Partida Rol por web

Gaia se encamino hacia la parte que habia elegido, recordando las partes mas vulnerables, pero al final decidio tapar todas las partes, para mayor seguridad.

-¿Hay alguien ahi?-no paraba de repetir mientras avanzaba de habitacion en habitacion por los largos pasillos de la habitacion.

Bruto apareció por una puerta lateral. Parecía sofocado y algo exaltado pero se calmó al ver a Cesar entre los presentes.

- Cesar, menos mal que estás aquí. Hay una puerta lateral desbloqueada. He podido entrar por ahí, no sin esfuerzo. ¿Está aquí mi madre?-

Observó que también se encontraba allí Catón y Marco Antonio. – Ah, Catón buenos días. Y también Antonio - su rostro cambió a una mueca de desagrado – veo que Roma ha reunido a sus hijos más ilustres.-

 Saludo a Tito

-Los dioses nos sonríen Tito. Púes así como aquella, en esta nos impondremos....

- A tu querida madre no la he visto aún por aquí, pero roguemos por que logre ponerse a salvo. Por lo pronto espero que hallas logrado cubrir la entrada por la que entraste, púes el enemigo podría utilizar la misma estrategia

Por otra puerta, aparecio Gaia

-Esta zona ya esta cubierta. Ya me ocupo yo de la puerta lateral y revisare el piso de arriba.

 -Hija mía, que los dioses te bendigan por tu presteza.

-Echaré una mano a la joven Cesar. Si ves a mi madre, dile que estoy aquí y que permanezca junto a ti. Estará más segura.- Y se fue acompañando a Gaia.

La vieja anciana esclava entra al lugar trayendo una jarra con vino y pan con uvas. Se acerca a cada uno de los nobles y le ofrece de su contenido. Ohhh los años han hecho que mi pobre espalda me duela màs. Murmura mientras sigue caminando entre los hombres y mujeres.

Entra azorado en la estancia Los Bárbaros están prácticamente en las puertas informa al grupo de refugiados que allí se encuentra. Tenemos que tapiar las puertas ya y esperar que los ejércitos regresen pronto.

Tras decir estas palabras observa alrededor para ver quienes son los presentes.

Cuando uno de los grupos intenta tapiar una de las entradas a la casa una voz les llega desde el otro lado. -¿Son Romanos fieles los que habitan en esta casa? Por los Dioses dejad paso a un senador de Roma. -Dice sin esperar respuesta. -Los Barbaros se abren paso por la urbe matando a placer. ¡Abrid, por Juno! -Golpea la puerta con el puño, desesperado.

Hola Bruto! por Juno que has podido escapar le responde Marco Antonio mientras se aleja con Herodes Disculpa que no te salude como te mereces pero debo asegurarme que los Barbaron no entren termina diciendo mientras se aleja Dime Herodes, como crees que nos ira?

 Voy con Marco Antonio hacia donde nos dijo Cesar y revisamos las entradas

-las defensas son firmes, tenemos provisiones y las legiones no tardarán en llegar y romper el cerco. Nos ira bien mientras nos mantengamos firmes y unidos- asiento a mis propias palabras

-si, solo el enemigo interior podría hacernos caer, ¿pero quien en sus sano juicio sacaría viejas rencillas ahora? estaremos bien-

En cuanto digo esas palabras recuerdo a los infames cristianos, ¿serían capaces ellos?

Se encontraba en uno de los salones de la mansión sentado en un sillón y con la mirada fija en un punto de la sala, perdido totalmente en sus pensamientos. ¿Cómo hemos llegado a esto?, esos salvajes ahí fuera asesinando, matando a placer… Pensaba cuando algo lo sacó de su ensimismamiento. Alguien golpeaba la puerta con dureza y acudió presto a la ventana para observar de quien se trataba.

Desde luego no era un bárbaro, por lo que decidió abrir. – Pase, rápido. – comentó a Marco Tulio Ciceron al abrir la puerta. Posteriormente, se cercioró de que no le seguían y cerró la puerta. – Bienvenido sea Senador. -

Una vez le abren paso Marco Tulio Ciceron entra en la casa con rapidez. Mira al que le ha permitido el paso y asiente agradecido secandose las gotas de sudor que le corren por la frente. -La republica corre peligro, joven, esos barbaros quieren destruir nuestra gloriosa ciudad. Solo podemos esperar que los heroes se alcen para protegerla de los invasores una vez mas. -Segun ha ido hablando recobra la compostura y aunque continua el jadeo se mantiene erguido con orgullo como buen senador Romano que es.

-Y dime muchacho, ¿Con quien tengo el placer de hablar y que noble familia vive en esta casa?- Se fija en las obras de arte que decoran las estancias y mas tarde en la anciana esclava que pasa llevando vino y frutas, la hace una señal para que le sirva un vaso de vino y bebe, aun sediento por la carrera.

Si hay algo que me ha enseñado el campo de batalla mi buen Herodes es que nunca hay que desconfiar de la estupidez de las personas le comenta Marco Antonio a Hedores mientras revisa la zona

- Mi nombre es Gaius, senador, encantado de conocerle. – se apresuró a responder el oven. – Y respecto a de quien es esta casa, lo desconozco. Unos cuantos nos escondimos aquí cuando todo ocurrió, no le sabría decir a quien pertenece. -

 -Efectivamente Marco, sin embargo,no debemos desconfiar de nuestros hermanos Romanos, púes si perdemos la confianza que nos tenemos unos a otros seremos presa fácil para esos barbaros.

No desconfio de ningun buen romano Cesaraunque no todos son buenos...

Me acerco a mi amo Porcio Caton, conocido por no ser muy politicamente de acuerdo con el cesar, es tan inteligente mi amo. Sin embargo el es un hombre politico y sabra usar las cuerdas a su favor. ¿desea algo mi señor?, traere vino para serviros, posible quiera descanzar, podre acompañarlo en su lecho sí es de su deseo. Los nobles y los libertos siempre piensan en la politica, Roma es sólo un fragmento de ideologias, pero mi señor siempre ha sabido decir lo que piensa.

Murmuro mientras se escucha la discucion del señor Julio Cesar.

No hace falta Vorena, tranquila, eres una buena mujer.He de meditar mis palabras para cuando salgamos de aqui, exponer las ideas a votacion en el consejo. - dice Porcio con tono pausado, la verdad que a su edad , el cansancio salia enseguida -

Gracias Anciana, sientese con nosotros, coma y beba, dentro de esta mansion, estamos atrapados todos, ya sean nobles, libertos, esclavos, senadores,etc.., todos necesitamos descansar y recuperar fuerzas, de no descansar, si entrara algun barbaro, todos correriamos peligro.. - dice con voz mas relajada, al descansar su cuerpo en una silla con cojines, tan ancha que Vorena se habia sentado con él -

Gracias Vorena por tu calor al estar a mi lado sentada, mas poco puede hacer un anciano a estas alturas, mas que seguir sobreviviendo.. -dice sonriendo mientras acaricia su cabello, a modo de gratitud -

Niego ante la propuesta del noble Catòn.

ohhh en mis 65 años de vida no he parado de servir, y ahora que estamos encerrados dicen que todos somos iguales. !Pamplinas!, los nobles siempre seran nobles, y los esclavos, esclavos, nada podrà quitarnos nuestro nivel, nadie podrà nunca hacer a un esclavo rey o a un anciano vàlorado.

Alzo la mano con respeto

Mis pies estan gastados de tanto hacer, pero sì bien estoy cansada, sè cual es mi lugar, no debo juntarme con aquellos que son superiores y que luego, con una estocada me mataran y dejaran que los perros coman de mi carne. Ahora estamos encerrados, sì, pero luego, cuando salgamos, todo seguirà siendo como antes.

Roma es Roma, y los gobernantes no se ponen de acuerdo sobre el pueblo, sòlo quieren poder, lujos y joyas... sòlo dejen que se abra una puerta, o haya un momento para escapar...

Oh tu Vorena, eres joven y te apetecen, pero luego, cuando tu carne este vieja, no te volveran a mirar, y te volveran a ver como lo que eres... esclava.

Me siento lejos de los nobles, en una esquina, còmo debe ser.