Partida Rol por web

Cuando Janelle ingresa a la enfermería se encuentra con Hermione hablando seriamente con Connor, mientras Kat reposa en su cama.

Ay Connor te pareces tanto a tu padre, está bien lo dejaré pasar esta vez. Además no seré yo quien le diga a Ginny que su hijo menor anda metiéndose en líos cada dos por medio.  - respondió Hermione guiñando un ojo.

Ahora ¿Dónde están tus compañeros? No creas que no he notado su ausencia, ustedes eran cinco incluyendo a la niña herida. Así que mejor empieza hablar o iré a buscar a tu padre para que entiendas con él.

-Es que el demonio nos persiguió cuando estabamos trayendo a Kat aquí, en el camino nos  encontramos a un anciano que invoco un patronus como los de papa, el también estuvo allí junto con varios profesores que se interpusieron para detenerlo y los demás fueron a ayudarlos.- dije cuando en ese momento me percaté de la presencia de Jane escuchando la conversación.

-¡Jane!, ¿qué haces aquí y dónde está el resto?- me acerqué a preguntarle algo nervioso, las cosas ya habían salido mal y ya me estaba preocupando que no hubieran vuelto aún. 

Kat estaba moviendo la cabeza intentando despertarse, queria seguir peleando contra el demonio, pero entonces escuchó un feroz ladrido en sus pertubados sueños lo que la llevó a despertar en el presente. Ahí estaba la Señora Granger, un niño que no conocia y a su amiga Jane, trato de alzar la cabeza pero sentia su cuerpo muy pesado, solo limitandose a decir:

-¿Que paso?, ¿y el demonio?

Dicho esto miró de un lado a otro esperando saber que estaba pasando.

Al escuchar la voz de Katherin Hermione giro sobre sus talones y reparo en la presencia de Jane y tras dedicarle una miraba bastante significativa se dirigió nuevamente hacia la cama de Katherin.

Tranquila niña, ya estás a salvo y tus compañeros también, el Director Dumbledore ya se encargó de ese demonio con ayuda de Harry, la profesora McGonagall y Sir Nicolas. - dijo Hermione mientras acomodaba la sábana de Katherin.

En cuanto a Usted señorita. ¿Podría decirme en dónde se encuentran sus otros dos compañeros y por qué fue tan imprudente como para abandonar la enfermería en esta situación? Espero que tenga una buena explicación, pues de lo contrario el puntaje de su casa podría verse severamente afectado. - añadió ella en tono serio.

Entré en la enfermería haciendo el menor ruido posible. Cerré la puerta despacio y me acerqué a la cama de Katherin.

- ¿Qué tal estás, Kat? - dije a mi amiga, aunque parecía un poco confundida todavía.

Cuando hablaron de los que nos habíamos ido, puse cara inocente y sonreí.

- Oh, esto... se han ido a sus casas, porque era ya muy tarde y mañana tenemos que coger pronto el tren - dije haciendo ver que no nos habíamos metido en ningún problema. Pero la señorita Granger me interrogó más duramente y tragué saliva, sintiendo un nudo en la garganta - no hicimos nada malo, acompañé un poco a uno de mis compañeros hacia su casa para que no fuera sólo y volví aquí porque estaba preocupada por mi amiga. El demonio estaba controlado y practicamente derrotado ya, señorita Grager, lo vimos antes de venir aquí, por lo que juzgué que no era peligroso salir de aquí.

Mientras Jane está dándole las explicaciones del caso a Hermione el profesor Dumbledore y compañía ingresan con calma a la enfermería.

Buenas noches jóvenes, al parecer ustedes se encuentran fuera de sus respectivos dormitorios en un horario inadecuado, por lo que 50 puntos serán restados de sus respectivas casas, como amonestación por su comportamiento.

Sin embargo, debido al alto grado de solidaridad y camaradería mostrada para con sus compañeros de la casa de Gryffindor, cada uno de ustedes se ha hecho acreedor a 35 puntos. - dijo Dumbledore guiñándoles un ojo.

Además, debido al alto grado de abnegación y lealtad mostrada por el señor Potter a favor de la señorita Darling por no apartarse de ella durante su momento de mayor necesidad, la casa de Slytherin recibirá 20 puntos adicionales.

Ahora jóvenes les sugiero que regresen a sus respectivos dormitorios, salvo Usted señorita Darling, creo que lo mejor será que pase la noche en la enfermería, sólo por seguridad.

Justo cuando estaban por salir de la enfermería escoltados por Madame Pomfrey y la señora Prince, Harry se acerco a Connor y puso la mano sobre el hombro derecho de su hijo.

Estás en serios problemas Connor, pero de eso ya hablaremos en casa, por ahora será mejor que vayas a descansar y desde ya te digo que vas a pasar tus vacaciones castigado. - dijo Harry con un tono bastante severo.

-¡¡No le haga daño!!-Exclamó Kat intentando levantarse, al no poder solo musitó-El me saco del domitorio, fue muy valiente........

Luego de eso Katherin bajo la voz y solo se que quedo en un estado de semi-inconciencia. No sabia por que habia hecho eso, defender a un desconocido, quizas pensaba que su padre le iba a pegar con una vara para arrear ovejas, ¿seria que queria ayudar a quien la ayudo cuando se estaba desangrando en el dormitorio de Gryffindor?, no lo sabia.

Mientras estaba con este debate interno dijó de manera esporadica:

-Perros......perros malos.....

Cuando llegas a la enfermería cpn Artemis semi inconsciente Madame Pomfrey te observa.

¿Y ahora qué le paso? - pregunta ella mientras te ayuda a dejar a Artemis en la camilla y tras pedirte que esperes un momento afuera, ella empieza a revisarlo.

Tras algunos minutos la sanadora se acerca a tí con calma y te invita a pasar. - Sólo ha sido un golpe, nada de que preocuparse, ya está consciente, pero muy cansado, le he dado una poción vitalizante. ¿Deseas pasar a verlo o prefieres esperar a que se reponga para que vayan juntos al comedor? Dentro de todo tuvo suerte, su bisabuelo partió a Hogsmade hoy por la mañana y no regresa hasta el domingo.

Si se llega a enterar de esto le va a meter otro regaño. - dice la señora Pomfrey mientras coloca un grueso expediente sobre su escritorio.

Es oficial, voy a tenerle una cama reservada de forma permanente, este chico viene aquí tan amenudo que sería más práctico que se mude aquí. - dice ella en tono de broma.

- Señora Pomfrey, señora Pomfrey - entré como loca en la enfermería señalando sin parar a Artemis - le dier... se golpeó la cabeza hace un rato y quedó inconsciente - no sabía si debía decir que Artemis había sido un halcón, pero por si acaso me guardé esa información. Además estaba el dato de que me había peleado con otros alumnos, aunque directamente no había sido mi culpa, puede que terminara en problemas si algún profesor se enteraba.

Mientras la enfermera examinaba a Artemis, me dediqué a acariciar a los dos fenix y a tranquilizar a Falcor - no te preocupes, seguro que no es nada - le dije con voz suave y amable.

Cuando la señora Pomfrey me llamó y me dijo que no era nada suspiré tranquila.

- Qué bien, menudo susto cuando lo vi tirado en el suelo - asentí a su pregunta - quiero pasar a verlo, tengo que hablar con él y de paso lo esperaré para ir juntos al comedor. Sí, parece que Artemis siempre termina en la enfermería, va a tener que ir siempre con armadura - bromeé pasando a ver cómo estaba - Artemis, ¿qué tal te encuentras? Menudo susto me has dado - le dije sonriente.

Lo siento, pero al menos le di un buen susto a esos abusones. - respondo sonriendo - ¿Qué se traían esos idiotas contigo tres contra uno no es justo? - pregunto con el semblante serio.

¿Alguien más me vio? Por favor no le digas a nadie sobre, bueno ya sabes, sólo Hellen y tú lo saben y no me gustaría que nadie más se entere Jane, puedes guardarme el secreto. - agrego en tono suplicante.

Aunque puedes contarle a Kat si gustas, ella también es mi amiga y sería injusto que tengas que ocultarle esto si no quieres hacerlo.

Corrí hacia él, y me acerqué para susurrar y que la enfermera no nos oyera.

- artemis, ¿eres un animago? Qué guay - estaba increíblemente entusiasmada - es asombroso que a tu edad lo hayas conseguido. No te preocupes no se lo diré a nadie y nadie más te vio, ¿pero crees que podrías enseñarme? Me encantaría aprender a transformarme en un animalito. ¿Cómo lo conseguiste? Ah, y gracias por la ayuda, me has salvado de esos tres abusones - le sonreí alegremente.

Puedo enseñarte, pero es peligroso, podrías quedar atrapada en tu forma animal. ¿Quieres correr el riesgo? - pregunto casi en un susurro mientras salimos de la enfermería.

Si estás dispuesta a correr el riesgo te veo mañana en el lindero del bosque prohibido. Te espero a las 5 de la tarde, pero no olvides mi advertencia Jane, pues si quedas atrapada en tu forma animal, no habrá nada que pueda hacer por ti. - sentencio en tono serio.

- Claro que sí, el riesgo merece la pena - dije sin pensármelo dos veces.

Caminé a su lado mientras salíamos fuera de la enfermería y me despedía de la señora Pomfrey.

- ¿El bosque prohibido? - dudé un segundo cuando lo mencionó, me daba miedo aquel lugar, no en vano nos habían prohibido ir allí, pero pudo más la curiosidad y las ganas de aprender - de acuerdo, allí estaré puntual. No te preocupes, no me pasará nada, y sino, podría ser interesante ser un animal mágico - dije con una dubitativa sonrisa intentando convencerme a mí misma.

Tras nuestro entrenamiento matutino, llevo a Hellen a la enfermería, una vez allí la señora Pomfrey me mira con cara de otra vez tú.

Rápidamente, agito mi mano libre y señalo a Hellen.

Madame Pomfrey no soy yo, al menos no esta vez, se trata de Hellen, está muy débil. ¿Puede ayudarla?

Rápido, colócala en tu camilla, digo en la camilla. - dice la sanadora mientras se acerca a auscultar a Hellen.

No es nada grave, sólo un poco de poción revitalizante y estará como nueva en un par de horas, justo a tiempo para las clases.

Deja todo en mis manos, por cierto el profesor Slughorn está preguntando por ti, justo iba a mandar a buscarte. 

Una vez llegamos a la enfermería, casi me veo obligada a defender a Artemis, aunque pronto se aclara que ésta vez soy yo la que se ha excedido. Aún así le protesto a la señora Pomfrey.

- ¡Si... la tenía... preparada! - digo antes de verme obligada a sentarme en una de las camas porque se me iba la cabeza - El problema... es... mes.

Intento explicar mi situación por el tiempo que tardaba en estar lista la poción, pero dudaba que sirviera de mucho y quizás tuviera que guardar cama hasta la hora de transformaciones.