ve...algo...desmejorada... Nunca antes había visto nada igual, ni siquiera en mis visiones. Estaba observándola cuando un sonido extraño proviene del Dr. Freud, lo miro con una mezcla de asombro y horror al ver el color de su piel. No había muerto pero por su aspecto, pero que el de la rusa, no parecía que fuera a suceder muy tarde. No lo había visto beber nada, solo deambular por la habitación despreocupado. La sitiación no pintaba nada bien.

Miro a los demás preocupada Si hay un veneno, también podría haber un antídoto...no? No estaba muy segura de mis palabras pero algo había que se pudiera hacer.

Egon estaba asombrado de estar en una sala llena de gente potencialmente loca y asesina...

Lo que le llamaba la atencion y que quizas nadie se hubiese percatado y aunque quizas se equivocase... es que la niña señalando con la mano dijo que habia 5 personas malas y sospechosamente los niños han tenido 5 votos... coincidencia?

Ademas somos 28, hay 26 votos y eso que 1 sola persona no votó...

Le empezó a pasar su medidor PKE al Dr. Freud

Todo esto es muy curioso señores... podemos estar delante de un patogeno peligroso y que un espectro esté atacando a las personas es poco común... curioso y poco común.

Tambien pensaba que si todos haciamos publicos los votos, quizas pudieramos saber quien es la gente mala, a mi no me importa decir por quien voto... y diré que yo NO he votado por los niños.

- No sé si sea la obra de un fantasma, sino de una persona aparentemente muy hábil, y recordando a la niña al señalar a las personas y testificar que al menos cinco son presencias malignas, podemos estar seguros que no son intangibles pues estuvimos todos muy presentes en ese momento. - Dijo Johan buscando en el suelo, paseando su mirada como pajarito en césped. Luego se agachó y buscó debajo de los muebles, al menos tiene que haber algo debajo de estos, una moneda, una pelusa, una nota con el significado de la vida escrita en sánscrito...

Justin Case, detective privado, había asistido a la extraña votación en la que los raros niñitos monstruosos habían sido elegidos como culpables... ¿Culpables cómo? Justin Case no lo sabía. Pero recordó su pasado cuando subía videos de él jugando a juegos a internet, y había uno de unas palomas detectives que... No. Aquello no tenía nada que ver, ¿verdad?

- Sin duda, sin duda - comentó a alguien cuando proponía algo histriónico y raro. No quería que pensaran que él no era histriónico y raro.- ¿No sería lógico pensar que no hay fantasmas y lo que hay es un asesino? ¿O varios asesinos? ¿Y si todos somos potenciales asesinos? ¿Y si estamos todos muertos? ¿O solo yo soy real? ¿Y si esto no es real y...? - continuó balbuceando mientras pensaba en voz alta teorías implausibles y ridículas.

Cogiendo una servilleta de la mesa, se acercó al vaso roto, pero mojó un poco de la bebida en esta y la olfateo.

- Huele a... muerte - comentó, porque olía a rayos aquel tinto. Pero al darse cuenta de lo teatral que había sonado, asintió muy seguro de si mismo -. Sin duda, sin duda.

Veneno es palabra estaba en mi mente ¿Dónde podría estar? Había tantas preguntas pero no sabría por donde comenzar,pero después de un rato solo se me ocurrió revisar el refrigerador y el congelador -Espero encontremos eso antes de que vuelva a ser usado.

Tras ver el grotesco espectáculo Ethan dio un par de pasos hacia atrás, como temeroso de que fuera contagioso. Le costó unos segundos superar su reacción inicial, mientras procesaba toda la información. Por un momento se alegró de no ser aficionado a la bebida, ese podría haber sido él. Pero pronto se dio cuenta de que había miles de formas de matar y que si alguien estaba intentando acabar con ellos encontraría la forma de acabar con él.

Después se acercó a Freud e inspeccionó la sustancia de cerca. – No hemos visto ni un solo indicio que indique que se trata de fantasmas, la lógica dice que Madame Leurre fue envenenada por uno de los presentes. Ha habido mucho caos y cualquier persona un poco hábil podría haber puesto veneno en su copa. – Dijo mientras observaba al doctor. –  Creo tampoco debemos pasar por alto que la sustancia en la cara del Dr Freud es claramente distinta. No parece un veneno común, tal vez se trate de alguna criatura o ser. No me extrañaría si esta no fuese la última vez que vemos esta sustancia.

Por lo que he visto hasta ahora, creo que nos enfrentamos a dos grupos distintos de intrusos. Uno que nos está intentado matar por medios mundanos. – Dijo señalando a Madame Leurre. – Y otro grupo, o tal vez individuo, que nos está intentando infectar con una sustancia extraña con motivos nefarios. – Añadió señalando al Dr Freud.

Nobert se alegro de perder de vista a los niños, sobre todo al extraño por decirlo suavemente de Antonio. Pero en aquel castillo las emociones no paraban y en un momento tenían entre manos dos nuevos asesinatos. Aunque la mujer rusa pareció salvarse su contrapartida la protagonizo el Dr. Freud que cada segundo iba alejándose mas del mundo de los vivos.

Al ver como la mujer tira la aguja clavada en su pecho, el detective se pone a buscarla, creyendo que pueda ser una prueba importante.

En uno de tus bolsillos notas que hay algo, al comprobar qué es llevando la mano a uno de ellos, notas que es un pequeño bote, al sacarlo con discrección mientras te encontrabas en el suelo en busca de esa aguja, con el objetivo que nadie te viera. Al parecer, es un bote de veneno... según la etiqueta, del mismo veneno que el Dr. Freud estaba siendo afectado.

Al ver que alguien le había votado, Nadien sólo pudo pensar en que debía de tratarse de algún otro personaje televisivo con miedo a ser eclipsado por su nuevo proyecto, que posiblemente le querría robar de cabeza, menos mal que ella no tomaba notas de estas cosas y confiaba en su buena memoria. Puede que el tipo ese que parecía obsesionado con la saga cinematográfica de los xenomorfos de Ridley Scott fuese el posible votante, le sonaba haberlo visto zapeando, diciendo que el arca de Noé era una nave nodriza y tal y pascual.

Al ver el numerito perpetrado por la señora con apellido de señor ruso y el pariente del afamado pintor Lucian Freud, se preocupó ante la posibilidad de tener que abandonar el consumo de alcohol del castillo y tener que echar mano de su reserva privada. El amago de envenenamiento de la anciana me recordó a una velada con mi segundo marido en que ambos nos intoxicamos con un veneno ligero, contando con el antídoto, por las risas y decir que habíamos vivido. Nos tiramos una semana meando y cagando negro. Cuando la cosa pulposa apareció sobre el rostro del psicoanalista recordé una noche en que mi primer marido y yo nos llevamos un pulpo a la cama. 

Era un alivio tener a los críos raros en el sótano, así los mayores nos podíamos dedicar a cosas... de mayores. Y matarnos y tal...

- Señor Tsoukalos, ¿Ha extraido vd un botiquín del poder de los criajos? Puede que ahí esté el antídoto del veneno raruno que afecta al señor Froid.

- Bâtards ¿Qué clase de broma es esta? Una vez en pie saca del bolsillo de su chaqueta el frasco de veneno y lo mira hipnotizado. - Sulfuro... Nervioso como estaba al saber lo que parecería aquello dejo el frasco en lamesa y dio un paso atrás - ¿Alguno puede salvarlo sabiendo que pudo haber sido envenenado con eso? mientras hacia la pregunta miraba a los presentes, alguno se la había jugado... Pero ahora lo importante era salvar una vida.

- Usted si que sabe como animar una fiesta, ¿Eh, Carteaux?- Algo no cuadraba, no me pegaba que él fuese el presunto homicida.- No se acerque a esas botellas hasta que aparezca un antídoto, d'accord?

d'accord

Cuando Norbert J. Carteaux se agachó para supuestamente buscar la aguja que Alexandra se había clavado en el pecho para salvar su propia vida, pudisteis ver como este rebuscó en el bolsillo de su chaqueta, sacando para sí y posteriormente guardándolo en el mismo lugar, aquel pequeño bote de cristal que posteriormente él al levantarse presentó ante todos.

Al ver algo encima de la mesa que parecía comestible, Schultz puso un gesto de inmensa felicidad y relamiéndose de un modo que resultaban obvias sus intenciónes de comerse el contenido si nadie le detenía, avanzó con pasos ilusionados y hambrientos hacia el lugar donde reposaba el frasquito de veneno

_{GÑÑEEEEEE...}

Klaus había permanecido en silencio sentado en una silla del Gran Comedor mientras se realizaba el recuento de votos y finalmente salían los niños como presuntos culpables del asesinato de la medium. En verdad no estaba convencido de que fuesen ellos los culpables, pero todavía era muy pronto para tener a potenciales sospechosos siendo que apenas habían llegado, por lo que si aquella era la decisión de la mayoría, no iba a oponerse. 

No obstante, los acontecimientos posteriores si que trastocaron muchísimo las cosas, y siendo invidente, el pseudocientífico retrocognitivo solo podía prestar la máxima atención a lo que escuchaba para hacerse una idea de lo que sucedía. Al parecer, la princesa rusa había sido víctima de un envenenamiento, al igual que el doctor Freud. La primera había tenido el privilegio de poseer entre sus manos una cura que empleó de inmediato pero no parecía ser igual para el viejo psicólogo, quién parecía estar a cada minuto en peor estado. 

Las visiones del señor Himmler se producían continuamente, pero desgraciadamente no podía elegir que momento pasado ver y dependía de tocar algún objeto para ello. Viendo que muchos se ponían a tratar de averiguar por sus medios quién podía ser el culpable e investigaban la escena, el hizo lo propio sujetando una de las copas de cristal de la cristalería. De inmediato se empezó a materializar una visión, como tantas otras veces...

- Veo a una joven de cabello castaño registrando las pertenencias de una atractiva rubia que yace inconsciente en el suelo. Del bolso está sacando, ante la vista de un pequeño grupo de invitados, un mantel blanco como el que hay sobre la mesa completamente ensangrentado, un traje escocés de porte aristocrático y dos botes de veneno distintos. - fue tratando de relatar con el mayor número de detalles. La mujer de pelo castaño cree que la rubia es una asesina y quiere hacerle beber el contenido de los frascos a la mujer inconsciente...

Klaus entonces empezó a expresar, una por una, las palabras que escuchaba de la joven de cabello castaño.

...lo mejor es tomar la justicia por nuestras manos. Ojo por ojo, diente por diente. Por cierto, mi coartada era atrapar a Diana, desde el minuto uno he sospechado de ella... Lo siento. Ahora, si me lo permitís...

-Sois todos cómplices. Memento Mori, has matado a uno de nosotros... El karma te atrapa, compañera. Y ahora...tenéis dos opciones o nos enfrentamos a los asesinos o... morimos.

Y tras aquello, el señor Himmler salió de su ensoñación, aúnun poco aturdido por lo que acababa de presenciar y relatar.