Partida Rol por web

Tras coger el segundo libro Rowena se presenta ante ti y con expresión seria te pide que te sientes en un pequeño banco de madera.

Esta prueba es distinta a la anterior y va a demanadar mucho de ti, sólo podrás llevar a un acompañante pero debes escogerlo desde ahora y al anochecer la distopía irá por ustedes. Recuerda esto Janelle, en esta prueba no importa que tan fuerte sea tu magia, pues requerirás de un poder muy especial para derrotar a tu verdadero enemigo.

Piensa bien a quien quieres a tu lado para superar la prueba pues si fallas tu mente y la de tu acompañante  podrían resultar seriamente dañadas, pues tú y tu acompañante tendrán que enfrentar a un enemigo muy poderoso. -dice Rowena con seriedad.

Pensé con seriedad. La primera que me venía a la mente era Kat, mas la rubita era muy inocente y le costaba tomar decisiones difíciles. Hellen seguramente sería una buena elección, pero se había negado a ayudarme y no estaría bien obligarla a que me echara una mano.

Di vueltas, pensativa. Debía escoger a la persona adecuada. La responsabilidad de que por mi culpa alguno de mis amigos pudiera terminar herido o peor me atormentaba. Artemis o Ffreddy también eran muy buenos magos, pero no sabían nada del asunto y sería extraño para ellos.

- Entonces, escojo a Allison - las dos opciones que me quedaban era Merida y Allison, ambas habían demostrado ser perspicaces. Además, sospechaba que deberíamos enfrentarnos a alguna clase de prueba mental, algo que tuviera que ver con la ignorancia y Allison era muy buena estudiante.

Muy bien te veré en la noche espero que estés lista para la siguiente prueba Janelle, pues no será fácil si la superas comprenderás que nuestro peor flagelo a veces puede ser un gran tesoro.

- Estaré preparada, Rowena - dije con sumo respeto.

Me alejé del lugar ligeramente temblando, había mucho en juego y en esta ocasión no iba a ser la única que sufriera las consecuencias si fallaba. Debía hablar con Allison.

Luego de que cada una de ustedes siguió a Rowena desde su habitación a través de un pasillo largo, se encuentran en un pequeño pueblo del cntro de Europa vestidos a la usansa muggle de hace casi doscientos años.

De pronto ven a tres chicos discutir. Dos varones y una mujer.

- Esto es un error Al, no puedes continuar con esto es un grave error, son simples leyendas. Cuentos de viejas.

- Abe ya he tomado una decisión y nada de lo que digas me hará cambiar de opinión. - responde el otro chico quien se parecía al primero que habló, salvo por su contextura física, pues era un poco más bajo y robusto.

- Vamos Al recapacita. Si no lo haces por ti hazlo por Ari, mejor vamonos ahora que aún podemos. - insistió el joven más bajo.

- De ninguna manera, voy a esperar a Gellard condorme quedamos.

Luego los tres jóvenes se marchan hacia un comercio local. Al cabo de un par de minutos ven a un chico rubio,  bastante delgado pasar corriendo por la calle principal, seguido por otros dos chicos quienes tienen toda la pinta de querer darle una golpiza.

Después de seguir al espíritu de Rowena, mentiría si dijera que sabía lo que estaba a punto de ocurrir a continuación, nada más lejos de la realidad. Cuando ni siquiera sabía con exactitud de que trataría aquella prueba. Era como si hubieran viajado al pasado. Por fortuna, Jane también estaba allí, tener una cara conocida cerca era realmente tranquilizador. - ¡Jane! - dijo al tiempo que se reunía con su amiga. 

Mientras aún estaba asimilando el cambio de "atuendo" y el lugar en el que se encontraban, Allison se fijó en la pequeña conversación entre lo que parecían dos hermanos y una chica. Bueno, quien dice hermanos, bien podían ser primos o algo así, más que nada por el cierto parecido entre ambos. ¿Al y Abe? Los nombres no le sonaban realmente... Bueno, creo que eso es lo de menos, céntrate Allison.

- Jane, ¿crees qué deb- ..- iba a preguntar pero entonces vio como un chico rubio pasaba corriendo como una exhalación seguido de otros dos jóvenzuelos, aunque tenía pinta de que no estaban jugando al pilla-pilla precisamente. Entonces sintió la punzadita de justicia, para ver si de verdad iba a pasarle algo malo al rubito. 

- Vamos. Quizá esté en apuros. - añadió con preocupación mirando a Jane, mientras se apresuraba en seguir a los chicos con supuestas "malas" intenciones por la calle principal. No quería ir corriendo justo detrás, pero lo justo para no perderlos de vista y saber que andaban tramando.

No me sorprendió mucho la nueva escena, tal vez un poco encontrarme en una época tan lejana, pero había estado preparada para cualquier cosa que pasara. Miré a Allison, para si estaba sorprendida o preocupada, pero aunque parecía algo sorprendida también se la veía animada.

- Bienvenida a mis pruebas, Allison - la saludé con una sonrisa - siento no habértelo dicho antes, pero no tuve ti... - me callé al ver que había alguien más - luego te lo explico - susurré prestando mucha atención a lo que hablaban.

Cuando se fueron intenté pensar en lo que habían dicho, qué podría tener que ver con mi misión y a ver qué podía recordar de esos nombres si alguna vez los había leído en algún libro. Fue entonces cuando reparé en el chico que estaba corriendo y siendo perseguido.

Sin darme tiempo a reaccionar, Allison echó a correr detrás de los chicos. Corrí yo también, colocándome junto a mi amiga.

- Vamso a seguirlos, pero no uses la magia, no es seguro en esta época y no intervengamos si no es necesario - después de la última prueba había aprendido algunas cosas y quería ir con prudencia.

Siguen a los dos chicos que persiguen al rubio hasta un callejón en el cual los dos grandullones echan mano de sus varitas.

- Y bien Grindylow. ¿En verdad creías que podías salirte con la tuya? Vamos no seas idiota y devuélveme el libro. - dice uno de los grandullones.

- Jamás ese libro pertenece a mi familia desde hace muchos años y ustedes lo robaron. - replica el chico largirucho mientras intenta echar mano de su varita bastante nervioso.

- Vamos Grindylow, sácala así podemos darte lo que te mereces sin meternos en líos con los aurores. - lo insta el otro grandullón.

Mientras seguían a los dos matones, la pelirroja asintió ante la advertencia de Jane, estaba de totalmente acuerdo, no sabían exactamente en qué época se encontraban, o si ni siquiera la gente conocería la magia en sí. Pudiendo encontrarse en situaciones peliagudas si gente campechana veía piedras convertirse en pájaros o cosas así. Mejor andar con cautela... Hasta que al llegar al callejón, aquella teoría empezó a desmoronarse... ¿Varitas? ¿Aurores? No tenían mucho tiempo... Quizá un petrificus totalus solucionaría el aprieto..

Allison miró a Jane interrogante mientras tomaba su varita, manteniéndola oculta en la manga de su blusa. O aprovechaban que no se daban cuenta, o pedían respuestas. Pero parecía que realmente eran un par de abusones, y encima chorizos.

Entorné los ojos al oír cómo llamaban al chico, un curioso apodo para referirse a otro niño. Me entró curiosidad de porqué lo llamaban así, por alguna razón me sonaba a algo, no sólo a una perversa criatura marina. Una idea pasó por mi mente, aunque sabía que no era muy probable, ¿podría ser...? De pronto, abrí los ojos desmesuradamente al darme cuenta de algo. Miré hacia el lugar donde habían desaparecido los tres chicos y recordé los nombres que habían mencionado. No podía ser...

Miré de nuevo a los dos abusones, al parecer el otro chico les había robado un libro que consideraba suyo. Una creciente sospecha crecía en mi interior e intenté verificarlo antes de hacer nada.

- Sígueme el juego... - le susurré a Allison antes de acercarme a los tres chicos con pasos tranquilos, pero con la varita bien cogida bajo los pliegues de mi vestido - vamos, chicos, esta no es manera de solucionar vuestros problemas. Deberíais hablarlo como buenos amigos - les sonreí con lo que esperaba fuera una sonrisa encantadora - soy nueva pro aquí, me llamo Janelle, ¿y vosotros?

Ay lechugas, esta situación no me gusta nada. - pienso mientras me paro junto a Jane.

Ante las palabras de Jane asiento levemente con la cabeza.

Por favor chicos, en serio necesitamos su ayuda, nos hemos mudado ayer y estamos perdidas. - digo con cara de borrego a medio morir.

Los mayores os miran y el primero en hablar es el rubio.largirucho.

Claro niñas, soy Gellert y con gusto las ayudaré a encontrar el camino a su casa. - dice abriéndose paso entre los grandullones, uno de los cuales guarda raudamente su varita al advertir la presencia de dos muggles.

Sin embargo, el otro chico las mira de hito a hito y empuja nuevamente a Gellert contra la pared y le pone la varita en el cuello.

Quieto Grindylow, tu no te vas a ningún lado y ustedes mocosas, largo de aquí. Pues a mi no me engañan tu llevas tu varita bajo la ropa, así que mejor vayan a jugar una partida de gobstones explosivos o algo similar que mi primo y yo tenemos asuntos que tratar con este idiota.

Ahora el libro o prepárate para chillar como un cerdo. - dijo el chico mientras el otro sacaba su varita nuevamente y se volvía hacia ustedes.

Con esta nueva pieza de información logras inferir que los chicos con los que te encontraste al inicio de la prueba eran los hermanos Dumbledore y el chico largirucho frente a ti es Gelert Grindelwald.

Suspiré, pensando qué hacer. Algo me decía que iba a tener que tomar una decisión muy dura de un momento a otro.

- Sois muy poco corteses, chicos, ¿no os han enseñado buenos modales en casa?

- Allison, échame una mano, ¿puedes ocuparte de uno de ellos? Yo desarmaré al otro, pero sea como sea, no podemos dejar a Gellert marcharse con el libro. Tenemos que hacernos con él. Luego te cuento.

Después, saqué la varita y apunté a uno de los chicos.

- Claro, chicos, nos iremos, en cuanto solucionemos el problema que hay aquí. ¡Expelliarmus!

La situación había dado un giro por completo al comprobar que ambos matones estaban más que familiarizados con el uso de la magia. Todo se volvía más confuso y Jane acababa de decir que debían hacerse con aquel libro a toda costa.

Puede que en ese preciso instante sintiera que no estaba siendo de gran ayuda, pues se sentía algo perdida pero no pensaba dejarse amedrentar ni un segundo más, haría lo que fuera necesario por ser útil a su amiga. - Entendido, vamos a ello. - murmuró adoptando una expresión más severa. Se van a enterar..

Asintiendo con decisión sacó su varita de la manga de la blusa apuntando al otro matón, sin alzar la voz conjuró el hechizo desarmador. - Expelliarmus. - y se mantuvo alerta ante cualquier movimiento de los tres chicos.