Partida Rol por web

La mañana posterior a la fiesta de Navidad amaneció con algunos de los alumnos del Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts pegados a sus sábanas, no deseando dejar de estar en los brazos de Morfeo, aún cuando sabían que debían bajar al Gran Comedor si no querían perderse el desayuno. Por todos era sabido que más de uno de los alumnos de último año, los únicos que tuvieron permitido beber un poco de alcohol en aquella noche señalada a fuego en el calendario, habían terminado bastante perjudicados después del baile. Incluso el profesor Filius Flitwick todavía se sentía ligeramente aturdido, siendo la siempre atenta y servicial Madame Pomfrey quién le dio un tónico revitalizante para abordar la resaca.

- Muchas gracias, Madame Pomfrey. Realmente no sabría que hacer sin usted en el castillo... - le reconoció con una sonrisa sincera, aceptando de buen grado el tónico que le ofrecían. Es usted muy amable.

-Faltaría más, profesor Flitwick. Siempre es un placer para mi ayudar en la medida de mis posibilidades... - le contestó con su habitual melodiosa y dulce voz - ¿Se sabe cuando regresará a Hogwarts la directora McGonagall? ¿Hay nuevas desde el Ministerio de Magia?

- Nada de nada... - lamentó el hombre con sangre de duende corriendo por sus venas, cabizbajo y pesadumbroso - Confiemos en que no sea un mal presagio... Ejem, como sea, esta tarde las clases de nuestros jóvenes alumnos deberán continuar...

Cuando al fin los rostros de los alumnos se dejaron ver en el Gran comedor a media mañana, el profesor de Encantamientos les requirió atención repiqueteando un par de veces su varita mágica en la copa que sostenía entre sus regordetes dedos, explicándoles que a pesar de la complicada situación en el exterior, no por ello debían de abandonar el esfuerzo y la perseverancia de continuar aprendiendo.

De súbito, todavía a media frase por completar, las lechuzas mensajeras hicieron irrupción en el Gran comedor, dejando caer sobre los alumnos que tenían suscripción al diario "El Profeta" varios ejemplares. 

Habían sido muchos días los que habían permanecido encerrados entre las cuatro paredes del castillo, por lo que cuando al fin pareció amainar la tormenta y se les concedió libertad para salir a correr por el exterior, fue gratamente recibido por todos. Las risas, el jolgorio, las idas y venidas de muchos de los alumnos iniciando verdaderas batallas campales lanzándose bolas de nieve... Nada hacía intuir lo que estaba por suceder apenas unos instantes después.

. ¡¡¡¡AAAAAHHHHHHHHHH!!!! ¡AQUÍÍÍÍ! ¡SOCORROOOOOO! ¡HAY... HAY... HAY UN MUERTO MEDIO ENTERRADO EN LA NIEVEEE! - gritó aterrada una alumna de quinto, con los ojos desencajadas y el rostro más blanco que la nieve que les rodeaba.

Rápidamente se formó un corro alrededor del cadáver, que por su coloración azulada y aspecto pétreo, debía estar muerto desde hacía largas horas. ¿Quizá desde la noche anterior, cuando celebraron la fiesta de Navidad?

- ¡Apartaos todos! ¡Dejad espacio, deprisa! - levantó la voz el pequeño hombre, quién corría a la carrera con sus piernas menudas, jadeando por el esfuerzo realizado - ¡Madame Pomfrey, venid conmigo, por favor! ¡Profesora Sprout, haced el favor de llevaros a los alumnos al interior del castillo! No deberían ver est...

-¡Cielo Santo! _{¡Hay marcas que revelan que... que fue torturado cruelmente hasta morir... ! ¿Y estas iniciales C.W. grabadas con un Flagrate?} - expresó sorprendida la medimaga al ver los signos inequívocos de una de las tres maldiciones imperdonables, pero bajando la voz al ser consciente de que todavía había alumnos alrededor. Con rostro grave, miró con suma impaciencia al profesor de Encantamientos, rascándose la nuca... ^{Apostaría que fue la Maldición Cruciatus, profesor Flitwick... ¿Qué deberíamos hacer?}

Nuevamente, como si el destino estuviese empeñado en traer noticias funestas en aquella sombría mañana, restallaron unos estruendosos truenos en el gris firmamento, revelando unas sombras perturbadoras que no pocos de los presentes reconocieron del libro de Defensa contra las Artes Oscuras. 

- ¡Dementores! ¿¿Cómo es... posible?? - quedó estupefacto el profesor Flitwick, levantando de inmediato la varita y posicionándose defensivamente para conjurar un Patronus - ¡Señorita Avery! ¡Conmigo! - requirió de la presencia de la avanzada alumna de Ravenclaw, prefecta de la casa de las águilas desde esa misma mañana - ¡Conjure un Patronus como el que me mostró durante el primer semestre! ¡Yo me centraré en cerrar nuevamente el perímetro y asegurar los límites del castillo!

Holly se concentro en su hechizo, como tantas veces le habían enseñado sus padres, ellos siempre se habían preocupado por su bienestar y en que controlase los hechizos protectores, sobre todo con la vena aventurera con la que había salido su hija.

Se concentro en uno de sus recuerdos mas felices, el viaje a Rumania, a la reserva de Longhorns, cuando los vio en vivo por primera vez, se maravillo por aquellas criaturas aladas. Fue cuando se decidió que iba a dedicar su vida a la magizoología y a investigar todas las maravillas de la naturaleza mágica.

Centrada en aquel recuerdo, aquella cálida sensación junto a sus padres, y ante tan magnifico animal apunto con su varita, y un patronus con forma de zorro surgió de ella, formando una barrera que protegería a los presentes de los dementores, mientras el animal se dirigía contra ellos dispuesto a expulsarlos del castillo.

- ¡EXPECTO PATRONUM!

La situación logró ser controlada no sin dificultad, siendo expulsados los dementores de las inmediaciones. Igual como llegaron, aquellas criaturas terribles y nauseabundas desaparecieron sin dejar rastro, pero para todos sin excepción fue un fuerte golpe de realidad. ¿Ya había llegado hasta las puertas de Hogwarts el enemigo?

- Señorita Avery, tiene mi más sincero agradecimiento... Reconozco que sin su estimable ayuda esto podría haber sido una calamidad... - le reconoció su lealtad y valor frente al resto de alumnos, siendo prueba inequívoca el haber conjurado un Patronus corpóreo tan puro y brillante, el pertenecer a los leales a la causa, miembros de la nueva Orden del Fénix. Regresemos todos al castillo... 

No obstante, todo parecía indicar que entre ellos había ocultos traidores infiltrados que deseaban hacer el mal al resto de los presentes. Cambiando por completo su talante, reunió a los alumnos de séptimo grado a las puertas del castillo, justo en la entrada de la Torre del reloj.

- No me andaré por las ramas. Solo un alumno de último curso podría ser capaz de ejecutar una maldición como esa... Y las defensas del castillo no podrían haber sido rotas, permitiendo la entrada de los dementores, de no haber sido conjurado un contra-hechizo desde el interior...

Yo debo fortalecer las defensas para que esto no vuelva a suceder, pero entre vosotros deberéis descubrir quiénes están detrás de todo esto, ocultos como las sombras. ¡No volverá a repetirse algo así! Solucionad el problema vosotros mismos y expulsad de Hogwarts a los traidores... Yo me encargaré de alistar el Cáliz de Fuego para que emitáis vuestras sospechas mediante votación...

Y el profesor de Encantamientos no añadió más. La responsabilidad de hallar a los culpables recaía enteramente en los hombros de sus alumnos. Él aseguraría la protección de los alumnos más pequeños, al igual que se encargaría personalmente de defender la amenaza de una nueva invasión del enemigo desde el exterior. Había mucho por hacer...

El perfecto y flamante Prefecto de Slytherin se asomó al patio en busca de Alice o Mia, no las vio por ninguna parte, pero lo que si notó fue la presencia del profesor Flitwick y la chica rara de las adivinaciones, al parecer habían usado un patronus para alguna movida mágica suya. Como no le interesaba demasiado se volvió por donde había llegado en busca de sus amigas. 

Victoria llegó a paso rápido a la reunión junto a las puertas de la Torre del Reloj, con los zapatos repicando contra el pavimento de fría roca y una mano rápidamente haciéndose una práctica coleta para recogerse la melena. El aluvión de noticias y de desgracias se había precipitado en el espacio de una noche de la que se acababa de levantar con resaca, y ni todo el chocolate caliente ni todos los cafés en el Gran Comedor se la habían quitado como la noticia del asesinato. Se ciñó la túnica con el emblema de Prefecta de Gryffindor recién cosido -a su pesar- y observó alrededor. Atenta por los avistamientos de dementores en la zona, mantuvo la mano cerca de su varita e intentó pensar rápidamente en recuerdos felices que tener cercanos por si los ataques se volvían a repetir.

— Muchas gracias, Holly. No sé qué hubiera pasado sin tu Patronus — tomó aire y se puso un mechón de pelo tras la oreja. — Primero de todo, debemos conservar la calma. Las palabras del Profesor Flitwick son muy duras y todavía me niego a pensar que uno de nosotros ha podido cometer un crimen semejante.

Se mordió el labio inferior, repentinamente consternada por el recuerdo de la noticia de la recién asesinada. Sus dedos se cerraron entorno al puño un momento mientras negaba para sí. La cabeza le palpitaba, con los hilos de la resaca y de las espantosas nuevas noticias que comenzaban a volar por la escuela; todo indicaba que la guerra había llegado a Hogwarts y notaba como las piernas le temblaban por temer que asumir una realidad así de dura. La lucha que había apagado recientemente la vida de sus padres llamaba a las puertas del Colegio.

— Llevamos siete años estudiando en esta Escuela de Magia y Hechicería. Esto no tiene por qué ser así: Hogwarts siempre ha sido un refugio para nosotros donde podíamos vivir al margen de nuestras vidas, nuestros problemas y nuestras familias. Quisiera que siguera así por mucho más tiempo, pero... pero... alguien ha traído la guerra hasta aqií.

Apartó la vista hacia un lado, con la mandíbula apretada y levantó la mano para secarse los ojos. Tenía que ser calmada y decisiva; no ya por su nuevo cargo, o por su casa, o por su responsabilidad, si no por la pervivencia de la institución que había forjado su vida y la seguridad de los compañeros con los que la había compartido los últimos siete años.

— La situación no tiene por qué degenerar en una espiral de acusaciones y de violencia sinsentido. Aquel... aquel que haya hecho esto, quién sea que haya matado a esa pobre chica y haya dejado pasar a los dementores, que dé un paso al frente y que se marche. Por mi parte, puede irse al frente de batalla a luchar por la causa que mejor le convenga, pero que no la traiga a Hogwarts. Todo aquel que quiera manchar de sangre nuestras aulas, perturbar la paz de esta escuela y romper los vínculos de amistad y camaradería que hemos forjado durante estos años, que se abstenga de continuar y se marche. Puede hacerlo de noche y a escondidas, si le apetece. Si se va en paz, no levantaré la varita contra él: este es mi compromiso. Seamos civilizados y cabales, por favor. Hogwarts no merece caer ante estas atrocidades, y nosotros tampoco.

Agachó la cabeza, visiblemente afectada por el suceso, y se hizo a un lado tratando de conservar el espíritu flemático que su familia le había inculcado desde niña.

     Erika podía ser muchas cosas, pero en cuanto se exclamó sobre la presencia de un cadáver la misma se fue de inmediato a comprobar el estado de sus compañeros Tejones, dejando escapar un fuerte suspiro al notar que el muerto no era ninguno de ellos.

   Y aunque esperaba calmarse antes de siquiera hacer alguna broma o aportar, los comentarios de Victoria hicieron que a Erika se le escapara una risa de Ansiedad. 

   Jajajaja... por el Amor a Cristo, ¿ enserio crees que un poco de carisma va funcionar  ?, Por que... seamos sinceros... aquella C-cosa que se atrevió a esto se aprovechó que estábamos celebrando, en navidad... q-que estoy segura que hay leyes encontrar de esto- para entonces callar, pues tampoco se sentía con el cuerpo como para seguir hablando de algo tan enfermo.

Salí junto a la comitiva de Ravenclaw en cuanto se oyeron los rumores, no éramos muchos pero entre los más pequeños y los alumnos de último año reuníamos un nutrido grupo. Vi que nuestra prefecta se adentraba dónde estaba el cuerpo y me adueñe de la tarea de mantenerlos al margen a los más pequeños, además tampoco me llamaba el morbo de ver un cadáver. Aunque si me movía la curiosidad de saber quién y de que casada había sido, empecé a mentalmente contar cabezas. 

Los cuchicheos que se armaron entre todos los presentes nos trajeron las nuevas que supuestamente habían escuchado de los profesores. Algunos decían que fue una alumna de Hufflepuff una sangre sucia, que le habían tatuado la marca tenebrosa en el pecho, otros que era un alumno de Gryffindor y tenía unas iniciales rasgadas en su propia piel, las mismas eran C.W. y así varias otras cosas más llegaron a nuestros oídos, hasta que de pronto el cielo se puso oscuro, todos miramos hacia arriba y algunos nos arrebujamos en las capas dispuestos a plantarle cara al temporal. Pero entonces uno grito Dementores y el pánico cundió como fiendy fire en librería. Por fortuna lograron hacer un enorme campo de fuerza invocando un Patronus, estaba seguro que podía reconocer el Zorro de Holly, nuestra prefecta.

El caos de la aparición de los Dementores hizo que los estudiantes de grados menores se me desperdigaran y conforme los iba cobijando de nuevo nos fuimos acercando al grupo de los profesores, prefectos y alumnos más curiosos. Llegamos a tiempo para oír las palabras de Victoria y estaba cerca de Erika cuando le hizo una réplica. 

Además fue ella la que anoche quería a toda costa salir a dar vueltas fuera del castillo, si me hubieran hecho todos caso. Ahora no lamentariamos la perdida de una vida.

Quien era, a qué casa pertenecia? Pregunté pues con el tumulto ya no estaba seguro siquiera si estábamos todos los Ravenclaw presentes está mañana y ahora.

Jeremy bajó al comedor con legañas en los ojos. La noche anterior durmió poco y todavía le dolía el trasero de tantos movimientos. Recuerda que meneó las piernas como si no hubiese un mañana en aquél baile de Navidad. Más acompañado de los varones que se dejaban atosigar que de sus amigas sin pretendiente.

Bostezó y comenzó con sus cereales chocolateados, algún polvorón y los buenos días de la lechucería. Antes de que pudiese tragar, sintió la necesidad de expulsar el líquido tras un bufido, manchando a quien tuviese delante.

—¿¡PERO QUÉ ESTOY LEYENDO!? ¡Corre, Sinclair, pásame ese periódico! —Él no tenía uno delante suyo porque era más de otro diario y estaba seguro que su autor no publicaba en estos días de fiesta—. ¡Pero si parece el Quisquilloso! ¿No será una broma? —Repasó la fecha del diario y no, no estaban a 1 de Abril—. Espera, ¿en serio?, ¡realmente es El Profeta! ¿Me estás diciendo que todo lo que está aquí escrito es oficial?

Jeremy no cabía de su asombro y casi hablaba solo, respondiéndose a sus propias preguntas. Continuó desayunando, mirando a los lados y buscando al Fraile Gordo para preguntarle personalmente. Parecía como si de repente todos los fantasmas de confiar se hubiesen escondido. Por suerte, saldrían a los terrenos, donde se suponía que esos fantasmas corruptos hacían su vida según el artículo. Preparó su libreta, lista para unirse con su pluma en un escrito alentador.

—Profesor Flitwick, esto es muy raro. ¿Ya no podemos utilizar el encantamiento aguamenti?

Aprendieron ese encantamiento justo el año pasado en su clase. El pequeño profesor, en vez de contestar a tan obvia pregunta, se limitó a emitir unos chillidos agudos que taponaron sus oídos. El suceso que vendría a continuación alborotó todavía más sus desordenados pensamientos.

—Suscribo lo dicho por Victoria Leveson-Gower. —Miró a los tejones, repasando sus caras conocidas—. Quien haya sido, si todavía tiene un mínimo respeto por estos últimos siete años en Hogwarts, dé la cara. —Ahora se desvió hacia el resto de alumnos—.  Las consecuencias de entregarse serán mucho menores en Azkabán. De lo contrario, huye de aquí antes de que te atrapemos.

Ingreso al comedor en silencio y cuando Jeremy termina de hablar, mis palmas resuenan lenta e irónicamente en el comedor clap, clap, clap.

Bravo, buen intento, emplear el carisma y la empatía donde se debe usar el ingenio. Mis felicitaciones para ambos. 

Ahora que Levenson y Gonzo ya expusieron su punto de vista, porque mejor no contrastamos los hechos, pues no es sensato realizar acusaciones sin pruebas.

Pues, más importante que saber a que casa pertenecía la fallecida, creo que debemos determinar quienes estaban fuera del castillo durante el asesinato. - comento con seriedad

Aquí todos somos Hogwarts, y el enemigo que nos amenaza, nos quiere muertos a todos por igual, en especial si no nos sometemos a sus ideas retrógradas de pureza de sangre. - sentencio con claridad.

De momento. ¿Quiénes fueron a la fiesta? Por favor levanten la mano.

Aunque el día comenzó con completa normalidad, la vorágine de realidad que siguió al final del desayuno nos golpeó a todos sin haberlo visto venir. La guerra estaba llegando al único sitio que todos creían seguro y, aunque no era la primera vez que ocurría, ellos no tuvieron que enfrentar a enemigos ocultos antes. Y encontrar el cadaver de un compañero en los terrenos del castillo solo acrecentó esa sensación de inseguridad en Constance.
Incluso aunque todos los docentes se apresuraron a alejar a los alumnos de lo sucedido, ella le dio vueltas una y otra vez a lo que había visto, ¿era capaz de reconocer a su compañero? No, estaba completamente cubierto de nieve y apenas había podido ver su piel pálida antes de que los apartasen. Tal como ella, el resto de alumnos estaban exaltados, no solo había sucedido algo así sino que ellos debían determinar al culpable.

Victoria fue la primera en animarse a hablar, aunque sus palabras fueron bastante... horribles y al parecer no solo lo fueron para la joven hufflepuff que la miraba con los ojos como platos. Sin embargo, aunque otros le contestaron a su discurso, no fue para nada justo lo que le decían.
-¿Cómo podéis ser todos tan insensibles? -Dijo Constance sin apenas alzar la voz al principio, pero levantando la mirada para enfrentar la de los alumnos que habían estado discutiendo frente a ella -Al menos ella ha tenido el valor de decir algo y no empezar a culpar a cualquiera al azar -Añadió, molesta, alternando la mirada entre Erika y William, antes de girarse a la propia Victoria -Pero ¿cómo podéis preferir que se vayan lejos de Hogwarts? Aquí hay grandes magos para enfrentarse a ellos y... fuera están nuestras familias, hay gente inocente que no tiene formas de luchar contra ellos -Tomó aire de nuevo, en realidad no había razón para ponerse así contra todos, ella tampoco sabía por donde comenzar a buscar a los culpables. ¿Entre sus amigos cercanos? ¿Entre los que apenas conocía? ¿Tenían marcas que los delatasen o solo les quedaba acusarse los unos a los otros? Sintiendose no solo en una encrucijada, sino enfrentada a todos en quienes confiaba, Constance se dejó caer, sentándose en uno de los bancos cercanos al grupo que se había formado.

Tenía que haber alguna manera de saber quienes eran culpables sin poner en riesgo a nadie... No podían simplemente ir maldiciendo a cualquiera por los pasillos.

Todo aquello fue una tragedia, pues no solo habían matado a alguien, sino que ahora la escuela estaba siendo asolada por Dementores, las peores criaturas que uno pudiera encontrar. Por suerte para todos, la Prefecta de Ravenclaw, Holly Avery había demostrado su habilidad al encargarse de ellos a la perfección.

-La fortuna sonríe a Ravenclaw, -dijo el joven mientras se acercaba a su compañera de Casa- menos mal que te tenemos aquí. Ese Patronus ha demostrado tu inocencia a ojos de todos, por lo que creo que tus opiniones deberían valer más que el resto de los que estamos aquí. Así que... ¿Qué crees que deberíamos hacer?.

Si ella era una inocente confirmada eso quitaba cualquier tipo resquicio de malicia o duda que había por su parte, lo que la convertía en no solo la candidata ideal para ser la líder de toda aquella situación, sino un objetivo jugoso para los traidores de eliminar.

-Aquamenti, -dijo mientras volvía a leer el periódico- no entiendo porqué prohíben este hechizo. Pero si no queremos ser igual de malos que los malos, será mejor no utilizarlo. Y lo del Ladrón y los fantasmas... Sinceramente, hay muchas cosas que dan que pensar...

El día amaneció tardío, como correspondía a aquellas fechas, por lo que la actividad del gran castillo, incluso la mañana siguiente a una gran fiesta, se las tuvo que apañar desperezándose en aquella luz mortecina crepuscular. Algo que hizo con eficiencia británica.

Incluso todo parecía anodino y común. Al menos hasta la llegada de las lechuzas del Prophet que poblaron las largas mesas de paquetitos de celulosa. Unos paquetes que no hacía falta desenvolver para empezar a paladear su contenido.

¿Aguamenti...? - Effie tenía la costumbre de expresar sus pensamientos en voz alta (o voz baja, pero perfectamente audible), y en esta ocasión sus pensamientos de Effie al respecto se vieron reflejados en el altavoz de la pregunta de Jeremy, su compañero de casa y prefecto, además de una de las personas allí con las que más sinfonía había forjado en 7 años. Era algo normal si se considera que, además de compartir casa y carácter, también era el único Puff con el mismo origen sanguíneo y al que habían sometido a las mismas burlas por parte de los autodenominados "Sangre Limpia".

También era llamativo el tema del ladrón obsesionado con las reliquias de Hogwarts y de los fantasmas de las cuatro casas - ¿conspirando contra la propia institución?... ¡Imposible!

Poco se imaginaba Effie que aquello no fuese más que el aperitivo de una gran sacudida posterior. Incluso cuando llegó la increible noticia a donde ella se encontraba, su pensamiento la traicionó haciéndole expresar en voz alta una pregunta estúpida fruto de la confusión que sufría - ¿Cuando un gran terremoto viene precedido de pequeños temblores también se llaman réplicas?

Se puso en movimiento para ocuparse de los más pequeños. Aquello no era algo que quisiera ver en absoluto y, al poco, se encontró realizando el mismo trabajo que Dwenringar, con el que se cruzó algo más tarde. Para entonces, los rumores sobre la víctima ya habían llegado a sus oídos, así que, con una mueca de horror en el rostro, Effie le aclaró a este lo obvio:

¡Estoy bien! ¡No me ha pasado nada! - Es probable que nadie entendiera demasiado bien aquella reacción, excepto sus compañeros de 7° que hubiesen oído el rumor de la víctima siendo identificada como una Puff sangre sucia, y es que la propia Effie era la única alumna de 7° que encajaba en aquella descripción. Sea como fuere, Effie sentía la necesidad de proclamar su estado de... bueno... de estar viva.

Al rato les reunieron junto a la torre del reloj y empezó la verdadera pesadilla. Effie, con lágrimas en los ojos, no pudo sino buscar alrededor a sus personas queridas. - ¿Dónde te has metido, Amy?

La voz de sus amigos la reconfortó, aunque estuviesen peleando entre ellos. Incluso la animó a hablar en voz alta y expresar su pensar.

Pero no puede ser. Nos conocemos desde hace años. Es imposible que uno de nosotros haya... - Se le quebró la voz.

No. Me niego a creerlo. Alguien tiene que haberse colado en Hogwarts. Sí. Eso es. Eso ha pasado. Quizás han usado un... im..._pe...río...

Con el estímulo del Profeta matinal trayendo al pensamiento los encantamientos prohibidos, era algo natural pensar así.

Menuda mierda de Navidad. Menuda mierda de Mundo. Peter no daba crédito al montón de malas noticias que se sucedían aquella mañana. La peor, sin duda, la tortura hasta la muerte de un compañero. ¿Y los dementores? ¿Era casualidad o era todo parte de un plan? ¿Como los robos?

¿Quiénes han sido tan jodidamente cobardes de asesinar a un niño o niña? Espetó Peter al tiempo que se reunía con el grupo tras ayudar a Flitwick a llevar a los chavales de Gryffindor al interior. Estaba de acuerdo con el profesor sobre qué podía haber ocurrido. Paseó la mirada duramente por todos y cada uno de sus compañeros. Como dicen Victoria y Jeremy, quienes sean que dén la cara y se lleven la guerra lejos de aquí. ¡Esto es un puto colegio! ¡Un refugio! ¡No un campo de batalla! Pateó la nieve, furioso. Os tomáis la vida muy a la ligera...

¡Joder! Si es que... si no llega a ser por Holly... los dementores... Un escalofrío le recorrió la espalda. ¿De verdad queréis revivir la Batalla de Hogwarts? ¡Aquí solo quedamos menores, y cuatro profesores! ¡Si queréis jugar a "mortífagos" marchad al frente! ¡Cobardes!

Peter había hablado visiblemente afectado, gesticulando mucho. Cuando soltó su rabia y su miedo, bufó y se calló para dejar hablar al resto.

-No, no puede ser verdad - Dije incrédula y asustada a partes iguales en cuanto lo oí. Bajé con todo el grupo, quedándome rezagada, por lo que no pude ni ver quién fue atacado. Cuchicheos sobre marcas "C.W." gravadas y sobre la maldición Cruciatus sonaban entre unos y otros. En ese momento mi corazón empezó a latir muy fuerte, pero las palabras se me atragantaban en la garganta sin poder salir. Con la cara pálida y asustada, miré alrededor buscando caras conocidas. 

Y entonces un grito y todos señalando al cielo me paralizaron más todavía. Dementores! ¿Qué estaba pasando? mi confusión era enorme, sin reaccionar, sólo pude esperar y ver como Holly realizaba su impresionante Patronus para protegernos a todos. -Victoria, alguien ha visto a Victoria? - pude decir una vez me calmé, mientras nos reunían frente a la puerta del reloj para darnos todas aquellas malas noticias, y poniendo el peso de la situación sobre nuestras espaldas.

-No puede ser, esto no puede ser... - repetía otra vez. Ayer mismo estábamos hablando y bromeando, bebiendo y bailando. Esto estaba fuera de la realidad. Y entonces vi a Victoria, que se alzó frente a todos como el gran sol que era para darle la cara a los culpables del delito. Me quedé callada, totalmente bloqueada, mientras los demás hablaban sin escuchar realmente lo que decían, el shock me había dejado pálida y confusa. Hasta que Constance defendió a Victoria, y no pude evitar el impulso de hacer lo mismo - Sí, eso! Vicky por lo menos está d-dando la cara!!  - mi labio tembló, mostrando mi agitación y el miedo que invadía mi cuerpo por momentos. Aquella misma noche casi salimos a pasear por la nieve. Y si nos hubiera pasado a nosotras?

-A-aquí estábamos seguros! esto es Hogwarts! Que se larguen los que han hecho esto!!! no tiene gracia! - Annabella siempre fue un poco bastante ingenua. Parecía que la guerra estaba en otro lugar lejano siempre y cuando estuviera aquí en el castillo. Pero el hecho de que literalmente hubiese llegado a nuestra puerta me había dejado visiblemente fuera de situación. 

Y las palabras de Peter Hollman no ayudaron en nada, recalcando el hecho de que sólo había 4 profesores, y de que nosotros los de séptimo año éramos los siguientes "adultos" en línea. Y era por eso mismo que nos dieron la responsabilidad de encontrar a los culpables y expulsarlos. Aquella realidad todavía cayó con más peso sobre mí, mientras abría mucho los ojos realizando (más vale tarde que nunca) la situación en la que nos encontrábamos.

Entre amigos. Entre traidores. Entre...asesinos... y con el deber inmediato de descubrirles a todos, mientras los atacantes intentaban romper las barreras de Howgarts.

El periodico parecia traer novedades del mundo magico y alguna informacion de hogwarts y tras leer los apartados se quedo de piedra, mas incluso que cuando avisaron de que habia un cadaver en el exterior del castillo o cuando los dementores aparecieron por los cielos y solo fueron expulsados. Creo que el periodico dice la verdad, habra que estar atentos al periodico ahora en adelante. Aunque no iba a utilizar ese hechizo de todas formas. No lo llegue a aprender bien y me parece bastante inutil. Dijo mientras seguía al prefecto de su casa de hogwarts al interior del castillo.

Si ya de por si cada mañana a Amy le costaba mucho desperezarse, teniendo en cuenta que la noche anterior fue una fiesta bastante digna de celebrar donde estuvo muy entretenida aquí y allá, aquella mañana simplemente parecía que quisiera que la matasen de lo agotada que estaba. Por suerte, no había nada mejor que la repusiera que un buen desayuno, o incluso ver a su novia... Sin embargo no era una mañana normal, y todo empezó con el profeta.

La extrañeza se dibujó en su rostro al ver como catalogaban un hechizo a penas dañino como uno prohibido. Era ilógico. Todos tenían la misma pregunta, y no era para menos. ¿Como un encantamiento que podía apagar incendios se había vuelto malo?

No pareciese que fuera a ser respondida aquella duda a corto plazo... Para empezar porque la razón vendría del ministerio de magia y no de Hogwarts. Lo peor fue el acontecimiento posterior. Una chica muerta fuera del castillo, la barrera rota, dementores, los niños en peligro. El profesor hizo gala de su rauda iniciativa, pero Amy se quedó paralizada por un momento. Sabía que aquello significaba algo malo, terriblemente malo.

Holly ayudó a todos con su Especto Patronum y poco más adelante cada cual fue ayudando a los más pequeños a introducirse en Hogwarts y cobijarlos bajo un buen refugio. Por parte de la mestiza, tardó un poco más ya que trató de ayudar incluso hasta los pequeños rebeldes de la casa de la serpiente.

Al llegar pues a la torre, empezó a escuchar lo que tenían que decir todo los demás mientras se dirigía hacia Effie con cuidado y delicadeza para abrazarla por detrás y susurrarle al oido - Tranquila. Yo te protejo. - Intentando así que sus nervios pudieran amainarse, pues a fin de cuentas podía entender a la tejona, ya que ella era una sangre sucia, en una casa de sangres limpias.

Acariciando pues dulcemente a Effie miró al resto alzando la vez dando el poco razocinio que la desesperación de todos estaba destruyendo - ¿Quienes han sido? ¿Que el culpable lo diga y será mejor para ello? Culpar a cierta persona, o a cierta otra. Apoyar a alguien que de la cara... ¿En serio estais intentando actuar de dicha manera? - Amy estaba exasperada por escuchar a los demás así - Si hay traidores en Hogwarts, o si ha sido por el hechizo imperios o cualquier otra maldición - Con aquello quiso apoyar la idea de su novia, pero también dar un poco de realidad al resto - No lo van a decir. Van a intentar hacer lo mismo que todos, culpar a otros. No nos van a decir así como así sin más quienes han sido. Si queremos realmente que esto no sea una guerra, habrá que buscar una manera mejor para encontrar a los culpables. - Aunque tampoco tenian mucho tiempo, pues cada segundo contaba. Lo peor de todo es que lo más sencillo era pensar que los culpables fueran aquellos en contra de los sangre sucia pero... ¿Sería así la realidad?

Al menos, la inquietud de Amy hacía que quisiera proteger más a Effie, y al menos esta lo notara en sus gestos.

Sí, cuándo regresaría McGonnagal? - pensó Olympe. No es que el pequeño señor Flitwick no fuera un mago competente pero... se sentiría más segura con la directora cerca.

Los búhos cortaron sus pensamientos y al recibir su ejemplar de "El Profeta", al que su madre mantenía suscrita, Olympe apartó los restos del desayuno que apenas había mordisqueado sin apetito y leyó las inquietantes noticias. ¿Aquamenti? Aquello era extraño. Una por una resultaban todas extrañas pero juntas creaban la sensación de que las cosas marchaban realmente mal.

Esa sensación no tardó en confirmarse cuando llegaron los gritos desde el exterior. Un muerto, allí mismo, en Hogwarts? Los cuchicheos se extendían por todas partes, sobre la identidad y sobre – Olympe se estremeció varias veces al escuchar las distintas versiones – lo que habían hecho con el pobre alumno muerto. La sensación de que la escuela, el lugar seguro que hasta ahora los había aislado de peligros y problemas, había sido atacada de aquel modo horrible, de pronto hizo sentir muy insegura a la joven Ravenclaw. Después de todo, quizá no fueran tan importantes las clases y los exámenes. Y ella era alumna de sépitmo curso, debía demostrar entereza y ayudar a los más jóvenes.

Vio a un par de chicas de su Casa, de los primeros cursos y se acercó a ellas. No era capaz de recordar sus nombres pero compuso una tierna sonrisa y les habló con calma. - No tengáis miedo. Todo se arreglará, de acuerdo?

No era un gran discurso y su propia voz le sonaba muy poco convincente, pero era lo mejor que tenía, por ahora. De todas formas, un resplandor azul iluminó el cielo de Hogwarts y el resto perdió importancia. Un hermoso Patronus ahuyentaba a... por las barbas de Merlín, eso eran Dementores?

Mantuvo junto a sí a las dos alumnas con quienes había intentado charlar, no sabía muy bien si para protegerlas de algún modo o para sentir la cercanía de alguien y lograr controlar sus propios temores. Al fin, todo pasó y la situación volvió a la reposada y silenciosa paz habitual de los patios de Hogwarts cubiertos de nieve.

Cuando Flitwick los reunió y les habló de traidores Olympe fue mirando a sus compañeros sin saber muy bien qué pensar. Dudaba de todo y aún se resistía a creer que aquella fuera una situación real. No allí dentro, en el colegio! Llevaba semanas intentando centrarse en los estudios para no ver la realidad de lo que estaba ocurriendo, y de todos modos ahora la guerra había llegado hasta ellos.

Escuchó hablar a sus compañeros. ¿Así de fácil? ¿Creían que quien fuera capaz de eso... que alguien iba a usar una maldición imperdonable y después ser tan caballeroso de admitirlo y salir del colegio con una disculpa o algo así?

Cada cual lanzaba sus preguntas y sus propuestas. ¿De qué casa era? Ella al menos no se había enterado con seguridad, así que calló. William Hawkings intentó organizar una especie de investigación. A ese chico le gustaba tomar el control en cuanto aparecía, pero el control no se dejaba tomar tan fácilmente porque nadie pareció prestar mucha atención a su petición sobre la fiesta – pensó Olympe con una breve sonrisa y bajando la vista un instante. – Ella tampoco respondió, pero sí le hizo pensar.

- ¿Cómo vamos a saberlo, cómo vamos a reconocer a un... traidor? - creyó que se le rompía la voz y no podría continuar, pero se controló y siguió adelante. - ¿Qué pretendéis, señalarnos unos a otros? Si nos dividimos... si nos dividimos entonces será el fin.

Tome las últimas palabras de mi querida compañera Olympe para volver a hablar, sabía que mis palabras nunca eran escuchadas pues siempre parecía recalcar lo obvio pero que nadie quería ver.

Esa es el arma del enemigo, la desunión. Ya lo han hecho, dieron su primer ataque y apuesto que esas siglas marcadas en la víctima no son más que para que empecemos a tirar nombres que encajen. Podría ser CM o WC, quien sabe. Pero lo principal es que vamos a señalarnos unos a otros mientras el o ellos siguen acechandonos, y lanzando maleficios a nuestras espaldas.

pero no tenemos otra herramienta que el cáliz, si expulsamos del colegio a un inocente, mala cosa para nosotros porque poco abremos avanzado. Ahora allá afuera o aquí adentro es igual se seguro, ya se ha traído la guerra a este Bastión de la igualdad y la iluminación. 

Mas si logramos acertar en un traidor, nos estaremos sacando un peso de encima y sobre todo quitando una varita que apunte a nuestras espaldas en cada momento en que nos descuidemos. Así que si, puede que todo parezca paranoia, puede que se digan cosas hirientes y que mancillemos el honor de la institución pero es necesario actuar ya!

para empezar, aquellos que tengan las iniciales C.W. que den un paso al frente, tanto si hay que desestimarlo como tomarles en cuenta como traidores, es necesario conocerles para evaluar cuál de los caminos seguir. 

Tailesin tiene razón en parte, buscar evidencias, determinar posiciones, nos permitirá ubicar a los posibles responsables. - digo respaldando a Elphias.

Sin embargo, acusar a alguien sólo por sus iniciales sería un despropósito, pues ningún asesino sería tan idiota para firmar su obra, al menos no con sus iniciales.

Así que CW significa otra cosa. - agrego con tranquilidad.

No se trata de acusar sin fundamentos sino de buscar al culpable, pues si seguimos esperando a que esos miserables se muestren por su propia voluntad, todos estaremos muertos antes de un mes.