Partida Rol por web

Con un nuevo derrumbe de una pared, Tooth Kowasu junto con Rori Peropero llegarían a lo que podría ser un pequeño laboratorio con seis cápsulas de color verde; tres de estas cápsulas se encontraban vacías y otras tres cápsulas al parecer tenían en su interior algo... o alguien... Bajo las cápsulas parecía tener tres nombres.

Lumi                                             Abi                                             Ichigo

Aquella sala no era como las anteriores que habían pasado, en esta no había demasiado alusiones a estar en un "mundo de pura imaginación" como en las otras, sino que simplemente parecía ser un laboratorio, uno bastante tétrico a decir verdad. Y no solo por la presencia de aquellas tres chicas, caramelos o cosas en los gigantescos tubos.

-A... AL... ALI... -Comenzó a leer de uno de los tubos vacíos, lentamente, muy lentamente, dolorosamente lentamente...

Aquella estancia llamó algo más a la atención de Rori Peropero la cual se acercó a una de las mesas y empezó a leer para sí misma los documentos que había ahí, al menos hasta que Tooth Kowasu empezó a hablar en voz alta, no solo molestándola, sino que distrayéndola lo suficiente como para dejarlos encima de la mesa.

-¡Basta ya!. -Exigió a la grandullona- Será mejor que continuemos, no quiero que te rompas el cerebro del sobreesfuerzo. -Tras esto lamió aquella piruleta- Slurp.

Después de deshacer sus pasos y encontrar la palanca de las puertas, aquel cuarteto de saboteados (y Fou Malvaviscfou) salieron finalmente al exterior de aquella fábrica, pudiendo ver el cielo azulado con apenas unas cuantas nubes después de aquellas horas encerrados dentro de la fábrica.

En el exterior de la fábrica se encontraban distintas personas, desde la periodista que los había entrevistado al principio, como a aquellos dos que ni habían entrado, como por ejemplo el que no tenía un Ticket Dorado y había tratado de colarle a Wii-Liam Womkat un ticket falsificado... o el que había llegado tarde. Así como el resto de los expulsados... haciendo especial mención a Jinsokuna Harinezumi que estaba encerrado en el coche de policía de Mamoru Ai Yastis.

Una vez que aquellos cinco salieron, Hijö Nii Fuun salió corriendo hacia la fábrica, tratando de llegar hasta el interior de la misma antes de que las puertas automáticas volvieran a cerrarse una vez más. Y con unas fuerzas sacadas de la nada, este muchacho se impulsó lo suficiente como para llegar al interior de la misma.

Al cabo de unos escasos minutos, las puertas se volverían a abrir para, en esta ocasión, dejar ver como Hijö Nii Fuun salía cargando con un gran polo entre sus brazos, y a medida que este más se acercaba y las miradas curiosas se seguían clavando en él, este trozo gigante de hielo se hizo cada vez más y más reconocible como, en efecto, la prisión helada en la que Usagi Shiroi se encontraba.

Al parecer ahora la mayor prioridad de este muchacho era encontrar una buena nevera en donde meterla y así conservarla en toda su fría hermosura. Una historia de amor mejor que Crepúsculo.

En efecto, aquella escena era lo suficientemente extraña como para que todo el mundo hubiera apartado la mirada para centrarse en ver como Hijö Nii Fuun se condenaba para el resto de su vida a pagar un dineral en su factura de la luz por mantener un buen refrigerador funcionando 24/7.

Y hablando de electricidad... quizás si no todo el mundo estuviera distraído viendo aquello, el siguiente evento no hubiera tenido lugar en un primer lugar, y esto era, que alguien había sufrido una descarga.

En efecto, aquel dúo de villanos habían atacado por la espalda a Yuuto Kazuki y, a saber, cuales eran sus objetivos con aquel pobre muchacho, lo único que dejaban claro es que iban a irse de rositas pues todo el mundo estaba atento a lo que sucedía con Usagi Shiroi y con Hijö Nii Fuun.

-Agárrale por los brazos, yo por los pies. -Apremió a su compañera mientras cogían a este pobre tipo inconsciente y se lo llevaban a una furgoneta sucia que había aparcado en las cercanías. Y así fue como este joven fue secuestrado.

Por fortuna para los presentes, que aparecieran dos claros villanos a secuestrar a alguien no implicaba que estos fueran a salirse con la suya, a fin de cuentas ahí mismo había un detective, un seguidor de la Ley y la Justicia, un Adalidad del Orden y la Paz. Pero por desgracia para los presentes, este era Mamoru Ai Yastis que se encontraba distraído viendo a Hijö Nii Fuun secuestrar un cadáver... que poco a poco, a medida que se acercaba este se embellecía y se volvía casi una escena romántica.

-Ooooh... -Comentó- El amor juvenil... que tierno que es... Y así congelada no se podrá quejar que dejaste la tapa levantada, que dejaste ciego a su padre usando un arcoíris o que se te coló un perrito en la mazmorra sexu... -Por suerte este se contuvo a terminar la frase- Bueno, me tengo que ir. La Justicia nunca descansa, y tengo un viaje de 15 minutos para dejar a un malhechor en el calabozo y así poder terminar con el trabajo de una buena vez, que mi turno termina en solo 5 horas. ¡Adiós a todos!.

Y en efecto, este hombre sin mirar atrás, -y por atrás se refiere a los asientos de atrás-, se subió en el coche de policía y tras atropellar al cámara, este fue directamente a la comisaría sin detenerse.

?

Era cierto que Mamoru Ai Yastis se fue sin detenerse, pero también se fue sin su detenido. Al parecer este asesino se había librado del largo brazo de la Justicia por medio de unas de sus púas y su habilidad innata de fugarse sin mirar atrás, algo que probablemente hubo heredado de Chayanne, su padre. Pero... ¿Dónde estaba Jinsokuna Harinezumi?.

Pues sinceramente, esta no iba a ser una pregunta dejada al aire, al menos no de momento. Al parecer este joven había aprovechado también la distracción de Hijö Nii Fuun para desaparecer del lugar y ahora se encontraba en otra calle adyacente a la fábrica resoplando tras su escape. Y casualmente, mientras este recuperaba el aliento una pequeñita figura se le acercó, pues saliendo de una de las grietas del muro apareció no otro que el ex-Encargado de la Fábrica de Dulces de Kyandi Poppu: Wii-Liam Womkat.

¿Qué locas aventuras tendrían estos dos? ¡Lo sabremos proximamente!

Aquella última pared destruida con la silueta de Tooth Kowasu reveló una pequeña habitación que mantenía la temática de caramelos; aunque se notaba que algo menos risueñas que las anteriores, principalmente por el gotero y la persona postrada en la cama. -Habéis llegado hasta aquí... -Comentó Kyandi Poppu en persona, realmente este hombre estaba mucho más demacrado que en las fotografías de sus chocolatinas- Así que supongo que sois las elegidas por mi querido Wii-Liam... que por cierto... ¿Dónde está?. Bueno, supongo que eso no importa ahora... venid aquí hijas mías...

Aquella muchacha no dio ni un solo paso hacia delante, aquel hombre parecía ser un pervertido en toda regla, y lo que era más importante aún, toda la información que se había revelado de esta pequeña incluía la parte en la que le gustaba mantener su espacio personal sin cruzar.

-No te recomiendo que pidas un abrazo... -Comentó usando el mejor poder de todos, el sentido común, pero teniendo en cuenta que aquel hombre parecía estar drogado hasta las cejas con diversos medicamentos y opiáceos que se encontraban en la mesita de noche al lado de la cama, es posible que no pensara en ello, y Rori Peropero no iba a repetir el aviso pues estaba demasiado ocupada lamiendo la piruleta. - Slurp.

Ya habiendo llegado hasta el lugar, y encontrarse con aquel anciano que les daba la bienvenida y las reconocía como sus hijas, evidentemente Tooh Kowasu no iba a detenerse por nada del mundo, mucho menos por nimiedades como era la lógica o el sentido común.

-¡A-BRA-ZO!. -Dijo mientras se acercaba a abrazar con sus grandes músculos a aquel hombre que se encontraba postrado en la cama.

Realmente la fuerza de aquella gigantona era tal que no solo le dio un gran abrazo de oso a Kyandi Poppu sino que incluso se salió de la casilla de posteo y asalto la zona de notas del juego, partiéndola en dos.

A veces la lucidez viene en el peor momento posible, aunque en el caso de Kyandi Poppu este iba a ser en su último momento. Los brazos de la gigantesca niña apretaron con fuerza la espalda del hombre haciendo que sus costillas ya debilitadas de por sí por su dieta de solo dulces se partieran como espaguetis sin cocinar, y su columna se desencajó.

-AHAGGGG GAGGGGG...

Ni decir unas últimas palabras pudo mientras sus pulmones eran comprimidos cual gaitas y sus ojos casi salieron de sus cuentas por la presión ejercida en todo su cuerpo. Este iba a ser el final del confitero.