Partida Rol por web

Vaya saco sin fondo que tenía a veces Vilma. Le había durado nada y menos una cerveza de mantequilla que le había costado bastante de dinero. Solo esperaba que no pidiera otra cerveza o acabarían con veinte botellines allí y una Vilma borracha. Y Vilma borracha era peligrosa.

- ¿Un regalo?- ¡Mierda! ¡Él no le tenía nada a ella! Tendré que improvisar. Al menos sé lo que le gusta y no me cuesta nada más que agujetas.- ¿Qué es? ¿Qué es?

Pero entonces la puerta del pub se abrió y captó la atención de Henry.

- ¡No puede ser! ¿Es el señor T?-No parecía muy contento de verle. Las sospechas de Bella estaban cerca de ser ciertas.

Apoyó los antebrazos en la mesa, pareciendo cada vez más informal dentro de la rigidez habitual, mirando a Emily más de cerca. 

- Bueno, aparte de los rumores sobre el secuestro de mi padre, del decaimiento del negocio y de que pronto anunciarán al nuevo ministro de magia regente mientras la búsqueda del anterior sigue en pie- todo eso leído en el Profeta, por supuesto- también he escuchado que tú y yo vamos de cita en San Valentín.- hizo una pequeña pausa, mirando siempre, de forma intensa y apenas pestañeando, a Emily.- Y de todo ello solo me alegro de lo último.

Lo que hizo a continuación le costó. La verdad es que no le gustaba el contacto con otras personas, pero estaba dándose cuenta de que en una cita debía parecer menos frío y más atento. Si quería impresionar a Emily, debía mostrarle aspectos nuevos y, quizás, impactantes. Por tanto, alargó el brazo y con una suave caricia le colocó un mechó de pelo que tapaba parte de su cara.

- Espero que tú también.

Apoyó los brazos en la mesa, acercando su cara más hacia Eileen para que sus siguientes palabras sonaran más personales y privadas.

- Algún día lo haré. Cuenta con ello.

Amplió la sonrisa, achicando los ojos y mirando directamente, como acostumbraba, a los azul eléctrico de Eileen. Jamás se cansaría de observarlos. Se echó hacia atrás y no pudo evitar hacer comentarios al respecto:

- Creo que podrías conseguir lo que fuera de mí con solo mirarme, ¿sabes? No es justo para nada. ¡Estoy en desventaja!

Por su parte, Emily acababa de tomarse un trozo enorme de tarta de chocolate con una pinta increíble y conversaba con Aled, que cambiaba su postura yendo de la más formal a la menos informal posible. En ese momento el chico alargó el brazo y con una suave caricia le colocó un mechón de pelo que tapaba parte de su cara mientras le decía algo ininteligible a oídos de Eileen.

En ese momento, las puertas se abrieron y el hombre que entró se quitó el sombrero que ocultaba su rostro. Miró hacia las mesas hasta encontrar a quien buscaba y comenzó a caminar hacia él. Lucas le identificó y se colocó más erguido. Aquel hombre había acudido a la cita que Lucas le había comentado a Eileen. Aquel hombre, que todos buscaban, estaba en el pub Cabeza de Puerco sin importarle la presencia de tantísimas personas. Aunque lo más seguro es que no se esperara tanta clientela en aquel lugar. 

James Tower se sentó al lado de Lucas sin quitarse el abrigo y colocando su sombrero sobre la mesa. 

Por supuesto que había noticias nteresantes tras tantos secuestros. Aún no había sacado el tema porque no quería forzarlo, pero hablar de su padre y el negocio era la manera perfecta de llegar al tema de Tower. Pero antes de que pudiese contestar, demasiadas cosas ocurrieron a la vez. Para comenzar, Aled se acercó, demasiado para ser Aled y cuando noté sus dedos en mi cara me puse tensa con el corazón acelerado. Por supuesto no tenía interés alguno en Aled, ni siquiera era mi tipo, pero no estaba acostumbrada a esa clase de contacto fuera de Sean y me pilló desprevenida. Además,  ¿Y si eso era el preludio a que ME BESASE? Por Merlin, no podía hacer eso...

Pero eso no fue lo único, pues en ese instante Tower apareció, ni corto ni perezoso, sentándose junto a Lucas. El gesto de ALed mezclado con la aparición tan relajada de Tower hizo que apretase demasiado el tenedor contra el plato y la vajilla saliese disparada, rebotando varios metros en el suelo. Pero eso no fue lo peor, en un intento desesperado de recuperar el tenedor antes de que cayese, golpeé el plato con el último trozo de tarta, el cual cayó por el otro lado de la mesa, haciéndose añicos contra el suelo.

Noté cómo me ponía extremadamente roja, las orejas y las mejillas me ardían, y bajé la mirada absolutamente avergonzada ante el lamentable espectùaculo, pero también ante mi incapacidad de mantenerme tranquila y actuar con madurez y profesionalidad.

- Lo siento mucho Aled, se me ha ido la mano... - le susurré mientras me agachaba para recoger los trozos de plato de debajo de la mesa.

- ¡A la próxima invito yo!- Le digo a Henry. - La verdad es que es una moñería que no sé si te va a gustar... Pero bueno, lo he hecho de buena fe.- Digo acercándome a él y besándole los labios. Grr, como me ponía el simple hecho de besarle.

El ambiente se vuelve tenso cuando entra aquel hombre que había quedado con Lucas. No tenía ni idea de si era el "Señor T" o no, pero miro a Henry y asiento con la cabeza. Seguramente sería él y si no lo era igualmente seguro que tenían cosas que decir. Me levanto para disimular y pedir dos cervezas de mantequilla más. Dos cervezas más que beberíamos lentamente (a pesar que Henry aún no había acabado con la primera), para poder escuchar todo lo que decían. Quizás haría falta algún hechizo si se ponían a susurrar pero sería muy cantado.

Aunque, por la apariencia del hombre -ya que no se había quitado ni el abrigo ni el sombrero- parecía que no tenía pensamientos de quedarse mucho tiempo allí dentro.

Aquel comentario sí que logró ruborizarla y dejarla sin palabras, desarmada. ¿Qué podía decir a aquello? ¿Que estaría encantada? Hacía apenas tres minutos estaba llorando, seguía teniendo demasiado que procesar y ahora hablaban de ropa interior sexy y de lo que aquello implicaba. Parecía surrealista. Pero era cierto, sólo que aún no se sentía con el ánimo suficiente como para responder a aquella insinuación.

- Buah, eso no es verdad - aseguró cuando le dijo lo de mirarla. ¡Ni que sus ojos fueran para tanto! Aunque eran bonitos -. Y tú podrías lograr lo que fuera sólo con dejarme de hablar otra vez - le acusó y aunque no iba en serio, tenía parte de verdad. Por eso enseguida se arrepintió y añadió -: Y bueno, dándome un beso de los tuyos también logras bastante cosa, la verdad. Si dejas de hablarme porque estás besándome no me quejaré - concluyó, intentando arreglarlo. Entonces sonrió de forma socarrona, viendo la escena que protagonizaban Aled y Emily, hacia donde inclinó la cabeza para que Zoey mirara -. Oh, que bonito. Quizás deberíamos darles a ellos una de tus cajas de bombones - la risa bailaba en sus ojos. Aquello se lo recordaría durante mucho tiempo a Emily. Iba a añadir algo más al respecto cuando vio entrar a a aquel hombre que fue directo hacia el lugar que ocupaba Lucas, lo que hizo difícil mantener la sonrisa en el rostro. En su lugar, se acercó a ella, apartándole un mechón de pelo con gesto seductor y le empezó a besar debajo de la oreja -. Hijo de puta sádico supremo a la vista. ¿Alguna idea? Porque yo lo de salir en plan irnos a un motel y entrar desilusionadas y acercarnos un poquito a escuchar la conversación me suena bastante bien.

Todas las ideas eran buenísimas a su parecer y Meredith rio con ganas ante el único comentario. Negó con la cabeza varias veces antes de rodear el cuello de Max con sus brazos, ponerse ligeramente de puntillas y besarle. Un beso que solo quedó interrumpido ante el recuerdo de algo:

- ¡A todo esto!- se apartó un poco y metió la mano en el abrigo- Alex me ha dado esto para ti. Tiene tu nombre y parece una carta de San Valentín.- sonrió y canturreó. Si era de una admiradora le daba completamente igual. Meredith no era celosa.- Ten. Léela antes de nada. ¡Quiero saber qué pone!

Las facciones relajadas de Zoey se contrajeron ante el comentario de Eileen. Así que tenía a ese tal Tower detrás de ella. Había acudido. ¿Valiente o idiota por su parte? Observó, gracias al reflejo del espejo que había tras la barra del pub, a los dos sospechosos. Hablaban.

-  Si vamos a hacerlo tendría que ser cuanto antes pero llamaría mucho la...- Entonces a Emily se le cayese la vajilla saliendo disparada, rebotando varios metros en el suelo. Pero eso no fue lo peor, en un intento desesperado de recuperar el tenedor antes de que cayese, golpeó el plato con el último trozo de tarta, el cual cayó por el otro lado de la mesa, haciéndose añicos contra el suelo. Ahora todo el mundo miraba hacia ella que estaba muy colorada- ...atención.- Genial. Ahora había llamado tanto la atención que hacer más movimientos bruscos sería sospechoso- Levantarnos ahora puede ser sospechoso y además...- entrecerró los ojos. Quería ver más de cerca aquel reflejo por lo que esta vez fue ella la que se acercó al oído de Eileen después de depositar un beso en su mejilla.- Nos estaríamos perdiendo parte de la conversación. Tower le acaba de entregar unos sobres a Lucas.

Lo cierto es que el estruendo de los platos le habían pillado desprevenido. Conocía a aquel hombre. Era el culpable de la desaparición de su padre. Se agachó junto a Emily para ayudarla a recoger. Tampoco quería que, ahora que todo el mundo se había girado hacia ellos, le reconociera:

- El tío que ha secuestrado a mi padre está aquí.- le susurró. Ambos estaban en esos momentos dando la espalda a Tower y Lucas- James Tower.- La rabia se estaba acumulando en Aled. No era un chico de acción ni mucho menos. O al menos no hasta que Anwen se lo pidiera. Entonces resultaba bastante competente. Pero no sabía actuar por sí mismo. ¿Qué hacer? Su instinto le instaba a matarlo allí mismo.- Es el que está sentado con el Oceans.

Eileen y Zoey intercambiaban besos sensuales en la oreja la rubia. Aunque Emily podía imaginarse que simplemente estaban disimulando para poder hablar de lo que estaba ocurriendo.

Aunque Vilma y Henry estaban en buena posición para escuchar lo que decían, lo cierto era que, a pesar de que Vilma puso el oído, centrándose en esa mesa, el gran estruendo de la mesa de al lado provocado por Emily - a quien se le había resbalado la vajilla saliendo despedida por ahí y después el resto de cosas tras una caricia de Aled en la cara de la Ravenclaw- le estropeó la audición. Solo pudo escuchar un "objetivos" al tiempo que veía cómo Tower le pasaba unos sobres marrones y bastante planos a Lucas.

En otra de las mesas, Eileen le comía la oreja a la chica rubia públicamente. Aled y Emily recogían lo del suelo.

Miré a Aled perpleja. Todas nuestras sospechas parecían estar mal encaminadas, o bien Aled mentá, pero no veía el porqué. No sólo porque no creía que sospechase nada, sino porque no tenía motivo a mentarme a Tower si lo que decía no era verdad. ¿Y si de verdad Tower estaba extorsinándoles a cambio de la poción? ¿Pero porqué secuestrar al jefe de los Rhys en lugar de a uno de los hijos?

"Porque odia la sangre limipa y Rhys es todo lo que él odia. Sangre limipia, rico, con reputación, con un imperio bajo sus pies. Tal vez lo de la poción era una excusa."

Miré a Tower desde debajo de la mesa unos segundos, antes de mirar a Aled con el ceño fruncido.

- ¿No le he visto antes aquí? - me quedé unos segundos en silencio cómo si pensase. - ¿No estaba tu hermana hablando con él hace unos meses? Aquél día que entré con Bella y bueno... - no iba a mencionar en voz alta el vómito ni el beso de Bella. - ¿Qué relación tiene con tu familia? ¿Por qué no le arrestan si sabes que fue él? - le pregunté acercándome aún más, paraonica de que alguien me pudiese oír e intentando parecer nerviosay asustada, aunque lo primero no era demasiado difícil.

Ya estaba allí y su cuerpo se puso en alerta instintivamente, por lo que tuvo que hacer algo para que no se le notase… apoyando la mano en la cara de Mia, la atrajo hacia sí mismo y la besó. Nadie presta atención a una pareja en ese punto y menos se fija directamente en ellos.

Él tenía que ser y se le veía un hombre seguro de sí mismo, si no había tenido problemas con entrar y sentarse allí tranquilamente es probablemente porque sabía que podría defenderse si fuese necesario sin verdaderos problemas… mientras pensaba en eso a la vez que intercambiaba besos con Mia, recordó la carta amenazante… ese hombre le quería muerto.

La miré un tanto extrañado al ver que me tendía aquella carta quele había dado Alex. La abrí para que ambos pudiéramos leerla sin ningún problema ya que no tenía nada que ocultarle. A medida que iba leyendo iba quedando más alucinado pues no sabía quien podría ser aquella mujer que describía unos sentimientos tan profundos.

Al terminar miré a Meredith sin saber muy bien que decir. -¿Quién crees que es? Vilma dijo en navidad que le gustaba pero no creo que me haya escrito esto... -y estaba seguro que Lilian nunca se rebajaría a algo así. -¿Alguna idea? Aunque no entiendo a que viene eso de "supongo que sabrás quien soy, después de la pasada noche es algo obvio" 

Bien era sabido que yo era bastante empanado para estas cosas... pero Meredith tenía muy buen ojo. -Creo que te quieren robar al novio Roja. -la piqué sonriendo. 

-Adiós profesor.- A Anwen le hubiera encantado saber porque sería un mal día para Pullap, pero no hubiera sido educado preguntar. Pero era San Valentín y el profesor tenía pareja ¿Por qué no iba a ser un buen día para él? ¿Se habría olvidado de hacer algo con Smallet? No creía que él fuera de los que se olvidaban de esas cosas, pero la mera idea le hacía mucha gracia.

-Vaya Roy, esperaba que me sorprendieras aunque fuera un poco.- Comentó con una leve sonrisa. El comentario iba sin maldad.- Quizá podamos pensar que hacer delante de una jarra en el Tres Escobas. Además quería saber que piensas de Marcus.- Le había venido eso a la mente, se había acordado de que Emily le dijo que debía vigilarlo.

Sabía lo que iba a decir Zoey y estaba a punto de argumentarlo por qué no estaba de acuerdo: ella había estado primero llorando, luego comiendo y luego besándose. Con una chica. Por favor, tenía toda la pinta de estar borracha. Largarse en plan hacer manitas a un lugar más apropiado y menos antro, sería lo más normal del mundo y no algo llamativo.

Pero sus ideas quedaron para la soledad de sus pensamientos porque Emily había decidido actuar, estaba segura de ello, llamando toda la maldita atención sobre sí misma y haciendo que ahora estuvieran más atentos de lo que les rodeaba. En serio, su telepatía funcionaba fatal.

Soltó una risita estúpida y forzada cuando Zoey le murmuró las últimas palabras al oído. Unos sobres. Según como tendrían que dejar escapar al puñetero Tower y hacerse con los sobres, aunque sentía que la varita le pesaba en el bolsillo por las ganas de lanzarle un hechizo allí mismo. En lugar de eso le dio un apasionado beso a Zoey, con los ojos entre abiertos para verles a la vez que hundía su mano en la melena.

Eh, vale, basta. Se empezaba a dejar llevar. Así que no tardó en cortar el beso y acercarse otra vez a su oreja.

- Me distraes, cabrona. ¿Puedes leerle los labios o algo? Si lo hago yo sería demasiado obvio.

No había podido quitarme de la cabeza a mi familia, pero por mucho que había investigado en la biblioteca no había encontrado nada, además, los profesores se negaban a contarme más, a pesar de mi insistencia.

Ian había permanecido a mi lado y me había apoyado. Le había dado bastantes dolores de cabeza, pero hoy era un día especial y tenía que intentar quitarme de la cabeza por un rato a mi familia y los ataques. Me había propuesto pasarlo bien y despejarme un poco.

Llevaba puesto una camisa blanca, sin corbata y unos vaqueros oscuros, con unos zapatos. Informal, pero arreglado.

Tú también estás muy guapo, le respondí. Aunque tú estás guapo siempre. Le piropeé. No era de ese tipo de persona que piropeaban, pero hoy era un día romántico, no?

Tengo algo para ti. Le dije entonces, ignorando su pregunta sobre tomar algo más. Saqué dos regalos, uno era una caja, y el otro una caja de bombones.

Le di la caja de bombones primero. gracias por estar a mi lado todo el tiempo. le dije en un tono dulce.

después le di la caja.

dentro había una camisa de color negra, y un sobre cerrado.

espero que te guste, se puede descambiar, no sabía que regalarte, imaginaba que flores y un osito de peluche no querrías. Le expliqué.

cuando abrió el sobre, había un mensaje muy corto, no era poeta y no tenía imaginación para cartas muy elaboradas y menos de tipo románticas, así que opté por ser directo y claro.

carta:

Soy muy feliz a tu lado, y quiero pasar el resto de mi vida contigo, quieres ser mi novio?

Eileen comenzó a besarse apasionadamente con Zoey. Muy apasionadamente. Y Kegan realizó la misma estrategia con Mía. Desde luego aquello sí que parecía el salón de té en pleno día de San Valentín y no el mugriento y abandonado pub Cabeza de Puerco. 

- No puedo decírtelo.- confesó. No podía hablar sobre los negocios Rhys y Tower. Le estaba terminantemente prohibido. Y aunque Tower fuera el culpable de toda aquella situación, le era imposible contarle a Emily las cosas. La miró de forma intensa, intentando comunicarle la importancia que tenía que no abriera la boca con respecto a aquel tema- ¿Y quién va a arrestarle? Aquí solo estamos siete estudiantes de Hogwarts rodeados de, probablemente, delincuentes del mundo mágico. ¿Unos delincuentes irán a por él?-En el Cabeza de Puerco había chanchullos día sí y día también. Era extraño que alguien entrara como ellos aquel día, en busca de tranquilidad sin ningún tipo de mala intención.- Estamos solos.- sentenció.

¡Quería levantar la varita y atacar a aquel hombre! ¡Quería hacerlo! Pero no tomaría la iniciativa. Él nunca lo hacía. No estaba acostumbrado.

Joder con Eileen. Si aquella era su manera de disimular a Zoey le encantaba. Kegan y su novia también estaban besándose, optando por la misma estrategia. Sin darse cuenta terminó cerrando los ojos y dejándose llevar, hasta que Eileen se apartó, regañándola. Alzó las cejas y miró a la chica con sorpresa. ¡Con que ella le distraía! ¡Pues menos mal! Pero no comentó nada porque su expresión lo decía todo. 

Momentos después se centró en el tema importante del momento.

- ¿Qué clase de espía crees que soy? No tengo ni idea de leer labios. Además, yo estoy de espaldas y tú de frente, podrías leerlos mejor que yo a través de un espejo.

Lucas abría los sobres y sacaba el contenido mínimamente en esos momentos.

Aguantó la tentación de poner los ojos en blanco. ¿Qué clase de espía creía que era? Ninguna clase, pero la gente normal podía intuir algunas cosas. Aunque era cierto que lo de verlos a través de un espejo complicaba su situación. Su problema era que si se quedaba mirándoles fijamente se notaría demasiado con lo que tampoco parecía mejor idea.

- A tomar por culo, Zoey - dijo momentos después, e hizo ver que tenía un arrebato de pasión que le llevó a volcarse accidentalmente la cerveza por encima, quedando empapada -. ¡Joder! Que asco, tía. Lo siento. Voy un momento al baño y seguimos con lo nuestro.

La miró con las cejas enarcadas esperando que comprendiera el mensaje. Iba a volver al instante sí, pero desilusionada. La ventaja era que el olor a cerveza se disimularía con el ambiente viciado del local.