Partida Rol por web

Mientras Quón arrastra su vientre entre los parajes de Oldland, tu posas tu mirada en aquella tierra que un día fue cuna de leyendas, pero que hoy sólo parece ser el epitafio de aquello que fue.

Miras a los lados y ves como la tierra entre maleza y riachuelos parece aún respirar en un último intento de evitar el fracaso. Como una bestia que intenta resistir un mal golpe que propicia su final.

Aquellas leyendas que ahora descansan bajo la ciudad maldita, y que parece no volverán, son solo un velo de misterio que investigar. Pues tu has llegado a Oldland en busca de aquellas historias que hablan del averno... de puertas... de mentiras... de traición... y por ahora lo único que se muestra es desolación.

Miras a tu reptil mientras sabes que hará falta luchar... Es un alivio tenerle junto a ti. Pues gracias a él tu corazón se rige con fuerza y valor. Una fuerza capaz de abocar una mente a la antesala de la muerte, pues guardas entre tus manos la fuerza de las mandíbulas de Quón...

Quizás no tengas sus dientes para serrar la carne, pero al menos para anularlos sin dilación... es una técnica que requiere de fuerza... Pero en el pantano siempre todo requiere esfuerzo y valor. 

La noche de Oldland cayó ante la balanza de fuerza y delicadeza que une a Quón con Smel por primera vez

La luna se alzaba pletórica, mientras mirabas a Quón, sin saber si aquella noche debías de demostrar aquello que el pantano un día te ofreció.

La posibilidad de anularlos sin dilación... demostrar que bajo el fango del pantano, aun conciencia y fuerza capaces de derrotar a otro sin más herramientas que tus brazos y la fuerza de Quón.

Mi padre ya lo decía... "Serás mas fuerte que ellas", que mis hermanas.

"Las palabras de Nói me generan una desconfianza inesperada. Debo estudiar mas a Vyka para verla como una total inocente, soy consciente de que será casi imposible entablar una amistad en este lugar, pero puedo fijarme en las reacciones que se crean a su al rededor (como Alastor) mientras cuido sus espaldas de altivas miradas. Olenna parece tener algún tipo de clave. La ultima intervención de Tehora fue sencillamente... extraña. Y hay miradas muy extrañas repartidas entre el resto.

No tengo sospechosos mas allá de la reciente acusación: Katalina

Tal vez me ven frágil, pero no saben que puedo estrangular sus vidas hasta hacerles sentir el mismisimo sabor de la muerte. Una noche mas, o una menos.

La luna se alzaba pletórica de nuevo, mientras mirabas a Quón, sin saber si aquella noche debías de demostrar aquello que el pantano un día te ofreció.

La posibilidad de anularlos sin dilación... demostrar que bajo el fango del pantano, aun conciencia y fuerza capaces de derrotar a otro sin más herramientas que tus brazos y la fuerza de Quón.

Otra noche en Oldland

"La confusión me ronda con muchos giros. Los nombres van creciendo en mi cabeza. Hoy por hoy, confío en Olenna y Yaiza, así como en Vyka (tengo mi atención puesta en Nimay con una extraña balanza negativa) y por alguna razón también confío en el dúo de Fiona y Raffariel. Si alguna de ellas es una vil asesina, ya me la habrá jugado con muy poco.

Para mi sorpresa el ego de Alastor toca fondo con su muerte ¿Sería Fiona?. No me gusta la mujer del Búho, Aisha, y por el contrarío, me gusta bastante Dyehuty, pero ello no implica ni confianza, ni desconfianza. ¿Por mi parte? me gustaría castigar a Daeron ¡YA! pero algo me dice que le estaría dando coartada a sus mentiras. Ademas... siempre podrá ser el objetivo de mañana, y no como castigo... si no para no regresar"

- Quón, esperaremos un nuevo día -

Una nueva noche...

"Empiezo a captar algunos conceptos sobre los petroglifos, surcos, sellos, o como queramos llamar a las marcas en las piedras. Su mecanismo no atribuye muertes –aunque también las implica–. Me alegro de que no sea, en sí, la puerta al infierno... o estaríamos jugando demasiado cerca. Por otro lado me alegro de haber esperado para utilizar la fuerza de los pantanos, pues castigando a la persona equivocada tan solo conseguiría evocar males que todavía no comprendo. 

La que mas me inquieta pasado Daeron -Y Aisha de paso- es Deidre. No entiendo nada de lo que intenta... parece que busque el dichoso suicidio. No obstante, con las agrupaciones me doy cuenta de que no podré confiar en gente al azar. ¿Mas grupos?. Si hubiese un manipulador de terceros, o un tercer grupo como la propia palabra lo indica... yo cuento hasta 4 posibles bandos. Empiezo a pensar que Oldland premia cada gota de sangre derramada. Y de un modo u otro, comienzo a discernir la reputación del lugar... no me extraña nada que esté en ruinas. Y no quiero ni imaginarme lo que habrá pasado aquí, entre trampa y trampa"

Tengo que intentar lo que sea

 _Suicidio...

_Suicidio...

Suicidio...

La luna se alzaba pletórica de nuevo, mientras mirabas a Quón, sin saber si aquella noche debías de demostrar aquello que el pantano un día te ofreció.

La posibilidad de anularlos sin dilación... demostrar que bajo el fango del pantano, aun conciencia y fuerza capaces de derrotar a otro sin más herramientas que tus brazos y la fuerza de Quón.

Mientras la muerte se apoderaba de su alma, y justo antes de abandonarte a expirar, centrarse tu mirada en el centro de aquella sala, sobre aquellos símbolos escritos en un idioma que no llegabas a descifrar.

Eran como sellos, que ahora se alzaban del suelo y empezaban a danzar, como dispuestos a que tu alma los tocase, sin saber decir, cómo sabía que debías de aferrarte a uno, como si aquello fuera obligado, antes de dejarte marchar...

Debías de decir uno,  ¿Pero cuál...?

II - IV - V - VI - VII  - XI - XII - XIV - XV - XVII - XIX - XXII

Tras mi temerosa prueba siento los signos danzar a mi al rededor, no les temo, pero sigo sin saber leerlos, alzo un brazo con intención de tocar alguno entre todos ellos... aunque finalmente tan solo recojo mi mano mientras me fijo en uno en concreto.... - Tú- XXII

Mientras la muerte se disipaba de tu cuerpo, y marcaba tu nueva piel... Sentiste un nuevo sentimiento dentro de tí, las ganas de demostrar la fuerza que siempre el pantano te había otorgado...

Tanto tiempo a la sombra, tanto tiempo esgrimiendo una sonrisa, y sin ninguna muestra final de cariño o de fidelidad. Habías fingido tu muerte, y ningún mensaje de consuelo llegaba a través de aquel lugar. Apretabas tus manos con fuerza, haciendo que aquel lodo se vertiese hasta el suelo, mientras tus nuevas zarpas sesgaban tu propia piel, antes de sellarse de nuevo bajo el lodo aquel.

Si ellos querían una sonrisa la tendrían, pero bajo ella, la noche se encendería demostrando que deberían de ser precavidos y no juzgar sin más...

Pues la fuerza se esconde en cualquier parte... incluso en una dulce sonrisa, que todos tiñen con el cariz de la candidez, eres Smel, y tu propio nombre de muestra la fuerza que pronto desplegaras...

Oldland ha sucumbido bajo aquella chica inocente, y saca la bestia que anida en tu interior, una bestia con fuerza y dolor...

"Me pregunto muchas cosas sobre el destino ¿que pasa si se abren esas puertas?... No obstante he llegado hasta aquí dándome de bruces contra la historia. Soy una semilla, y he de jugar con la muerte hasta el final. Sé que de no estar en esta posición, habria ayudado a Vyka hasta la muerte, pasase lo que pasase. Y me ha dolido, pero he apuñalado nuestra amistad, he apuñalado a la verdad.. y los apuñalaré a todos si hace falta. Ahora ya es demasiado tarde para querer a Smel..."

Quón, siguiendo a Olenna... anularemos al señor Betty esta noche

Aquella misma luz que se erguía en el centro del lugar, se presentaba ante ti.

Y mientras aquel brillo iluminaba tu mirada, tu alma sentía un aroma, un recuerdo que te hacía sentir como en casa, allí donde eras fuerte, y donde tan solo tus recuerdos te harían de una forma u otra volver...

El Recuerdo del Origen

Aquel aroma acre y dulce, que recordaba aquellas aguas mansas del pantano, al igual que aquel silencio ceremonial que nunca se silenciaban y te ayudaban a calmarte, y a disipar la soledad.

Tantos recuerdos que ahora venían a tu mente, como si Oldland te mostrase que aquella tierra solo era una estación de paso, pues aquel no era tu hogar... Un deseo ferviente y orgullosos se instalaba en ti, y con él una férrea decisión... cuando todo acabara, volverías a aquel lugar... nada te detendría, ni siquiera la muerte te podría frenar.

Un recuerdo se hacía fuerte como lo era tu origen... como lo era tu hogar.