Partida Rol por web

El anciano hombre poco mas tenia que decir, pasó casi todo el camino a sus aposentos en silencio. Mas cuando llegó a la puerta abrazó una vez mas a su hijo. Orgulloso de el hombre en el que se habia convertido- Los Luber necesitan tanto a los Seathorn como los Seathorn a los Luber, recuerdalo- Y tras esto, entro a dormir a su habitación.

Prefería verlo nervioso y sincero que aburrido y mostrando una fachada.

- Lo correcto seria que os dijera la lectura y el baile, que aun siendo palabras correctas son sinceras, me apasiona poder leer aventuras que se que están lejos de mi alcance - Me movi un poco y le hice un reverencia propia de empezar un baile ofreciéndole mi mano después, podía ser algo descarado si, pero yo era así al natural - Y el baile porque me hace sonreír, ademas que con una buena pareja las sensaciones son únicas.

Espere a que me tomara para comenzar a moverme como si en un baile estuvieramos y ahora aprovechando la cercanía le susurre - Y fuera de lo correcto para una dama amo el arco y montar a caballo, no hay nada mejor que perderme con mi yegua por los terrenos...

- No, tus acciones fueron las correctas en cuanto a dejarme a mí intentar calmar a Lady Songned - o poner en evidencia, pienso para mí misma - Dentro de todo, estuvo bien pensado. Fue una decisión prudente. Pero el temor de Alastor fue que al haber permanecido neutral, en lugar de demostrar la serenidad que un lord debe tener, no mostraste la fuerza que un lord debe tener.

Coloqué mis manos en sus hombros, buscando dar más énfasis a mis futuras palabras.

- Estamos en un momento crucial. Los ojos de todas las casas están sobre nosotros. Es decir, buscando nuestras debilidades. Esta gente no pensará en cuales acciones fueron prudentes o tan siquiera inteligentes, sino en cual es nuestra fuerza contra nuestros enemigos, porque estamos rodeados de ellos.

Mi hijo está por entrar en un mundo muy peligroso. Tiene que saberlo. Y yo tengo que guiarlo.

- ¿Qué entiendes cuando pronuncio la palabra "conspirador"?

 Miro a mi alrededor, alarmado, y luego, le pregunto, susurrando, para que nadie pueda oírnos:

 - ¿Acaso pensáis que hay alguien que conspira contra nosotros?. ¿Quien es, para que pueda estar atento contra él...?

-Ten buena noche- fue la escueta despedida tras asentir con la cabeza a su último comentario.

Greil decidió que para que irse a la cama si no iba a poder dormir. Primero iría hablar con su señor, por pura prudencia. Tendrían que hablar sobre todo lo que había pasado, y lo que iría a pasar.

El joven sonrió cuando empezaron a bailar - vaya, eso es una buena noticia- se atrevió a decir- Quiza...- susurró, dudando un momento- Quiza podriamos escaparnos algun dia para montar a caballo por las llanuras. Nuestras casas no estan muy lejos una de otra...- Se quedo unos segundos en silencio. Acompañando el baile. No se le daba nada mal, lo hacia con movimientos naturales, ninguno muy brusco y siempre siguiendo un patron- a nuestros padres podria gustarles la idea-

- Siempre conspirarán contra nosotros. 

Aprieto su brazo, de manera suave, buscando tranquilizarlo. Más hechos de los que él puede observar se están dando, y una potencial intriga acaba de asomarse aun antes del... insultante despliegue de Lady Songned.

En la privacidad, por un momento vuelve a vencerme la ternura. Acomodo uno de los mechones de su cabello oscuro en un gesto amoroso, develando en mi sonrisa el afecto que no he podido darle en público y que, por más que crezca, siempre estará allí.

Es mi hijo, y debe crecer. Madurar. Contengo las ganas de estrecharlo entre mis brazos por su preocupación, y en su lugar mantengo la espalda erguida. Pero algo que jamás reprimiré será la educación y el consejo.

- Verte, mirar tus rasgos, el color de tu piel... tú y tus hermanos son un pedazo de mi, pero tú eres quien tiene en sí la herencia dorniense. - mis palabras acompañaron el movimiento de mis dedos sobre su cabello - Para ellos, podemos ser una amenaza o una molestia, por eso es que debes de aprender a invocar presencia, a ser tan fuerte que ninguna casa pueda hacerte daño. Y por ello, te enseñaré a pensar como ellos. No para que seas ruin, sino para que te adelantes a ellos.

  Asentí ante las palabras de mi madre, a la que amaba más que a nadie en este mundo. Acepté sus caricias sin molestia alguna, a pesar de que, como heredero, no debería de aceptar este tipo de afecto en público, pero en la soledad, era un oasis de paz, en lo tumultuoso que era y sería mi vida de noble:

 - Lo entiendo y lo acepto, madre, escucharé cualquier cosa que tengas que decirme...

 A continuación la abracé, indicándole que, pasara lo que pasara, siempre estaríamos juntos y que siempre podría contar conmigo. Que no eramos como esas familias divididas por el odio y la sed de poder, que podíamos confiar uno en el otro y que yo la quería...

Sonreí divertida ante su oferta que muchos podrían decir que era muy descarada pero a mi realmente me gustaban aquellas, cosas, pues me parecía que hacían a la gente mas natural, menos... como deberían ser y mas como eran realmente.

- Puede que acepte esa propuesta ademas... estoy segura de que a nuestros padres le agradaría - Seguí bailando con el de forma relajada, pues aquello aportaba una cercanía que daba pie a charlar de forma intima y a su vez compartir algo juntos.

- ¿Fue vuestro padre o fuisteis vos el que tuvo la idea de que paseáramos esta noche? - Pregunte con una media sonrisa de forma cómplice, pues sabia que muchas veces no hacíamos las cosas por nuestro interés si no por que nos lo ordenaban.

A decir verdad, fue idea de mi padre, yo pense que no era el momento mas adecuado pero...- el joven interumpio la frase unos intantes, como buscando alguna manera de salir de una metedura de pata- si, quiero decir.. es el entierro de vuestro abuelo- Interrumpio el baile al decir aquello. No era un momento para todo eso. Aunque no solto a la joven si que se detuvo.

- No me mal interpreteis, me agrada la velada que estamos teniendo pero yo mismo le dije a mi padre que no era un buen momento- sentia que aquel momento magico que estaba disfrutando se desvanecia.
 

Un guardia llamó a la puerta de la habitación, esperó a que dieran la orden de entrar y se presento con una reverencia. Era uno de los soldados de la guarnicion del castillo.

- Mi Lady, Señor- Saludó- Me manda Ser Ynis, vuestra familia se retira del castillo ahora, con el amparo de la oscuridad, se dirigen a puerto donde... bueno, ha habido problemas que deberia discutir con Lord Alastor. Pero el barco de los Hadathor esta soltando amarras-

- Señor!- Llamó el caballero, antiguo ayudante de lord Adam y capitan de la guarnición del castillo- Ser Greil!. alcanzó con un par de zancadas al capitan de la guardia. Su armadura vieja ya no titileaba al caminar si no mas bien sonaba como un par de piezas mal engrasadas chocando, aunque estaba bien conservada, no podia decirse que no habian pasado años y batallas para ella.

- he informado al almirante pero no me ha hecho mucho caso... han... han robado la espina negra, ha salido de puerto. Nuestros barcos salieron tras ella, pero el almirante lo unico que pidió es que volvieran a puerto y le dejasemos escapar... es un barco rapido, pero la letania del viento podria haberlo alcanzado-
 

Poco a poco todo el mundo se retiro del gran salón, hasta que tan solo quedó el Almirante allí, los ultimos en salir fueron los Hadathor, que no se despidieron tampoco. Parecian bastante enfadados con todo aquel asunto.

 Miré preocupado a mi madre, fuera lo que fuera lo que había pasado parecía algo muy serio:

 - Si pides permiso a padre para que lo haga, pues él quería que le esperase aquí, me gustaría acompañarte, si lo deseas...

Greil se quedó primero estoico. Dejó que el caballero dijera lo que tenía que decir. Sintió ese tipo de ansiedad que solo se siente cuando uno se cree a salvo y el peligro vuelve de forma mucho más dañina.

-Por los siete, esta noche no va a terminar- masculló mientras se recomponía -El almirante es el responsable último de la flota, si considera que es mejor no arriesgar los barcos en la noche mejor. Pero es mi responsabilidad saber que ha pasado. Quién quiera que hiciese esto ha tenido que usar el banquete para introducir una tripulación en el barco sin que nadie se percate, y luego tomarlo.-

Su cabeza pensó de inmediato en Althor, quizás tenía planeado huir con un barco y hacer lo que le diese la gana, y la discusión con Alastor habría sido el desencadenante último. O podían haberse llevado a alguno de los invitados, aprovechando el funeral para sembrar el caos. Le habría venido muy bien volver a capturar el barco, pero no quería poner le castillo patas arriba y causar el pánico despertando a todos los invitados y comprobando uno por uno quien estaba y quien no.

-¿La guardia sabe algo?, si supiésemos quien va en ese barco....-las ideas surcaron su mente, avisar a los vecinos del robo, extender la noticia por los puertos cercanos, perseguir la nave como a un pirata, avisar a su señor, despertar a todo el mundo, las soluciones parecían todas de emergencia mayor. Por fin, para su suerte un nombre se formó en su mente -Maldito escurridizo... tenemos que encontrar a Edgert, de inmediato- alguien en el castillo tenía que saber algo sobre el hombre, o haberlo visto, quizás quería cumplir sus aspiraciones de ser almirante. Si se cruzaba con Leviathan le haría un par de preguntas.

Por los siete…

Un minuto estaba abrazando a Gaheris, suspirando contenta, y al siguiente llegó corriendo un guardia mandado por Ser Ynis. Mi corazón dio un vuelco. ¿Qué nueva afrenta o intriga se había conjurado?

En otro día habría intentado aparentar ante mi hijo para que no temiera, pero acababa de prometerle que le enseñaría.

Sin esperarlo, se presentaba ante él la primera, la más importante, y la más olvidada regla: cuidar de los tuyos. Proteger a los que amas.

Inspiro. Me mantengo calma. Serena.

- Una de las lecciones que se debe aprender como noble es a defender a la familia ante todo. - Tomo con suavidad pero firmeza su mano. – Buen hombre, buscad a mi buena prima Amara – en voz más baja, susurro a mi hijo – ello implica también iniciativa, y el tiempo apremia. - Espero entienda, y si no le explicaré en el camino: no hay tiempo para buscar a Alastor. – No desobedeceremos a tu padre, pero abre los oídos a lo que yo te diga.

 Asentí en silencio, mientras esperaba a que la cosa siguiera su cursos...