Partida Rol por web

Max siguió algo por detrás a Vilma, tras decidir seguir junto a ella. El pasillo era como los otros. Frío, oscuro, desolador... hasta que al final de dicho pasillo alcanzó a ver una celda iluminada. Y allí, encerrada, aterrada y pegándose lo más posible a la pared por la presencia de desconocidos, estaba su madre.

"MIERDAMIERDAMIERDAMIERDAMIERDA."

Iba a estamparme. Iba a morir de esa manera tan absurda tras la hazaña heróica de hacía un rato, tras todas las dificultades, ataques, bombas... Iba a morir cayendo en picado porque era una negada con la escoba.

Escuché entonces la voz de Sean y junto con un grito que no sabía si era terror o esfuerzo, tiré del mango con fuerza hacia arriba...

¡Logró remontar el vuelo! Había conseguido tirar de la escoba lo suficiente para ascender en el aire un poco, en forma de montaña rusa. Sean y el ministro continuaban detrás, ahora con más miedo que nunca.

Desde los terrenos del Oceans, había cuatro figuras corriendo hacia la salida.

Kegan, Jane, Zoey y Eileen corrían, pasando totalmente desapercibidos cuando algo pasó volando en el aire. ¡Era Emily! Pero llevaba una trayectoria muy irregular. Tan pronto subía como bajaba en picado. ¡La escoba no terminaba de estabilizarse!

Sean:- ¡Sujétala con más firmeza! ¡Pon más peso por tu parte!- Sean estaba sufriendo más ahí que en toda la misión.

"VAMOS A MATARNOOOOOOOOOOOOOOOS POR QUÉ SE ME OCURREN ESTAS IDEEEEEEEAAAAAAAAAS"

La escoba volaba en una montaña rusa peligrosísima y el cuerpo inconsciente que llevaba atado a la espalda no ayudaba a mantener el equilibrio. Absurdamente, me lo imaginaba despertando en ese momento y gritando cómo nunca habría gritado, temiendo por su vida más que cuándo una pistola y dos varitas le apuntaban.

Y yo gritaba. Cómo gritaba. Un grito primitivo de terror cada vez que la escoba parecía ir a golpearse con el suelo... que era básicamente desde el primer segundo tras saltar desde lo alto del edificio. Yendo de arriba abajo y de lado a lado, pasé entre un grupo de personas en el cual me pareció reconocer la melena de Eileen, pero no estaba del todo segura. No sabía si me habrían visto la cara, pero segurmente habrían escuchado mi grito acercarse y alejarse al pasar a toda velocidad por su lado.

-¡¡¡¡...aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah....!!!!- 

Sóloe scuchaba el viento en mis oídos, y de hecho, tampoco veía un burro a dos metros. Todo eran colores pasando por mi lado y empezaba a dudar de lo que era el suelo y el cielo. De algún punto me pareció que me hablaba alguien y me decía que me pusiera firma porque pesaba mucho... o algo así. No lo entendí bien, pero creí que era mi isntinto de supervivencia llamándome gorda.

Y no sé como, apreté más las manos y de repente la escoba iba en linea recta... ¡Y se estaba parando! Cómo pude aterrícé derrapando con los talones de los pies y cuándo casi había parado me dejé caer de espaldas, usando el cuerpo inconsciente de mi espalda cómo colchón de aterrizaje.

"Te jodes."

Me quedé nos segundos respirando de manera agitada antes de girarme lo suficiente para poder besar el suelo de tierra. Era el beso más asqueroso del mundo, pero a la vez el más dulce.

- Oh gracias, gracias... Suelo, suelo, mi mejor amigo....

Su huida ninja del orfanato del mal estaba resultando todo un éxito pero una sarta de gritos aéreos le hizo pensar que de algún modo inexplicable les habían descubierto. Llevó la mirada arriba, dispuesta a lanzar maldiciones a diestro y siniestro contra sus atacantes pero lo que vio la desconcertó demasiado.

Eran Pullap, Tower, el Ministro y Emily. Emily sobre una escoba. Emily volando. Emily que era más nefasta que ella en esa área.

- Se van a matar - pronosticó por lo bajo, intentando recordar un hechizo que detuviera la caída de la chica y ya de paso de los otros dos, con el "aresto" en la punta de la lengua.

Aquello era peor que el vuelo errático de una mosca y estaba segura de que Kegan alucinaba con el atentado que aquello suponía a su medio de transporte favorito, pero había cosas más importantes. Observó, con el corazón en una mano, cómo descendían bruscamente, demasiado bruscamente...para finalmente lograr más o menos estabilizarlo y caer sobre el cuerpo desmayado de Tower.

Emily no tardó en echarse al suelo, besándolo con agradecimiento, lo cuál le hubiera provocado una carcajada de no ser porque hasta hacía un momento estaba sufriendo realmente por la vida de su amiga y no porque les estuvieran atacando sino porque había vuelto a subirse a una escoba, cosa que debería haber jurado bajo juramento inquebrantable no hacer nunca más.

- Tía...no vuelvas a hacerme esto nunca. Verte volar es una agonía - dicho lo cuál, le dio un rápido abrazo y se dispuso a seguir camino hasta la zona segura.

A Anwen le molestaba la indecisión de Tabatha. Si no tenían más información ¿Qué más daba que puerta abrieran? Tampoco es que hubiera que precipitarse, pero cuanto más tiempo estuvieran allí, peor. Se dirigió a la puerta de la izquierda.-Alohomora.- Pronunció.

Le dio un pequeño empujón a la puerta sin asomarse. Si había alguien dentro reaccionaría al ver abrirse la puerta...

Por un momento pensé que Max no iba a seguirme y me empezó a entrar el pánico, pero seguí avanzando como una campeona hasta llegar a aquella especie de jaula y ver a la mujer. No tenía ni idea de quién era y, al parecer, la mujer me tenía pánico. No me extraña, sus compañeros de celda eran esqueletos. 

- Eh... Vengo a rescatarla, no se preocupe...- Dije mientras la mujer se pegaba contra la pared más alejada. 

Me reconfortó escuchar la voz de Max detrás, al menos no estaba sola. Le cogí de la muñeca y se la apreté. - Hay una mujer... ¿Sabes quién es? 

Realmente yo era muy mala para las caras y además, del mundo mágico puro conocía a muy poca gente. 

Comencé a mirar al rededor para ver si había una especie de cerradura o algo así para liberarla. Un bombarda haría demasiado ruido... Un defodio, tan vez, si no encontraba cerradura...

La puerta se abrió sin ningún problema. Entraron entonces en un dormitorio amplio, luminoso, con un balcón de persianas abiertas por donde penetraba el sol. Todo estaba ordenado y limpio y solo había una cosa que resaltaba en aquella habitación: Amy Greenbell, con la falda rota, el maquillaje corrido y el cabello muy despeinado, estaba amordazada y atada a una silla en medio de la habitación.

Al verles llegar abrió los ojos y empezó a intentar decir algo.

Hay dos cosas que le llaman la atención en esa habitación. La primera es que la directora esté maniatada y sin ningún tipo de vigilancia. Y más, después de todas las molestias que se han tomado para secuestrarla. La segunda es la gesticulación de la directora. Ha visto muchas películas de acción en la tele y eso solo puede significar una cosa: no están solos.

¿Dónde estará? Sabe que Towers debe de estar por ahí. Al fin y al cabo, nunca dejaría a Amy Greenbell sola en una habitación. Nunca. Lo primero primero que hace es lanzar un conjuro de protección.

-Protego totalum...

Al ver a mi madre mis ojos se abrieron con sorpresa. Acorté la distancia que tenía con vilma con un par de pasos y me dejé ver para que ella pudiera reconocerme.

-¡Mamá! Soy Max. Tranquila, hemos venido a salvarte. ¿Estás bien? -No sabía si le habían hecho algún daño torturándola de forma mágica o muggle. De aquellos locos me esperaba cualquier cosa.

Miré a los barrotes antes de mirar a Vilma. -¿Probamos un alohomora? ¿O quizá un reducto? ¿Cómo la evacuamos?

Ahora estaba nervioso de verdad. No sólo mi vida y la de Vilma estaban en peligro. Ahora teníamos que cuidar de mi padre también, la cual no aprecía estar para muchos trotes.

A Anwen también le llamó la atención la forma en la que Tower había dejado a la directora. Quizá se esperaba algo menos...mundano.

La chica observó un instante la habitación y al no ver nada raro fue a desatar a Greenbell. De toda la gente que había sido secuestrada era quizá a la que menos deseaba encontrar. Al menos podría decirle 'te lo dije'.

Le desató la mordaza antes que nada para que pudiera informar de la situación.

La directora se libró rápidamente de las ataduras gracias a la ayuda de Anwen. Y estaba justo en ese momento quitándose la mordaza con rapidez cuando Tabatha realizó el peor hechizo que podría haber hecho. En vez de un protego totalum, lo que saltó un fue Tabatha, impulsada hacia atrás a toda velocidad, chocándose de lleno contra el armario, provocando un fuerte ruido que sin duda alertó a los guardas de las habitaciones contiguas.

Cuando menos lo esperaban, aparecieron un total de cinco guardas. Tres iban armados con varitas y otros dos, que debían de ser muggles, con pistolas.

Guardas:- ¡Que no escapen!

La señora Scofield tardó en reaccionar, pero cuando la luz iluminó el rostro de su hijo, no tardó en levantarse, dando gracias. Aferró sus manos a los barrotes hasta que los nudillos quedaron blancos, mostrando una fachada de desesperación:

Señora Scofield:- ¡Sacadme de aquí! ¡Sacadme de aquí cuanto antes!

Algo pasa. De pronto se encuentra volando por los aires y se estampa contra el armario. El golpe le quita la respiración por un momento y se toma algo de tiempo para levantarse. Le duele todo el cuerpo por el golpe. No entiende qué ha pasado, pero quizá la habitación tenía algo que impedía la magia o algo así.

Por desgracia, ahora todos los guardias saben donde están y aparecen con varitas en alto. Eso significa que se puede usar magia. Lo que más le preocupa son las armas reales.

-Maldita sea.- Masculló Anwen. La misión iba perfecta hasta eso error de Tabatha ¿quién le mandaba el hacer aquel hechizo? La Slytherin tuvo, eso sí, tiempo de reaccionar y parapetarse y cuando llegaron sus enemigos fue más rápida. Apuntó contra los que tenían armas muggles ya que les resultaban menos predecibles que los magos. -Bombarda.- Dijo mientras lanzaba su hechizo. Quizá pudieran salir por el balcón y con esa intención se acercó al mismo como pudo.

Localicé la cerradura y cogí mi varita firmemente apuntando hacia ella.

-Alohomora.- Dije como respuesta del comentario de Max. Si se podía abrir fácilmente y sin formar escándalo mejor. Si no... Ya lo intentaríamos por otros medios.

-Calmese... calmaos los dos.

Con un ligero "click" la puerta de la celda se abrió sin problemas, y la señora Scofield no tardó ni medio segundo en abrir del todo aquella puerta y salir corriendo hasta abrazar a su hijo. ¡Libre! ¡Libre después de meses de calvario! Aunque aún quedaba lo más complicado: ¡salir del Oceans sin llamar la atención!

De una forma u otra habían logrado salir de allí, todo había ido bien y había sido más fácil de lo que se hubiese esperado, habiendo saludo del edificio y solo quedándoles ir a la zona de extracción se permitió el lujo de relajarse un poco… lujo que pagó con casi un ataque al corazón pues un gran gritos resonó desde arriba.

Y allí estaba el resto del equipo de Zoey, el ministro e incluso Emily cargaba con Tower como podía más o menos… y no se estrelló contra el suelo de milagro ¡Con lo fácil que era controlar una escoba!

Se acercó a las chicas, preocupado por si Emily se encontrase bien, y aunque sabía que está aún estaría enfadada con él, pero ya aclararía con ella eso más adelante.

- ¿Estas bien? - Preguntó, preocupado por la chica. Se fijó en Tower, inconsciente aún atado a la escoba - Mejor que salgamos de aquí, yo lo llevaré, ¿Me dejas la escoba? - sería más rápido cargarlo en escoba… y que Emily la soltase también seria bueno.

La cosa pinta mal. Anwen es la primera en actuar y ataca a uno de los guardias con pistolas, pero tiene claro que con esa desventaja tan grande deben buscar una forma de protegerse para poder atacar. Tiene miedo de volver a usarlo, pero tienen que ganar tiempo para salir de ahí.

-Protego totalum...

Y sabe que va a ir igual que el anterior.

El guarda al que iba dirigida la bombarda se lanzó hacia un lado justo en el momento en que la pared estallaba detrás de él, llenándolo todo de polvo y escombros. Ahora había un bonito hueco en la pared que daba a las escaleras. 

El otro guarda con la pistola disparó a Anwen, la que le pareció más peligrosa. Y lo mismo pensó uno de los magos con varita que no dudó en lanzar un avada kedavra. El otro guarda, compenetrado con sus compañeros, lanzó un desmaius a Tabatha y el restante a Lucas que no pudo parar el ataque y terminó inconsciente en el suelo.