Partida Rol por web

Compras

142 Galeones

Varita -7 (no me deja hacer el test, me da error)

Lechuza pequeña -3 +(-5 alimento y jaula)

Filtros y pociones mágicas, Arsenius Jigger- 9 

Guia de la transformación para principiantes, Emeric Switch- 9 

Historia de la magia, Bathilda Bagshot- 9

Animales fantásticos y donde encontrarlos, Newt Scamander- 9

 El libro reglamentario de Hechizos (Clase 1). Miranda Goshawk. -10

Mil hierbas y hongos mágicos, Phyllida Spore- 9

Cómo Controlar Los Poderes Oscuros, por Ridick Marchenfield.  [No lo encuentro]

Uniforme Howarts -25 (Segunda mano)

Caldero de Peltro tamaño 2. -15

Un cucharón de latón. [No encontrado]

Juego de rodemas de cristal -5 

Telescopio de latón -5

Balanza de plata -7

Tintero, pluma y pergamino. [No encontrado]

Total gastado: 127

Quedan 15 Galeones

Agrego mis compras

Al día siguiente de recibir las lechuzas con la lista de materiales para el nuevo curso, mamá nos llevó al callejón Diagon para comprar todo lo que nos hiciera falta. De no ser porque teníamos que ir recorriendo todas y cada una de las tiendas para que Jared comprara todo lo que necesitaba, hasta hubiera disfrutado con el poder ir de compras. Al final, únicamente disfrute algo en Madame Malkin al escoger dos túnicas de diario, porque no había mucha emoción al "escoger" los uniformes del colegio para el verano e invierno.

Después de eso nos dirgimos al Flourish y Blotts para cogerle los libros a Jared, al que animé a coger los libros de gran calidad aunque fuera a costa de una mejor escoba o incluso chucherías, junto con algo de pergamino, plumas y tinta para ambos.

Continuamos por Slug & Jigger para aprovisionarnos del material de Pociones y en el que terminé cogiendo dos de esas bolsas mágicas de ingredientes y un juego de redomas de cristal ante la mirada inquisitiva de mamá, quién afortunadamente evitó hacer ningún comentario al respecto.

Luego pasamos rápidamente a coger la escoba y mientras mi hermanito se pensaba que mascota coger junto con la ayuda de mi madre, yo me fui a Olivander.

- Creo que mi varita no va bien mamá. Ni te puedes imaginar lo mucho que me ha cambiado mucho en este año en Hogwarts, por lo que debería mirar otra.

Le repliqué cuando mi madre señaló con obviedad que ya tenía una y en perfecto estado, pero ante la tesitura de dejar a Jared sólo mirando los animales o a mi probando varitas, optó por acompañar al más pequeño.

- Buenas días señor Olivanders - le saludé sacando mi varita, nueve pulgadas de vid y corazón de dragón prácticamente inflexible, dejándola sobre el mostrador - El año pasado compré esta varita, ¿podría comprobar que funciona correctamente?

Le solicité mientras su mirada bajaba un instante para reconocer su trabajo en apenas un instante.

- Creo que en el fondo no le ocurre nada y yo soy la culpable. Tengo la sensación de que cambiado demasiado para ella. - le explico mientras la examina - La última vez llegamos a la conclusión de que la medida y la rigidez eran las adecuadas, pero el problema resultó más en el tipo de madera y su núcleo. Probé maderas de fresno, manzano, sauce y vid con corazones de pelo de aethonan, unicornio y fibra de corazón de dragón - le recuerdo sin parar de hablar - Pero durante éste año he descubierto que puedo hablar pársel, he encontrado novio y, supongo que ya lo habrá visto en el profeta, pero soy la última animaga registrada.

Le informo para que contara con más detalles sobre lo que había cambiado en mi vida y pudiera mostrarme otro estilo de varitas.

Mientras Ollivander examina tu varita, Artemis ingresa a la tienda en compañía de una mujer de unos 35 o 36 años, quién parece estar echándole un ojo a su varita.

- Muy interesante trabajo joven, mi padre tiene que estudiarlo detenidamente. - dice ella mientras lleva la varita de Artemis al mostrador, al tiempo que ambos notan la presencia del otro.

Al ver a Hellen me acerco rápido hacia ella y la abrazo con fuerza.

Hola Hellen, que suerte verte. Te extrañé mucho, pero ¿Qué haces aquí? ¿Le ocurrió algo a tu varita? - pregunto preocupado.

Ni siquiera me había molestado en girarme para ver quién entraba hasta que también se acercaron al mostrador. Fue entonces cuando me giré y quedé sorprendida por descubrir a Artemis acompañado por una mujer.

- ¿Artemis? ¿Pero qué haces tu aquí?

Le pregunto extrañada por encontrarlo, aunque muy contenta por hacerlo, tanto que acto seguido le beso sin miramientos.

- La verdad, no creo. En realidad tengo la sensación de que no somos tan compatibles como cuando el señor Olivander me la enseñó. Ya sabes, ha sido un año muy complicado con Hogwarts. Es por eso que vine en busca de otra mientras mi madre termina de comprar las cosas de Jared.

Explico mi presencia en el local sin borrar la sonrisa de mi cara,

¿Jared? ¿Tu hermano pequeño? ¿ El mismo que quieres convertir en conejo y encerrar en la cámara? - pregunto con una sonrisa.

La verdad es que vine para que Ollivander revise mi varita, lo que pasa es que he potenciado mi varita con runas y le he puesto una protección para que nunca pueda ser usada contra mi.

Una runa de vínculo. Sólo quiero que Ollivander la revise antes de activar las runas. Según su hija, todo está en orden, pero ambos buscamos la opinión de su padre. - respondo con calma.

¿Tienes planes para la otra semana? Me gustaría invitarte al cine. Sí sé que es cosa de muggles, pero a mi me gusta. ¿Qué dices? ¿Aceptas? - pregunto esperanzado.

Estoy humeando por las orejas. Mamá no tomó bien que intentara hacer trucos muggles de cartas. ¿Y de donde quiere que saque dinero? No, pero no vaya a hacer que me expulsen, me vean mal, que la abuela vuelva a poner el grito en el cielo como si nunca lo hiciera y como si verla no significara una tarde/noche/mañana de papá y yo consolarla...

De pronto, la oportunidad. Mamá y papá, ella embobada con un libro de medicina y unas tijeras mágicas para cabello, él casi entrevistando a no recuerdo qué hijo de vecino de no sé que.

¡Claro que me escapé!

Me quedaba cerca las varitas. Quiero ver que puedo comprar para vender en Hogwarts. Ideas, ideas...
 

Al mencionar lo que le pensaba hacer a mo hermano inmediatamente le chiste como si fuera el mayor secreto del universo y el se encontrara proclamándolo a los cuatro vientos.

- Tendría que perdir permiso a mis padres. - ¡y comprarme ropa de muggles! - Pero no creo que se niegue, aunque quizás tenga que... ¿no es esa Daphne?

Pregunto mientras la vista se me iba hacia el exterior imaginando que mi madre entraría en cualquier momento. Pero si, lo era, por lo que salí para saludarla arrastrando a Artemis de camino.

- ¡HOLA DAPHNE!

Le chillé animada desde la puerta. Iba a mudarme al callejón en cuanto pudiera, lo acababa de decidir.

Hola Daphne. - digo algo agitado, debido al zarandeo de Hellen. 

¿Qué haces por aquí? Hellen y yo vinimos por una revisión de varitas.

Saco todo lo que tengo de los bolsillos, una pelusa incluida. Conté (tres veces). Volví a guardar el dinero.

Escucho voces familiares y levanto la cabeza a tiempo para ver a Artemis y Hellen. Salté de la emoción y corrí hacia ellos: ¡los extrañaba!

- Espíritu emprendedor - expliqué, usando las mismas pomposas palabras de papá.

Al verlos sentí que el día había mejorado infinitamente. Solo tengo hoy para comprar cualquier cosa que me pueda servir para vender o hacer algo que vender en Hogwarts... más pergaminos y plumas...

Su respuesta me resultó extraña, pero tampoco iba a darle vueltas.

- Bueno, bueno, al menos ya nos queda menos para volver al colegio, porque llevo un verano que lo único diferente era el no ver a nadie. ¡Qué horror! Creo que hoy ha sido el mejor día desde que descubrí lo parlanchín que era Bastet. - explico animada antes de que las miradas de ambos me hagan puntualizar - Mi gato.

Dirijí una mirada nerviosa a la libería. No parece que aun me vieran, aunque creo que si me ven con Artemis de tanto que les hablé de él en las cartas no se van a enojar. Escucho lo que dice Hellen, asintiendo. ¡Los veranos son tan aburridos! ¡No quiero pasar otro así en mi vida!

- Awww - siempre me derriten los gatos... - ¿Acabas de adoptarlo?

Niego con la cabeza antes de responder.

- Me lo compraron mis padres el año pasado, pero no quise llevarlo al colegio. Creo que acerté.

Sobretodo a raíz de todos los sucesos.

- Este año llevaré a mi hermano, pero dudo que me cuente de mascota

Bromeo con el inicio ee Jared.

Me reí.

- Creo que el día que tenga uno o explotamos Hogwarts o él me hace explotar a mí - dije, refiriéndome a como nos llevamos en mi casa. - Siempre quise un hermanito, pero mis padres dicen que hasta después de que los dos se graduén y tengamos otra casa. Es decir, en mil años... - rodeé los ojos.

- Míralo por el lado bueno, serás mayor y podrás hechizarlo para que no berreé - río durante unos segundos antes de darme cuenta de algo - A todo esto, el año pasado empecé una especie de concurso con Mérida y Allison y quizás lo sigamos este curso por si queréis apuntaros - les invito -pero como perdí, luego tengo que comprar una tarta ¿me acompañaréis?

Pregunto a ambos sin que llegue a afectarme la mentira piadosa que acababa de soltar.

- ¿Tarta? ¿Alguien dijo tarta?

Todavía no escucho gritos de la librería, y la mención de la tarda hace que me brillen los ojos. Oigan... ¿y si cuidara mascotas y/o vendiera tartas pequeñas?

- ¡Voy con ustedes! - aplaudí - Por cierto, ¿qué concurso hacen? - quizá una rifa... no, no creo que funcione eso.

No pude evitar sonreír ante su entusiasmo.

- Una tontería, teorizamos algo sobre un profesor y vemos quién acertó más. Las próximas preguntas que teníamos preparadas eran preguntarle al profesor Longbotton si estaba casado y a Filch cuántos años tenía la señora Norris. Quién menos puntos consiga le toca pagar la tarta.

Les informo de la mecánica y cómo iba a transcurrir cuando regresáramos a Hogwarts.

- Pero será mejor que antes termine con Olivanders.

¡Me dolían las costillas y no podía parar de reír! Me solté riendo en mi mejor carcajada del verano de imaginar como buscaron si el profesor Longbotton tenía anillo y ahora ver la edad de la señora Norris.

- ¡Cuatrocientas velas tiene que encender este año! Tengo un abuelo más joven que ella.

- ¡Qué te tomo la palabra!

Le amenazo dejandome contagiar por su risa.

- Bueno, vamos a terminar los deberes primero.

Concluyo mientras intento contenerme antes de regresar a la tienda.

- Entra si quieres, ya sabes que esto puede llevar un rato.

Le sugiero teniendo presente que de verme obligada a buscar otra varita, tardaríamos algún tiempo, aún teniendo los materiales ya delimitados como los tenía.