Partida Rol por web

Día Cinco, Viernes. Después de la clase de Historia de la Magia y antes de comer (sobre las 12)

Sonrió apartando la mirada de Katherine - De nada. Si quieres te puedo echar una mano tanto que dices que soy bueno con los hechizos y verás que estás bastante equivocada - Respondió mientras proseguía con la búesqueda de ingredientes para pociones.

Escuché con atención las palabras de Samantha, y respondiéndole en un susurro le dije;

-En efecto. Creo que tendremos que tener cuidado con lo que haga Alexander para que no nos veamos involucrados con las locuras que el haga. Es alguien leal, pero no por eso debemos tener menos cuidado, practiquemos ahora y volvámonos más fuertes. Ya veremos si la varita de la puta de Stella se resiste a mi magia otra vez. –

Dije con determinación. Observé como Samantha practicaba, y tras ver sus conjuros, decidí repetirlos;

-¡Expelliarmus! ¡Expelliarmus! ¡Gladi Pluviia! –

Dos haces de luz salieron disparados contra el árbol, pero nuevamente, fui incapaz de hacer el conjuro de Gladi Pluviia. Me costaba bastante hacer ese conjuro, realmente estaba muy arriba de mis actuales capacidades. Miré a Samantha y le dije;

-Bien, creo que soy incapaz de hacer el Gladi Pluviia por ahora…te diría que siguiéramos buscando pero creo que sería lo mejor dejarlo así por hoy…usemos el resto del tiempo para estudiar, ¿Te parece bien? –

Dije con una sonrisa, antes de despedirme de ella e irme a mi habitación.

Dia 5 viernes anochecer

En el anochecer se ve un malvado mago entrenando su conjuro que le ha costado manejar...

Sabado de tarde

Llego luego de un día cansador y sin mas que tirarme un poco al pasto. Acto seguido miro las nubes como se forman e intento ver que forman poseen algunas hasta que me golpeo la frente acordandome de algo. Vamos a entrenar un poco. Me levanto para extender mi mano con la varita.

Incendio. Salen chispas de la varita. incendio. Salen mas chispas de la varita. Expelliarmus Y siento como sale mi hechizo dando a nada. Luego me vuelvo a tirar un poco mas y seguir con las nubes

Clementine se dirigió a los Jardines de Hogwarts para encontrarse con sus compañeras de casa, Stella y Arietis, y comenzar a practicar juntas.

-¡Arietis! ¡Hola! Perdón por hacerte esperar tanto- se disculpó, acercándose a su amiga. -¡Que bien salió!- exclamó, observando los resultados del hechizo de Arietis.

Entonces saco un tintero, lo pongo sobre una roca, saco mi varita y apunto hacia él. -Atramentum- digo con decisión, haciendo el movimiento de varita correspondiente para realizar el hechizo. Me había salido mejor que en clase, por lo que sonrío satisfecha. 

-¿No sabes nada de Stella? ¿Deberíamos esperarla, o comenzamos?- 

-Adios Artemis ¡Nos vemos!- lo saludo.

Satisfecha por el resultado de la transformación alzo la mirada y me encuentro con Clementine, a quien saludo con alegría. - ¡Hola! No hay problema, este lugar es muy bonito y además no he esperado tanto. - respondo de forma tranquila, disfrutaba mucho el mero hecho de estar en Hogwarts. 

Sonrío ante su felicitación. -Gracias, realmente me cuesta un poco transformaciones. Si quieres comenzamos hasta que Stella se una a nosotras. Tenemos toda la tarde por delante. -propongo mientras me preparaba para las prácticas, era una forma de aprovechar el tiempo antes de que el sol cayera. 

Una vez que decido quitarme la túnica porque me molestaba para lanzar los hechizos se me ocurre una idea. - Clementine, podemos practicar el hechizo de levitación con nuestros libros. No creo que sea difícil... A ver... Wingardium Leviosa. - afirmo apuntando al libro que había dejado en el suelo y a los pocos segundos observo como está levitando. ¡Era todo un descubrimiento! Sin importar el peso podía lanzar el hechizo con un resultado más que eficaz. 

Lo volví a mirar cuando recupere el color de mis mejillas y dije:

-¿quieres que hagamos los deberes juntos? Seguro que sabes mucho sobre Historia de la Magia, al contrario que yo…-

Entonces vi como un par de gatos se nos acercaban, uno de color negro y con ojos verdes que se arrimo enseguida a Gabriel y el otro, mas despegado, de color blanco que mantenía la distancia hasta que le saludaran.

-¿son tuyos?-pregunte.

Asintió a la pregunta de Katherin - Claro, no creo que tenga nada mejor que hacer que esos malditos deberes - Respondió mientras observaba por los alrededores intentando encontrar algún componente mas notó en su pierna una caricia. Se giró y vio a Rufo acariciándole la pantorrilla - ¿Qué haces aquí? Rufo - Preguntó mientras lo cogía en brazos - Si, son míos, me compré una pareja de gatos, uno macho y otro hembra. Aquella de allí - Señaló a la blanca - Se llama wanda - Luego se acercó a ella y la puso junto al otro gato, en su regazo mientras Gabriel tomaba asiento con ellos encima - ¿Quieres acarciarlos? - Preguntó.

Rufus y Wanda eran preciosos, Gabriel me daba tanta envidia, prácticamente todos mis compañeros tenían una mascota, menos yo.

Recordé brevemente la escena en el Callejón Diagon, al pasar por el emporio de lechuzas y girarme a ver los animalillos que había allí esperando a un dueño.

La forma tan triste en que mama dijo que no podíamos permitírnoslo me sobrecogió.

-son muy bonitos….-dije acercando mi mano a Wanda para que me oliera, creí por un momento que iba arañarme pero fue ella la que se arrimo a mi mano para que la acariciara.

-a tus padres les deben de gustar mucho los gatos-susurre y añado- a Pedrito no le gustan nada, les tiene alergia-

Dia 5, Viernes, despues de la clase de vuelo.

Me dirigí al jardin para practicar un par de hechizos ya que a esa hora no tenía mucho que hacer.

Lo primero que hize fue desenfundar mi varita y apuntar al tronco de un arbol.

-Gladii pluvia!

El tronco del arbol fue perforado por las múltiples agujas que disparó mi varita, pero cuando el hechizo acabó solo quedó la real-

Luego señalé a una rama del mismo arbol y grité:

-Expelliarmus!

La rama del arbol salió disparada a 10 metros de distancia por lo menos.

El siguiente hechizo que quería practicar era incendio... pero eso haría un destrozo en el jardin así que apunté a una piedra y me concentré en la piedra, la vi como era y quise cambiarlo, la convertiría en caja como en clase.

-Atramentum

La piedra se convirtió en una caja.

Me sentí muy satisfecho conmigo mismo y me tumbé un rato al lado de ese arbol.

Aquél día Samantha había quedado de entrenar nuevamente con Richard, pues Alexander había quedado de no poder asistir ese día. Ella tenía preparado nuevos conjuros que había aprendido durante el día de ayer, por lo que esperaba que Richard pudiera lograr aprenderlos. Lo esperó hasta una vez que llegara, donde lo saludaría y le diría;

Qué bueno que has llegado Richard. He preparado nuevos conjuros potentes para hoy, los que te servirán mucho para defenderte. Yo usaré tu energía para intentar hacer mis conjuros más potentes, y así puedas practicarlos y aprenderlos con mayor facilidad. Probaré dos nuevos conjuros y luego te diré cuál es el tercero que te sirve para protegerte, yo practicaré un conjuro que he modificado por mi cuenta, intentando ver que tan lejos lo puedo llevar. Mira atentamente.

Dijo Samantha, para luego, concentrándose, absorbiendo las energías mágicas del ambiente y su aliado apuntó a un árbol, y pronunció;

¡Evertem Statum!

Y un gran flash negro azotó al árbol que se movió mastante. Samantha miró a Richard esperando que el comprendiera que ese hechizo era tan poderoso como para hacer que un mago saliera volando. Luego se concentró, y pronunció nuevamente;

¡Petrificus totalus!

Y luego de eso, el árbol pareció quedarse quieto, como que se petrificara, y ni el viendo lograra moverlo. Samantha descansó un poco y luego le dijo;

Evertem es un conjuro que hará salir volando a cualquier mago que se enfrente a ti, y petrificus hará que no se puedan mover durante un buen rato. Un buen conjuro defensivo que me gustaría que aprendieras es ‘’Protego’’. Hará una armadura ligera a tu alrededor que te protegerá. Yo he modificado el conjuro ‘’Gladi pluviia’’ en algo mejor, quiero que lo veas, será la primera vez que lo haré.

Luego de eso Samantha se concentró, y apuntando a una pared conjuró;

¡Gladi Elementum!

Y de su varita salieron al menos una docena de agujas gruesas, que parecían pequeñas dagas de un color negro verduzco, que llegaron directamente al árbol, dañándolo. Samantha se quedó seria y miró a Richard, su conjuro había funcionado. Cada vez iba avanzando mejor.

Llegué al lugar como habíamos quedado de hacer. Con Alexander no habíamos practicado casi nada, excepto en clases. Últimamente parecía que estaba bastante ocupado con sus compañeros, me pregunté qué andaría haciendo. Por mi parte quería practicar con Samantha, pues ella siempre encontraba muy buenos conjuros que hacer. Observé con sorpresa como hizo el primer conjuro, luego el siguiente, y finalmente su propio conjuro. Con eso note que simplemente Samantha estaba en un nivel completamente diferente al mío, muchísimo más alto. Miré a Samantha y sonriéndole le dije;

-Bien, veamos qué puedo hacer… ¡Evertem Statum! –

Y una bola de luz negruzca salió disparada contra el árbol. Sentí la fuerza de la magia, por lo que me sorprendí un poco, probablemente Samantha debía ser muy fuerte como para ya dominar un nivel mucho más alto de aquél conjuro. Luego me concentré y pronuncié los otros dos conjuros;

-¡Petrificus Totalus! ¡Protego! –

Mi primer hechizo hizo que algunas ramas pequeñas se petrificaran del árbol, tornándolas de un color grisáceo, y mi último conjuro hizo que una pequeña luz negra rodeara todo mi cuerpo, como si tuviera un aura. Me gustaba la sensación de calor y protección que dejaba ante mí. Sonreí a Samantha y le dije;

-Creo que son buenos conjuros, gracias por enseñármelos, Samantha, con estos me sentiré un poco más protegido. –

Dije, antes de despedirme, e irme nuevamente a mi habitación, haciéndole un gesto de despedida y yéndome de lugar.

Día 5, Viernes. Después de la clase de Vuelo

- Perdonad la tardanza. - digo a mis compañeras de casa.

Al ver como Arietis está probando el Winguardium leviosa con su libro decido hacer lo mismo.

- Winguardium leviosa. - digo sonriendo al ver como el libro se eleva sin ningún tipo de problema.

- Prima, ¿preparada? - pregunto antes de lanzar al Expelliarmus. A ver si eres capaz de aguantar la varita en tu mano.

- Expelliarmus. - digo apuntando a Arietis.

- Por cierto, bonitas cajas. - comento. Parece que por fin habéis pillado el tranquillo a Atramentum.

-¡Hola chicas! ¿Practicando hechizos? Me apunto. ¡¡Expelliarmus!! Bien, perfecto, esto está dominado. ¡¡Gladii pluvia!! ¡Ay! No hay manera, este no me sale...

Día 6 sábado en la noche antes del toque de queda

Un Alexander anormalmente excitado esperaba con ansias a sus compañeros de magia, sentado en alguna banca del oscuro jardín , en sus manos se encontraba un viejo diario cubierto por una piel de singular contextura y procedencia, el cual Alexander acariciaba constantemente-. Ya ha llegado el momento…-. Decía en un tono calmado, sereno pero frio e inerte…

-¡ Hola chicas! Estoy lista prima. - afirmo preparada para defenderme de aquel hechizo lanzando un expelliarmus también. 

Pero lamentablemente mi prima fue mas rrápida y al segundo mi varita se soltó de mi mano. -Genial Stella. - la felicito.

Quedé de reunirme con Alexander junto a Samantha en la tarde del sábado, un rato antes del toque de queda. Me llamaba mucho la atención pues él nos había comentado sobre que tenía ciertos ‘’rituales’’ que podríamos hacer en conjunto, por lo que decidí participar. Una vez lo encontré en un rincón oscuro del jardín con poca vigilancia lo saludé;

-Hola Alexander. Solo hace falta Samantha y estaremos listos, ¿Tu cómo vas con tus preparaciones? –Pregunté, mirándolo con atención.