Partida Rol por web

Ghagha seguía aturdido, pero por fin se dio cuenta. Sus compañeros querían ayudarle, le tendían un objeto contundente con el que acabar con la criatura. El frenesí del combate le embotaba los sentidos. 

—¡Ahora verás! ¡Bestia asquerosa!

Cogió la llave con las dos manos, quiso saltar pero el suelo pegajoso se lo impidió. Lo que no impidió fue el contundente golpe que asestó a la criatura en su... ¿cabeza?

El golpe del bárbaro sentenció al fin al aberrante monstruo, quién se deshinchó a la vez que soltó una especia de flatulencia. Sin una voluntad que lo mantuviera, su masa de carne se expandió por el suelo, como un animal sin huesos, con las bocas abiertas y los ojos muertos, miradas vidriosas que ahora contemplaban la nada.

Alastor, al ver a Ghagha destrozar al monstruo que casi le había enviado con Arvoreen, se sentó al suelo y respiro hondo por primera vez desde que había despertado en aquel tubo.

-Gracias, gracias a todos. Y perdón a ti, pequeño humano, mi mente se ha nublado y te he golpeado sin querer. Ghagha, necesitaría una llave si no es mucho pedir... Sin armas, poco puede hacer un mediano como yo.

Cuando abri los ojos y acabó mi visión... vi que los otros prisioneros habian derrotado al bocón. Me acerqué a ellos. 

- Buen trabajo, compañeros. - Les dije, animandolos. Me dirigí hacia 03. - Especialmente tu con tu ballesta. Y siento haberte "enviado" el monstruo hacia ti cuando esos dos estaban en el suelo... Tenia que hacer que se alejasen de alguna manera. Al final ha salido todo bastante bien. 

No sabia si decirles sobre mi vision, Sobre la Mente Maestra y sobre la posibilidad de que lo mas seguro es que hayamos muerto y nos hayan revivido con todos esos cables dentro. 

- Deberíamos seguir avanzando. buscar algun lugar mas o menos seguro y descansar un rato... - Propuse. - Yo estoy vacio de conjuros fuertes, pero un descanso de un rato hará que me recupere. 

Y tal vez encontrar algo de ropa estaria bien. 

—Su... supongo —, respondió Ghagha a Alastor, tendiéndole la llave. Rápidamente se dio cuenta de su reacción y trató de enmascararla con una sonrisa. Chocó los puños un par de veces.

—Estos muchachos tienen para rato, je je... —, rió, lleno de inseguridad. Había fallado, se había envalentonado y no le había salido bien. Tenía que pensar más sus decisiones, y contar más con el resto.

Miró a Morthos.

—Estoy de acuerdo con el de los cuernos. Creo que todos necesitamos un descanso. Busquemos un lugar seguro. 

-Tenemos dos opciones, volver atrás y rebanarle el pescuezo al hombrecillo gris por habernos metido aquí o seguir avanzando. Pese a que me encantaría la primera opción paso de descansar y volver aquí para que nos aparezca otra aberración de estas otra vez. Esperemos aquí unos minutos y sigamos avanzando. Esta vez estamos preparados. -dijo enseñando su habilidad con la llave inglesa.

 03 sintio gran alivio al poder mover de nuevo sus pies, ignoro las disculpas del brujo mientras miraba el cadaver de la criatura y dijo para si mismo en voz alta 

—Esto fue un desastre, no podemos dejar todo a la suerte.

 03 aprenderia de esta pelea a moverse con mas destreza pare evitar en lo posible que se repitiera este innecesario riesgo. Mientras miraba a la criatura, examino con cuidado el cadaver y de paso tambien a los hombresitos verdes, buscando algo que lograra reconocer o alguna peculiaridad. Terminado esto, se acerco a Mardak y tomo su brazo con fuerza para examinar los implantes con los que atendio a los heridos.

—Dejame ver estas cosas... Que son y que hacen?

Con los pocos medios de que disponía 03 se centró en estudiar los implantes. No respondían a su voluntad y actuaban de forma inconsciente en los momentos de necesidad, como el respirar y el latido del corazón. Con entrenamiento y siendo plenamente conscientes de ellos quizás en un futuro pudieran controlarlo, pero era una teoría que no se sostenía por ninguna prueba. Tampoco se parecía a nada visto con anterioridad, así que escapaba de la lógica y comprensión de su mundo.

-Esas cosas me dan escalofríos -, dijo Ghagha mirando aquellas cosas de los brazos -. ¿Es algún tipo de brujería extraña? En cualquier caso nos han ayudado... o eso creo.

Suspiró al tiempo que se sentaba a descansar un rato. Una idea se formó en su cabeza. ¿Y si Uara había sido atrapada también en este lugar tan raro? ¿Quizá podrían encontrarse? 

-Estoy agotado... 

Alastor se estiró, contento de tener un escudo y una cachiporra de hierro y se dispuso a relajar la respiración.

Durante el breve descanso,senti como mis poderes habian crecido ligeramente. Un pequeña chispa de poder extra, acompañada de una carcajada siniestra al fondo de mi mente. Al parecer mi patron se estaba divirtiendo conmigo. De todas maneras le agradecí en silencio la ayuda. 

- Deberiamos seguir avanzando. - Dije al resto levantandome y estirando los musculos. 

El grupo siguió caminando, con el constante sonido de fondo de las alarmas de la instalación viviente. Tras diez minutos en los que sorprendentemente no se cruzaron con nada ni nadie, llegaron a un pasillo lleno de cadáveres. Tal vez la causa de la relativa calma se debía a que en aquel pasillo ya se había ejecutado a los hostiles.

Entre los cuerpos habían humanos, alguna raza conocida de vuestro mundo y otras totalmente desconocidas, como insectoides bípedos, alguna especie reptiliana y unas pocas que recordaban a los primates. Debían ser seres inteligentes pues tenían algo de ropa, siendo conscientes de la "desnudez", al contrario de los irracionales animales. En esta ocasión no había ninguna baja por parte de los tripulantes grises, que resultaron ser eficientes en su tarea, pero que dejaron la limpieza para otra ocasión.

En el otro extremo del pasillo, alejado del los cuerpos amontonados de los fugitivos, estaba tumbado bocabajo el cadáver de un humano. Por lo visto fue gravemente herido y se había arrastrado intentando huir, dejando un rastro visible de su sangre. Cualquiera experto en medicina comprendía que con tanta pérdida de sangre era imposible que aún siguiera vivo.

A simple vista se apreciaba que tenia un laúd a la espalda, armadura de cuero y un estoque. Quizás quedaba algún objeto más debajo del cuerpo, pero desde lejos no se podía saber. Era la única víctima con equipo de valor, posiblemente intentó liberar a los prisioneros pero terminó corriendo la misma suerte que el resto.

—Dioses, ¿qué es este sitio?

Ghagha se agachó a observar los cuerpos. Le dieron náuseas. 

—¿Acaso juegan a soltar prisioneros como nosotros, como si nos cazaran? ¿Es eso? ¿Por diversión?

Se acercó a ver al humano más alejado.

—Eh, Mardak. ¿Era Mardak tu nombre? Creo que esto puede serte útil.

Con la sensación de que los implantes podían ser útiles y por tanto no un problema y si una gran ventaja, Mardak se sentía mejor que cuando se habían despertado con aquella cosa en la garganta. Pero todo y su bien ánimo y su positiva forma de ver la vida, se sintió entristecido ante la aparición de tanto cadáveres y por un segundo, su optimista sonrisa, que se había enfatizado desde el corto descanso, desapareció.

—Esto ha sido una carnicería —musitó mientras observaba los cadáveres. No le gustaba ver muertos, pero si además eran como aquellos, que seguramente no habían tenido la oportunidad de defenderse en condiciones, aún le desagradaba más—. Si, tiene toda la pinta de algo así Ghagah —agregó, compartiendo la idea del bárbaro. Luego, se acercó al hombre caído, y todo y la situación, se sintió reconfortado al ver el laúd. Sabia tocarlo con destreza, y sus manos ansiaron tocarlo al verlo, conscientes de que podía serles de utilidad. Lentamente despojó al hombre del instrumento musical, y luego lo volteó para ver si tenia algo más.

—Deberíamos ver si esas ropas nos son útiles, no se vosotros, pero yo me suele sentir más seguro cuando ando vestido. —Con el instrumento en sus manos, Mardak tanteo las cuerdas, haciendo sonar varias notas para corroborar si el laúd estaba en condiciones y no había sido dañado.

Al ver la escena me quedé paralizado. Era horrible. Solía rehuir el combate y las peleas. No me gustaba nada ver cadaveres y esta sala estaba sembrada de ellos. Reprimí una arcada

- No creo que nos consideren ni siquiera prisioneros. Poco menos que objetos sin voluntad que si responden están rotos y hay que reemplazarlos. - Dije sin pensar demasiado, recordando la visión que tuve hace un rato. 

Me daba cosa ponerme la ropa de muertos recientes, pero preferia eso a ir desnudo. Me puse a rebuscar para encontrar algo que fuese mas o menos de mi talla. 

- Si encontrais alguna tablilla o pergamino con texto escrito tal vez pueda descifrarlo. -  Comenté al resto. Cuanta mas informacion, mas posibilidades de sobrevivir. 

Lo prisioneros llevaban tan poca ropa como el grupo. Solo unos pocos tenían unos pantalones anchos raídos, y quien mejor ropa y armadura poseía era el cadáver del anónimo aventurero.

Mardak volteó el cadáver para seguir despojándolo de sus pertenencias sin ningún remordimiento, pero su entusiasmo se fue de golpe al ver de quién se trataba la víctima. Se le nublo la vista y embotaron el resto de los sentidos. El calor interno del estrés le hizo empezar a sudar, mientras que la garganta parecía quedarse tan seca que era incapaz de hablar, aún menos ser elocuente. En el estómago se le hizo un nudo y sintió una punzada en el corazón, no como la decepción de un romance, más bien como la perdida de un ser querido.

Todo cuanto pudo hacer fue mirar con asombro aquel rostro tan familiar, que miraba de la misma forma al vacío y con la boca abierta, sorprendido de que el final de su aventura terminase de forma tan prematura y cruel.

Aquel hombre era el propio Mardak Duk.