Partida Rol por web

Escuchó las palabras de Megan con una sonrisa, pero esta se borro de su rostro unos instantes después, con cierta melancolía en su expresión. Su rostro se endureció, comprendiendo que había criticado una conducta honorable por parte de ella, por lo que se disculpo.

- Es argo honorabre, Megan-san.- Y tras dedicarle una sonrisa, se sorprende al sentir su cabeza en su hombro, mas no la rechaza, una expresión de satisfacción y calidez se aprecia en su cara, y tras ello, se dedico a limpiar su katana.- Megan-san, anata ni aete ureshīdesu.*- 

Escucho la Pregunta de Marceline y le devuelvo una sonrisa.

- Lamentablemente no pude ver a nadie... bueno, si ví a alguien que estaba tratando de espiar... al parecer no es traidor, la verdad es que no lo descarto completamente... cuando tenga mas seguridad de eso hablaré...- hago una pausa escuchando a Alexia dirigirse a Liam, luego continúo- como no estaba seguro y Poron estaba ya de manifiesta su traición... por lo que me pareció del todo prudente hacer una pequeña prueba- Miro a Liam y luego me vuelvo a Marceline- no te parece que este muchacho esconde algo?- Le pregrunto a Marceline respecto de Liam.

Marceline escuchó atentamente las palabras de Nil, y miró a Liam antes de devolverle la mirada mientras se mordía el labio para no sonreír - más - abiertamente.

Puede. Y si es lo que creo que te refieres, he de reconocer que él está haciendo mejor labor para su cometido. - Entonces desvió su mirada un momento hacia Yormund - Aunque el gatito encajaría más, mal que me pese decirlo. ¿Tú que opinas?

Eko dedica un asentimiento de cabeza a Zagam cuando se dirige a él.

- Tranquilo. - Responde - Lo importante es que las cosas han salido de la mejor manera posible. Yo me alegro de haber contado con tu ayuda.

Luego, cuando Ivhone se dirigió a él la escrutó durante unos instantes antes de responder. - Todos cometemos errores. - Le dijo. - Sólo espero por tu bien que de verdad se tratara de una equivocación. - Añadió, sosteniendo su mirada. debatiéndose entre la lástima y el escepticismo.

Parecía que de nuevo Liam y Alice se enzarzarían en otra discusión estúpida. Con un suspiro Eko prestó más atención a las otras conversaciones, dedicándole una breve sonrisa a Zyllah, antes de que sus palabras le recordasen algo.

- Poron todo el rato habló de personas a las que supuestamente vio en las dos primeras noches. - Le dice a Marceline - Lo que hace pensar que ayer efectivamente contactó con alguien. No creo que su lengua se suelte, o que haya alguna verdad en lo que diga... Pero igualmente es algo a tener en cuenta. - Dice serio, antes de buscar con los ojos a Andrew, decidido a dejarle el tiempo que necesitara.

Volví a ser el centro de atención, creo que era innato, bueno, también pasaba desapercibido a veces. De todas formas el punto medio era algo no me entraba en mi dura mollera. Sentía como estaba en boca de todos, aunque no comprendía del todo a que se referían algunos, pero ahora mismo eso no me importaba, si no las palabras de Alexia y su enfado hacía mí, eso en cambio sí. Me dispuse a contestarle, quizás empeoraría las cosas, o quizás no, pero dejar las cosas claras siempre venían bien.

- ¿Algo útil? ¿Cómo qué? - Me acerqué a ella, demasiado cerca quizás, quería que me mirara a los ojos, yo estaba cabreado, y era evidente que ella también. Necesitaba preguntarle una cosa, que debido a sus palabras me vi obligado ha hacerla. - ¿Acaso te importa que yo viva o muera? - Pregunté entre curioso y desconcertado. Seguro que ahora te parezco un gilipollas, dímelo a la cara, sé que lo estás deseando. - La estaba provocando adrede, faltaría muy poco para que saltara, la cuestión es que lo hiciera. 

Por ahora decidí no intervenir en la conversación de Marceline y Nil, y la verdad, me daba igual que me mencionaran. Que pensaran lo que quisieran, de todos modos no entendía a que se estaban refiriendo, y seguro que tampoco me lo dirían si se los preguntara directamente.

Andrew levanta la vista cuando Gabriel se acerca a él. Le escucha, manteniéndole la mirada hasta que la gira al escudo. Hay semidemonios que tienen la posibilidad de elegir su destino y otros que no. Poron, por ejemplo, no pudo elegir. Tú pudiste elegir tu destino con el poder que un día perteneció a Azhariel... Pero ya no puedes cambiarlo, espero que escojas bien tu destino. Mira a Gabriel con curiosidad y desconfianza. Dices que no te gusta lo que has visto dentro de mí... La verdad no lo entiendo. Si has visto en mi interior, con la información que deberías tener y lo que has visto hasta ahora yo tendría bastante claro en que bando estoy, no crees?

Vuelve a fijar la mirada en la nada hasta que llega Alexia. Su compañía es el mejor consuelo en un momento como este. Los dos han perdido a un buen amigo y los dos han descubierto cosas dolorosas. Me da igual lo que digan, yo le seguiré recordando como el joven alegre y optimista que era. Alguien debió engañarle o amenazarle para que tomase ese camino. Le dice a la Eve, pero con la mirada fija en el frente. Es la única explicación que se me ocurre.

Asentí con la cabeza a las palabras de Eko mientras cruzaba una mirada con él con los ojos brillantes. - A eso me refería. Por eso pienso que llegó a crear esa conexión la última noche...

Escuché a Marceline y Nil y mis ojos se posaron sobre Liam, que seguía poniéndose en ridículo, molestando ahora a Alexia. La verdad es que tenía curiosidad por ver la reacción de ésta. Me preguntaba si la enorme loba sería quién le daría su merecido al muchacho. La conversación entre Andrew y Gabriel también llamó mi atención y presté atención a la respuesta que dio el primero. 

Después doblé las rodillas por delante de mí y las rodeé con los brazos, dispuesta a quedarme en silencio escuchando lo que todos tenían que decir. Varias conversaciones interesantes se desarrollaban a la vez y no quería perderme ni una palabra.

-Sí, Liam, eres un gilipollas, con todas las letras. Ya sabemos lo macho que eres, lo malote que eres y que sólo buscas pelea e insultar a los demás, ahora, ¿por qué no cierras la puta si no tienes algo que aportar, aparte de tu jodido ego? Creo que no estás cansando ya a todos con tu bravuconería. Es la última vez que me molesto en dirigirte la palabra, al menos hasta que digas algo de utilidad para nuestra supervivencia.

Aquel tío me sacó finalmente de mis casillas. Sé que es lo que estaba deseando, pero no pude reprimirme. Le concedía este último asalto, pero ni uno más. 

Contesté a Yormund, aunque algo tarde.

-Sí, satisface mi curiosidad, pero eso no significa que confíe en ti. Tu desmesurada defensa de Poron sin ninguna prueba, cuando había un testimonio firme acusándole de ser culpable, además de su dudosa reacción (recordemos que se puso nervioso y soltó alguna que otra incoherencia, que más de uno señaló), me sigue sin cuadrar.

Recuerda, tú mismo lo has dicho: la curiosidad mató al gato, no a la pelirrosa.

Miré hacia el suelo y sonreí, me estaba provocando deliberadamente y lo peor era que lo conseguía. Eche el brazo hacia atrás lentamente y luego, con un movimiento rápido, le solté una sonora bofetada que reververó en las paredes de la sala y le dejó lo dedos marcados en la mejilla.- Creo que lo necesitabas, a ver si espabilas.-  bajé la mano y suspiré. - No creo que en realidad seas un gilipollas, pero sí que te comportas como tal, lo que no entiendo es por qué.- suspiré resignada. -Sí vale, sufriste mucho para llegar a ser como eres, te convertirste en un tio torturado que no tiene objetivos en la vida y... bla bla bla. Lo que me jode es siendo humano como eras sabes lo que se siente, viven con el miedo a la muerte y a la enfermedad. He visto a tres generaciones de familias nacer, crecer, vivir y morir luchando cada día y apreciando lo que tienen aunque sea poco. A ti, aunque fuera con sufrimiento, se te concedió la posibilidad de vivir y lo desprecias. Estoy aquí para proteger ese sello y darles a ellos esa oportunidad.- traté de calmarme antes de continuar, esto no le venía nada bien a mi estado de ánimo actual.

- Es muy posible que eso me convierta en una jodida estúpida optimista, pero me gustaría pensar que voy a salir de aquí, volver a casa, aunque en realidad no me espere nadie, y hacer algo útil con la vida que se me ha dado. En mi caso es proteger a mi aldea, en el tuyo... está en ti buscarlo, yo no puedo decirte el qué.- me giré mirando con el ceño fruncido a Alice que, una vez más, se metía dónde no la llamaban.

Me senté junto a Andrew una vez más, ya había dicho suficiente, estaba en Liam aprovecharlo o ignorarlo. Sonreí a mi amigo antes de contestarle.- Yo también he decidido quedarme con lo mejor y creo que eso no debería cambiar la amistad que hemos forjado, sigues contando conmigo.

-El Gatito?- le respondo a Marceline- es solo un vulgar ladron... sin identidad propia... por el momento lo estoy descartando... pero Liam.... Liam... este sí que me tiene intrigado- le termino de decir a Marceline cerrándole un ojo.

Me señalo con mi índice

-Moi? ¿Vulgar? Ya te gustaría tener mi estilazo. Pero obviamente soy inocente, no estoy en mi lista de sospechosos. - Después me río de la pelirrosa.- Si, es cierto, la curiosidad mató al gato. Pero a Alice, la tacharon de loca cuando volvió a su hogar y quedó encerrada en soledad para siempre. Solo te falta terminar sola, por lo demás, equiparas a tu personaje a la perfección. Tal vez seas una buena aspirante al puesto de guardiana.- Me burlo.

"Si te crees mejor que Liam, con todo lo que barbotas por esa bocaza te acabas de poner a su nivel" pienso mientras la miro con desprecio.

-De hecho, lo que me sorprende es que califiques mi defensa del gitano de desmesurada. Teniendo en cuenta que le distéis una paliza entre trece personas, lo que definiría como desmesurado es el ataque. Lo que por cierto me hace pensar en ti, Spiderwoman.- Me giro hacia Ivhone y la miro directamente.- Después de prestarte una chaqueta ¿Me votas a mí? ¿Tan mal te ha sentado que sospeche de tu inocencia? Ninguno de los demás acusados por éste...- Señalo con el índice izquierdo a su homónimo derecho.- ... ha considerado ni que mi lista estuviera fuera de lugar, ni se ha ofendido o sentido amenazado como para votarme. Tu seguridad es como tu telaraña, te mantiene en pie, pero es frágil ante cualquier amenaza. Me pregunto si es porque eres así de insegura, o porque no te crees el papel que estás interpretando. Te recomiendo que tengas una buena explicación, porque estás en la cuerda floja, y no hay red por debajo a la que sujetarte. 

Sentí como la mano de Alexia cruzaba mi cara con bastante fuerza dejándome toda la mano marcada. Sin dudo puso mucho empeño en dármela, era consciente que era merecida, la pedía a gritos. Me llevé otro trago de ron para humedecer mi garganta, y sonreí bastante divertido, incluso se diría que era una sonrisa de victoria, dedicada ni más o menos que para la morena.

- Vaya, por un momento pensé que tenía que pedírtela directamente. - Dije en tono juguetón aún con la sonrisa en los labios. - Lo raro es que no me hayas dado otra o me dedicaras algún calificativo...adecuado. - La observé curioso, levantando una ceja sorprendido ante su actitud, dudando de si tiene una paciencia infinita o realmente se había contenido. - Espero que te haya servido al menos para descargar, y si quieres más ya sabes. - Comenté de forma despreocupado. - Si quieres ser una jodida estúpida optimista, adelante, es cosa tuya, yo no me pienso meter. Y el rubito tiene razón, quédate con lo mejor, si no....bueno, no importa. - No tenía nada más que decirle y terminé de dirigirme a ella.

Esta vez Alice replicó, y yo no pensaba perder la oportunidad de seguir en este juego que para algunos les parecía absurdo, pero a mí me entretenía. Total, no tenía mucho más que hacer, y estar como un animal enjaulado me ponía tenso, era una buena forma de pagar mi frustración con alguien.

- ¿Si quieres que cierre la boca por qué me das pie...pelirrosa? - Pregunté de forma despectiva a la Grovehn que se llamó así mismo por su color de pelo. Ya se notaba que estaba un poco ebrio, así que si hacia el ridículo me importaba más bien poco. - Y estoy de acuerdo con el gatito por mucho que me joda admitirlo, el puesto de guardiana te quedaría como anillo al dedo. Me apuesto una bofetada, sí, otra, a que ni uno de los presentes te aguanta. -  Reí ante mi comentario. A mí no me importaba admitir que caía mal a los demás, si me soportaban o no, me era completamente indiferente. De hecho, no conseguía pensar en nadie con quien haya conseguido hacer migas.

Y acabé finalmente, aunque si ella pensaba continuar no tenía intención de dejar pasar la oportunidad de otro asalto. 

- Y hablando de cosas útiles, para que luego no digáis que solo dijo gilipolleces, ¿nadie ha mencionado lo del tatuaje? estoy seguro que esconde un jugoso secreto y que tiene que ver con cada uno de los presentes, sus muertes, y de lo que es capaz de hacer. - Hice una pausa para morderme la lengua, quería dar pie a al conversación pero sin decir nada directamente, ya que aún no lo tenía muy claro.

-Es por eso -dije, dando un paso al frente- que ya fui elegida Guardiana del sello hace muchos años. Yo soy Elisabeth.

¿Estaba comiendo un error? ¿Había jugado mis cartas demasiado pronto? No podía saberlo en ese momento. Pero había llegado el momento de exponer la verdad. Mi verdadera identidad. Desenfundé mi daga y se la mostré a todos.

-Y este es Akerbeltz.

La joya que adornaba la empuñadura relució a la vez que la afilada hoja desnuda tras mis palabras, con el mismo ímpetu del macho cabrío. 

"Ahora es cuando la tomamos por loca."

-Ummm... que bonita es esta reunión de ex-alumnos... ¿Cuando sacáis la bola de espejos, el ponche y la música disco?

Eko continuaba escuchando las conversaciones con algo de desinterés. Liam parecía cada vez más fuera de lugar, y sus palabras hace mucho que habían dejado de tener algo de sentido. Sin embargo, consiguió provocar una reacción tanto en Alexia como en Alice, eso desde luego. Ante la bofetada de la primera Eko se preguntó si ella no estaría deseando hacer más que eso. Ninguna mujer que quiera hacerte daño real te cruza la cara. Y tras las palabras de la segunda tomó aire para hablar con voz grave.

- Joder, Alice. - Respondió Eko con un suspiro, sin ningún rastro de sorpresa. - Pues lo has hecho de pena.

Megan se encontraba tranquila en el hombro de Tetsuo, descansando de aquel duro momento y cuando Tetsuo dice algo, esboza una pequeña sonrisa y le responde - Watashi mo, Tetsuo-san -.

A pesar de todo, las conversaciones pasan de largo mientras ocurren. La mayoría eran lo mismo de lo mismo y por fin alguien había golpeado a Liam, pero él parecía disfrutarlo. Mas es el comentario de Alice el que llama su atención. Muchas cosas extrañas ya se habían visto, pero esto sería un acontecimiento aún más extraño. La antigua guardiana había sido recogida junto con su compañero por ellos. Ellos la habían visto muerta, pero decía estar aquí.

Por un momento, Megan se sentía aún más enfadada. Ella había perdido la esperanza de encontrar a los asesinos de sus padres, pero ahora la que podía tener respuestas estaba viva. Se había estado escondiendo de ella. Los ojos de Megan se vuelven intensos nuevamente y alejándose un poco de Tetsuo, le dice - ¿De qué hablas? ¿Cómo puedes ser la guardiana si el cuerpo de ella lo recogimos al entrar? - apretaba los puños para calmarse. Eran más sus ansias por respuestas, su curiosidad y su impaciencia que real odio hacia Alice.

Enarqué una ceja ante la "Revelación" de Alice antes de hablar con voz calmada. - Si eso fuera cierto, lo cual me cuestiono viendo que hasta ahora ni una sola vez has pronunciado bien el nombre de Elizabeth... Y viendo lo que le ha pasado al sello... Lo que me pregunto yo ahora es si ya habías decidido cambiar de bando antes de que llegáramos aquí, y no con la paliza que te dieron. - Me encogí de hombros antes de continuar. - En cualquier caso, Eko tiene razón. Vaya trabajo de mierda.

Observé atónito ante la confesión de la pelirrosa, no sabía si lo decía en serio o nos estaba tomando el pelo. Seguramente lo segundo, al menos lo que pensé en un principio, pero las posturas de la pareja Eko-Zyllah disiparon mis dudas ya que sorprendidos no estaban precisamente.

- Joder. - Solté confuso, aunque no es que me importara mucho saberlo o no. Miré mi petaca varias veces con recelo, si no me hubiera echado unos tragos a la boca juraría que era otra cosa.  - Si lo llego a saber....hubiera dejado tu cuerpo donde estaba. Es que ni me molesto. - El fastidio era notorio, ni tuve la molestia en disimularlo. Si ya ella me caía de puta pena, ahora más, su fracaso había desembocado esto. Como obsequio a su persona le dediqué una mirada despectiva.

- Hay cosas que es mejor no decirlas, y esta era una de ellas. Si ya de por sí tenemos una mala imagen de ti, esto no te ayuda precisamente. - Palabras duras incluso en tono hiriente. Y otro trago más, con suerte caería ante un coma etílico antes de tanta gilipollez de historias que uno no podía llegar a comprender.

"No caerá esa breva."

Andrew sonríe agradecido a Alexia. Lo mismo te digo, Alexia. En ningún momento he dudado de ti y lo que acaba de pasar no va a cambiar nada por mi parte.

Sigue disfrutando de la compañía de su amiga en silencio hasta que escucha las palabras de Alice. Algo cambia en él. Su mirada se ensombrece y una chispa de ira aparece en su mirada, una antigua ira reavivada por una entira. Se levanta y se acerca a la joven de pelo rosa para pedirle explicaciones.

Elizabeth... Debí haberlo imaginado por tu actitud. ¿Porqué fingiste tu muerte? ¿Porqué me hiciste creer que moriste protegiendo el sello? ¿Y porqué, mientras lloraba en la tumba de Valfar, me pediste que os contase todo lo que sabía sobre lo que pasó hace tantos años cuando tú ya lo sabías? Se muerde la lengua e intenta calmarse. En realidad ahora eso no importa. Los sentimientos de Azhariel hacia la joven son muy fuertes, pero ahora hay asuntos más urgentes que tratar y ella ya ha tenido su penitencia... ¿No? ¿Qué pasó aquí, Elizabeth? ¿Qué le pasó a la catedral y porqué se ha debilitado el sello si los buenos ganamos?

- De todas formas, una cosa clara. - Dice Eko mirando a Alice. - Si cuando todo termine sigues viva, Alice, no serás la Guardiana. Quien custodie el sello ha de hacerlo por convicción y no por sentirse culpable por los errores que pueda haber cometido. Luego pasa lo que pasa. - Añade entre dientes. - No voy a entrar en qué hiciste bien o mal, puesto que es evidente que no estabas preparada para el cargo, pero si esto acaba y sigues entre nosotros dejarás la Catedral. ¿Te parece correcto? - Pregunta al final con tono firme, dejando claro que sólo considera una respuesta posible.