Partida Rol por web

Aled no mudó su expresión seria e inexpresiva de siempre:

- Anoche trasnoché. No es nada.

Enseguida, el elfo de la casa apareció, dedicó una exagerada reverencia a los hermanos, deteniéndose más en la dedicada a Anwen, cogió sus cosas y las subió a sus respectivas habitaciones.

Señora Rhys:- Negocios, como siempre. De hecho ya le conoces.- guió a sus hijos hasta el salón de la casa, donde el señor Rhys estaba dialogando con aquel hombre que se reunió con Anwen aquella vez en el Cabeza de Puerco- Anwen, Aled, os presento al señor Tower, nuestro mejor cliente.

El señor Tower se levantó y dedicó un formal saludo a ambos chicos.

Tower:- Volvemos a encontrarnos, señorita Rhys. Espero que esté bien.

Juntos, recorrieron chimeneas y más chimeneas a una velocidad de vértigo, hasta que terminaron posando los pies en suelo firme. En cuanto las llamas verdes desaparecieron, pudieron ver que estaban dentro de un salón normal de una casa. La señora y el señor Smith, se levantaron de sus respectivos asientos y con una sonrisa dieron la bienvenida a su hija.

Señora Smith:- ¡Taby! ¿Qué tal, hija? ¡Qué pelo más largo tienes!

Señor Smith:- Ya empezábamos a pensar que la chimenea estaba estropeada o algo.

La expresión siempre seria de su padre había cambiado totalmente con la noticia del equipo de quidditch. Aunque se lo decía pocas veces, lo cierto es que el señor Porcher estaba muy orgulloso de su hijo. 

- ¡Eso hay que celebrarlo!  ¡Mi hijo! ¡Estrella famosa! Entonces vendrán a hacerte una entrevista. Habrá que comprarte ropa nueva y deberías cortarte un poco el pelo.

Continuó atendiendo, mucho más contento, a los clientes, hasta que volvieron a estar a solas y Kegan le dio la otra noticia. El señor Porcher volvió a sonreír y le dio un par de golpes en el hombro a su hijo:

- ¡Ese es mi hijo! Dale lo que quieras. Que esté contenta. Elije. Hay material nuevo muy bueno.

Ah claaaaaaaaro, la chica de Oceans. No había intercambiado una sola frase con ella. Tal vez debería hablar con Bella para saber algo más de ella. Sin embargo lo que añadió Sean me hice dejar de pensar en ella, en Bella o en tan siquiera a dónde íbamos.

- ¿Un...

La frase empezó en las puertas de Hogwarts pero para cuándo la acabé estábamos en un lugar completamente distinto, y eso que eran sólo dos palabras.

- ...qué?

Miré a Sean con la boca abierta y una expresión horrorizada. Que alguien lanzase eso a otra persona era horrible, pero encima a Eileen... Cualquier residuo de enfado que pudiese auedar en mí desapareció en cuánto vi a mi mejor amiga retorciéndose de dolor en el suelo. Maria le dio una plaiza, pero esto... No había dolor comparable al de la maldición Cruciatus. vino entonces a mi mente el bulto de la cama de Eileen esta mañana. ¿Había estado la chica ahí o era sólo ropa? En ese momento no estaba segura, lo había hecho todo a oscuras y en silencio para no despertar a nadie...

Noté como si de repente me hubiesen colocado una tonelada de piedras en la espalda, el peso de la culpa, la preocupación y la frustración.

- ¿Por qué? - tenía la garganta seca de repente, no podía sacarme de la cabeza a Eileen gritando y retorciéndose de dolor. Y yo marchándome sin tan siquiera despedirme... Era la peor amiga del mundo.

"Tienes dos opciones aquí, Emily. Lloras cómo la cría que no quieres ser, o...

¿O qué?

"O te vengas. Les haces probar a esos hijos de la gran puta su propia medicina."

¿Era capaz de algo así? Cierto era que no era la persona con mayores valores morales en la escuela, yo también tená mis cosas... ¿Pero hacerle eso a alguien? 

"Podemos hacerlo Emily, creeme. Confía en mí. Y si no lo haces... Ahora ha sido Eileen, luego será tu padre, luego será Sean. ¿Vas a permitirlo? ¿Cómo te atreves a decir aue les quieres, o que son lo más importante en tu vida, si no esás dispuesta a hacer algo así por ellos."

"No voy a dejar que andie les haga daño."

"Ya lo han hecho."

Miré a Sean buscando no sabía muy bien qué en su mirada.

- Tenemos que parar esto, lo antes posible.

Me encontraba en la cama empotrada, con un dolor de cabeza agudo. Me incorporé tiritando y me senté en la cama. "¿Qué había pasado ayer? Tan solo recordaba imágenes borrosas. 

1. Yo en el baile de navidad y todos super mega monísimos ¡Sobretodo Lilian, como siempre!  

2. Eileen no iba muy guapa, que se diga. Emily se encontraba sola y yo quería hablar con ella por lástima, pero de golpe estaba rodeada de amigas. 

3. ¿Tabatha me preguntó sobre sexo? ¿A mi? Si yo era más virgen que un recién nacido... ¿Eh? 

4. ¿Eileen pegó al profesor Pullap que bailaba con Emily? ¡Que increíble!

5. Henry en calzoncillos y Tabatha y Lucas mirando ¿Qué pasó anoche?

6. Definitivamente, no volvería a beber jamás. 

Me puse en pie, algo mareada y me vestí con lo primero que pillé, sin darme cuenta de que me ponía el jersey del revés y se veía el dibujo hecho a lana por la parte que no era, además de las etiquetas. 

Bajé al gran comedor y desayuné en silencio ¿Me lo parecía a mi o todos eran unos escandalosos? Me daba miedo toparme con Eileen, al parecer esta era cada vez más violenta. Saludé desde la distancia a Lilian, con una sonrisa simpática. Después le comentaría lo guapa que estaba la noche anterior, si es que no se iba a casa como todos. 

Fui con la mano en la cabeza de regreso a mi sala común, esperando descansar junto a la chimenea. Me viene a la cabeza una manta en uno de esos sofás, una manta que pensé que olería a sexo sin saber el motivo. Me da asco y decido volver a la cama pero, antes de llegar siquiera a la sala común me alcanza Kat, que me da un susto de muerte.

- Shh, shh..- Le digo haciendo un gesto con las manos para que hable más bajito. Entonces, me doy cuenta de lo que me está diciendo y doy un salto de alegría. - ¡Perfecto, vamos a verle ya!- Le digo cogiéndole de las manos entusiasmada. Mi ropa -la cual aún no me había dado cuenta de que estaba mal puesta- era de color gris y negro y pensé en cambiarme. No quería que Aen se entristeciera al verme así. -¡Voy un momento a cambiarme y bajo en seguida!

Henry me saluda felizmente con un besazo y yo me sonrojo. - Hola guapetón.- Le digo algo tímida. ¿De verdad nos montamos un cuarteto con Lucas y Tabatha? Eso no me gustaba nada... ¿Yo entonces había perdido la virginidad? ¿Lucas y Tabby eran unos voyeur?  Tenía muchas preguntas, pero no tenía ganas de hablar ahora.  - Yo me voy con Kat a ver a Aen a San mungo, un hospital de por aquí. -Le explico. 

Sonrió feliz a su padre por la felicitación.

- Si, iré yo en persona a que me entrevisten, aunque lo de cortarme el pelo no me convence - rió tras añadir eso.

Comenzó a mirar cosas por la tienda y mientras lo hacía vio una escoba igual que la suya y recordó como Mia había elogiado esa escoba la noche anterior.

- Si no fuese demasiado - comenzó a decir a su padre, dubitativo - había pensado en una escoba como la mía.

Y escogió una que se pudiese ajustar a la muchacha y se la mostró a su padre.

Deja la maleta en el suelo y se acerca a sus padres para darles un abrazo, primero a su madre y luego a su padre. Está contenta de verles de nuevo, aunque solo hayan pasado unos meses desde que comenzó el curso y se escriban cada semana.

-Es que ayer hubo baile y nos acostamos tarde.

Sonríe y da un paso atrás para coger a Lucas del brazo y tirar de él hacia delante.

-Papá, mamá... Os presento a Lucas Riordan. Viene de Australia. Está de intercambio en Hogwarts y es mi novio... -sonríe un poco nerviosa.

El chico se encogió de hombros sin responder, cogió a Will de la mano y lo metió en la chimenea junto a él. Antes de decir la dirección de casa de sus padres miró al Slytherin y terminó por responder:

- No.

Antes de poder mostrar cualquier emoción, Williams e Ian ya se estaban moviendo a toda velocidad a través de chimeneas y más chimeneas. Hasta que terminaron por pisar suelo firme dentro de una chimenea que daba a una habitación de estar muy grande que parecía mucho más pequeña por la gran cantidad de personas que había en esos momentos ahí:

Señor Stone.

Señora Stone

Alyson Stone. Hermana pequeña (10 años)

George Stone. Hermano. 10 años.

Robert Stone. Hermano. (30 años)

James Stone . Hermano. 30 años. (son gemelos)

Nichole Stone. 20 años. Hermana.

Cleo Stone. 20 años. Hermana.

Russel Stone. Adoptado. Muggle. 17 años.

Todos miraron a la chimenea y gritaron:

Todos:- ¡Feliz Navidad!

Y corrieron a abrazarle.

Había identificado cada una de las emociones de Emily. Sorpresa. Preocupación. Rabia. Miedo. Decisión... Al menos estaba contento de que siguiera centrada y aún más motivada que antes. 

- Ya estamos en ello.- le respondió. 

Un matrimonio que pasó justo al lado de ellos y les saludó amablemente devolvió a Sean a la realidad en la que ahora se encontraban:

- Pero ahora tenemos que cambiar esa cara y mostrar lo felices que somos. Caminemos como una pareja que viene a vivir junta al barrio.

Saludó amablemente a una anciana que pasaba por allí, siempre sin soltar la mano de Emily. Y comenzaron a caminar.

- He quedado con el casero dentro de cinco minutos. Es el número nueve-catorce. Está justo en frente de la casa de los Tower. Sobra decir que nada de magia. Es un barrio con muggles. ¿Quieres que estemos recién casados o que nos hayamos independizado? Lo dejo a tu elección. Pero debemos aparentar que vamos a permanecer en el barrio mucho tiempo, no solo de visita o escapada.

Aún no estaba preparada para decir un "Mamá, soy lesbiana" así que había optado por huir hacia su habitación con toda la intención de cambiarse. Pero nada más abrir la puerta supo que su habitación ya no era su santuario. Había algo diferente, algo que seguramente su subconsciente captó como un olor distinto al suyo y que sus ojos no tardaron en identificar como una figura durmiente en su cama.

Abrió la boca para llamar a su madre pero no hizo falta porque su cabeza ataba cabos con toda velocidad. Era la chica del Ministerio. Aquello era fácil, su madre le había dicho que era una chica y aunque hubiera esperado encontrar a una mujer de entre veinte y cuarenta años teniendo en cuenta el gran margen de edad que comprendía la palabra "chica" para Audrey, no había imaginado que sería una preciosidad rubia. Vale, estaba buena. Por suerte su cerebro siguió atando cabos por encima de sus hormonas, diciéndole que vivían apretados. Y que su madre no iba a decirle a alguien que le caía bien que durmiera en el sofá. Así que la única conclusión obvia era...

- Te han dado mi habitación - puntualizó con reproche mientras dejaba caer el baúl sin ningún tipo de cuidado -. ¿Y dónde se supone que duermo yo ahora? No me lo digas, en el sofá.

Entrecerró un poco más los ojos, intentando adivinar quién podría ser la figura que entraba en la habitación. Hasta que se quejó con voz de adolescente y soltó el baúl con fuerza, provocando que la chica diera un pequeño bote ante la impresión. Se sentó en la cama, con los pies en el suelo. Era esbelta, sin duda, y algo más alta que la media de chicas.

- Tú debes de ser Eileen...- comentó con voz algo pastosa- Nadie me ha dado tu habitación.- no parecía enfadada. Solo adormilada.- Llevaba dos noches sin dormir por trabajo y tu madre me obligó a ello prometiendo que me avisaría cuando llegara mi turno de nuevo. Normalmente lo hago en la habitación de tu hermano, pero como llegó ya no puedo ocuparla.-le explicaba al tiempo que se levantaba.- Ya me voy, tranquila. 

Normalmente dormía en el suelo del sótano, ahora preparado para realizar las pociones y todo lo demás. Entraba luz por la ventana, así que ambas podían verse a la perfección. La chica se intentó arreglar un poco el pelo. Observaba un poco de reojo a Eileen. No la esperaba tan infantil y cascarrabias. 

- Soy Zoey, por cierto. Aunque no creo que te interese mucho...- con un movimiento de varita arregló la cama, lo único en la habitación que estaba descolocado.- Listo. Ya me marcho. 

El saludo de la pareja me devolvió a la realidad y miré por primera vez a mi alrededor. Era un barrio tranquilo y bonito. Pero algo me decía que Sean y yo no acabaríamos en un sitio así. A mí cada vez me atraía más la aventura y el peligro y Sean definitivamente estaba en su entorno cuándo había un problema que resolver. No, esto era demasiado tranquilo, apagaría su fuego, y el mío. Era un lugar para relajarse unos dias, no para vivir todo el año.
Seguí a Sean apretando más su mano, y sonreí a la anciana de manera amable. ¿Se tragarian que yo era mas mayor e ibaos a vivir juntos? ¿No se me veia demasiado niña al lado de Sean? Las inseguridades empezaban a aflorar, así que agradecí poder decir algo para interrumpir el flujo.

-¿Recién casados? ¿Así es como me lo pides? ¿Ni anillo ni nada? ¡Oh! - Le contesté de manera teatral falsamente ofendida, levantando la mano y mostrando un anular obviamente libre de anillos. - Creo que así solo podemos ser pareja de hecho. - dije agitando los dedos. - A no ser que me regales un anillo, pero no acepto nada de menos de 24 quilates y con diamante. - Bromeé. Mi madre lo diría en serii, pero a mí me parecía inútil y un gasto innecesario.

Pensé entonces si algun día nos casaríamos de verdad y me subieron los colores. Aparté la mirada, pues era ridículo que me sonrojase de repente. Menuda idiota era. Y encima pensando en bodas en esa situación...

- ¿Qué número has dicho? - Pregunté mirando a mi alrededor obviamente para cambiar de tema.

Su madre le miró con cara de "ay, bribón, tu padre también era así", y le ofreció un té caliente.

- Por aquí las cosas van bien, como siempre. La empresa no va mal, aunque los Rhys nos sacan algo de delantera últimamente. No sé en qué estarán metidos.- puso cara de hastío, sentándose en su pose erguida y rígida de siempre- Lo que me recuerda. Tu padre quiere que esta noche acudas a la cena en casa de los O'Donel. Tienen una hija de tu edad.- miró a su hijo. Sabía que las relaciones entre él y su padre no eran buenas, pero quería que mejoraran.- Es una buena oportunidad para estrechar lazos con tu padre, Maximo. 

A Henry la idea de que Vilma fuera a visitar a aquel loco no le hacía mucha gracia, pero no quería discutir con ella y quizás la visita le viniera bien para que dejara de ponerse ropas tan serias. 

- Que bien.- asintió y se forzó a sonreír.

La idea de ir con ellas le llamaba, pero por otro lado no quería incomodar a Vilma y darle su espacio. ¿Y si la agobiaba demasiado?

- Yo creo que me quedaré todo el día tirado, después de la noche de ayer.

Katherine:- Te espero aquí mientras te arreglas.- Katherine también había pasado una noche alocada. Su relación con Isaac iba viento en popa.

El hombre se acercó a la escoba para observarla antes de responder a Kegan:

- Nada es caro para mi nuera.- comentó. La familia aumentaba y eso le gustaba. Hacía muchos años que se sentía solo con su hijo en Hogwarts- Te he preparado tu comida favorita. Pero no te acostumbres, ¿eh? Que tienes que estar en forma. Y después de comer cerraré la tienda e iremos a comprarte ropa. 

Me cogió de la mano, y me metió con él en la chimenea, una vez allí, me respondió, y antes de que pudiera decir nada, ya nos encontrábamos en su casa.

Me la había jugado! Eso no era lo que dictaba el protocolo, y ahora que iba a hacer? Un desconocido aparecería de repente diciendo que se quedaba en casa, y sus padres sin saber nada. Como se le ocurría? Eso no estaba bien, antes de llevar a cualquier invitado había que avisar! Era algo básico! Stone, voy a tener que darte unas lecciones de protocolo!

Me llevé la mano a la frente algo incómodo, no es que me sorprendiera, él era así, le protocolo le importaba siempre bien poco.

Pero eso no fue lo peor, cuando llegamos a su casa, había como un equipo de quidditch entero en ella. Abrí los ojos como platos, sorprendido. Madre mía, quería un agujero para meter la cabeza en él! cuantos hermanos eran??? Sus padres que eran, conejos? Por Merlín! Que gran familia! Y todos allí esperándole para felicitarle la navidad. Estaba cortado, muy cortado, me quedé tras él, mientras todos le felicitaban la navidad e iban corriendo para abrazarle. Esto pasaba de verdad? Había familias que hacían estas cosas? La última vez que me habían recibido mis padres para navidad, había sido hacía 3 años, y porque tenían visita y tenían que guardar las apariencias.

Voy a matarte lenta y dolorosamente Stone……

¡Ay qué vergüenza! Lucas no sabía dónde meterse. Nunca había entablado conversación con los padres de Tabatha ni de nadie. ¿Y si resultaba no ser lo suficientemente bueno para ella según ellos? ¿Y si el padre era excesivamente sobreprotector? ¡¿Le harían dormir en la perrera?!

Pero todo eso eran exageraciones, pues Lucas fue muy bien recibido. Le estrecharon la mano y le preguntaron qué tal todo. A continuación les guiaron hacia las habitaciones. Como era de esperar, dormirían en habitaciones separadas. Tabatha en la suya y Lucas en la de invitados, justo enfrente.

Madre:- Bueno, veo que esas chimeneas os dejan super sucios. ¿Por qué no os ducháis?

Y tras ese ofrecimiento, la madre se fue a hacer la comida.

Lucas miró a Tabatha, en el pasillo y le sonrió:

- Usted primero, señorita Smith.

Sonrió, como si estuviera realmente relajado aunque en realidad estaba pendiente de cada detalle del entorno.

- Anotado. Te regalaré ese anillo y entonces viviremos pobres en el callejón Nocturne gracias a tus excesivos gustos y precios para poder casarse contigo.- la miró entonces y se rió antes de tirar de ella hacia él, abrazarla y darle un beso- ¡Es broma, es broma!

Continuaron caminando, mientras él le recordaba el número del portal. Todas las casas parecían iguales con la misma estructura, el color, los arbustos recortados de igual manera e incluso el mismo verde-marrón del césped. Hasta que finalmente alcanzaron el portal nueve-catorce. El casero, un señor de mediana edad, saludó a Sean y le estrechó la mano:

Casero:- ¿Qué tal el viaje, señor Smith?

Sean:- Cómodo, la verdad. Con la ilusión de ver la casa por fin se nos ha hecho corto. ¿Verdad?- metió a Emily en la conversación.

-Parece que de momento no te echarán a los perros - ríe.

Le coge de la mano para guiarle a donde está el baño. Entra en éste y se lo enseña. Es el típico baño de toda la vida. No es pequeño, pero tampoco es grandioso. Es un baño de buenas dimensiones para una familia de 3 personas y suficientemente grande si vienen invitados.

-En este mueble están las toallas - le va indicando donde está cada cosa -. Si necesitas champú, acondicionador o cualquier cosa para la ducha está aquí - le indica un armario en una esquina -. Y aquí puedes dejar tu neceser y esas cosas - le enseña la pica con varios cajones.

Se acerca a él y sonríe.

-Será mejor que te duches tu primero... yo puedo tardar mucho... tengo el pelo largo y me lo lavo muy bien.

La verdad era que había intentado evocar una reacción de enfado en la chica porque no quería que le cayera bien. Era del Ministerio. Con eso no quería decir que le fuera a hacer la vida imposible pero si iba a arruinar la de su familia no quería tenerla en buena consideración. Pero no, la chica tenía que comportarse con normalidad y de forma no odiosa.

- Da igual - dijo, encogiéndose de hombros. No quería que le cayera bien pero eso no evitaba que se sintiera un poco culpable cuando la chica había dicho que llevaba dos noches sin dormir -. Yo me voy para abajo a comer algo, puedes dormir más si quieres - vale, ahora que le daba la luz era aún más guapa. Empezaba a pensar que las rubias eran su tipo, primero la revista de Jeremy, luego Emily, ahora la tal Zoey... El pensamiento hizo que su piel todavía macilenta cobrara un poco de rubor, logrando que apartara la mirada, molesta consigo misma -. Y yo soy Eileen. Mucho gusto - murmuró por lo bajo, todavía sin mirarla, tamborileando los dedos en sus piernas -. Bueno, lo dicho, que me voy para abajo - que bien, ahora se sentía incómoda en su propia habitación.

Lo peor era que tenía unas cuantas preguntas bullendo en su interior destinadas a aquella desconocida pero no quería hacérselas, sería algo así como una traición. De modo que empezó a dirigirse hacia la puerta con toda la intención de marchar sin decir nada más cuando de repente se detuvo y se giró con el ceño fruncido y, esta vez sí, con los brazos cruzados. Aquella postura constituía un gran alivio para afrontar cualquier situación.

- Una pregunta. Ahora que has estado viviendo aquí con mi familia, ¿cuál es tu opinión al margen del Ministerio? ¿De verdad, de verdad crees que mis padres o que Jeremy constituyen un peligro real? Has visto el sótano, está bien preparado. Y mi madre es la mejor haciendo pociones. De verdad, realmente, ¿aún nadie se ha planteado que lo que dijeron mis padres es verdad?