Partida Rol por web

Luego de la primera reunión del Circulo en donde varios de los miembros estuvieron bastante interesados en conocerte, te diste cuenta que todos en general eran personas bastante amables y dispuestas a darse la mano.

En el círculo habían personas bastante influyentes como el canciller del Wizengamot Alemán o el actual director de Durmstrang, Victor Krum, quien te presento a un amigo suyo. Richard Parker, un renombrado tutor particular quien se ofreció a ayudarte con tus estudios.

Cumpliendo con su ofrecimiento Parker acudió a tu casa y te ayudo con todos los cursos y tu práctica de hechizos.

En definitiva el círculo estaba lleno de personas confiables y muy colaboradoras, pues bastaba que un miembro tuviera problemas para que todos los demás buscaran la forma de darle una mano.

Casi al final de las vacaciones llega una lechuza con la lista de útiles y la carta de aceptación de Jared a Hogwarts.

Odiaba a Parker. Lo cual no era nada significativo, pues también odiaba a Slytherin, a Jared, a mis padres... pero debía admitir que sus métodos me estaban ayudando a progresar y el hecho de no tener que jugarme todo a una carta, cómo solía suceder en clase, me estaba resultando realmente útil, por lo que a pesar de los sentimientos que me producía, tampoco le guardaba rencor y hasta le estaba agradecida.

En cuanto a mi primera reunión con el círculo salvaje... compartía las mismas sensaciones que luego fueron extrapoladas al profesor particular. Resultaba agobiante conocer a tanta gente interesada en mí, y eso que tampoco éramos demasiados, pero supuse que era inherente a ser la última en ingresar y la más joven en mucho tiempo, por lo que me vi obligada a hacer de tripas corazón, intentar ser lo más educada posible y aprender lo máximo que pudiera de estas reuniones antes de intentar tratar un tema que me escocía especialmente: El trato del Ministerio a los animgos durante su registro.

Estaba siendo un verano realmente completo, pero cuando al final llegó la carta de aceptación de Jared resultó el recordatorio de que éste por fin iba a concluir y pronto tocaría regresar a Hogwarts. Sólo quedaba esperar mi carta con las asignaturas y material para segundo antes de marchar al callejón Diagon a por todo, entre lo que se incluía el comprarme otra varita más adecuada, pues tenía la sensación de haber cambiado demasiado en mi primer año de colegio cómo para seguir usando la actual.

Estaba realmente emocionada por la llegada de Kat, hacía muchos días que no paraba quieta mirando los días que faltaban para que viniera. Mis padres estaban encantados de que viniera y se reían cada vez que miraba el calendario. Finalmente, a pocos días de que viniera, le mandé una carta con Sù. 

Querida Katherin,

No sabes lo ansiosa que estoy por verte el próximo martes. Te veo en la estación de King's Cross a las once de la mañana para ir a recogerte. Ya lo verás, nos lo pasaremos genial.

Ah, y ¿sabes? Hace unos días tuve uno de los mejores momentos de mi vida. Al volver de la escuela tuvimos que ir a hacer una rápida visita a la bisabuela Elora, visita de rigor porque siempre quiere vigilar que esté creciendo según sus estandares. Y por primera vez en mi vida pude ver como su rostro estricto se ponía blanco cuando le conté todo lo que nos había pasado. Por poco no se desmayó. Pues si se entera de que soy amiga de hijos de muggles no sé qué cara pondría. La bisabuela es una de esas fanáticas de la pureza de sangre que cree que la mejor manera de educar a un hijo es con una disciplina estricta. Siempre está echando la bronca a mi madre por como me educa. Por suerte, no tendré que verla más estas vacaciones.

Nos vemos, tráete el bañador y ropa cómoda, vamos a jugar mucho. Y también tengo planeadas algunas jugarretas para mis primos, es la hora de mi venganza por todas las que me hicieron de pequeña. Todavía tengo guardados algunos artículos de broma que compré ;)

Justo como quedó con Jane Kat regresó a su casa para la primera mitad de las vacaciones de verano. No fue fácil ya que al llegar su mamá le hizo un pastel de manzana, pero este se vio arruinado cuando lo partieron y se vio que tenia popo de perro, su mamá castigo a Fred pero esto sólo aumentaría su ira en contra de su hermana que se demostraría con cada oportunidad que Fred tuviera para molestarla.

Katherin ignoro los agravios de su hermano y se concentraría en investigar el estudio de su padre. Gracias al cielo estaba intacto, Fred le tenía terror al sitio y nunca se acercaba a el.

Durante los días siguientes la pequeña revisó lo que pudo, libros, pergaminos, cartas astronómicas que tenia guardadas en tubos en un rincón, todo lo que pudo, al final era demasiada información. Mientras intentaba descifrar un libro lleno de textos antiguos con un diccionario de latín su mamá había llegado a casa, traía los víveres y algo mas el correo, entre la correspondencia estaba una carta de Jane lo cuál la alegró mucho.

Luego de leerla no espero mas y redactó su respuesta:

Cita:

Hecha la carta Katherin fue corriendo a dejarla en el buzón, regresó a su cuarto y empezó a empacar, ropa linda y cómoda, un par de bañadores, Peguie su amigo de casa y varios libros de Nathan Drake, su nueva saga de aventuras favorita. Por último y no menos importante también metió unos 4 libros gruesos de pasta vieja y un par de pergaminos viejos llenos de formulas matemáticas muy complejas. Pronto se encontrada lista y dispuesta para ir con Jane un tiempo.

Pocos días antes de que Katherin viniera a casa mi padre me trajo un paquete que le había pedido unos semanas antes. 

- Aquí tienes, Jan, pero ¿para qué quieres esto si ya tienes uno? - mi padre me miraba con una sonrisa en la cara y curiosidad en los ojos.

Sin contestarle, tomé en mis manos el paquete y contemplé la Centella ardiente plus que acababan de traerme de la tienda de escobas que tenía mi padre. Papá podría habérmelo dado sin problemas ya que la tienda era suya, pero como era algo que quería hacer yo, pagué hasta el último galeón con mi semanada.

- Es un regalo para una amiga - dije sonriente mientras mi padre se iba riendo a leer el profeta al salón.

- No llega, ¿porqué no llega?

Eran las 10,30 y ya estaba volviendo locos a mis padres. Los había levantado a las 8 de la mañana y ya llevábamos al menos un cuarto de hora esperando en la estación de King's Cross.

- Jan, tranquilízate, todavía es muy pronto. Ya sé que quieres ver a tu amiga, pero dale tiempo para que llegue - Eliott Rose, mi padre, era un hombre muy tranquilo de negocios amante de una buena tarde con un café en el porche de casa. Mi madre siempre decía que si algún día nos atacaban magos oscuros, mi padre lo solucionaría con una tranquila charla con un café en la mano.

- Vayamos a tomar algo mientras llega tu amiguita - sin embargo, su mujer, Thalia Rose, era una mujer que engañaba a la vista. Tranquila en apariencia, inquieta en espíritu, era realmente enérgica u siempre estaba haciendo algo. Y como a mi, le encantaba descifrar misterios y encontrar nuevos retos, no por nada trabajaba en el departamento de misterios del ministerio. Siempre nos decían que éramos tal para cual.

- Vale - dije algo desanimada.

Y tenían razón, era demasiado pronto. Como decía mi tía Helen, no por más madrugar amanece más temprano. Nos encaminamos hacia una cafetería muggle que había allí cerca y pedí un batido de chocolate que me tomé mientras veía a la gente pasar.

Al fin después de un mes ya era tiempo, Kat iba muy contenta en la calle tomada de la mano de su nana la señorita Charlotte, su mamá estaba muy ocupada en su trabajo de oficina y no podía llevarla. Kat iba con prisa, quería llegar ya a King's Cross y encontrarse con Jane cuanto antes pero la señora de edad madura le frenaba el paso cada vez, apretaba sus dientes postizos con cada intento como si llevar a la niña hiperactiva fuera mas duro que llevar 100kg de peso; Tal fue el esfuerzo que la señora se paro en seco y con ella a Kat, se recargo en la pared de la calle y se centro en recuperar el aire, Kat miro preocupada a su Nana y le preguntó;

-¿Que tienes Nani? ¿Estas bien? ¿te tomaste las medicinas de las 9:00 Nani?

La señora a pesar de su aspecto arisco y de mirada fría y penetrante no era una mala persona, no cuando se le conocía bien, ella le sonrió de modo dulce y respondió:

-Estoy bien querida, solo necesito recuperar el aire.

Mientras su nana descanzaba Kat revisó su reloj de mano, eran poco mas de 20 para las 11:00, -Oh no, ya debe haber llegado-Pensó asustada. Inmediatamente volvió a tomar de la mano a su nana y se la llevo corriendo sin siquiera pensar en la salud de su nana. Y no iban ligeras que se diga, Kat llevaba una maleta de mano pesada con forma de un baúl pequeño, también una mochila azul vieja y llena con las cosas indispensables para su fénix y un cuaderno con los apuntes que había podido recavar de las investigaciones del estudió, su nana no estaba excenta ya que ella llevaba en su mano libre a Atoli que iba graznando molesta por las condiciones movidas de su viaje.

Luego de unos minutos de carrera frenética por fin llegaban a King's Cross, Kat se sentó en una banca para recuperar el aliento al igual que su nana que se desplomó en la misma y no hacia otra cosa mas que esforzarse por respirar.

Ambas por ahora solo estaban descansando, en espera de Jane y los que estuvieran con ella.

Freddy estuvo ocupado todas las vacaciones. Sus padres habían decidido que sería interesante ver un "millar" de partidos de Quidich y, por desgracia, arrastrarle por todo el mundo para conocer a los grandes del deporte. Mandaba lechuzas a sus amigos casi todas las semanas para saber que tal iban en sus escapadas, aunque sabía que se enteraría de la mayoría de cosas cuando volvieran el año siguiente a clase. Y, además de todo eso, practicaba sus hechizos cuando tenía una oportunidad. Quería estar preparado para lo que viniera cuando volviera a clase.

Durante la última semana preparó todo para ir a clase. Fue con su madre, que le compró los libros de segundo curso y además un nuevo uniforme. El siguiente año todo iría perfecto.

El batido se encontraba ya mareado. Sin hacer caso de mi bebida y sin apenas tocarlo, contemplaba a cada persona que pasaba con suma atención. Entonces, la vi llegar corriendo junto a una señora grande. Me pregunté si la mujer que iba con ella sería su abuela.

- Mira, mamá, ahí está - dije contenta señalándola. 

Mis padres estuvieron a punto de contestarme, pero se encontraron con un hueco vacía que medio segundo antes había ocupado. Salí corriendo hacia mi amiga al lugar donde se habían sentado a descansar.

- ¡Kat! - grité agitando alegremente los brazos. 

Llegué hasta ella y me lancé a abrazarla casi derribándola.

-Oh Jane, espera espera que me ahogas.-Dijo Kat mientras intentaba reponerse de la muestra repentina de afecto de su amiga.

Jane había llegado de la nada para sorpresa de Kat, no se esperaba que viniera de quien sabe donde ¿habra planeado esa emboscada? le preguntaría después. La señora que estaba al lado de Kat no pudo evitar mirar el espectáculo de amistad, olvidándose brevemente de su cansancio miró con curiosidad maternal a Jane y le preguntó:

-Que tal jovencita, usted debe ser la señorita Janelle Rose, un gusto-dijo mientras le estrechaba la mano suavemente-Soy Charlotte Dorian, nana de Katherin. Un placer.

Mientras su Nana socializaba con Jane Kat se bajo de la banca y le devolvió el abrazo a su amiga, la había echado de menos, mas cuando tienes a una lapa de hermano que brinca en el techo para hacer ruido a las 2:00 de la mañana. Luego de un abrazo de un par de minutos Kat le dijo:

-Oh Jane, que gusto verte. Se me hacia eterno el mes antes de verte. Yo quería mostrarte lo...

Fue entonces cuando recordó que había encontrado algo curioso, dejo momentáneamente a Jane y fue a su mochila de la cual saco un libro muy viejo y se lo acerco a su amiga, sonriente le dijo:

-Mira lo que encontré en el estudio de Papá, es un libro muy antiguo, la contraportada dice que tiene mas de 300 años.

Era un libro muy viejo de pasta dura, completamente escrito en latín. Mientras lo enseñaba su nana se lo quitó de las manos y le dijo:

-Sabes que tu madre te había dicho que no sacaras estos libros al aire libre, por favor guardelo en su bolsa nuevamente Jovencita.

Kat se sonrojo al recodar que le había prometido a su mamá que cuidaría los libros que había sacado del estudio, entre los cuidados estaba no dejar que se expusieran al aire. Sintiéndose apenada bajo la cabeza y dijo:

-Lo siento Nani, lo guardaré en seguida.

-Bien, sea rápido.

Tomó el libro y lo volvió a guardar en la mochila. Era molesto tener a una Nana tan estricta y que ni bajaba la guardia ni aún cuando esta estaba agotada. Lo bueno seria que Fred se quedaría solo con ella todo el verano, ya se lo imaginaba fregando pisos y podando el césped mientras la Nana lo miraba con esos ojos tan fríos mientras el trabajaba. Con este escenario en su mente no pudo sino soltar una risilla del gusto.

Me aparté de Kat para dejarla respirar, pero no perdí en ningún momento mi alegre sonrisa.

- Qué bien que por fin estés aquí - entonces, se me presentó la señora que iba con ella y me di cuenta que ni siquiera me había presentado. Recordando mis buenos modales, la saludé respetuosamente - encantada, señora Dorian - con que es sus nana, tiene un aire maternal, ojalá que yo hubiera tenido una nana con esta, pensé mientras le estrechaba la mano.

Yo sólo tenía a la señora Agnes Brams, una estricta y estirada bruja de mediana edad que mi bisabuela había elegido para que hiciera las veces institutriz y guardiana conmigo. No faltaba decir que la pobre señora se llevaba continuos disgustos conmigo ya que continuamente hacía cosas que una bruja sangrelimpia de mi ''estatus'' no debería hacer.

Volví a abrazar a mi amiga y, luego, me enseñó sus hallazgos. Los ojos se me llenaron de chisviritas cuando vi el libro. Su nana le hizo una reprimenda y volvió a guardar el libro.

- Uaaaah, qué buen hallazgo, Kat, es fantástico.

- ¿Qué es lo que es fantástico? - mi madre se había acercado con mi padre y había escuchado la última parte de nuestra conversación. 

Decidida a no involucrar a mis padres en nuestras investigaciones, le quité importancia al asunto, ya que sabía que sino mi madre no pararía hasta descubrir qué nos traíamos entre manos.

- Nada, mami, es sólo un trabajo para clase - dije con sencillez. Mi madre me miró con una media sonrisa, pero no dijo nada más. Entonces, me di cuenta de que no los había presentado - Kat, señora Dorian, estos son mis padres Elliot y Thalia Rose. Mamá, papá, estas son mi amiga Katherin Darling y su nana Charlotte Dorian.

Mis padres saludaron cortésmente.

- Señora Dorian, un placer. Katherin, encantada de conocerte - dijo mi madre para darle un par de besos a Kat.

- Jan nos ha contado muchas cosas de ti, no ha parado en todo el verano de hablar de ti - mi padre rió al recordarme hablar de la escuela.

- Bueno, chicas, será hora de irse, seguro que estáis deseosas de hacer muchas cosas juntas - mi madre cogió la maleta de Kat.

- Yo también tengo algunas cosas que contarte y que no podía decirte en el colegio - le susurré a Kat mientras mis padres se despedían de la señora Dorian y le aseguraban que cuidarían bien de Katherin.

Tus abuelos te reciben con absoluta frialdad e indiferencia, los primeros días en su casa son un verdadero incordio, al menos hasta que llega un halcón mensajero, cosa que sorprende a todos, ese halcón llevaba una pechera con el emblema de la familia Flamel, cosa que no paso desapercibido para tu abuelo.

Aquél halcón llevaba una carta para ti y un presente, una hermosa gargantilla de plata alquímica.

Querida Allison:

Artemis me contó lo ocurrido en la dimensión oscura, en verdad no sé como agradecerte que hayas cuidado de mi bisnieto, esta es una deuda que la familia Flamel nunca podrá saldar, pues si no fuera por ti, ese cabezotas se hubiera quedado atrás y quizá hasta hubiera muerto.

Te envío un pequeño presente como muestra de gratitud, una gargantilla de plata alquímica que fabrique con mis propias manos, sé que no es mucho, viniendo de este pobre viejo gruñón, pero si algún día necesitas algo, sin importar lo que sea, sólo envíame una lechuza y haré todo lo que esté en mis manos para que te sea proveído.

Con cariño.

Sir Nicolas Flamel y

Parnelle Flamel

La carta despertó la curiosidad de tus abuelos, quienes empezaron a hacer toda clase de preguntas sobre Nicolas Flamel y tu relación con su bisnieto.

Tras despedirse de sus compañeros y dejar Hogwarts durante las vacaciones de verano, le esperaba una nada agradable sorpresa al llegar a casa. Sus padres habían recibido una carta de parte de los abuelos, en ella expresaban sus deseos de que su nieta pasara unas semanas junto a ellos, aunque no explicaban tan repentino cambio de parecer. A Allison no le hacía especial ilusión, menos sabiendo cómo habían tratado a su propio hijo... Pero en el fondo de su corazón deseaba que algún día pudieran reconciliarse y volver a ser una familia unida. Por ello, aceptó no sin antes pedirles permiso para poder pasar un tiempo junto a su nueva amiga Mérida, con la que tanto había pasado y ahora consideraba su confidente.

Aunque al principio había resultado un infierno, tener que soportar ser mirada por encima del hombro, seguían siendo sus abuelos, y Allison intentaba mostrarse respetuosa, como papá y mamá le habían inculcado.

Lo que no esperaba era recibir correspondencia del Señor Flamel, y mucho menos, ¿cómo sabía que estaba pasando las vacaciones con sus abuelos? Allison no pudo evitar sonreír al recordar al gruñón alquimista, que tanto les había ayudado, si no hubiera sido por él... Artemis... La pelirroja sacudió la cabeza, al final todo había salido bien y aunque el mago no estaba presente, se sonrojó al leer sus palabras, ella no consideraba que hubiera hecho nada especial. Jamás hubiera abandonado a su amigo, aunque hubiera tenido que quedarse allí enfrentándose a las sombras. Señor Flamel... Oh... Qué maravilla... Yo no..  Allison tomó el regalo entre sus manos, casi con miedo de que fuera a desvanecerse entre sus dedos, y lo estrechó contra su pecho mientras terminaba de leer la carta.  

Estando tan ensimismada en su lectura olvidó por completo de dónde se encontraba, y al alzar la vista se encontró con los curiosos ojos de sus abuelos, que parecían otras personas distintas, o al menos parecía que la miraban de otro modo. Allison carraspeó ligeramente, intentando ocultar el rubor de sus mejillas, mientras pensaba que podía decirles. Y antes de que se diera cuenta la acribillaban a preguntas. - ¿M-mi relación con Artemis..? - preguntó mientras sostenía la gargantilla entre sus manos, ordenando sus pensamientos. - Él es un buen amigo mío, han pasado tantas cosas en Hogwarts este año que no me creeríais...-  empezó a explicar mientras jugueteaba con la fina plata, esbozó una tenue sonrisa al recordar el tacto suave del pelo de su amigo mientras dormitaba en aquella camilla. Y de cuando el señor Nicolas Flamel le encargó la tarea de vigilar que tomase su medicina. - Artemis ha pasado por muchos peligros. Estuvo ingresado en la enfermería y allí conocimos al Señor Flamel, quién cuidó de sus heridas, abue- ... S-señor. - prosiguió corrigiendo sus palabras, no sabía si aprobaban que les llamase abuelos, y temía enfurecerlos. Tragó saliva y prosiguió. Aunque no sabía que más podía contarles. 

- Él siempre ha tratado de protegernos a todos, incluso a costa de su propia seguridad, es un chico muy valiente.. Y, bueno, y-yo tan sólo quería cuidarle, porque sé que si fuera por él lo daría todo sin reservas... Y no pienso permitir que eso pase. - añadió en un principio azorada, pero a medida que hablaba su voz tomó una resolución que hasta a ella misma le sorprendió. Sentía que quería protegerle pasara lo que pasase, aunque eso era difícil, seguramente estaría tomando aquel curso con el que le habían obsequiado, esperaba que se encontrase bien. 

- Nunca imaginé que el señor Flamel fuera a escribirme a mí, n-no hice nada extraordinario... ¿Debería responder a su mensaje..? - dijo, aunque la pregunta quedó más en el aire que dirigida a sus abuelos, no sabía muy bien que hacer en una situación así. Gracias Señor Flamel. Lo volvería a hacer una y mil veces. Con sumo cuidado se colocó la gargantilla de plata al cuello, esbozando una amplía sonrisa mientras entrecerraba los ojos, como si notara con el afecto que el alquimista había creado tal adorno.

Cita:

Cita:

Cita:

Cita:

Cita:

Mientras Kat guardaba el libro no notó cuando una pareja de adultos bien parecidos se habían acercado a ellos, resultado ser ellos los padres de Jane. Katherin sonrió tímidamente y les dijo;

Mucho gusto, soy Katherin Darling.-miró a Jane con admiración-Cielos Jane, no me habías dicho que tus papas iban a venir, así me hubiera vestido mejor.

Kat no llevaba harapos pero viendo a aquella pareja que iban tan pulcros y bien vestidos que sentia como si los llevara, era solo una falda larga y una camisa de manga larga con una chaqueta de mezclilla, limpios y bien planchados eso si pero se podia ver de lejos que eran de segunda mano. Ante ellos la Señora Dorian se puso de pie y les dijo en tomo firme pero jovial:

-Buenas tardes señores Rose. Espero que Katherin no les genere muchas molestias, es una buena niña y obediente en lo que cabe pero les pido, si ella llega a portarse mal por favor no sean ligeros con la disciplina, esta jovencita representa el orgullo de la disciplina británica y cualquier desliz podría arruinarla.

Dijo asi la nana. Ella en su juventud habia sido parte de la marina britanica y vivido toda su vida bajo estos principios, hasta su retiro. Si bien la señora Dorian no disfrutaba su retiró hallo como pasatiempo el cuidar niños, todo bajo los principios de la marina británica. Viendo que la niña estaba en buenas manos se bajo a la altura de esta y la persino mientras sostenía un crusifijo de plata, luego la beso en la frente y le dijo:

-Cuidate y diviertete mucho querida, y no olvides que...

...siempre me cambie los calcetines todos los días.-Completando Kat la frase.

Kat abrazo a su nana y luego paso a seguir a Jane y a sus padres a donde fueran a ir. Kat saludaba de lejos y le decía:

-Adiós Nani, nos vemos en vacaciones.

Mientras te encuentras de vacaciones recibes las siguientes cartas de Artemis:

Hellen:

Mi estancia en el Ministerio está siendo muyagradable. En verdad la señora Weasley es una maestra muy capaz y estricta.

En estas semanas he aprendido más sobre runas y magia sagrada que en todo el año pasado, se que nuestra guerra recién inicia, pero ten fe mi amor en que la vamos a ganar. Vamos a vencer a ese demonio y lo regresaremos al lugar del que viene.

Te extraño, pero dos meses se pasan volando y luego podremos pasar mucho tiempo junto en Hogwarts, la señora Hermione ya me explico a que acuerdo llegó con el jefe Potter y la verdad es que si yo fuera él, no le tocaría las narices a mi maestra.

Te quiere

Artemis

 Una semana después de tu reunión con el círculo recibes la segunda carta de Artemis

Hellen:

Espero que hayas disfrutado tus vacaciones en Gales, por mi parte he aprovechado mi tiempo libre para mejorar mis habilidades de duelo con la ayuda de mi padre y sus amigos. La verdad es que cada vez se me hace más fácil esto de luchar, sólo espero no tener que hacerlo seguido.

No me gusta herir a otros, pero si alguien me fuerza a luchar se va allevar más que unos simples moratones.

Bueno linda, debo irme, la Sra. Weasley está llamándome, quiere mostrarme un texto antiguo que desea traducir, aunque creo que se trata de un simple ejercicio de runas.

Nos vemos pronto. Besos

Artemis.

Tras tu última carta, al respuesta de Artemis no se hizo esperar

Hellen:

Trata de aprovechar el tiempo con Parker vas a ver lo mucho que te ayuda, en serio te recomiendo que aproveches al máximo, mira que nuestro regreso a la escuela está próximo y la dificultad de los hechizos de los próximaos años va en aumento.

Te quiero mucho y espero poder verte pronto.

Besos

Artemis

Cita:

Cita:

La respuesta de Krum llega al día siguiente:

Querida Hellen

En el círculo entendemos tu molestia y estamos dispuestos a hacer algo al respecto, por lo pronto te adelantamos que estamos organizando una cumbre para solicitar que se prohiba el uso del Veritaserum en las sesiones de evaluación, en cuanto lo consigamos, nuestro próximo objetivo será regular los límites para el exámen físico, de tal modo que todos los examinadores sigan un estricto protocolo, bajo pena de pasar algún tiempo en prisión si lo rompen.

Siempre tuyo.

Víctor Krum