Partida Rol por web

Pisas con decisión la arena que recubre las ruinas de Oldland, dejando que esa misma arena sea parte de tu paso, como lo fue un pasado el desierto ya olvidado.

Tus pasos son seguros pero tu mirada, busca algo con lo que continuar. Muchas batallas han sucedido en tu vida, con victorias y derrotar que poder contar. Pero esta es diferente, pues sientes el aplomo que produce Oldland en tu respirar. Puede que sea la maldición de esta ciudad ya muerta o puede que sea que con los años y las batallas necesitas un nuevo empuje que te recuerde aquel vestigio que queda en ti, de lo que un día fuiste... de aquel guardían.

Metes la mano entre tus ropajes y encuentras en ellos aquella antigua pluma, que un día escribió los versos de la sabiduría de tu ya muerto amor, mientras que luego fue el recipiente de tu propia sangre, en tu primer gran error.

Aprietas con fuerza el puño sobre la pluma, llegando incluso a sangrar... deseando otro destino, otro nuevo caminar. Sientes como el lado de tu cimitarra te golpea a cada paso, animándote a encontrar de nuevo el oasis que os deje respirar.

Recuerdas que cuando aquella antigua pluma se bañó con tu propia sangre, todo parecía volver a caminar, pero ahora ya tu sangre no reacciona, parece que tu destino se ha empezado a olvidar. Será momento de encontrar nueva tinta para escribir nuevos destinos a caminar, sangre como tinta, y vidas que ocupar... Antaño fuiste un guardian... en el mañana el futuro sabrá.

Miro hacia Kat, en un primer momento había pensado hacerla mi presa... pero descarto rápidamente esa idea al escuchar que la tildan de asesina.

¿Y ahora?

Sigo observando, el tiempo se cierne imparable... y debo tomar una decisión. Miro al Júpiter y a Vyka, preguntándome que tal vez cuál de los dos será mejor opción. Aunque dese luego, el Júpiter suena amenazante.

La luna se alzaba pletórica, mientras mirabas la pluma en tus manos... Era momento de encontrar nueva tinta para escribir nuevos destinos a caminar, sangre como tinta, y vidas que ocupar... Antaño fuiste un guardián... en el mañana el futuro sabrá...

Júpiter, Vyka... y ahora Yaiza, que no dice nada pero sus miradas son de lo más expresivas. Me pregunto por quién debería decantarme.

Escribo algunas letras en el suelo.

YAIZA...

No me gusta su silencio. Me pregunto cuál será su vida. Y si no, siempre puedo volver a cambiar...

Estabas decidido... irías por Yaiza aquella noche, y enjuagarías la pluma en su sangre para recibir su esencia viva antes de escribir una nueva historia.

Todo estaba preparado... pero cuando preparaste tus pasos y te encaminaste a buscarla, no hubo rastro de su vida, pues ya a primera hora del alba, su cuerpo estaba preparado mientras la muerte se hacía paso a través de sus heridas.

Llegabas tarde, la muerte ya era dueña de aquella historia, y no había nada que recoger...

Maldición...

Mascullo entre dientes. No sólo la habían matado y me habían privado de su historia, si no que otra vez los hechos se repetían: los demonios masacran y no puedo hacer nada. Ni siquiera con una nueva determinación, ni siquiera con la bendición de mis nuevos conocimientos... y de Oldland. Mis ojos captan otra alma silenciosa: Raffariel. Esto parece demasiado pesado para ella. Esta vez se mezcla mi desconfianza hacia su mutismo con cierta compasión, de modo que tomo una decisión: yo llevaré el peso de su historia, si nada me lo impide.

Aquella misma luz que se erguía en el centro del lugar, se presentaba ante ti.

La luz de aquel sello te hacía presagiar, cosas que ya habías vivido antes, cosas que el desierto ocultaba entre sus arenas, al igual que la sangre de todos aquellos caídos, como silenciando sus voces y verdad. Era el momento de dejarte ser parte del desierto y empezar a hacerte a la vez parte de Oldland... dos mundos tan lejanos pero a la vez tan unidos en ti...

Arenas del Desierto

Piensas en aquellas arenas, y en aquellos espejismos que a veces lacraban las vidas de los que se internaban en él, sobretodo aquellos que no vivían como parte de él. Sonreíste mientras pensaste en aquellos espejismos, y en como la perpetua calor del desierto, puede haceros ver cosas que no son... cambiando el resultado de todo, todo por una ilusión. Puede que fuera algo útil para usar en la batalla... algo con lo que contar.

Veo la luz de las piedras. Escucho las arenas del desierto.

Y me detengo en seco. El follón que hay en el otro lado es casi tan grande como el que empieza a dibujarse aquí. Me siento en el suelo y abro el libro viejo, tomo la pluma y mancho un poco de mi sangre mientras empiezo a dibujar la situación. Quizá así tenga más claro qué está pasando... quién debe caer... y quién no es digno de su propia historia. Al fin y al cabo el desierto está lleno de espejismos... y hay que saber diferenciarlos para vivir.

En el día de la llegada, son muchas las primeras impresiones, destacando la actuación de Júpiter en su trono y la danza de presentación de la mujer de los cabellos de fuego. Nos dirigimos muchas miradas, saludos y la gran mayoría pareceremos desorientados. Joder, esto parece una especie de fiesta dispar, ya que hasta hay una niña con su perro guardián. No pasa mucho tiempo hasta que un rapaz surja de la nada y nos guíe hacia su dueño, resultando el encuentro en una emboscada de él y dos chicos más. Algunos comienzan a mostrarse sobreprotectores con la niña, destacando el hombre del panda, el del elefante, y la mujer de cabellos de fuego. La mujer del búho intenta razonar con ellos, pero no parece tener demasiado éxito. Cuando comienza la noche, parece que la batalla va a desatarse...

Sin embargo, en la llegada de la noche otras tres figuras hacen su aparición, poco más que niñas, diciendo ser los seis guardias de Oldland, hablando de un sello que algunos querrán romper, al parecer ese es el motivo del ataque de los primeros, pero las chicas les dicen que ellos no tienen la capacidad de decidir. Los chavales ni siquiera se disculpan, son unos maleducados, pero no importa, parece que el reloj ya está en marcha y nos guían hacia otro lugar, el lugar donde más adelante descubriremos que será la batalla contra los demonios de la luna roja. Sí, han hablado de la luna roja, hace casi treces meses que se predijo nuestra llegada: esta ciudad parece caprichosa. Nos muestran unos petroglifos y notamos la presencia del pétreo ángel en el lugar. Ellos no pueden entrar con nosotros, la batalla es nuestra, y no de ellos. Uno de los nuestros cae consumido por su poder, pobre diablo, pero son cosas inevitables, leyes de la vida. La mujer de ébano deja ver que sabe algo de la historia, al igual que el hombre oriental. Yo sólo sé que los demonios no tienen piedad. Siento una determinación: reescribir mi historia, aunque para ellos tenga que buscar la tinta en una sangre que no sea la mía. Sin embargo, no veo aún quién está contando una historia de la que no es digno, ni una historia que me gustaría contar, así que aguardo. Un petroglifo se ilumina. ¿Qué significará? No importa, la noche hace su tarea y las arenas del sueño nos mecen...

... Y así termina el día de la llegada... y comienzan la batalla y las mentiras.

En el primer día es la muerte del compañero del panda lo que da comienzo a la confusión. Es extraño, por que el Gámbito del grupo, hermano de legado, da una advertencia, una calada... y también muere, como envenenado. Al parecer el sopor es inevitable y los demonios de la luna roja lo aprovechan para deshacerse, uno por uno, de sus oponentes. La mujer-muerte se mueve pero no habla y eso me hace desconfiar. La mujer de los cabellos como el amanecer no tarda en intervenir en favor de la niña. Y dos petroglifos brillan, como alimentados por las muertes recientes. El portador de la peste decide querer darse un festín con los caídos, pero son varios los que salen en favor de los cuerpos inertes y me decido por aconsejarle que cese en su actitud. La mayor entre las mujeres se ofrece a incinerar los cuerpos y la reacción no es tan adversa, pero igualmente negativa. Júpiter a cada momento parece más un charlatán y menos un dios tronante. La arquera le ofrece su apoyo a la mujer mayor, mientras ésta comienza a tener una actitud más cercana a la mujer-muerte. Todo es extraño, aunque compartimos algo de comida. Sin embargo, la tensión estalla, y se ejecuta la justicia popular... cobrándose al portador de la peste como pago.

Cae la noche cuando la batalla termina. Sin embargo esta es una guerra larga y de desgaste. Es difícil saber en quién creer o qué hacer, así que intento prestar atención. La mujer del bastón pregunta a Júpiter y éste evade, en vez de luchar. Otro petroglifo se ilumina, me pregunto qué significarán exactamente. La mujer-muerte pregunta a la niña si es una niña, es rara. Muy rara. Pero es cierto que a cada momento el bando de defensores de la niña parece crecer una, y otra y otra vez. Vuelve la discusión sobre comer cadáveres. La mujer del bastón acusa a la mujer fantasma de asesina. Mientras se intercambian acusaciones y juegos emocionales, la mujer de los cabellos de fuego declara su amor hacia un Júpiter sin truenos. La mujer-muerte sigue en silencio, aunque actúa sumisa a la voluntad de la mujer mayor. La portadora de escamas se une al grupo que protege a la niña. Me decido a buscar la historia de la arquera justo cuando el sopor comienza a hacer presa de nosotros...

... Y así termina el primer día... mezcla de humanidad y emociones.

Con el amanecer del segundo día descubro que se me han adelantado. Maldigo para mis adentros, no podré saber la historia de la arquera porque está muerta. La mayor de las mujeres parece realmente enojada por este asesinato. Júpiter sigue esforzándose en su coqueteo con la mujer de los cabellos de fuego, pero hay cosas más importantes, como el regreso de nuestro Gámbito particular... y la pronta acusación por parte de la mujer del bastón hacia su persona. Un nuevo petroglifo, el de la arquera, brilla... y me cuenta una historia: mi historia, haciéndome comprender que los espejismos del desierto no son tan distintos como los de Oldland. Sonrío, debo aclarar mi mente mientras sigo atento a lo que sucede. El hombre oriental dice que no sabe en qué creer mientras que la mujer fantasma dice que el hombre del panda se llevó a la niña a solas en algún rincón lejos. Thor, en su versión femenina, aclama por la no-muerte de los de nuestro legado. Y el recién regresado acusa a la mujer del bastón de manipuladora, de estar en este lado y en el de los muertos, ésta ha comentado poco antes en nombre de la arquera que la mujer-muerte y la mayor de todas son fuertes e inocentes. La mujer-muerte habla, casi por primera vez, diciendo que la mujer del bastón es inocente por las palabras en nombre de la arquera y que ellas estaban unidas en otro plano. Todo es confuso, bastante. La niña se enfada con Gámbito y éste dice que tiene un veneno para fingir la muerte, le dicen que si es cierto que lo pruebe en él mismo, arrebatándome esas palabras de la boca. La mujer de ébano deja entrever que le han arrebatado su esencia a nuestro Gámbito particular. Al final todo se torna una cuestión de confianza... que gana, al caer la noche, la mujer del bastón y cobrándose así la vida de la mujer fantasma.

Suspiro, tras escribir, comprendiendo un poco mejor todo. Miro el esquema general, y escribo cuatro nombres en la arena:

Muerte Sabiduría Tormenta Inocencia

Miro los cuatro nombres. Con el primero, sabré si las palabras de la arquera eran ciertas o la unión de ambas eran sólo una falsa, una alianza de los demonios de la luna roja. Con la segunda, si mi teoría es correcta, obtendré lo mismo que con la primera, más el poder de someter a dos tal cual lo hizo, sin embargo, la mujer sí parece digna de su historia, por ahora. El tercero de ellos sencillamente es indigno de su historia, y a cada momento estoy más convencido de ello. Con la cuarta... me ganaría muchos enemigos, pero sencillamente la niña me da a cada momento peor espina. Miro mi pluma, sólo puedo contar una historia cada vez... y las cuatro parecen interesantes. Tacho la sabiduría, alargando así por mi parte el tiempo de la mayor entre nosotros. Tacho la inocencia, me da mala espina... pero tiene demasiada gente a su alrededor, por ahora. Me fijo en la muerte y en la tormenta. Dos claves de mi vida... y la duda que me ha asolado casi desde el principio. Me cruzo de brazos, evaluando. Alzo mi mirada.

La muerte vivirá un día más... hoy ha demostrado ser más digna de su historia.

Y con esta determinación, mis ojos buscan a Júpiter. Recuerdo sus palabras, que indican que más vale que sea más de uno. Será un farol o no, pero esta noche lo descubriré.

La luna se alzaba pletórica, mientras mirabas la pluma en tus manos... Era momento de encontrar nueva tinta para escribir nuevos destinos a caminar, sangre como tinta, y vidas que ocupar... Antaño fuiste un guardián... en el mañana el futuro sabrá...

Y mientras introduces con artes sibilinos y escondidos aquella pluma sobre el cuerpo de Alastor y esperas que la tinta se cargue para escribir su historia. 

Sientes como al ser la segunda vez que usabas aquellas artes algo ocurre que fija su punta... dispuesta a escribir una historia. Dispuesta a escribir tu continuación...

Centras tu mirada sobre el papiro mientras escribes las primeras líneas de aquella continuación, a la vez que tu mente se sumerje en aquella historia al ritmo de un eco que parece despertar un destello olvidado en tí.

Un sonido cadente y rítmico como el de la sangre al caer... Una melodía que siempre acaba con la misma nota, mientras pequeñas gotas estallan en el suelo de un color carmesí.

Aquella vieja ciudad maldita había vivido mil y una historias, la mayoría enmascaradas en la palabra de la lealtad... Meras estupideces de aquellos que no quieren reconocer de verdad, mientras que sabes perfectamente que aquel mismo sentimiento te hizo perder a tu ama y señora, despertando el inicio de esta historia, otorgándote parte de tu identidad. 

Malditos cobardes... nunca reconocerán que la sangre es la dueña de la historia, y aquella que demuestra quien es el vencedor en su arma, mientras el cuerpo del vencido queda tendido como otro recipiente roto a explotar.

Por suerte, has llegado a Oldland justo a tiempo, es hora de demostrar que la sangre vertida no es una maldición sino una cuna de poder, que hará renacer a nueva ciudad.

Otros pueden ver ambición y codicia en esa defensa... pero pronto callaran, cuando la justicia de tus manos calle sus gargantas. Es hora de mantener la posición y fiscalizar la sangre y su don... 

Puede que este caso requiera de matanzas... pero nadie dijo que el trabajo no pueda ser algo placentero... una vez fuiste un guarda, ahora esa historia merece una continuación...

Antes de darme cuenta, ya es demasiado tarde. Contaba con que la pluma estaba intacta, pero no... la muerte de Yaiza le había pasado factura.

Pero no importa. Me equivoco, siempre, pero seguiré mi destino hasta mi último aliento.