Partida Rol por web

Vi como las acusaciones venían a mi, por lo que suspiré aliviado.

- tienen razón... soy semilla...- miré los ojos de quienes me acusaban- pero no siempre lo fui y si me dejan trataré de explicar como llegué a serlo, en la medida que yo mismo lo he llegado a entender; cuando llegué a Oldland, solo tenía el poder  de defenderme de las semillas, nada más; sin embargo cuando el falso rey murió, algo o alguien hizo que entrara en mí un odio y sed de venganza que no había conocido y solo desde ahí me convertí en semilla; entiendo que quizás mi muerte haga que recobré mi verdadera naturaleza, esa que la muerte de Alastor me quitó- me giro a Theora y le miro a los ojos- cuando dije que te protegería, lo dije en serio, incluso cuando me convirtieron en semilla, pude hacerlo, en tu muerte no tuve nada que ver- luego miré al grupo y dije:-no puedo delatar con sus nombres a los otros que quedan; sin embargo, lo único que puedo decir es que ni los rapiñeros ni los que se creen letrados son confiables... bueno hagan lo que tengan que hacer y libérenme de este hechizo o lo que sea...- dije mientras dejaba a mi fiel compañera colgada a mi espalda, mostrando que no me defendería.

Mi rostro sin expresión reflejó alegría, ya se estaba haciendo común ultimamente, al fin me tomaban en cuenta... Ya no hay tanta soledad...

- Bueno, creo que todos los que se dirigen a mi tienen razón, excepto porque no soy manipuladora... Como he dicho anteriormente no tengo un poder para saber y contribuir en sus decisiones. Pero si soy un apoyo para traer con ustedes a quienes si apoyarán...

Al principio, antes que Yaiza muriera por primera vez, compartimos un espacio... Que actualmente comparto con otros más. Digo sin mirarlos. - No lo cree ni yo ni Yaiza, simplemente llegamos, otro Oldland... Miro a Theora. - Desconozco como sabes de eso y te creo lo que me dices de tu unión con Noi. Confio en aquellos que cayeron ante los traidores, pero no descarto el cambio en el tiempo. Pero por ahora te creo y si me equivoque en mis dichos me disculpo.

Lo que voy a decir ahora puede que me traiga una muerte segura por los traidores, pero me importa que tomen la decisión correcta... Yo manejo mis hilos de soledad para traer sirvientes desde la muerte. Yaiza era uno de ellos y la reviví porque también cayó ante ellos... Incluso tu Theora ibas a ser uno de ellos pero alguien o algo te revivió antes.

Me sorprendo ante las palabras de Oliver, pero no digo nada.

- No contribuyo, me uno a todas las decisiones que han tomado, analicen el pasado y compruébenlo. No hay más que pueda agregar, tomen su decisión y les pido no se equivoquen...

Y mientras las palabras de Raffariel terminaban en sus labios, un súbito dolor hacía que esta cayera de rodillas, acercando sus manos temblorosas allí donde debía estar su corazón.

Su piel cetrina y maquillada, iba tomando un tono cercano al ónice, cambiando lo blanco por oquedad, dibujando el semblante de la muerte en su rostro antes de exhalar.

Sus ojos se inundaron en muerte, antes de solar una lágrima lanzar su cuerpo sin vida contra el suelo... de aquello nació un solo golpe sordo, que lleno la instancia de aquel frío y de soledad...

Un sonido vacío que empezaba a llenarse con un pequeño replicar, un sonido que iba creciendo cercano a las ruinas.

Poco a poco aquel sonido parecía hacerse lento pero insistente, como lo hace la sangre al caer... Y fue entonces que sentisteis aquellas gotas del color carmesí como se fundía con el suelo mientras su origen se tambaleaba entre vosotros sin fuerza ni apoyo...

Las manos de Sarghagas buscaban sus labios que como una fuente a medio abrir vertían aquella sangre poco a poco mientras se precipitaba sobre el suelo el también.

Con el cuerpo ya tendido la mirada de Sarghagas os recorría a todos, pare terminar en el cuerpo inerte de Raffariel, y cerrar la mirada, aceptando aquella débil línea que lo volvería a hacer morir.

La tarde avanzaba, mientras los cuerpos tendidos mostraban, que la ciudad seguía viva... y aquel maldito destino parecía no terminar.

La confesión de Oliver y la repentina muerte de Raffariel junto a la de Sarghagas hicieron que Nói alzara las cejas sorprendido.

-Olenna, ¿Ha dicho algo mas Yaiza al respecto? Y ahora que Raffariel a muerto y demostrado sus palabras, ¿Aun estáis reunidas en aquel lugar? -Pregunto primero a la mujer antes de preguntar al hombre.

-Oliver, ¿Insinúas entonces que aun quedan mas semillas a parte de ti? -Se rasco la nuca un tanto frustrado y contó mentalmente a los miembros que seguían con vida. -Cuantos mas quedáis.

Los acontecimientos no eran nada bueno, si bien conocer quienes eran las semillas y la confesión de la manipuladora era beneficioso para todos, solo sentenciaba a Nimay a no volver mas, me acerque a su cuerpo.

-Por favor, si alguien puede traer de vuelta a Nimay, que lo haga, el merece una oportunidad...- 

Esa sensación de que Oldland no le devolvería el aliento de la vida, no me agradaba, si otros habían regresado, el también debiera.

Mis ojos nuevamente fueron con Olenna... -Creo que esta todo ya resuelto, por favor ayúdame a traerlo de regreso...-

La cabeza de Olenna se inclina ligeramente, aceptando las palabras de la mujer de fuego. Con lo que ella ha dicho es suficiente. Mira entonces a los que quedan antes de escuchar las palabras de la chica que grita primero y la confesión del negro después. Entonces empieza a moverse rodeándolos a ambos, observándolos, evaluándolos. Sus ojos pasan de la garganta de la Melknhar a los músculos del de la guadaña, y luego de vuelta a ella. Y mientras camina escucha hablar a la chica de cara pintada, pero sólo la mira cuando ella habla de su papel en el asunto de Yaiza.

En el momento en que la chica empieza a agonizar, sin embargo, los pasos de Olenna se detienen, como si el tiempo también lo hubiera hecho. Por puro instinto adopta una postura de estar preparada para cualquier cosa, lista para saltar en cualquier dirección, y más aún al ver cómo el hombre alimaña se une a esa agonía.

Sin embargo ambos mueren y parece que el momento pasa. La Grovehn se acerca a los cuerpos entonces, aunque no llega a tocarlos. Se toma un instante para observar, y luego se dispone a hablar. Su voz suena grave y seca, y al primero al que responde es al viejo.

—Yaiza ha hablado —enuncia—. Dice que ella —expone haciendo un gesto para señalar el cuerpo de la chica de cara pintada— es inocente.

Tras esas palabras mira a la niña y asiente con gravedad.

—El elefante está donde quiere estar —le dice con tono calmado—. La rueda le espera —añade después, como si eso tuviera que significar algo—. Pero le diré.

Después de eso vuelve a mirar a los que quedan, que cada vez son menos.

—Cada vez son más muertos —expone—. Cada vez hablan más. Todos tienen ideas y tonterías. Algunos mentiras, otros verdad. Pero ya sé cosas. Sé que el negro es semilla —enuncia, repitiendo las palabras que un rato antes había pronunciado—. Y sé quién nos mete.

—Conocemos una semilla, pero hay más: esto no acaba hoy. Cinco no estáis dentro. Si matamos al negro, cuatro. Ella mete a dos, quedáis dos fuera. —expone poco a poco—. Hoy cinco muertos ya. Si mañana mueren esos dos, todos dentro. Si no mueren, pero las luces han enseñado a quien mete cómo volver, mañana todos dentro. Si no mueren, pero las luces le han dado una capa de hielo, mañana todos dentro —Entonces niega con la cabeza—. Este atardecer cada uno, cada uno. Pero yo miro a quien mete. —Y con esas palabras alza el bastón señalando a una de las dos Melknhar que quedan, a la que grita—. A ella.

- Tenía mis sospechas sobre ella. - Digo mientras me acerco a Olenna. - Pero antes de juzgar y saber cómo actuar en consecuencia, me gustaría saber por qué nos lleva allí. Qué gana con ello.

Algo se me escapaba. Había pensado que aquel lugar era una ventaja pero ahora dudo, y me arrepiento de querer que Olenna estuviese allí, si eso conllevaba un peligro para ella.

—No sé por qué —enuncia Olenna separando por un instante los ojos de la chica que grita para buscar los de Sylvia—. Pero sé que no es bueno. Los muertos lo dicen. La de fuego lo dice.

—Llegué y pregunté de quién era la cabeza: no dijo. Dijo «no sabemos nada». Pregunté más veces: no dijo tampoco. Y ahora acaba de apoyar a la niña cuando sospechó que ella —enuncia señalando con el bastón a la chica de la cara pintada— era la que nos llevaba.

—Miente, y dos —expone haciendo un gesto hacia el hombre alimaña y la chica que acaba de morir— han muerto por eso. Y una era quien había traído a Yaiza.

—Las semillas matan. Morir está bien. Todo el mundo muere. Pero los muertos dicen que lo de ella es peor.

En ese momento hace un gesto hacia la Melknhar con la barbilla.

—Explícate sin mentiras —le dice—. Pero es difícil explicar las mentiras.

Me alegro con el recibo de mi compañera, ademas de dedicarle una enorme sonrisa. - Tenia ganas de verte - Luego llevo mis ojos a quien primero intuyo, luego sé, será la siguiente semilla a erradicar: Oliver - Se notaba alguna rebusca suelta –en la gente- pero no me lo esperaba de alguien tan aparentemente “perdido” - comento haciendo su gesto de comillas. El basto negro cuenta su historia como semilla confesa, pero no siento compasión alguna, tan solo arrugo el entrecejo... Aquí no se ha tenido consideración con mi delicada figura. Resoplo el pelo de mi cara una vez mas.

Y pasan muchas cosas, pues Raffariel se adelanta probando el sabor de la muerte, pero junto al hombre de las ratas... y esto descuadra un poco mi expresión con innumerables pestañeos. Después digo - Creo comprender lo que decía la calavera mejicana. Es decir... no era la dueña de la reunión de cautivos – bueno... costara un poco más. Yaiza sigue pesando entre los muertos.

Pero si no fuese suficiente, me quedo totalmente helada con las palabras de Olenna. Primero me niego. Frunzo el ceño mientras escucho, pues de inicio no me da la real gana de creermelo. Entonces sostengo la mano de Vyka con el mismo cariño que días antes. Poca gente me ha prestado su atención desde mi llegada a este lúgubre paraje. Pero...- ¿Vyka...? - vuelvo mi cara a ella con una pequeña sonrisa mientras, de nuevo, vuelvo a observar las marcas de su cara con la mirada entrecerrada, como la primera vez... ¿No, verdad?.

Vyka mira a Olenna y se sorprende. No sabe cómo sabe todo eso pero sin temor asiente - Es cierto... - mira a Smel.

- Es cierto que soy yo quien ha creado ese lugar pero lo he hecho solo para poder indagar a quienes llevaba - se detuvo y miró el cuerpo de Raffariel y Yaiza.

- Al ser de las más silenciosas, las escogí primero, para ver si en un entorno más privado y amigable decían algo que ayudara a vislumbrar los malvados, por eso creo que Yaiza asumió rápidamente la inocencia de Raffariel. Pensó que tenían un vínculo especial desde antes que la trajera de vuelta -. Luego, siguió y miró a Sylvia.

- Al ver que no lograba obtener mucho de ellas, entré yo misma con Sylvia. Pensé que con un referente de confianza, dirían más cosas - se giró hacia la Grovehn del martillo y miró a Deidre - Después escogí a Bethanny y a Deidre porque sospechaba de ambas, y resultó que tenía la razón sobre Deidre. Mi idea funcionó y ella confesó todo delante de nosotros - dijo tranquilamente.

Luego, se volvió a girar a Olenna y dijo - Y te escogí a ti porque tú pediste entrar. Debía escoger a alguien más, así que escogí a Sarghagas, pues parecía tener información valiosa. O así lo pintaste tú - dijo.

- Ese lugar no es peor que los asesinos porque nunca pretendí llevarlos a todos. Realmente llevaba a aquellos de los cuales sospechaba para poder indagar de mejor manera. Siento haberte mentido, Olenna. Pero si hubiera revelado que era yo, ninguno hubiera seguido compartiendo información - dijo tranquilamente y luego prosiguió.

- Otro motivo por el cual no pensaba llevarlos a todos es porque no pensaba llevar a Smel - la miró y continuó hablándole a Olenna -, así que decidí solo llevar a aquellos que me generaban sospechas. Y no mentí al apoyar a Theora. Es verdad que sospechaba de Raffariel, pero no de la misma manera - dijo aún con un tono de tristeza.

- No es difícil explicar las mentiras cuando mientes para conseguir un fin. No sabía yo que la matarían y que era ella quien había traído a Yaiza de vuelta porque nunca lo compartió. Es más, iba a revelarme antes de que alguien más lo hiciera pero bueno, no fui yo quien pidió aquello. Yo apoyé la caza de Oliver en todo momento y servía más demostrar mis palabras al mostrar que no llevaría a nadie más - miró a Olenna y luego a los demás.

- No sé si tengo una cubierta de hielo, lo dudo porque no vengo de una tierra de hielo, pero es cierto. Tengo esa salvación. A pesar de eso, todo lo que he dicho es cierto y no hubiera revelado mi propio lugar secreto yo misma de no ser que realmente lo estuviera usando para desenmascarar a quienes hacían esto. Si realmente quisiera llevarlos a todos allí, ni siquiera me hubiera molestado en intentar detenerlos -.

- Esto es todo lo que tengo que decir. Sin ataques futiles, sin mentiras. Si esto se resume al Grovehn y yo, que así sea. Pero yo no voy a usar más mi poder. ¿Él hará lo mismo? Por mi parte, yo fijaré mi mirada en él -.

En cuanto la Melknhar empieza a hablar los pasos de Olenna vuelven a rodearla. Escucha sus palabras una a una, y deja algunas en el suelo de su mente para analizarlas más tarde. No esconde que no le gusta lo que dice, y conforme camina el agarre en su bastón se va volviendo más firme.

—Por unas cosas, por otras, pero todos los días llevaste —expone con seguridad. Luego da algunos pasos más hasta quedar frente a frente, taladrándola con la mirada.

—Y si el sitio no es malo —prosigue—, ¿por qué no ibas a llevarla a ella? —Ladea entonces la cabeza—. ¿Por qué no habrían compartido información por ser tú? ¿Por estar en tu cabeza? ¿Por desconfiar de ti? ¿Por qué, si el sitio no es malo? —pregunta antes de negar con la cabeza de nuevo—. No. Mientes. Y vuelves a mentir.

—Dices no mentiste al apoyar a la chica lista, pero dijiste «hice la misma deducción que tú» —cita—. Dijiste «apoyo tus palabras». Eso es mentir. No hiciste misma deducción, porque ella dijo que la de cara pintada nos llevaba, y tú sabía que no era verdad.

—Claro que apoyas la caza del negro —prosigue—. No está dentro, y no eres tú. Dices querías demostrar tus palabras. ¿Qué palabras? No habías dicho nada. No dijiste que eras tú, y por eso dos han muerto. Dos útiles y que ayudaban a sobrevivir.

—Si tienes protección eres más peligrosa —asegura después—. Si no actuamos ya, tienes tiempo de meter a todos. Aunque no metas hoy, sólo tienes que esperar a que las semillas maten los de fuera y meter los últimos. Y si van a ti, tienes protección —dice ladeando su sonrisa—. Bien pensado, pero yo también pienso. Yo escucho. Y de ti escuché mentiras.

Tras esas palabras guarda un instante de silencio. Parece haber acabado de hablar, al menos hasta que sin mover los pies acerca su cabeza, como para mirarla más de cerca.

—Pregunta —dice al final, anunciando que viene algo que espera que sea respondido—. ¿Qué pasa si todos dentro? Hasta tú hablas como si tuviéramos que tener miedo. Pero yo no tengo miedo —asegura antes de mover levemente la mano del bastón—. Yo tengo un palo.

- Así es, traté de aprovechar lo que Oldland me dio, al igual que haces tú. Todos los muertos dicen que escondes información. Sea cierto o no, usas el don de Oldland de la mejor manera que se te ocurre - seguía respondiendo calma -. Yo llevé todas las noches y ya di mis motivos, los cuales no repetiré. Las únicas personas de las cuales no sospechaba al llevarlas era de ti y de Sylvia. De resto, todos eran sospechosos para mí. Bueno y Sarghagas pero solo porque dijiste que era de fiar - le dijo firmemente.

- Creo que estás entendiendo las cosas mal. Yo dije que otro de los motivos por los cuales no quería llevarlos a todos era porque no quería llevar a Smel. Si los llevara a todos, eso la incluiría a ella. Por lo tanto, no lo haría. Es más, si creías que el sitio era tan peligroso, ¿Por qué querías ir? - le preguntó con una curiosidad real.

- Yo no planeaba meter a nadie más pero como dijiste que revelarías información, te llevé para que pudieras hacerlo. Después de esto, revelaría que era yo, pero la verdad no contaba con que asesinaran a Raffariel todavía - miró a Bethanny y se giró hacia Olenna una vez más.

- Yo apoyé la parte en que decía que su falta de colaboración, su silencio y demás. Es cierto que sabía que no era ella y en eso mentí, pero igualmente sospeché de ella hasta el momento en que dijiste que ella había devuelto a Yaiza. Lo cual fue hace muy poco -.

- No metí al negro porque estaba casi segura que era semilla y que no serviría en la búsqueda. Prefería meter a aquellos de los cuales tenía dudas para esclarecer un poco la situación. Y es cierto que si no actúan ya, podría meterlos a todos, pero no lo haré. Porque mi último uso iba a ser contigo - cruzó los brazos -, así que te pido que dejes de poner palabras en mis labios o pensamientos en mi mente que yo no tengo. Tal vez tú lo creas así porque los únicos que te hablan son semillas que quieren convencerte de dejar a sus compañeros en paz y me usan de chivo expiatorio. ¿Por qué con Deidre tuviste compasión sabiendo que era semilla? Dijiste que no hacía bien su trabajo pero igual yo no quería correr el riesgo. Es un poco injusto, ella sí era un agente del caos. Si crees que todo es blanco o negro, es tu problema -.

- Si todos estuvieran dentro, tendría mi propio ejército. Y yo temo de mi poder si me matan para obtenerlo. Alguien podría matarme para robarlo y usarlo para crear su ejército. Yo no lo haré. Si quieres creer que mis verdaderas intenciones son verme inocente a los ojos de todos para que caiga el Grovehn en vez de mí, es porque tal vez tú usarías el poder de esa manera de tenerlo. Yo no. A mí no me interesa la gloria, no me interesa tenerlos a todos. Yo solo quería contribuir y lo hice al delatar a Deidre. ¿Dices que Raffariel y Yaiza ayudaron a encontrar semillas? De acuerdo, yo también lo hice. Yo no quería que murieran, solo quería saber cuál era el papel de Raffariel y tuvo que morir para que se hiciera conocido. A Deidre le tuviste piedad. ¿Por qué temes tanto que yo les voltee la espalda cuando siempre he buscado encontrar a las semillas? Además, me estás tachando de mentirosa pero reitero, todos los muertos dices que les mientes y manipulas información. No les crees cuando acusan pero les crees cuando dicen conocer mi poder y el uso que le doy mejor que yo. A mi juicio, estás siendo bastante injusta -.

Mira al resto y por último a Smel - Yo he dejado mis intenciones claras. Queda en ustedes creerme o no hacerlo. Y como dije, si esto se limita entre el negro y yo, que así sea. Yo doy mi palabra de no llevar a nadie más a mi pequeño mundo pero dudo que las semillas nos den tregua. Y no, no esperaré a que maten para llevar a los sobrevivientes, aunque Olenna quiera hacerme creer que eso es lo que quiero - la miró con reproche y volvió a Smel -. La pregunta final es: ¿Quién de los dos será? - se mantuvo alejada de su amiga. No quería involucrarla en este asunto. Ya había vuelto, merecía disfrutarlo.

Con los ojos fijos en la mujer y los dedos sujetando su bastón, Olenna escucha sin alterarse todo lo que ella dice. Su expresión es casi inmutable, aunque en más de un momento se perfila en su rostro la sombra de una sonrisa, como si aquello fuera un combate y la otra hubiera dejado la guardia baja en más de una ocasión. Y esa sonrisa se amplía justo al final, cuando siente que llega tu turno.

—Respondes a lo que quieres, lo que no lo dejas —asegura—. No dices por qué no la llevarías a ella, pero tenemos que creer que el sitio es bueno.

Después de eso hace una pausa.

—Dices los muertos dicen que miento —enuncia con seguridad—. Dices los muertos dicen que oculto —Niega entonces con la cabeza antes de ladear el rostro—. ¿Sabes qué muerto dijo que miento? El de las cartas, ninguno más. —Entonces hace un gesto señalando al oriental, a la niña y a la chica del cocodrilo—. Tienes aquí tres muertos. Pregúntales si miento. Y ocultar no dicen los muertos: yo digo que oculto. Lo digo desde el principio, desde la mujer globo. —Se encoge entonces de hombros—. Claro que oculto, porque si dijera lo que sé y cómo lo sé, las semillas podrían elegir a quién ir. Sé tres que devuelven vida. ¿Quieres que lo diga para que las semillas elijan? —Niega con la cabeza—. Yo no.

—Dije quería entrar porque no sabía que era así. Hablaban de un sitio de reunirse. De un sitio bueno. Sólo la chica lista —Hace un gesto con la cabeza— decía era peligroso. Y ahora tú. Dices que es injusto que crea muertos cuando dicen que el sitio es malo. Pero el viejo lo ha dicho también la niña, y ella —dice moviendo ligeramente el bastón en la dirección de la mujer de fuego— dice que amenaza Oldland.

—Claro que apoyaste a cazar semillas —prosigue después—. Podían matarte. Pero la chica lobo también ayudó, y era semilla. Y claro que di oportunidad, pero también dije que cuando no hubiera asesinos moriría ella. ¿Qué es mejor, tenerla ayudando y confiada, o tenerla sólo ladrando?

—Los únicos que me hablan no son semillas. Yaiza no es semilla. El hombre rata no es semilla. Yo escucho vivos y escucho muertos. A las semillas también las escuchaba cuando estaban vivas, y no las creía. Ellas decían que la que nos llevaba era la niña, y no las creí. Y eras tú.

—Dices tu último uso iba a ser conmigo. Dices ibas a confesar. Pero pudiste confesar desde que yo entré, y no hiciste. No hiciste cuando pregunté, no hiciste cuando acusaron a otros. —Niega una vez más con la cabeza—. Dices me metiste para que contara mi secreto, y luego confesabas, pero no confesaste. Dices no contabas con que la de cara pintada muriera. Pero allí dentro dijimos que dos eran peligrosos, el asesino —señala al negro— y el que metía. Alguien dijo que mataría a uno, y el otro caería al atardecer. Y no dijiste nada. ¿Cuándo ibas a confesar? —Sonríe entonces, como si la respuesta fuera evidente—. No ibas. Ella —expone señalando a la de la cara pintada— iba a morir, sabías que iba a morir. Y te parecía bien. A lo mejor luego dejabas de meter para creyéramos que era ella, no sé. Pero sé que no confesaste cuando dices que querías, pero sí hablaste de otras cosas. Y yo no dije que ella devolvió vida a Yaiza, yo sólo repetí. Eso lo dijo ella antes de morir.

—Yo sí usaría poder para hacer ejército, claro. Si eso me hace vivir, hago eso. ¿Sabes qué más haría? No diría nada hasta que me pillan, y cuando pillan diría que no meto a nadie más. Y al final, cuando queden dos, los metería. —En ese momento aprovecha para hacer una pausa. Su discurso ha dilatado un poco sus pupilas, pero sus músculos no están tensos—. Puedes decir esa soy yo, y tú tú, y cada uno, cada uno. Pero si querías decir verdades y no había truco malo para todos habrías hablado antes. Pero no hiciste.

—Hasta tú dices que si no vamos por ti ya puedes meter todos. Yo no arriesgo. Porque prefiero muerta, que se vuelve, o que no se vuelve pero es normal, que ser ejército tuyo.

—Dices no metes a nadie más —añade después—. Pero si quedan dos fuera, uno es semilla y otro no. ¿Convertirás en ejército, o dejarás que la semilla mate? No vas a querer morir. Nadie quiere. Harás ejército.

Guarda entonces silencio unos instantes. Su mente parece trabajar, como si buscara algún tipo de solución, y cuando vuelve a hablar su voz suena como si lo hubiera hecho.

—Yo hoy voy por ti. Quitarte protección es bueno. Si no quitamos, puedes meter todos sin tiempo a pararte. Eso no es matarte. Está bien.

—Voy por ti. Escucho vivos, escucho muertos, escucho piedra. Si hoy no metes y fuera siguen muchos, no vuelvo por ti. Será mejor que ahora, porque no tendrás protección. Podremos pararte si hace falta. Pero ahora voy por ti, porque si no vamos hoy puedes meter todos.

Luego vuelve a guardar silencio. Sus ojos aún escrutan en los de la Melknhar, incesantes, y al volver a hablar lo hace con seguridad.

—Pero no creas mal. Que mañana no vaya por ti no significa que confíe. Has mentido y dos han muerto. Eso no se borra. Esa muerte podía ser para una semilla. Entre esa muerte y el atardecer podíamos terminar. Pero tu mentira los ha matado a ellos, y a los que la semillas maten hasta que acabe.

Finalmente aquel que llamaba titiritero o flautista, apareció como ya lo hicieran otros en el pasado y al parecer su intención no era otra que crear un ejercito, pero por que.

-Que ya no busques a mas gente, no significa que hayas terminado, si el hombre negro acaba con alguno fuera de ese circulo, estarás mas cerca de llegar a tu objetivo sin tener que arrastrar a nadie más. Para que crear un ejercito. Cual es la razón real de todo aquello, que buscas con eso realmente. -Era obvio que Nói no creía que ella solo buscara a los asesinos, algo más debía esconder.

Pero no quiso esperar la respuesta de la mujer antes de preguntar al resto.
-Sin ser claras sus intenciones, ¿No es casi tan peligrosa como las semillas? -Miro a Oliver, de quien aun esperaba una contestación y le hizo una segunda pregunta- Tu que piensas de Vyka.

Se me apaga la sonrisa entre largos interrogantes mientras Vyka me admite su posición. Y vuelvo a escuchar a ambas intentando encajar lo que mi compañera comenta, entre lo que Olenna explica. Pero me paro cuando la pelirroja me hace esa ultima pregunta, con la cual tan solo hago quedarme en blanco mirando al negro con la mirada entrecerrada...

Aun tras todo señalo a Olenna - No creo que oculte nada vitalmente necesario, las semillas no decían cosas muy útiles, de hecho. Pero Olenna sí iba contando detalles, aun sin preguntar – veo menester aclarar esto.

Luego voy hacia mi compañera – Quiero entender casi todos tus puntos, excepto parte del mio. No soy tan pragmática como otros de cara al resto, pero... de utilizar tu pequeño mundo en favor de la búsqueda de semillas me habría ayudado que me “atrapases” de las primeras, no que me excluyeses, aunque así me alejases de la idea de crear ejercito - Algo que ahora no puedo dejar de agradecer por dentro, aunque se me hace contradictorio.

Tras mi acceso a la muerte intenté beneficiarte con los sellos – mi expresión denota que no estoy muy convencida - Esta vez mentiría si dijese que te sigo, Vyka - Soy sincera con lo que estoy escuchando, pues lo que creía choca directamente con lo que no quiero creer.

-Tu postura defensiva es la misma que usaste con Deidre, cuando ella te apunto como la responsable de que las llevara a ese sitio, la misma postura que ahora adoptas al ver a Olenna justificar tu acción, sin duda Oldland nos ha puesto entre la espada y la pared, si no vamos por ti, completas tu ejercito, aunque...- miro a Olenna... -Nói y yo no estamos ahí...- aunque eso no lo he confirmado con Nói... -Smell tampoco...- entonces si mete a dos, nos queda uno libre, a menos que las semillas justamente elijan a uno de ellos...-

Camino hacia Olenna junto con Wardjan quien se pone al lado del bastón -Si vamos por ella, la semilla se llevara a uno de nosotros, pero Olenna, el dijo que quedaban mas...uno o dos, ahora atemos cabos... Tu hablas con muertos y vivos, Fiona habla con el fuego de los vivos, Vyka arma su ejercito, Oliver es semilla, Nói y yo nos hacemos compañía... de Bethanny no me quedo claro que tiene, ni Sylvia y se supone que Smel revive...- a lo que miro a la Eve del cocodrilo... -¿Puedes traer a Nimay?-

Suspiro y me acerco a su cuerpo nuevamente, cojo una pulsera de cuentas que tiene en su muñeca y tras un beso en la frente me la coloco en mi mano. -Yo me ofrezco como victima para las semillas...- miro a Oliver... -así puedo pedirles a los que no sabemos que regalo les dio Oldland, que los digan abiertamente-

Olenna se queda esperando la respuesta de la chica que grita, observándola con la mirada endurecida. Asiente a las palabras del anciano y luego observa cómo la chica del cocodrilo parece entender la situación. Finalmente, al escuchar hablar a la niña. los ojos de la Grovehn se desvían de la pelirroja para buscar a la cría.

—Ha dicho tiene protección —le recuerda—. Si muere el negro y no se la quitamos hoy, no podremos pararla hoy ni mañana.

Después de eso frunce el ceño, asombrada por el acto de generosidad de la niña. Sin embargo no tarda en sonreír.

—Chica lista —enuncia con las palabras cargadas de significado—. Pero que te ofrezcas no hace que te hagan caso. —Niega entonces con la cabeza—. No irán por ti. Irán por la de fuego, porque puede ver la semilla que falta, o por quien revive, que no digo quién es. La que flota, el de las cartas, la del búho.. Hemos encontrado las semillas tontas. Si las que quedan quedan es porque son más listas.

Asiento... -Entonces apaguemos su grito...- miro a Fiona y apunto a Smel en un nuevo gesto imitando a Olenna... -Nimay dijo que Sylvia era inocente y Bethanny sigo sin entender que regalo tiene...-sonrió-...podrías preguntarle al fuego por ella- miro a la Eve del cocodrilo a los ojos y me encojo de hombros.

-Oliver, si es que eres el ultimo quizás puedas redimir tu alma ayudándonos, si Oldland te obliga...toma mi sangre, así podrás ir del otro lado con menos culpa-

Una vez más Olenna asiente a las palabras de la niña y no tarda en darles respuesta.

—He dicho lo de que vuelva —expone haciendo un gesto hacia el hombre elefante—. Dice que no estés triste. Dice que mantengas esperanza. Dice que está bien así.

Después, cuando la niña sigue hablando, Olenna la mira con gravedad.

—Ella —enuncia señalando a la chica del cocodrilo— sé qué guarda. Lo dijo aquí —asegura llevándose un dedo a la sien. Entonces asiente despacio—. Te va a gustar, pronto verás. Mejor buscar semilla. O ver qué esconde la que confiesa —propone antes de dirigir su vista hacia el negro.

—Los muertos dicen que escondes cosas. Que si confiesas es porque quieres morir al atardecer, no en otro momento. Que las luces te han hablado y que es estrategia —entonces mira a la mujer de fuego—. Si miras en el fuego, ¿puedes ver luces?

Miré a Theora y puse una sonrisa triste.

Mi poder es el de la vida o la muerte. Pensé que había quedado claro cuando acabé con la chica del búho, cuando no murió cuando escapó a tu castigo. - Entonces miré a los cadáveres de Raffariel y Sarghagas - Las runas brillaron para mi, y vi la oportunidad de acabar con alguien más, de intentar escapar del oteo lugar. Quizás debí resucitar a Nimay, ganar tiempo... pero con semillas y un ser misterioso que nos encerraba allí, pensé que salíamos ganando más si volvía a usar mi lado destructor. Me equivoqué por completo.

Suspire, pues volver atrás en el tiempo no era mi poder.

Pero aún me queda la opción de la vida. Mañana no moriré aunque me maten. Y si no lo hago, podré devolver la vida a alguien. Espero que a Raffariel, pues significaría que no ha muerto quien resucita, y este ha devuelto la vida a quien muera mañana o a Nimay.

Finalmente miré a Vyka.

Si cumples esta noche con tu palabra te protegeré, e intentaré enmendar nuestro error, fruto de tu cobardía y mi impaciencia e odio. Pero si no lo haces, no habrá ejército que te proteja de mi.