Partida Rol por web

Salgo de la tienda complacido de haber estafado al saco de carne.

Si pensaban que por ser droide cargaría el módulo que lo volvieran a pensar.

Cuando salgan los demás, y estemos lejos de oídos extraños, les propongo matar por sorpresa a Trex de la que le "entregamos" el módulo de arranque y así quedarnos con la nave para largarnos.

Todo ha salido a pedir de boca, teníamos la pieza y ahora sólo queda encajarla en la nave para salir del planeta, como el grupo parece defenderse en las cosas sociales y las de pegar, Coldo sólo tiene que centrarse en lo técnico, mucho más cómodo que tener que lidiar con todo.

- ¿Puedo echarle un vistazo a la pieza? No hay que correr riesgos de que no funcione en cuanto este en la nave. Si pasa algo nos quedamos sin opciones.

En el fondo estaba deseando ponerle las manos encima a la pieza, estamos hablando de una parte de una nave, una pieza de tecnología fina, avanzada, poco que ver con la chatarra del pueblo.

Salieron de la chatarrería cargando con el módulo que habían conseguido con sus artimañas y una vez fuera Coldo se pudo a revisarlo para comprobar que todo estuviera en orden, y que no hubieran sido ellos los estafados. Pero parecía que Vorn era legal en eso, por muy mal que tratase a su droide. El módulo de arranque del reactor de hipermateria que les había dado estaba en perfectas condiciones, aún así, Coldo encontró que se podían cambiar la configuración que venía de serie para hacerlo todavía más eficiente cambiando simplemente un par de conectores.

Accedieron al muelle de Aurek, al norte de Mos Shuuta, donde se encontraba el Colmillo de Krayt, un carguero ligero modelo YT-1300, propiedad del trandoshano Trex. Pero se encontraron con un problema peor todavía que lo del módulo de arranque del reactor de hipermateria, el Colmillo estaba bloqueado por unos amarres magnéticos que impedían su despegue, y la única forma de liberarlo era a través de las computadoras de la torre de control del puerto espacial de Mos Shuuta. Dicha torre era un edificio bajo y cuadrado que se aferraba precariamente al borde del promontorio de la ciudad, custodiado por un par de droides de seguridad.

Pero antes de irse del muelle de Aurek, a Klee le llamó la atención el armazón solitario de lo que antes debería haber sido una hermosa nave. La reconoció de inmediato. Aquello había sido su nave. Esa babosa de Teemo debía haberla desvalijado en represalia por lo del palanquín. Ahora no le quedaba más remedio que ayudar al grupo a hacerse con el Colmillo de Krayt si quería abandonar ese planeta antes de que a Teemo le diera por desvalijar también su bolsillo, o algo mucho peor.

Uk-47 estaba convencido de que los amarres serían un grave problema.

Deberíamos dividirnos en dos equipos ¿No creéis?

Un equipo tomaría la nave y pondría el módulo.

El otro grupo debería ir a la torre para intentar desenganchar los amarres. Si lo hacemos secuencialmente podríamos no llegar a tiempo para irnos antes de que vuelvan a bloquear la nave.

La lógica droide de Uk-47 era simplemente perfecta e infinitamente superior a la de los orgánicos, pero precisamente por eso quizás no podría hacérselo entender a aquellos seres blandengues.

La idea está bien si fuéramos una verdadera banda o grupo o como quieras llamarlo. Pero dime, droide, ¿quién confía en los demás como para saber que una vez liberados los amarres, el grupo de la nave no saldrá de este planeta sin el otro grupo?

Al final todo se reducía a una cuestión de confianza, como todas las cosas en esa galaxia. Mirando uno a uno a sus compañeros circunstaciales, ninguna le despertaba esa confianza necesaria como para saber qué no le dejarían tirado a las primeras de cambio.

El tema de la taberna había sido diferente, todos luchaban por su vida y no era un tema de colaboración. Ahora sí y empezarían los problemas.

Siempre podría irse el grupo de la torre con el módulo para asegurarse que los demás no se van. ¿Nos daría tiempo a eliminar el bloqueo y volver a la nave para arrancarla?

Toda la verborrea impertinente de Klee, sus risitas y chanzas acostumbradas, cesaron de golpe al ver el cascarón vacío de loq ue un día fue el chasis de su preciosa nave. Esa babosa maloliente con aliento de bantha la había desguazado en represalia por la jugarreta del palanquín.

—Maldita sea esa asquerosa babosa... —susurró con pesar amargo. 

Los ojos del rodiano volvieron a adquirir un tono más azulado que violáceo y su piel, anaranjada por naturaleza se tornó cetrina y amarronada. Le hervía la sangre al ver así a lo único que había querido en su vida. Su nave. Su compañera en tantas aventuras... tantas carreras. Tantas huidas in extremis. Dentro de sí la rabia se iba a apoderando poco a poco de su ser hasta que, sin más motivo aparente que el comentario del twi'lek, estalló contra este en un chillido agudo.

—Pero, ¿qué sarta de estupideces es esa? —gritó de forma desmedida. —¿Cuánto te crees que se tarda en instalar un módulo de arranque de este tipo? ¿Apenas unos segundos? No. Requiere de un buen rato de montaje... por no hablar de la calibración. Si no despega esa nave en el momento en que los pernos se abran tardarán apenas unos segundos en volver a conectarlos. Puede que incluso tengan algún tipo de control remoto para ello. El equipo de reparaciones y arranque de la nave necesita tanto del que tiene que liberarla de los pernos como al contrario, cerebro de mynox. Solo estando bien coordinados podremos salir de este miserable planeta. No nos conocemos de nada, eso es cierto... pero si no te fías es porque, tal vez, no seas de fiar.

[Suspiro robótico] Yo me ofrezco para quedarme a defender la nave de cualquier visitante indeseado, necesitaría al menos a una persona más para instalar el módulo.

No creo que tengamos más remedio que confiar los unos en los otros pero si queréis desconfiar hasta que venga Trex, un ejército de gamorreanos, o el propio Teemo, pues adelante parlotear, por mi no os cortéis. Dijo Uk47 con tono jocoso.

- Yo me encargaré de la instalación, no es algo complejo, todos odiamos a Teemo y nos necesitamos para salir de aquí, si no hubiéramos peleado juntos, no salimos ni de la cantina.

Ya estaba deseando echarle un vistazo a la nave y poner en marcha las nuevas mejoras que tenía en mente.

Fayyn había permanecido callada durante la mayor parte del tiempo. No le gustaba ver al grupo discutir, ya que permanecer juntos era la mejor baza que tenían para salir del planeta y en control de Teemo.

Con cara de malas pulgas, se posicionó en guardia junto a la nave.

—Grrrrn frrrr bggggggg rrgggggg grrrrr. Frrrrrrgh grrrrrrr aghn aghn brrrrrrrg.*

Surgió la idea de separarse en dos grupos y que cada uno se encargara de tomar la nave mientras otros iban a soltar los amarres a la torre de control. Dividirse podría ahorrarles tiempo, en un principio, pero también podía hacer que las dificultades a las que se enfrentaran fueran mayores. Además, las habilidades del mecánico serían necesarias en ambos lugares. No obstante, había ciertas suspicacias entre el grupo. Kallia'star temía que una vez liberados los amarres, el otro equipo se largara de allí sin pensar en ellos. Tras una breve discusión, Fayynchawlienga zanjó el tema con un gruñido y con la convicción de que todos debían ir juntos a desbloquear los amarres. A fin de cuentas, ¿quién se atrevía a llevarle la contraria a una woockiee enfadada y esperar continuar con todas sus extremidades intactas? Además, al menos un par de droides de seguridad también custodiaban el Colmillo, por lo que sería más inteligente aunar fuerzas para ambas tareas. 

Así pues, se dirigieron a la torre de control, el edificio bajo y cuadrado que se aferraba precariamente al borde del promontorio de Mos Shuuta, si querían liberar el Colmillo de Krayt de las amarras magnéticas que lo apresaban solo podrían hacerlo desde allí. Y tal como temían, la entrada delantera estaba custodiada por un par de droides de seguridad. Lo que les obligaba a tener que sortearlos de algún modo o a buscar otra forma de entrar en el recinto. Y no sería difícil suponer que, también en su interior, habría más de esos droides de seguridad o algún tipo de vigilancia a superar. 

Rodeo el recinto poniendo especial interés en posibles cámaras de seguridad que puedan detectarnos, busco una entrada trasera o cualquier punto de intrusión posible, ventanas, alcantarillas etc.

Lo mejor sería intentar sortear a los guardias. No sería fácil engatusar a dos droides centinelas con palabrería ni amenazas. UK-47 rodeó la instalación buscando alguna puerta trasera y aquello parecía la mejor idea que había planteado nadie. Kallia'star le siguió, añadiendo sus ojos a los sensores visuales del droide buscando alguna manera de entrar en el complejo sin pasar por la puerta.

Serviría tanto algún conducto de ventilación como unos apoyos para trepar, porque no habría una puerta con cerradura con un cartel que pusiera "Entrada trasera". La cuestión ya sería si cabría alguno de ellos por donde fuera que estuviera el acceso.

Diablos... aquello no era una fortaleza. Solo era una torre de control. Un lugar de servicio y trasiego dentro de un puerto espacial. Klee entendía que estuviese vigilado, pero tampoco había motivos como para tomar aquel lugar como si fuese una fortaleza inexpugnable. La idea de engañar a los droides le resultó estúpida, pero no estaba de humor para hacer uso de su sentido del humor. Je. Así que simplemente se calló y decidió seguir al amasijo de tuercas y el twi'lek en busca de una entrada alternativa.

—Sigo pensando que estamos perdiendo un tiempo valiosísimo al no empezar a montar la pieza al mismo tiempo que otros liberamos los pernos magnéticos que anclan la nave. Un operativo tan grande no podrá pasar inadvertido ahí dentro... aunque consigamos entrar sin ser detectados. Y nos va a explotar en la cara por no fiarnos... en fin. 

Totalmente de acuerdo con usted, señor rodiano. A fin de cuentas había sido suya la idea de separarse y hacer cada equipo una función vital para salir del jodido planeta, y tampoco iba a dejar pasar la oportunidad de decir "os lo dije" a aquellos montones de carne en descomposición que no se fiaban unos de otros.

Enfrentar a los droides podría ser peligroso, en cualquier momento su programación podía tomarlos como individuos no recomendables y negarles la entrada, y si insistían demasiado podría terminar en una pelea que no apetecía a nadie. Así que optaron por una opción menos directa, pero mucho más segura. Al menos a priori. 

Dieron una vuelta al edificio en busca de una entrada alternativa a la puerta que custodiaban los dos droides, y les resultó sencillo. Kallia'star fue el primero en ver una puerta de servicio en un lado del edificio, donde nadie vigilaba para impedir que se colaran. Klee se percató de que la puerta contaba con una cerradura de código, y al lado de la puerta, en la pared, había una pequeña caja con diferentes números y símbolos para colocar la combinación adecuada que la abriera. 

Fayyn no entendía demasiado de máquinas y sus manazas tampoco eran especialmente hábiles en tareas tan minuciosas y precisas, por lo que prefirió quedarse al margen para cubrir a los que decidiesen intentarlo.

Había tenido suerte de toparse individuos con apéndices tan pequeños, aunque esperaba que se les diese mejor la tecnología que a ella.

Uk-47 miró su configuración y luego miró al cielo, en aquel momento odió muy fuerte y en demasía a su creador.

Coldo le echó un vistazo a la cerradura, el sistema de código daba para una cantidad obscena de combinaciones, con tiempo seguramente podría desmontar todo el sistema, pero ahora no tenían ni un segundo que perder, lo que quedaba era confiar en Klee y su habilidad con esos sistemas.

Kaled suspiró algo agobiado porque se les echaba el tiempo encima. Se acercó a la puerta y tras recordar lo que había sucedido en alguna ocasión con Teemo consiguió acordarse y abrir la puerta.

—UK-47, Coldo, conmigo.—les dijo haciendo un gesto con la mano hacia él.—Vosotros, soltad los amarres y venid corriendo. No vamos a irnos sin vosotros, tenéis mi palabra, que aunque sé que no me conocéis, creedme, tiene su valor. Ni disparo ni corro ni soy mecánico ni médico ni piloto. Soy un hombre de palabras y de palabra. No nos iremos sin vosotros.—su tono de voz sonaba seguro. Había intentado que su tendencia a liderar no saliera a la luz muy pronto, pero dada la situación no podía dejarlo pasar. Quería salir de esa mierda de planeta y quería salir vivo.

Hizo una pequeña pausa.

—No hay tiempo que perder y ya hemos perdido mucho. Si soltamos los amarres y dan la voz de alarma no nos va a dar tiempo a salir de aquí. No hay tiempo.—apremió. Kaled sabía que no se fiarían, era lógico, después de todo no estaban en el lugar más acorde a la ley de la galaxia, pero sino no podrían salir de ahí.—Si nos encontramos resistencia en la nave yo me encargo de mandarlos a otro lado.—les comentó y tras un par de segundos comenzó a andar de vuelta al hangar esperando que le siguieran y que nadie pusiera oposición a su propuesta.—En cuanto soltéis los amarres venid corriendo como si se os fuera la vida en ello.—repitió echando la mirada hacia atrás.

Kallia'star miró con suspicacia a Kaled, pero en aquellas circunstancias no se podía hacer más. Debía superar sus desconfianzas con los demás y tratar por un instante en confiar lo justo para creer que no huirían sin ellos. Así que habían quedado allí en la entrada abierta a la torre de control la wookie, Klee y Kallia'star viendo como el resto se dirigían al hangar a llevar a cabo su parte del plan

No tenemos otra que confiar los unos a los otros. Me gusta tanto como a vosotros, pero no creo que consigamos salir de este planeta si no lo hacemos.

Kallia'star preparó su blaster y entró en la torre buscando como llegar a la mesa de control. Una vez allí ya vería como desactivar esos amarres.