Partida Rol por web

Aquel golpe en el suelo de Zoar hace que por un momento vuestras mentes tiemblen y de repente tras abrir los ojos, ambos estáis en una sala oscura... presidida, por la antigua figura de un hombre alado que de rodillas mira hacía suelo como derrotado. Flanqueado a ambos lados por un prendedor con una antorcha, y al frente una pared vacía en la que se delimita a ambos lados por dos grandes alas.

A pesar de las llamas todo parece frío y lúgubre, una sensación que os dibuja una mirada por un momento... y luego sin saber porqué ambos os miraís y contrais una de esas extrañas respuestas que según Vael, la Dama Oscura esperaba para alguno en aquel lugar.

Caminos diferentes os han traído hasta aquí…

La búsqueda de lo que nunca tuviste, de encontrar un camino donde por fin el nombre de Brif, tuviera un lugar.

Encontrar ese mundo que siempre te ha negado, y darte el lugar que mereces, , era la empresa que te llevó hasta este lugar, donde ahora como cualquier otro, intentas luchar, cumpliendo el mandato que ha dejado en tu mente esta tierra hostíl… el destino de Zoar, o puede que el de Madame Butterfly.

Antes de que todo siga a más, sin saber porqué os miráis, es en los ojos del contrario donde encontráis apoyo y sinceridad.

Una ligera mueca se marca en vuestro rostro mientras vuestras manos acogen el antebrazo del otro como en un antiguo saludo entre gladiadores.

Ahora sabéis que pase lo que pase, ya no estaréis solos… Pues aunque diferentes caminos os han traído hasta la vieja Oldland, ahora un único sendero marca vuestro destino… Unidos como amigos, como compañeros… quizás como algo más, eso solo lo dirá el tiempo. Pero al menos, evitando el camino de la soledad.

Basta una mirada para unir vuestra razón, para encontrar el consuelo sobre vuestro igual. Disfrutad de aquello que habéis encontrado mientras podáis, pues tan solo sabéis que existe ahora un destino unido, no sabéis aún cual.

Mis ojos se clavaron en aquel tipo tan peculiar. El golpe recibido por el hombre del doberman hizo que mi atención recayese sobre él. Fue entonces  cuando vi en él algo que no había visto antes. era excéntrico, pero único a su manera. Elegante, sofisticado, con un sentido del humor algo cínico. La forma en la que trataba a su cuervo, siempre pendiente de él... Era como si se entendiesen perfectamente.

Comprobé con horror que mi corazón, que siempre llevaba el mismo ritmo pausado y calmado, empezaba a acelerarse. Solo ocurría cuando estaba en peligro o cuando... No, no puede ser... La preocupación inundó mi rostro de golpe. Aquello había sido como un jarro de agua fría. Otra vez no...

Me había prometido a mí mismo que no volvería a sentir. Que no volvería a aferrarme a alguien, que no volvería a encariñarme de nadie. Solo yo importaba, lo demás eran cargas y sufrimiento innecesario. Porqué entonces ocurría aquello.

Volví a mirarle. Por mucho que quisiera no podía odiarle. Lo intentaba, pero no podía.

Tras recuperarme del golpe deparo que Brif no me observa como el resto. Había algo extraño en su mirada. Si es cierto que su música de alguna forma me cautivo y ejerció un efecto extraño en mí y en todos los presentes. Pero esta vez era algo diferente. Esa mirada significaba algo más...  Oldland  había despertado algo en lo más profundo de Zoar y el era la clave. En ese momento supe que nuestros destinos estaban ligados y sellados. Mi supervivencia ya no dependía única y exclusivamente de las decisiones que tomaba con Madame. Pues él había entrado en la ecuación y si quería salir de este lugar tendríamos que ser los tres...

Mi mirada se posa en la de Madame por unos instantes y después en la de Brif

-Gracias, por preocuparos...

¿Porqué? ¿Porqué no me insultaba? ¿Porqué no me gritaba? ¿Porqué no me echaba en cara que no había hecho nada ahí fuera cuando la figura le había golpeado? Todo habría sido más fácil. Pero no, en vez de eso era capaz de leer mis sentimientos y me lo agradecía. ¿Porqué?

Apreté los dientes con fuerza y aparté la mirada de aquel atractivo hombre y de su cuerpo. Esto ya me había pasado. Dije, aún sin poder mirarle. Me acerqué a aquella estatua. Aquella estatua que parecía derrotada, al igual que empezaba a sentirme yo. 

Yo... Me enamoré. Hace tiempo. Éramos uña y carne. No había nada ni nadie que nos hiciese frente. Una lágrima asomó por el ojo derecho al recordar aquellos momentos que hasta entonces habían estado enterrados. El mundo era un lugar feliz donde vivir, todo estaba bien si estábamos juntos. En medio de toda la destrucción, él era una luz de esperanza.

Se me trabó la voz. No pude hacer nada cuando aquellos semidemonios nos atacaron. Se suponía que iba a ser fácil. Yo los iba a dejar fuera de combate con mi música, en el momento en que la oyesen caerían en una oscuridad total y no podrían defenderse. El tono fue volviéndose más trágico

Él salió con su puñal en mano y fue entonces cuando lo atacaron. Diez contra uno. Mis ojos reflejaban el horror que sentí en aquel momento. Lo destrozaron,  no quedó nada de él. Mis demás amigos, al verlo, intentaron ayudarle, solo para acabar igual que él.

Solo quedé yo, aferrado a Vind, mi violín. Todos los que quería, todos los que he llegado a querer murieron allí. Me prometí a mí mismo que no volvería a querer, que nadie despertaría sentimiento alguno en mí salvo, tal vez la ira. Miré a los ojos a Zoar. Y he fallado a mi promesa.

Cabizbajo, me senté justo donde miraba aquel alado ser. No quiero... No quiero que eso se repita. La determinación asomó un poco en mi mirada. ¿Qué es lo que puedes hacer? Seguro que si colaboramos podemos salir de aquí. ¿Tú también has recibido un poder, verdad?

Escucho atentamente sus palabras y una vez ha concluido.

- Historia triste, sin duda alguna... me quito el sombrero y lo llevo hacia mi pecho. Perder a seres queridos no es ningún menester y más si se trata de una muerte trágica. Quedaros con los buenos recuerdos pues estos son los que perduran, al menos, en vida. La muerte esta tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja...no la malgastes atormentándote.

 El agudo graznido de Madame Buterfly resuena en la sala. Gracilmente esta se posa sobre el hombro de Zoar y observa con curiosidad al joven. Una ligera sonrisa se esboza en mi rostro.

- Mi pequeña la acaricio con suavidad ¿acaso estáis celosilla? No os preocupéis, siempre estaré a tu lado...  Sabes, he pensado en ti en todo momento y en alguien muy especial para vos... mi dulce caprichosa. Vuelve a graznar esta vez más suave. Si, ella... quien sino.

Levanté la mirada hacia Zoar. Sus palabras eran sabias, pero... Volver a acercarme a alguien significaba volver a tener un punto débil, una razón para sufrir. Suspiré. Las palabras que le dedicó a su cuervo hizo que una sonrisa apareciese en mi rostro. Vayas donde vayas tú siempre tendrás a alguien al lado.  Comenté. Vosotros. Corregí.

Si iban a salir de allí juntos sería mejor que empezasen a confiar el uno en el otro. Yo... Puedo ver la verdadera identidad de la gente. Puedo ver lo que esconden, su objetivo. ¿Tú? ¿Tienes algo que pueda sacarnos de aquí? Pregunté.Solo esperaba que estuviéramos del mismo lado. No quería que acabásemos como Romeo y Julieta.

Asiento complacido ante las palabras de Brif. -Así que poséis el don de la videncia. Meso mi dolorido mentón mientras un mundo de infinitas posibilidades se abre ante mí.

- Dicen que un maestro titiritero maneja los hilos de sus creaciones otorgándoles el don de la vida mientras dure la función. Tiene la habilidad de asignarle el rol que desea pues esa es su voluntad y los títeres carecen de ella. Aprieto el puño -Yo tengo el don de doblegar voluntades y hacer que bailen a mi voluntad... pero créeme que sus vidas se acaban convirtiendo en un autentico tormento y muchas de esas voluntades acaban implorando por la muerte.  Así que Brief si lo que buscáis es vivir en una autentica agonía solo tenéis que pedírmelo y os concederé ese deseo. Una extraña mueca se dibuja en mi rostro que poco a poco se torna en una sonrisa. -Pero puedes estar tranquilo, pues ese no es mi estilo... Prefiero otorgarles la sensación de la efímera libertad, sus ansias de vivir se incrementan y hace que su compañía sea mucho más grata.

Acaricio en el pecho de Madame. -Veréis ella es caprichosa y ha posado sus ojos en Kimberly una muchacha educada, amable y refinada... y bella todo hay que decirlo.

Alcé una ceja, extrañado. No entiendo. ¿Puedes... decidir el poder de alguien? Si era así, podría haber una posibilidad. Mi poder solo lo puedo usar una vez al día, ¿el tuyo también es así? Comparado con lo que yo podía hacer, lo que Zoar era capaz de hacer era increíble. Daba miedo. Por un momento agradecí que estuviese de mi lado.

Entonces... ¿De qué lado estás? Pregunté. Parecía un poder oscuro, cuanto menos.

-No Brief, mi poder es hasta que la muerte nos separe... añado con una amable sonrisa

Asentí. Íbamos a ser tres, no dos. ¿A quién harás tu siervo? Pregunté, con curiosidad. Es una decisión importante. Si tenemos suerte nos puede ayudar mucho.

Hay algo más... Dije, de pronto. Mis ojos centellearon, con una rabia contenida. Quiero que todos mueran. Todos y cada uno de ellos. No seré yo quien lo haga, ya he matado suficiente. Esta vez quiero ser el que se queda entre las sombras mientras otros se ensucian las manos.

Miré a Zoar. No había otra manera, iba a tener que arrastrarle. Lo siento, supongo que te verás arrastrado por mí. Pero... tal vez podamos conseguirlo.

-Ya os lo he mencionado, he pensado en la señorita Kimberly. Desde el principio fue amable y cortes. Tanto que Madame se encapricho con ella. Es perfecta pues no levantaría sospecha. Ella desconocería nuestra relación en un principio, claro está. Esbozo una sonrisa pícara.

Kimberly... Podía estar bien. Concedí. No es la que yo hubiese elegido, yo habría ido con alguien que haya participado más, alguien con más relaciones y del que la gente se fíe. Me encogí de hombros. Pero es tu habilidad, tú decides. No tenemos más información, así que es un poco dar palos de ciego.

Pues está decidido. Saldremos de aquí y nos llevaremos con nosotros a quien haga falta. No pienso morir aquí.

Arqueo una ceja. -Participativos, por dios... Si una mísera tumba aporta más conversación que muchos de ellos... Pienso, que ella es idonea, ya que sabe pasar desapercibida y creo que es algo primoldial . Aun así ¿A quién propones tu?

Asentí. Parece que no vamos a estar solos en esto. Dije finalmente. Me levanté. Nada de derrotismos. Tenía que salir de aquel lugar. No había llegado tan lejos para que ahora me rindiese. Además, ahora tenía dos razones por las que luchar.

Dejaré que tomes la decisión tú. Dije. Tal vez sí que sea más inteligente que el primer esclavo sea alguien más sensato, más callado. Ella estará bien. Tú solo intenta ganártela, que no se piense que es un castigo. Intenta que... Esté a gusto con su nueva condición. Dije aquello con frialdad. Kimberly me daba bastante igual, engañarla no me causaría remordimientos y nos interesaba. No actúes como un tirano con ella. Incluso podrías inventarte algo, como que, al unirla a ti, si consigues sobrevivir tú y ella no, la salvarás o alguna tontería que se te ocurra. ¿Te parece bien? Pregunté. Así estará contenta y no te delatará.