Partida Rol por web

Kevinan caminaba unos pasos por detrás de ambos hombres mientras se dirigían al Salón principal del castillo para la reunión. Llevaba las manos guardadas en las mangas de su larga túnica gris y las cadenas de distintos metales que colgaban de su cuello iban tintineando levemente. Su rostro era una mezcolanza de tristeza por el funeral y preocupación por las noticias que llegaban.

Además la edad no le permitía seguir el ritmo apresurado y las amplias zancadas de los dos hombres mucho más jóvenes que él y en una forma física envidiable para cualquier anciano como el maestre Kevinan. Por ello, paso a paso, el viejo se iba quedando atrás aunque no parecía importarle, iba sumido en el silencio de los pensamientos que envolvían su cabeza en esos confusos momentos que vivían las tierras de los Seathorn.

Los asistentes empezaron a entrar en el gran salon. Los camareros y criados iban señalando en cada sitio donde debian sentarse cada uno de los invitados. Como habia ordenado Lady Eura. Pues el retraso de su marido habia puesto impacientes a muchos de ellos.

En la mesa que presidia en horizontal a las otras tres grandes mesas se sentarian todos los Seathorn. Incluido Althor. De la guardia flanqueando la mesa, pero en disposición de comer estarian Vala Khaven y Hern Congin.

En una de las esquinas de la sala, la pequeña mesa de la guardia personal estaria ocupada por Egbert y el resto de capitanes y hombres de renombre militares de la fortaleza.

Mientras que en las tres grandes mesas que se situaban como barras que descendian de la mesa presidencial de los Seathorn estarian:

En la derecha: Hadathor, Florent y Roxton.

En la mesa cental: Tyrell, Orme, Bulwer y Blackbar.

y en la izquierda: Beesbury, Songned, Blackbar y Luber.

Los miembros de la guardia que pertenecian a alguna de las casas tenian permiso aquella noche para estar con sus familiares y poder hablar e intercambiar opiniones con ellos. Por fin, cuando todo el mundo hubo entrado, llegaron el maestre, junto a Greil y Alastor. En cuanto vieron a este ultimo entrar en la estancia las criadas fueron rapidamente a por las bebidas y platos principales.

Estaba en la sala como me habían comentado en los jardines charlando y jugando con mi hermano pequeño para distraerlo y que no se agobiara con todo aquello.

llevaba un bonito vestido de color verde que resaltaba mis ojos y dejaba claro que ya no era una niña si no que había dado ya el cambio a mujer y entraba en la edad en la que ya debía buscar un marido si no lo tenían elegido ya mis padres. Cuando llego el momento tome mi lugar en la mesa con mi hermano a mi lado - Recuerda que debes comer todo... - Le susurre guiñandole un ojo y tomando mi posición, buscando a mi sirvienta con la mirada.

¿Habra descubierto algo?

Mientras la buscaba aproveche para dar un repaso a todos los invitados que había, recordando viejas caras y fijándome en las desconocidas.

Si perdona, lo he dado por obvio para todos, pero solo lo habia comentado contigo. Actua como si tal.

 Me dispuse a ocupar mi sitio, junto a mi familia, en la mesa. Mientras lo hacía, miré a nuestros invitados, preguntándome, muy a mi pesar, si habría alguno de ellos que lamentaría realmente de la perdida de mi abuelo o solo estarían aquí como pura fachada, como habría demostrado los Tyrell...

-Tenéis razón yo tampoco creo que quien mandase al cuervo este demasiado lejos.

Pero no podía evitar pensar que pretendían jugar con el y por ende con su casa. El mensaje parecía mas una advertencia que una amenaza, pero entonces... ¿por que no identificarse?

-No comprendo la naturaleza de la nota -confeso- si, ahora yo soy el señor, pero llevo años cumpliendo las funciones no soy un señor inexperto a estas alturas. ¿Que ventajas tendría una posible agresión ahora con respecto a cuando mi padre estaba convaleciente? No tiene sentido.

Por supuesto no esperaba que Kevinan tuviese las respuestas a las preguntas, pero expresaba sus pensamientos en alto, pues confiaba en aquel hombre y era una buena forma de desahogarse.

Sin detener el paso, Alastor escucho a su guardia de mayor confianza, agradeció que solo trajese preocupaciones y no malas noticias. Cuando le ofreció poner a su hermano bajo vigilancia estuvo tentado por un breve instante a darle una respuesta afirmativa, en lugar de eso suspiró.

-Zarzamar también es el hogar de mi hermano, aunque el mismo parece haberlo olvidado, puede ir a donde le plazca, salvo a los aposentos privados. Que se me comunique si mantiene alguna conversación con algún miembro de mi familia y bajo ninguna circunstancias en privado, que siempre haya alguno de vuestros hombres.

Bien era sabido que su hermano era muy dado a saltarse los protocolos, y Alastor no pensaba consentir que se comportase como le viniese en gana.

-Como líder de la guardia, si que debéis saber de cierto asunto, pero por desgracia no es el lugar para hablar de el. Pero que tus hombres estén atentos a comportamientos extraños entre los invitados, al parecer no a todo el mundo le ha sentado bien que haya un nuevo lord en Zarzamar.

Alastor llegó de uno de los pasillos junto al maestre Kevinan y el líder de su guardia personal Greil. No parecía de buen humor, pero por norma general no era una persona muy dada a las sonrisas por lo que tampoco era de extrañar.

Se separó de sus dos acompañantes para ocupar el puesto que le correspondía en la cena, en el centro de la mesa principal quedando su mujer Eura a su diestra y su hijo Gaheris a su siniestra. Las criadas ya estaban sirviendo, pero antes de que comenzase la cena pronunció algunas palabras.

-Disfrutad de la comida que mi familia y yo tenemos el placer de ofreceros y que este gran jardín que forman nuestras casas crezca con prosperidad. Pues en estos momentos difíciles recuerdo las palabras de mi padre que decía que aunque la zarza no sea la flor mas bella, sus espinas bien pueden proteger los muros de curiosos y hasta el jardinero mas experimentado debe tener cuidado de no quedarse atrapado entre ellas.

Alzó la copa en señal de brindis.

-Por Adam Seathorn, que los Siete tengan en su gloria.

Una vez empezó la cena propiamente dicha, y la gente comenzó a comer y beber Alastor deslizó bajo la mesa una nota que decía lo siguiente:

"Cuando llega el invierno lo único que crece en el jardín es mala hierba, las Zarzas enmarañan los rosales y los estropean, impidiendo que en primavera vuelvan a florecer las rosas y flores. Es por eso que en otoño, el jardinero limpia el jardín para que no se de el caso llegada la cruda temporada invernal.

La zarza mas fuerte se ha marchitado, y sus sustentos deben permanecer junto a su semilla para que el jardinero no pueda acceder a ella. Pero el jardinero ya esta preparando sus herramientas de podar. Cuidaos de no acabar entre la espina y la hoz"

Anónimo

Sabia que su mujer tenia la compostura necesaria para entender que no se debía montar un escándalo en aquel momento, pero si estar alerta, además quería conocer la opinión que despertaba en ella.

-Esto es lo que ha traído el último cuervo que ha llegado durante el funeral de mi padre.

Cuando todo el mundo fue a su lugar, un sitio quedo sin ocupar a la izquierda del futuro heredero de Arraquis. Uno de los criados señalo el sitio y susurró a el almirante Sharkenar. para que este tomara asiento allí.

Mil espinas dio un golpe en la espalda a Egbert, ambos sentados en la mesa militar. Y las cocineras empezaron a situar los platos en los centros de las mesas.

El discurso de Lord Alastor silenció la sala durante unos segundos. Algunos hombres asintieron, otros intercambiaron miradas. Pero en general todo el mundo actuó como se esperaba ante un momento asi.

Tomo asiento en la mesa de la derecha, junto a mí amigo Hadathor, una posición de honor y toda una bofetada sin mano a Egbert, que espero que tome conciencia la distancia que hay entro nosotros. Se que no debería y que es un tanto infantil, pero no puedo evitar levantar la copa ligeramente hacia él en el brindis con una sonrisa de medio lado.

Alastor ha elegido correctamente las palabras, como siempre, y a señora ha sido encargada de los tiempos, parece que todo está saliendo bien. Aunque sea un entierro, no deja de ser una reunión social, un evento, aunque triste, del que debemos salir reforzados.

En ese sentido me muestro más comedido de lo normal al comer, beber y hablar en la mesa en la que me encuentro, en estos primeros compases de la noche.
 

La gente estaba masificada en el salón. No era un gran salón como el de otras fortalezas mas grandes o castillos. Pero si podia guarnecer a toda la gente que habias reunido. Pero el espació quedaba muy reducido. Los rostros estaban ensombrecidos. Algunos tapados por las manos de otros que levantaban copas o jarras.

Alcé una copa, sonriéndo a los presentes, en una reafirmación del discurso de mi marido. Dirigí una mirada de aliento a mi hijo Gaheris, y otra de agradecimiento y orgullo a mi hija Ayrin quien había cuidado de su hermano pequeño. Confiaba en que sería en el futuro una buena madre. Desde antes de que naciera, cuando quedé por primera vez encinta, comprendí que si tenía a una hija un día iba a tener que dejarla partir. Un día se iba a despedir de Zarzamar como yo de Arraquis. Aunque en silencio agradecía que continuara aqui, en casa, a mi lado.

Agradecí a la madre que seguíamos en el feliz momento en que aun no se concertaba oficialmente ningun compromiso.

Mientras los presentes comenzaban a degustar los platillos, apreté suavemente la mano de Alastor. Me incliné levemente a su lado, para después hacer una seña a la cocinera y pedirle pusiera especial atención en que a nadie le faltara nada.

Con la mayor discreción, bajando y subiendo continuamente los ojos para evitar delatar que estaba haciendo, leí la nota. Un escalofrío recorrió mi espalda hasta llegar a mi nuca, pero aun así, tuve el ánimo de sonreír a los demás.

Podría ser una intimidación, o una advertencia. Si era lo primero solo se trataba de alguien deseoso de ponernos en alerta, y si era lo segundo, podría ser alguien preparando un ataque a nosotros y disfrutar de agitarnos, somo si esperara que no pudieramos detenerlo.

Ambas eran inquietantes, aunque cada una por razones distintas. Lo que si estaba segura es que esa nota formaba parte de una intriga. Con el gesto de llevar mi mano a la suya le indico mi apoyo en esto. Me incliné levemente hacia mi señor esposo.

- No descarto a nadie en esta sala. Hacen clara referencia a los Tyrell, ¿sospechas de algún banderizo?.

Di indicaciones a la cocinera, para que pareciera que solo estábamos hablando de cuestiones de servicio.

En secreto, tampoco descartaba a mi señor tío. Deseaba la lealtad de Zarzamar. ¿Quién no dice que hubiera podido crear esta pequeña intriga para poner a Alastor en alerta? Si lo hace desconfíar de los Tyrell y el Dominio, le será más fácil ganarlo para la causa dorniense.

De nuevo volveré a hablar con él.

-Si es un miembro de la familia necesitará protección- musitó en respuesta Greil. De momento no iba a hacer nada, pero lo que quería decir con esa frase es que Althor se lo había buscado solito, entrando de esa forma y declarándose parte de la familia, su deber era asignarle un guardaespaldas para que no le pasara nada. Excusas tenía las que quisiera.

Pero antes de que su señor pudiera compartir los problemas tuvieron que seguir con los asuntos que los ocupaban.

Conforme el señor término el discurso Greil se dirigió a sus lugartenientes presentes, y les dijo alguna cosa en voz baja antes de ir a sentarse. En esta ocasión ocupó el asiento, que le correspondía por familia y no por su puesto, en la mesa de su padre, Brean Luber. Con suerte podría tener una cena agradable. Pronto empezaron las señales de respeto y los brindis por el antiguo lord, como su antiguo protector, él fue el primero en unirse a aquellas muestras.

Greil se acercó a un par de hombres de confianza, aunque por una vez no fue Vala la roja, la cual ya iba a estar ocupada, tendría que hacer caso a su padre y echarle un ojo a su trabajo y a su relación con Gaheris pero no tenía ninguna prueba real de que estuviera siendo incompetente o estuviera tramando algo. Quizás una charla honesta cara a cara fuera la mejor opción, pero tendría que esperar.

Transmitió las órdenes. -Quiero al menos a un miembro de la guardia y a un par de la guarnición en las estancias privadas, esta noche no debe entrar nadie sin permiso expreso del señor, excepto su familia. Tampoco dejéis pasar a Althor, y tened un ojo encima de la familia, que la guarnición se ocupe del castillo, nosotros protegemos a nuestro señor. Si Althor habla con algún Seathorn hacédmelo saber a mi a o al señor. Intentemos tener una noche tranquila- se despidió. Intentó no mostrarse nervioso, pero con esas órdenes era obvio que cómodo no estaba. Dicho esto tomó asiento junto a su padre.