Partida Rol por web

Durante varios minutos Katherin no hizo otra cosa mas que respirar agitadamente en la roca, queria seguir trabajando pero el cansancio la limitaba. Luego de recuperar un poco de sus fuerzas ella se puso de pie con rapidez, Freddy siempre le decia que nunca se enfriara del todo despues de trabajar y mas con el frio o se podria enfermar, haria caso a su consejo.

Ya con fuerzas tomo su pala y siguio paleando nieve con optimismo. Ya lleno el cubo lo levanto con la poca fuerza que tenia y lo deposito en la carretilla. Tocaba llenar la siguiente, esto lo hizo con relativa rapidez ya que habia tomado su ritmo para esta labor, no tardo en llenar el cubo y llevarlo hacia una carretilla medio vacia. Sintiendose motivada por su rendimiento Katherin fue corriendo alegre hacia las calabazas y siguio paleando quitando la nieve, iba tan alegre por su trabajo que no noto que el cubo ya se habia llenado, clavo la pala a piso y llevo su 3er cubo hacia la carretilla que no parecia faltarle mucho donde lo deposito. Animada por ver que ya casi llenaba una carretilla la pequeña regreso hacia su area de trabajo y tomo de vuelta la pala para seguir trabajando, mientras paleaba para su desgracia dió con una piedra y con eso sintió de golpe que un par de ampulas de sus manos se reventaron soltando un terrible dolor. Katherin tiró la pala al suelo y se quito los dos pares de guantes que cubrian sus manos para verlas, eran un desastre de fluido acuoso y piel abierta acompañados de un dolor y ardor que eran casi intolerables, nuevamente se queria poner a llorar pero volvio a sentir los ojos rencorosos de Fred y a escuchar su voz acusandola de ser una niña mimada.

Katherin entonces decidio sentarse en la piedra de antes y limpiarse tanto las manos como los ojos que ya mostraban un par de lagrimas. Para aminorar el dolor la niña metió las manos a la nieve y luego de unos minutos sintió que las manos dejaban de arderle levemente, tomo su pañuelo del bolsillo de su falda y lo rasgo, con el hizo un par de vendas con las que cubrio las palmas con ampulas abiertas y se volvio a poner sus guantes especiales para complementar el improvisado vendaje.

Ya con sus manos atendidas Katherin queria continuar, pero no con la pala a la que veia con recelo. Por suerte su compañera Hellen Greystoke queria sacar una carretilla, la niña fue corriendo hacia ella y la ayudo a levantar la carretilla mientras le decia:

-¿Te importa si yo te ayudo? Sera mas facil entre las dos

Con la ayuda de Katherin, Hellen fue capaz de sacar la carretilla del huerto sin esfuerzo y entre las dos palearon la nieve a un lado del camino. 

Aunque las manos de Katherin le escocían eso no detuvo la labor de la niña quien parecía una verdadera leona. Una vez terminada la colosal faena, las niñas regresaron para ayudar a sus compañeros a terminar de llenar la siguiente carretilla que ya estaba por encima de la mitad, con algo de suerte terminarían con tiempo de sobra para que Katherin pudiera llegar a la enfermería a tratarse sus ampollas.

Viendo como Katherin y Hellen comenzaban a mover una de las carretillas, la pelirroja se apresuró a acercarse a la siguiente que ya estaba cargada y miró al resto de compañeros que estaban presentes. - ¿Me ayuda alguien con la siguiente? - preguntó mientras intentaba comprobar cuanto pesaba alzando un poco la carreta. Uff, ¡menuda mole! 

Allison miró al chico rubio de Gryffindor que había preguntado antes en qué podía ayudar, por ver si le echaba una mano. 

- No sé si podré sola, ¡pesa un montón! - añadió frunciendo el ceño. La verdad es que encargar un trabajo así a unos críos, había sido un buen golpe por parte de McGonagall, aunque no quería ni imaginarse a que se referiría con algo peor incluso que la tarea que tenían entre manos...
Volvió a hacer fuerza para mover la carretilla cargada pero justo en ese instante, tuvo un mal presentimiento.

Una vez llevada la carretilla fuera, Hellen no podía más. Nunca había sido muy ávida de los deportes por lo que su condición física se resentía con el ejercicio. Nunca se imaginó que el castigo sería así, ¿acaso a McGonagall no le sonaba de nada la expresión "explotación infantil"? Eso sí, de cara a los demás llevaba una sonrisa en la cara, no les daría la satisfacción de ver como se derrumbaba una Slytherin.

Hellen se dio cuenta de que para llenar un cubo le tomaba el doble de esfuerzo que sus compañeros así que para disimular su lentitud decidió buscar conversación. Chicos, ¿creéis que Artemis estará bien? La siguiente frase la dijo en un susurro para que solo sus amigos la escucharan, y no así el profesor. He leído cosas horribles sobre los efectos secundarios de tomar sangre de unicornio...

Ya casi sin respiración y sintiendo como cada músculo gritaba de dolor en su interior, Hellen decidió parar sus infructuosos intentos con los cubos y se aproximó a Allison para ayudarla con la carretilla. No le dijo nada cuando se acercó a ella, no por falta de educación sino porque no le quedaban fuerzas para media palabra.

El trabajo en equipo estaba funcionando muy bien me animé y fui a coger la carretilla que faltaba con muy buena voluntad t muchas ganas. Estaba empezando a pensar que no era tan débil como había supuesto, burbuja que se desinfló en cuanto cogí la carretilla. Esta no sólo no se movió ni un milímetro, sino que además me resbalé en la nieve y caí en plancha en todo en baro. Con la cara negra de barro y las mejillas encendidas de la vergüenza, me reí de mi propia torpeza.

- Cre-creo que iré a llenar cubetas.

Parecía que la mala suerte se me había pegado y la primera cubeta no se lleno ni la mitad. Enojada ya conmigo misma, sostuve con firmeza la cubeta y comencé a recoger nieve como una loca. La estrategia pareció funcionar, porque conseguí llenar dos cubetas enseguida. Con la tercera ya me había vuelto a cansar. Definitivamente, me faltaba hacer ejercicio. Unos segundos de descanso y llené otra cubeta, pero la siguiente volvió a fallarme. Estaba comenzando a agotarme, pero decidí hacer un último esfuerzo y coger otra vez la carretilla, pero esta vez decidí pedir ayuda.

- ¿Alguien me echa una mano con esta carretilla?

Por suerte Allison recibió la ayuda de la chica de Slytherin, y juntas lograron mover la pesada carretilla. - Gracias Hellen, apenas podía sola. - dijo agradecida mientras llevaban la carreta fuera del huerto como les habían pedido. 

Mientras realizaban la pesada tarea, la bruja escuchó lo que comentaba su compañera sobre la sangre de unicornio y por el tono de su voz, logró preocupar ligeramente a la pelirroja.  ¿Qué clase de efectos? Espero que Artemis esté bien... La chica quiso preguntar pero temía ser escuchada por Hagrid, miró a Hellen ladeando la cabeza y se limitó a decir. - Pero... ¿Son muy graves..? - preguntó casi en un susurro y se apresuró a añadir. - Deberíamos ir a verle más tarde. - dijo con convicción, a pesar de que ya notaba el cansancio apoderándose poco a poco de ella.

Arcturus empezó a coger dos cubetas que faltaban y a ponerlas en el carrito. Sin embargo pesaba más de lo que parecía y solo pudo cargar una, dañando considerablemente su orgullo. ¿Como podía ser que solo pudiera con una? ¿Con esta forma física pretendía jugar en el equipo de Quidditch del colegio? Se autoapuntó en la agenda mental que tenía que salir a hacer más ejercicio. El exceso de ranas de chocolate le estaba pasando factura.

Sin embargo la conversación le atrajo. Sangre de unicornio y Artemis. ¿En que clase de lío se habría metido ese chico ahora?

-Artemis estará bien. Contestó a la Slytherin. -Piensa que es un Flamel. Son famosos por meterse en líos.  Sonrió un poco pese al cansacio de haber subido una sola cubeta. -Pero... ¿Por que dices lo de sangre de unicornio? ¿Acaso la serpiente sabe más de lo que dice?

Miró a su alrededor vigilando que nadie le escuchara. -No se vostras, pero aquí hay algo grande montado. Nos ocultan algo. Pillé a McGonagall mintiendo.

Dicho esto intentó coger una carretilla sin mucho éxito.

Con ayuda de Freddy, Arcturus logró terminar de llenar y sacar la última carretilla del huerto de calabazas, poniendo fin al abuso infantil castigo impuesto por la profesora McGonagall.

Tan pronto terminaron con la ardua faena se dirigieron al castillo en compañía del profesor Hagrid pues ya estaba próxima la hora del almuerzo y sabían bien que no podían permanecer fuera del castillo más allá de dicha hora.

Mientras se alejaban del huerto pudieron ver la gran cantidad de nieve que habían sacado, parecía una pequeña colina casi tan alta como el profesor Hagrid quien parecía muy feliz de ver el huerto tan limpio que incluso les prometió una porción extra de pastel de calabaza en la cena, que él mismo iba a cocinar para ustedes.

Terminamos por fin el castigo y me senté en el suelo agotada. Tenía la sensación de haber hecho más deporte que en toda mi vida y juraría que incluso había ganado más fuerza. Si seguía teniendo castigos como esos terminaría como uno de esos tipos muggles que tenían enormes brazos.

- Gran trabajo de equipo, chicos, lo conseguimos - sonreí a todos alegremente y satisfecha a pesar del cansancio.

Estaba deseando ir a comer algo y dormir una buena siesta, pero antes acompañaría a Katherin a que se curara las heridas, pues tenía varias. 

- Vamos, Kat, te acompaño a la enfermería. Luego podremos ir a asearnos para comer algo - le dije acercándome a ella.

¡Menos mal, ya no podía más! Con los brazos en alto dio gracias por el fin del castigo. No sabía si era causa del cansancio o de sus encuentros el día pasado, pero sentía verdadero odio hacia McGonagall en esos momentos. Encima de ocultarnos algo, nos obliga a perder el tiempo de esta manera... Y después estaba el semigigante que había permitido todo esto. Quizás... Quizás nos mandan a hacer el trabajo sucio por Hagrid para que no nos demos cuenta de que él no puede hacerlo con magia. La verdad era que nunca lo había visto usar una varita lo que le hizo plantearse si sería un squib al igual que el conserje.

Chicas yo también os acompaño a la enfermería, si no os importa, quiero ver cómo está Artemis. Mientras caminaban hacia el castillo, bajó la voz un poco para que Hagrid no la oyese. Y sobre lo que me preguntaste, Allison, no recuerdo muy bien qué decía el libro; aunque sí sé que el mismísimo Señor Tenebroso la usó así que no creo que conlleve cosas muy buenas.

Entonces, oí lo que decía Allison y la miré para saber de qué estaba hablando. Llenando cubetas no había oído todo lo que habían hablado y ahora no me enteraba de mucho.

- ¿De qué estáis hablando? ¿Sabéis qué le pasó a Artemis? ¿De qué serpiente habláis? - luego, hablando más bajito, le pregunté a Arcturus - ¿en qué te mintió? Eso quiere decir que algo están ocultando, seguro. La fantasma de nuestra casa nos habló de un gran que se había desatado en el colegio, o algo - mirando por encima del hombro a Hagrid, seguí hablando - deberíamos quedar después de clase o en el comedor para hablar de esto. Debemos investigar lo que está pasando - mi sangre investigadora estaba hirviendo de nuevo - sin meternos en más problemas, claro.

Tras terminar con el castigo, Allison dejó escapar un suspiro por el cansancio y se llevó las manos a la espalda para estirarse mientras seguía a Hagrid y a los demás de vuelta al Castillo. Estaba contenta por haber cumplido, pero le dolía todo por el esfuerzo. Le reconfortó la compasión que les mostró el semi-gigante, aunque a ella no le parecía que fuera "semi" por la diferencia de altura, pero al mencionar la tarta que les iba a preparar fue suficiente para sacarle una sonrisa a la niña. - ¡Por fin! - gritó animada frotándose las manos que estaban algo entumecidas.

- ¡Muchas gracias señor Hagrid! - respondió con ilusión ante la recompensa extra que recibirían a la hora de la cena. ¡Seguro que está riquísima! Pensó aún sonriente mientras caminaban, al escuchar hablar a Janelle y Hellen, la pelirroja se separó un tanto de Hagrid para poder hablar con ellas sin llamar mucho la atención de este. 

Al oír hablar sobre el Señor Tenebroso, Allison palideció por momentos, lo que le contaba Hellen sobre la sangre de unicornio no parecía albergar nada bueno, tan sólo esperaba que no le sucediera nada malo a Artemis. No podía imaginar que clase de efectos secundarios habían sucedido en el pasado, pero no quería ni pensar en ello. Intentó ocupar su mente con otra cosa, así que recordó la conversación con la profesora Sinistra, e imaginó el plano de estrellas tan bonito que había visto en la recuperación. 

Algo más tranquila se apresuró a contestar a la chica de Ravenclaw, antes de que notasen que le incomodaba el tema. - Aún no sabemos que le pasó exactamente, Janelle. Creo que su bisabuelo utilizó sangre de unicornio para tratarle.. - explicó en voz baja intentando que Hagrid no se enterase de su conversación. - Yo también quiero ir para ver como se encuentra Artemis. - añadió, estaba cansada pero después de ver a su amigo buscaría un momento para descansar un poco. Al menos, ese era el plan. Tendría que buscar un hueco para investigar con los demás, era cierto que McGonagall les ocultaba algo, pero no sabía hasta que punto sería bueno meter las narices... Pero claro, la curiosidad siempre era más fuerte.

Mientras tanto iba repasando mentalmente que tenía que hacer, no podía olvidarse de ver a la profesora Sinistra después de comer. Pensar en las estrellas logró que Allison recuperase la compostura poquito a poco.

La pequeña bruja regresaba de haber vaciado lo ultimo de la nieve cuando escucho la buena nueva, eran libres. Mientras se unia a la celebración alzando las manos al cielo una pulsada de dolor recorrio sus palmas, no habia dejado de arderle durante la faena pero ahora era acompañados de un dolor casual. Sin mas tendria que ir a la enfermeria.

Antes de irse salio despidiendose con la mano del amistoso gigantón que era el guardabosques de la escuela, para Katherin era muy simpatico y alegre, casi como uno de sus amigos imaginarios de cuando era mas pequeña que era Blue, un oso azul parlarte. Tambien le abrio el apetito el escuchar la frase "Pastel gratis".

Ya iba encaminada hacia la emfermeria cuando vió que Jane y dos mas de sus compañeras se le unia en el viaje por razones varias, a lo que la niña respodió con una sonrisa abierta:

-Muchas gracias chicas. No se preocupen, esto no es nada, solo me abri unas ampulas.

Esto lo dijo para no preocuparlas, no le habia pasado antes pero era lo que decia Fred todo el tiempo cada vez que acababa herido por algún motivo.

Mientras caminaban rumbo al castillo mantuvo la oreja parada sin decir nada, esperaba saber mas acerca del por que de lo habia estado pasando en el castillo, parecia que cada quien tenia pistas o información que podria ser interesante saber, quizás podria preguntar mas tarde.

Mi carrera matutina me había llevado hasta la cabaña de Hagrid. La pendiente que tenía me obligaba a medir mis pasos e ir más despacio, lo cual suponía que el termino "carrera" no pudiera aplicarlo adecuadamente aunque la prueba resultara más exigente de lo habitual.

Una vez la hube alcanzado, me transformé y la rodeé antes de regresar, espantando varias gallinas en el proceso pese a que no fuera no intención.

Una vez llegué a la cuesta que llevaba a la cabaña del profesor, tomé asiento junto al sendero y, varita en mano, me puse a practicar los hechizos que venían en el.