Partida Rol por web

- Tiene usted toda la razón, señor malhumorado.- Le apoyó Nadine introduciendo suvoto en la urna.

Miro al hombre que nos llama estúpidos pero mete su propio nombre, o eso parece, en la urna...Veo que Nadine le da la razón y afirmo con la cabeza Pues si si que  tiene razón si... Cojo un papel y lo introduzco en la urna.

El señor Himmler había podido depositar las cosas en su habitación de forma ordenada y metódica, solo llevaba siempre consigo su maletín de cuero negro y el bastón de mango plateado en forma de oso que usaba para desplazarse con cuidado. Se acercó como la mayoría de los invitados al Gran Comedor, y allí escuchó hablar a la joven Elora acerca de una urna metálica que estaba dispuesta sobre la mesa para realizar votaciones, de la cual saldrían los resultados y unas esposas en cuanto se hiciese el recuento de votos emitidos por parte de los presentes. Con su andar comedido y lento, se acercó hasta la mesa y depositó su mano sobre la urna metálica, y en cuestión de segundos una imagen empezó a materializarse en la mente de Klaus.

- Veo a una joven pelirroja y a una rubia muy atractiva discutiendo acaloradamente con un árabe que lleva explosivos alrededor de su torso. El árabe sujeta una muñeca de porcelana con una espera roja en la mano, y un detonador en la otra. Amenaza con hacer volar todo el lugar si la pelirroja intenta colocarle las esposas que acaban de salir... - explicó con el mayor detalle lo que veía en la escena que se fraguaba en su mente, que sin lugar a dudas había ocurrido años atrás en ese mismo lugar. La ventana está abierta y no dejan de forcejear. ¡Oh! ¡No es posible! - Terminó de relatar, tapando con su mano la boca a modo de máxima sorpresa y esfumándose la imagen de su mente.

Entonces llegaron noticias provinientes de la cocina, en la que se mencionaba el asesinato de una de las invitadas. No sabía si era cierto o no, pero desde luego no le hacía ninguna gracia que pudiese ser verdad. ¿Debería emitir un voto? ¿Estarían los nombres de la gente presente sobre losmlíderes de la mesa? Himmler no tardó en tomar algunos papeles y comprobar que allí habían nombres escritos en relieve, en Braille (y entendía que también estarían escritos en bolígrafo o pluma para quién pudiese ver) que le permitieron saber todos los nombres de cada uno de los presentes en ese instante. Lentamente fue nombrando a cada uno de los que estaban escritos en voz alta por si alguien no estaba inscrito, y efectivamente, todos los nombres estaban allí, salvo el nombre de la pequeña Elora, por lo que se dirigió a la pequeña.

- Pequeña, ¿me puedes responder a una pregunta? ¿La muñeca de porcelana que he visto en mi visión es tuya? O debería decir... ¿Era tuya? ¿Por qué no aparece tu nombre como el del resto de presentes?

Ethan estuvo absorto unos minutos, ojeando papeles en una carpeta mientras el resto de la gente parecía discutir en idiomas extraños. Sacó una serie de hojas y una carta, que la mayoría de los presentes podía reconocer fácilmente como una copia del contrato y la carta de la baronesa que habían recibido. – No se porque, pero cada vez creo que es menos probable que vayamos a cobrar. – Murmuró mientras volvía a guardar el contrato en su carpeta.

Creo que hay algo que estamos pasando por alto. – Dijo tras leer por encima la carta de nuevo, confirmando sus sospechas. -  La carta de la baronesa dice claramente: “un total de 20 investigadores han sido invitados para trabajar en estos asuntos “. O la baronesa es extremadamente mala contando o hay mucha gente que no debería estar aquí, porque yo cuento 31 “investigadores”. Incluso si contamos a los niños como un solo individuo seguimos siendo 8 mas de los que la carta sugiere.

Se que algunos no creen en las propiedades mágicas de las esposas, y es posible que solo fueran invenciones de una niña imaginativa. Pero puede que la niña se haya dado cuenta de que hay mas gente aquí de la que debería y por eso nos ha traído las esposas, mágicas o no. Tal vez deberíamos averiguar quien no debería estar aquí y aprovechar que hay unos calabozos.

Johan mostró nuevamente el dibujo del cadáver y claramente se veía el pentagrama en el suelo. - Si quieren despejarse de dudas vayan a la cocina, encontrarán el cuerpo. En cuanto a los niños, señor Grayson, antes de poder hacer nada el pequeño Antonio tomó el pedazo de carne y se lo llevó, regresando a su grupo y regresando rápidamente al salón. Aún pueden preguntarle si todavía lo tiene, aunque no creo que se encuentre algo nuevo, sin embargo ahí estaré para capturar con lápiz cualquier cosa extraña.- 

Mostró una mirada de duda cuando Ethan habló sobre el exceso de invitados, - ¿31 investigadores? - Dijo apuntando al mismo tiempo la palabra en su libreta.

Vaya, parece que entre nosotros sí hay alguien que piensa... Es muy interesante lo que ha dicho usted, señor Ethan, y desde luego muy correcto y oportuno. Mis congratulaciones. Así que, puestos a pensar en ello, aunque sigo sin creer nada sobre el tema de las esposas, es cierto que según la carta hay un exceso de personal por aquí. Quizá deberíamos empezar a preguntar sobre sus respectivas intenciones, señores, y descubrir quién podría, digamos, "haberse colado" en esta mansión. ¿Alguien recuerda algo extraño que pueda incitar sospecha entre los presentes? Quiero decir, algo más extraño que lo que ya hemos estado viendo en el recibidor - dijo Jean, echándose las manos a la cabeza con gesto de resignación. 

Sois todos unos idiotas, pero con que no molestéis a los verdaderos investigadores me conformo. Me quedo unos instantes pensativa. Lo siento, ¿He dicho eso en voz alta?

Me hago a un lado apoyándome en la urna. Lo siento, tengo el síndrome de Touré y a veces digo cosas que deberían ser censuradas por mi cabeza antes de llegar a mi boca.

Alguien ha ido a la cocina? 

Dice el Dr. Egon al ver la cantidad de gente concentrada alli sin hacer nada productivo...

 Esperanto muestra una expresión de tristeza al escuchar sobre la presunta muerte de una de las presentes. Aún así, no parecía invadirla el miedo ni nada por el estilo.

- ¿Una persona muerta?... que desgarrador... espero que su alma descanse. Y que su cuerpo este teniendo contacto el suelo. Después de todo, si mueres y no estas tocando el suelo, difícilmente tu alma llegue a los brazos de Madre Tierra. Mi mayor temor es morir en un avión, sin la posibilidad de volver a las raíces de mi existencia...

Nadine había levantado una nueva botella, a medio beber, de lo primero que encontró, para brindar por las palabras de Esperanto, pero cuanto más avanzaba esta en su disertación, más confusa se encontraba, así que optó por seguir animándola, girando una mano en alto en indicación de que siguiese, mientras se bajaba la botella entera.

Señor, dame paciencia (Pensó para sus adentros sin saber a qué señor se refería) y bebida. (Puestos a pedir) Y que no muera en un avión por lo que sea que ha dicho la tía esta. 

Edgard da una sonora palmada sonora en la mesa.

- ¡Estupideces! Como todo lo que pasa, creen que pasa o fingen creer que pasa en esta comedia barata destinada a engañar a los más ignorantes y legos.

Mira su vaso de licor y hace una mueca de dolor al ver que solo queda un hielo a medio fundir en un charquito de agua teñida de whisky.

- Si hay un cadáver en la cocina, propongo que llamemos a la policía. Y se acabo. Esto no es "Se ha escrito un crimen" ni nada por el estilo. Que intervengan las autoridades. Será un dolor de cabeza tener que declarar y aguantar a la mayoría de ustedes hasta Dios sabe que hora. ¿Donde hay un teléfono?

Se le podría hacer una autopsia o ya se sabe la causa de la muerte?, discúlpenme estaba con otros menesteres si este tema ya se ha tratado. Un breve resumen a las conclusiones forenses sin necesidad de un informe exhaustivo sería de agradecer.

Srta. Nadine, beber embota los sentidos y produce imaginaciones que distan mucho de la realidad, y la realidad es que hay que saber qué ocurre aquí... 

Yo por mi parte solo puedo argumentar que he solucionado uno de los enigmas, y se puede decir que soy Vinz Clortho, parafraseando la llegada de Gozer

Sir Edgard mira con desprecio indisimulado al señor Spengler, como si viese un insecto particularmente desagradable. Le tira una foto con flash a corta distancia del rostro.

- Para el articulo que escribiré... ¿usted es Doctor de que? Dejeme adivinar... ¿homeopatía, a que si?

Sam tiró el cigarrillo al suelo, se encendió otro, se acabó de limpiar los zapatos y se apoyó contra la pared. La verdad es que todo aquello parecía una película de los hermanos Marx. Pura comedia. Y no solo por los invitados allí presentes.

Además a todo esto se tenía que sumar el hecho de que aquellos niños, de los que sospechaba que tomaban algún tipo de estupefaciente, parecía que se habían obsesionado con él. Podría entenderlo debido a su enorme atractivo físico. Pero sin duda también habían hombres, y sin duda señoras, tremendamente atractivos. Sobretodo señores.

-Yo digo que es hora de pasar a la acción. Patear todo esto, derribar puertas y interrogar a la gente. Así se hace en los gloriosos Estados Unidos de America y no nos ha ido tan mal. Los detectives ingleses nunca han llegado al nivel de un buen sabueso patrio.

Se dirigió a Edgard. -Olvide lo de llamar compañero, en estas situaciones nunca da resultado. Se lo digo como veterano.

Observáis como el Dr Freud cruza la sala a paso lento, despreocupado, chapurreando una canción para sí mismo, distraído, vagando en su propio mundo, que sin duda alguna no parece que sea este. Se acerca a la urna y deposita su voto sin temblarle la mano. Mira a los allí presentes, sonríe, — Alegren esas caras caballeros, hoy hace un día estupendo — dice, mientras se dirige a la cocina de nuevo. 

Al pasar al gran comedor Norbert vio que parecian estar en medio de un gran debate. Dispuesto a enterarse se sirvio una copa y tuvo la amabilidad de rellenar la copa al resto de los comensales que tenía cerca.

- Whisky ¿Verdad? Pregunto al Dr. Freud.

Mientras servia la copa se fijo en la urna. 

Edgard no pasó por alto la botella que el señor Carteaux hacia pasear por la habitación de forma tan generosa. Vacío el contenido aguado de su vaso en una maceta de plantas mustias y le hizo un gesto ostensible.

- Por favor, joven. Si es tan amable.

-Ehem. -La dama rusa movió su copa discretamente junto a la de Sir Richstone, esperando ser servida ella también. -Así que algunos de nosotros no han sido invitados a este evento. Pues es evidente que el asesino será una de esas personas. O quizás todo sigue siendo parte de este juego de humo y espejos que la Baronesa ha pergeñado. -dijo, sin terminarse de creer todo lo que estaba pasando. -En cualquier caso, si aceptan mi propuesta y como ya han comentado otros de los aquí presentes, si la señora de Mandeville nos ha proporcionado una urna y esposas, no debería costarnos a las sumarísimas inteligencias aquí reunidas localizar y aislar a este sujeto criminal.

La sucia mente de Nadine comenzó a buscar usos alternativos para la urna, las esposas y los calabozos, principalmente para su uso y disfrute pero planificando un posible formato televisivo o una serie de producciones softcore para internet, todavía no lo tenía claro. Como no era amiga del güiski, procedió a prepararse un gin tonic de pepino y alcaparras aprovechando un mueble bar preparado para realizar centenas de combinaciones etílicas. No sabía cuanto tiempo estarían allí, pero esperaba que alguien repusiese el alcohol y se resolviese el puzzle que daba paso a las bodegas cuanto antes.

Veía que casi todos estaban con alguna copa en la mano, escuchaba las suposiciones de cada uno y medito sobre lo ocurrido en la cocina. Está claro que quién mató a esa señora debe ser alguno de los que ha visitado la cocina recientemente. Nadie ha visto nada extraño a parte del símbolo dibujado con sangre? Miro a mi alrededor fijándome en los que estábamos deambulando de sala en sala. Yo sé los que estaban conmigo en los calabozos...de los demás no tengo ni idea que han estado haciendo... Si alguno ha hecho ese dibujo en el suelo debe estar manchado... Miraba con desconfianza a aquellos que no había visto en el calabozo.