Partida Rol por web

- No... No estás sola-dijo Freddy aún aturdido por lo que acababa de ver-. Lo sabes ¿verdad?

La visión del demonio y su oferta le había angustiado y preocupado a partes iguales. Sabía que su compañera era ya bastante poderosa sin necesidad de que un ser del averno la guiara.

- ¿Qué pasó con el halcón?-terminó, más preocupado por lo que no había visto que por lo que se había encontrado en la visión.

Había sido por recuerdos como este que había buscado la forma de ocultar mis pensamientos, aunque no el único motivo, pero la necesidad de que dominar el Legeremens hacía difícil evitar que se escaparan algunos de los numerosos secretos que guardaba.

- Se que necesito estarlo.

Replico a su comentario sin querer revelar mucho más, al fin y al cabo, Freddy ya había visto una sombra muy larga de mi pasado, pero no creía que dejara escapar el asunto con tanta facilidad.

- Le tiré por la ventana - le respondo guardando la varita y no tardo en regresar al tema de la oclumancia - Pero has tenido mucha suerte al entrar en mi cabeza - le aseguro - Debes seguir entrenando. Ten en cuenta que yo apenas he aprendido al hechizo y frente a alguien más experimentado no puedes confiar en un golpe de suerte, aunque ahora ya sabes cómo funciona.

Lo cual debía ser bueno por necesidad, dado que ahora tenía la experiencia de un asalto mental y eso seguro que le ayudaría a comprender cómo resistirlos.

 Lo entiendo, gracias por ayudarme con ello-dijo Freddy sin estar convencido del todo-. Espero poder controlar el hechizo y, quizá, hasta realizar el legeremens para entrar en la cabeza de Artemis. Vi que se iba enfadado, aunque él no me vio a mi.

No quería preguntar por lo que había sucedido ahí y parecer un chismoso aunque si que tenía mucha curiosidad por el asunto. En cualquier caso había decidido dejar el tema del demonio y simplemente tomar nota del suceso para pensar sobre ello más adelante.

- No lo necesitas - le aseguro y no tardo en explicarle los motivos - Está enfadado conmigo porque le quité este comic muggle y pronto estará más enfadado todavía porque voy a mandarle a la enfermería.

En el fondo, yo era el origen de todos los problemas de Artemis, no tenía dudas al respecto, pero también iba a ser consecuente con mi palabra.

- Si esa es la única forma de que descanse, le obligaré a hacerlo - dicho lo cual, le entrego el comic - Devuélveselo esta noche ¿quieres? Pero no le digas que te lo di yo o se enfadará contigo.

Le pregunto y me levanto sin esperar respuesta por su parte. Debía confirmar si había ido al club de duelos o no.

Freddy suspiró pero asintió ante las palabras de su amiga. No quería engañar a Artemis pero quizá era la mejor forma de actuar.

Echó un vistazo al cómic que le daba Hellen y se fue a preparar para la siguiente clase.

Siguiendo las indicaciones del profesor Hagrid, la pelirroja llegó hasta el Patio Principal en cuestión de varios minutos. Mientras se recuperaba desde la carrera que había dado hasta allí, exploró la zona con la mirada en busca de Artemis.

Aunque lo más probable es que ya hubiera entrado al castillo, si no daba con él en el Gran Comedor, recurriría a alguno de los fantasmas. Pero antes de eso podría probar a ir poniendo en práctica el hechizo que Merida le había enseñado.

La pelirroja sacó su varita y soltando un leve suspiro, se concentró en la imagen de Artemis. Lo malo, es que después de imaginar su rostro, lo siguiente que se le vino a la cabeza fue la escena de la torre de Astronomía, provocando que se sonrojara como una boba. Lechugas, céntrate.

- Dirígeme. - dijo, apartando aquel recuerdo y centrándose en su amigo en sí. No quería hacer esperar al profesor, y menos ahora que les iban a dar otra oportunidad con los Mooncalf.

Cuando Allison llega al patio su varita apunta a una esquina del patio en el cual se puede ver un fénix sobre una banca.

Maldición Falcor esta vez si que lo estropee, si no fuera por ti amigo, esas cosas me hubieran matado. - digo con pesar.

Lo peor de todo es que el profesor me dio una regañina de las de aquellas, de seguro me va a tener limpiando el huerto de calabazas por todo un mes. 

¡Oh rayos! Fueron ciento cincuenta puntos, me van a hacer pomada mañana en la sala común. - agrego mientras dejo escapar un gran suspiro

¡El hechizo funcionaba! Hasta ahora sólo había probado con lugares, pero acababa de comprobar que también podía dar con personas sin mayor complicación. ¡Ahí están! Se dijo mientras sonreía satisfecha guardando su varita, para acercarse al fénix y su dueño.

Por lo que había podido escuchar, el chico no estaba con muchos ánimos... Desde luego el castigo para los puntos de la casa había sido grave, y eso que el día anterior en el club de Duelos cuando le pasó a ella, le pareció mucho.

- ¡Artemis te estaba buscando! - dijo anunciando su presencia mientras caminaba hacia la esquina del patio. - El profesor Hagrid quiere que vuelvas, nos va a dar otra oportunidad para poder acariciar a los Mooncalf. - explicó una vez se situó frente a ambos, esbozando una tímida sonrisa. Sus ojos denotaban ilusión por poder volver a realizar el ejercicio, y miró entonces al majestuoso fénix de Artemis.

De verdad que tenían suerte de poder cuidar animales tan geniales cada día. - Tú estuviste genial antes, gracias. - comentó elogiando al ave, sonriéndole con cálidez, antes de centrar su atención de nuevo en el Gryffindor.

- Además.. ¿Se puede saber que haces aquí fuera a estas horas? ¡Te vas a helar ahí sentado! ¡Venga en marcha esos Mooncalf no se alimentan solos! - protestó con energía, iba medio en broma, medio en serio.

Si lo pensabas ella había llegado corriendo y no sentía el frío de la noche. Pero él ya podría haber entrado en el Castillo que de seguro se estaría mejor. Aunque por otro lado, hubiera sido más difícil de encontrar... ¡No importa! Ya le había soltado el discurso de "madre" que se preocupa demasiado. 

Al notar la presencia de Allison, mi corazón dio un brinco, quizá fuera la luna o su sonrisa, el hecho es que ella se veía especialmente linfa esta noche y no habían pasado ni treinta segundos desde su llegada y ya estaba echandome una regañina de las suyas.

En verdad hago que te preocupes de más, lo siento mucho, pero tu también debes tener frío ¿No es así? - pregunto mientras me pongo de pie.

Está bien vamos, sólo espero no arruinarlo de nuevo. - digo mientras acorto la distancia entre Allison y la abrazo con cariño.

¿Sabes una cosa Ali? Te ves muy linda cuando me regañas, aunque me siento como un bobo causándote tantos dolores de cabeza. - agrego mientras la beso en la mejilla y me preparo para ponerme en marcha abrazando a Allison, al tiempo que una sonrisa aparece en mi rostro.

Mentiría si dijera que estaba preparada para una respuesta como esa. Porque Allison pasó de estar regañándole a completamente cohibida en pocos segundos, con esa facilidad el joven león parecía conseguir poner todo su mundo patas arriba.

- B-bueno.. Yo.. - comenzó diciendo con torpeza mientras desviaba la mirada, algo azorada por aquel cumplido. - ¡N-no era mi intención hacerte sentir mal..! Es sólo que no quiero que pilles un resfri- .. - se disculpó con timidez, pero en ese momento en el que bajó la guardia, Artemis aprovechó para acortar distancias y darle un tierno abrazo. La pelirroja volvió a mirar al chico, con cierta sorpresa pero no se quejó, de hecho su calidez era agradable. ...-ado."

- No eres ningún bobo. Bueno, puede que sí digas tonterías como pensar que arruinas cosas, pero no es así. - concedió esbozando una amplia sonrisa, al tiempo que Artemis le daba un beso en la mejilla, provocando que el corazón le diera un vuelco ante el gesto. Ahora sí que debía estar roja como un tomate. Tanto que seguro que no hacía falta ni iluminar el camino de vuelta a la cabaña del semigigante.

La pobre Allison no sabía ni que responder llegados a este punto, simplemente se limitó a caminar junto a Artemis, mientras se llevaba una mano inocentemente a la mejilla, no entendía muy bien como lograba perder los papeles con tanta facilidad, pero las muestras de afecto del chico eran bastante para dejarle fuera de combate.

Caminaba mientras mantenía el control de mi respiración pues únicamente tenía clara una cosa, no podía alterarme... no, mejor dicho, no veía motivos para hacerlo. Había actuado plenamente consciente de lo que iba a pasar y únicamente podía lamentar al final hubieran quedado atrapadas, aunque visto desde otro lado, había confirmado que Bane era él, lo que no era precisamente poco, y ahora únicamente faltaba ver qué tenía preparado para mí. Quizás fuera a obligarme a realizar la clase que tenía pensada, pero esa posibilidad era remota, por lo que mi castigo probablemente fuera a la vista de todos y que así pudiera desquitarse todo el colegio.

Si, eso encaja.

Reconocí mientras llegaba a la mitad del patio y a raíz de lo visto en los jardines, las posibilidades aumentaban, lo que me dejaba muy poco margen.

- Winky, tengo más pociones revitalizantes en mi cuarto. Que se las tomen las tres.

Susurro deseando que la elfa pudiera escucharme a pesar de todo y que entendiera a qué tres me refería, pues seguro que pronto andaría muy liada.

La elfina apareció ante ti con sus ojos tristones y con una reverencia dijo: - Se hará como la señorita mande.

Ahora, si la señorita me disculpa el atrevimiento, me gustaría preguntar ¿Por qué han sido castigadas sus compañeros si ellos no son los malos?

El malo es otro junto con ese niño extraño con cuernos. - dice la elfina mientras te observa con sus enormes ojos negros.

Me sorprendió que pudiera escucharme, pero más aún que apareciera, obligándome a pedirle silencio llevándome el índice frente a los labios.

- Sssh, luego te lo explico. Ahora, por favor, cuídalas por mi ¿vale?

Me centro en lo importante ante la falta de tiempo, pues Bane podía llegar en cualquier momento y no quería que la elfa tuviera problemas por mi culpa.

Winky asiente para finalmente desaparecer un par de segundos antes de que llegue Bane quien te fulmina con la mirada.

Si de mi dependiera, te expulsaría de la escuela ahora mismo, pero como sé que eso es poca cosa para ti, lo que voy a hacer lo que considero mejor para mi.

Estás expulsada de mi clase aprobaste el curso con seis y ya no tendrás más tutorías de mi parte. En lo que a mi se refiere ya no eres mi alumna. - dice Bane en tono severo y totalmente glacial.

Espero que eso te enseñe a pensar antes de actuar mocosa necia y engreída. - agrega en pársel antes de marcharse y mirar a través de ti como si no existieras.

El castigo no era poca cosa y tenía consecuencias muy importantes, así como a muy largo plazo.

- Oh... - dejo escapar el sonido conforme todas las implicaciones del castigo aparecían en mi cabeza - De acuerdo señor Bane - la primera era que dejaría de ser mi profesor - Gracias por ayudarme a escoger, en verdad no tenía tiempo para todo, porque si señor. Pienso, actúo y afronto - añado a la lista - las consecuencias. Lo llamastéis matar o morir.

Le recuerdo sus propias palabras sin valorar las consecuencias de su sentencia, a fin de cuentas yo simplemente estaba aprendiendo el significado intrínseco de esas palabras.

- Sacrificio me parece más adecuado - señaló tras lo que realizó una pequeña reverencia - Que tenga un buen día señor Bane.

Había sido sincera en mi deseo, dado que no podía estar nada salvo agradecida a pesar de que no volviera a tener clases con él. Ahora sólo necesitaba escoger en qué aprovecharía ese "tiempo libre", aunque probablemente seguiría estudiando pociones dado que era en la que me esperaba un camino más largo y, puestos a ser autodidacta, mejor con algo útil para todos. Pero por el momento sería mejor ir a desayunar para no llegar tarde a la primera clase.

Jane y Kat llegan al patio con un pequeño paquete buscando a Freddy, quien se encuentra leyendo un libro sobre runas.

Salimos corriendo al patio y saludé al Griffindor en cuanto lo vi.

- ¡Hola Freddy!

Aprovechando que estábamos fuera, silbé para que Sú viniera. La fenix no tardó en llegar y apoyarse en mi hombro. Le di un premio y le acaricié la cabeza esperando a que Kat le diera el paquete a Freddy.

- Hola chicas-dijo Freddy sacando la vista de sus apuntes-. ¿Me buscabais?

El joven Townsend había pasado un tiempo distraído y esperaba no haberse perdido nada interesante del castillo.

—Si Freddy—respondio contenta la Rubita—Alishaa te mando un paquete por tú carta.

Dicho y hecho sacó el paquete de su bolsita y se lo entregó a Freddy.

—Aqui tienes.