Partida Rol por web

Buenas noches señorita. La hice venir para exigirle que me devuelva lo que me pertenece. - dice el fantasma mientras señala al bolsillo en el que guardas la fotografía.

Llevo algo de tiempo observando a quienes irrumpen en mi viejo almacen, pero es la primera vez que alguien tima algo realmente valioso y espero que sea la última.

La aparición del fantasma me dejó petrificada. Con ojos abiertos como platos y temblando del frío, vi como se formaba la figura espectral ante mi. Me quedé observándole mientras me hablaba, sin comprender de qué hablaba, hasta que señaló mi bolsillo. Allí tenía... un par de cromos, un lápiz y la fotografía. Metí la mano y la saqué, observando con cuidado a la chica. Cuando miré de nuevo al fantasma mi rostro mostraba mayor tranquilidad.

- ¿Quien eres tu? - apenas recordaba lo que ponía en la placa del almacén, salvo alguna letra suelta - ¿y quien es esta chica? - si era algo importante merecía la pena investigarlo. El fantasma no se había mostrado amenazante, por lo que pensé en arriesgarme un poco.

Yo soy Severus Snape, sucesor y predecesor de Horace Slughorn. Fui maestro de pociones en esta institución durante muchos años y la chica que vez en la fotografía se llamaba Lili Evans.

Ahora si tuvieras la bondad de devolverme la fotografía. - dice él en el tono más amable posible.

Viendo la reacción de Snape, miré un segundo más la foto y se la tendí.

- Debe ser alguien muy importante para ti. Dígame, señor Snape, ¿qué le pasó? Si no es mucho atrevimiento, ¿dónde está ella? Si puedo ayudar en algo... - me ofrecí con la voz más suave de la que pude poner.

Sentía cierta lástima por él, y también curiosidad por qué había terminado siendo un fantasma en Hogwarts y qué había sido de la chica de la foto. ¿Sería su hermana, o tal vez su mujer?

Snape te observa en silencio y tras meditarlo un par de segundos, finalmente se decide a responder.

Ella fue alguien muy importante para mi. En cuánto a mi, pues fui asesinado por el señor renebroso y su mascota justo en este mismo lugar. 

El creía que mi muerte lo ayudaría a dominar la varita de sauco. Lo que nunca supo es que todo siempre fue parte de la estrategia del director Dumbledore quien se encontraba oculto y recuperándose después de su enfrentamiento con él.

Abrí la boca sorprendida, había oído las historias de las aventuras de Harry Potter y sus amigos, y las batallas que se habían librado.

- Siento lo que pasó con tu amiga - dije en voz baja - ahora debo irme, pero volveré algún día a hablar de nuevo, si no te importa. ¿Sueles estar aquí? - dije mientras me alejaba - ah, ¿y puedo volver a tu almacén? Ahí podría haber ingredientes o cosas que me pudieran ser útiles. Prometo no volver a tocar nada importante.

Sí, suelo estar por aquí con cierta frecuencia. Sólo que no me muestro a menos que se me llame. 

Puedes tomar cualquier cosa que necesites del almacén, salvo por esta foto, mi túnica o mi varita. Lo demás úsalo como te plazca. Siéntete libre de volver cuando gustes. - responde el fantasma antes de tomar la foto y desaparecer.

Con que su varita estaba allí, un interesante dato. No es que quisiera cogerlo, tenía mi propia varita, pero podría resultarme de utilidad algún día. Me despedí y me fui del muelle camino al colegio directa al comedor a comer algo, pues todavía no había cenado. Después, iría a dormir.

Estaba nerviosa después de que Artemis no tomara en serio mis advertencias, lo que sumado al hecho de que se hubiera enfadado por no poderle dar más información no ayudaba a tranquilizarme. La cuestión final es que debía intentar arreglarlo.

Al llegar al muelle encuentro a Hellen algonintranquila.

Hola.... ¿Qué ocurre? ¿Por qué tanta urgencia? - pregunto algo nervioso, pues después de nuestra discusión, no sabía que esperar.

Pero algo era un hecho que sin importar lo que Hellen desee tratar, no estaba dispuesto a dar marcha atrás con Bane.

Había venido, al menos era algo, por lo que dejé de agarrarme y arrugar la falda.

- ¿Sigues enfadado?

Pregunto sin atreverme a mirarle a la cara.

Un poco. - respondo con sinceridad. - No comprendo que te preocupa tanto de Bane.

Si pudimos con una horda demoniaca el curso pasado, de seguro que poemos lidiar con un profesor excéntrico o dos. - agrego con tranquilidad mientras me sientoben el muelle junto a Hellen. 

- Porque Bane no es malo, pero no quiere ayuda y no dudará en pasar por encima de nosotros si averigua que tenemos algo para acabar con los demonios. Es mejor mantener las distancias con él.

En verdad era una pregunta sencilla para responder, otra cosa que llegara a entenderla.

- Pero Cain es más peligroso... puede leer las mentes. Incluso de animales.

¡Vamos Hellen! - exclamo un poco exasperado.

No es la primera vez que intentan dejarnos de lado. Y tampoco será la última. 

Pero, lo querramos o no ya estamos metidos en esto hasta el cuello, ya oíste a los fundadores, esta es nuestra guerra no la de ellos, así que a la larga o a la corta hasta el propio Bane tendrá que aceptarlo y en cuanto a Cain, pues bien, tendré cuidado con él. - rebato en tono conciliador.

- ¿Y si no lo acepta? - pregunto preocupada llegando a mirarlo por fín - Ya he hablado varias veces con él intentando que entre en razón y lo único que he conseguido es que me amenace con borrarme todos mis recuerdos. Y te aseguro que es capaz.

Si no lo acepta... pues bien ya lidiaremos con ello a su momento. 

​¿Acaso crees que los demonios van a dejarnos en paz simplemente porque nos hagamos a un lado?  Ya oíste a Kronos, para ese maldito no somos más que simples juguetes.

No sé tu Hellen, pero yo, no me voy a quedar de brazos cruzados mientras ese demonio convierte nuestra escuela en su patio de juegos. - respondo con determinación.

- No es cuestión de hacerse a un lado o no hacer nada, si no de evitar problemas innecesarios.

Le replico intentando convencerle.

- Si somos los únicos que podemos hacer algo, que alguien nos lo impida, o retrase, por cualquier motivo es un problema muy serio ¿no te parece? No es cuestión de valentía Artemis, más bien de actuar con cabeza.

No somos nosotros quienes nos estamos metiendo con Bane, sino al revés. Vamos Hellen, me conoces bien, ni tu ni yo pedimos ser parte de esto, pero ya estamos montados sobre el caballo y ahora sólo resta cabalgar. - respondo mientras miro a la superficie del lago pensativo.

- Salvo que un loco en escoba viene de frente y ninguno de los dos queréis apartaros - señalo dejando escapar un suspiro de resignación - He encontrado la biblioteca.

Añado cambiando ligeramente el tema.

La última frase de Hellen me toma por sorpresa.

No te entiendo. ¿De qué biblioteca me hablas? - pregunto confundido.