Partida Rol por web

No es lo que he hecho, señorita dijo el doctor con suma amabilidad Lo importante, es lo que voy a deshacer. de entre los pliegues de su casaca sacó 3 inyecciones El problema es que la reversión no es estable, y cada individuo reacciona de forma diferente, así que bueno, os pondré unos cuantos sensores y estudiare como se comportan vuestros procesos biológicos mientras el proceso se revierte... te sonrió con suma amabilidad como si fuera un doctor tratando a un paciente en un hospital.
Milliner, no te angusties, dentro de poco seremos inmortales de verdad, sin restricciones, sin la sed... pero necesito a alguien tan viejo como tu para ver el efecto en antiguos, si esto funciona muchos van a querer volver a la vida, podré curarlos a todos.... ¿Te das cuenta de lo que significa? dijo aquello entusiasmado como si Milliner tuviera que compartir su entusiasmo, pero no lo hizo, en su lugar apartó la vista con una mueca de desprecio.
Hablamos de ello hace 50 años.... esperaría que no hubieras cambiado de opinión añadió el doctor decepcionado.

¡No hablaba de que me convirtieras en un puto monstruo! grito Milliner exasperado. Puto chalado, no puedes revivir a esos locos, no puedes convertir a todos, los humanos no están hecho s para ser inmortales....Mira en lo que se vuelven la mayoría, depravados, hedonistas, asesinos... cuánto mas gritaba el perro gruñía más alto.
Milliner se retorcía y forcejeaba con las correas mientras hablaba, la cama se tambaleaba mientras lo hacía.

No comprendía las palabras del doctor, pero por lo que estaban conversando Milliner sí debía saberlo. No sé exactamente qué es o era Milliner había vivido 200 años pero no era un vampiro o eso creía entender.

—¿Deshacer? No entiendo nada —al igual que Milliner forcejeé con las correas para tratar de soltarme, —¡No me inyectes más! ¡Maldito chiflado! —.

Pero cariño, si no te inyecto la medicina nunca sanaras dijo mientras quitaba el capuchón a una de las inyecciones, como estaba más cerca de Milliner le puso la inyección a el, cargo la jiringuilla en una pistola hipodérmica y se la puso en el cuello sin miramientos, mas que ponérsela lo apuñaló con ella.
Luego se puso delante de ti.
Yo no creo monstruos, trabajo para tener un mundo libre de ellos. te dijo mientras cargaba otro vial en la pistola y le cambiaba la aguja.Mañana por estas horas estarás rumbo a casa.

Definitivamente este hombre era un psicópata. Observé aterrada como realizaba la punción en Milliner, parecia dolorosa, al menos la manera en la que la había ejecutado.

Continuamente tenía la sensación que no sabía bien el fondo de lo que hablaban, aunque por una vez escuché algo que me gustaba, que podría volver a casa. Nada podía hacer por evitarlo. Cerré los ojos apretándolos muy fuerte y apreté los dientes uno contra otros esperando la punción, no quería mirar.

Oirle estar entusiasmado me provoca que sonría dada las circunstancias.

Me apena por otro lado que Jackob se vea liado en esto del Miliner, pero yo no podía investigar todos los frentes. Lo del seguro parecía buena idea.

- La optimista soy yo, ¿recuerdas?- Rio cogiéndolo de la mano.- Milliner...es la pista mas cercana que tenemos.- Le miro a los ojos como si se me hubiera ocurrido alguna locura.- Podemos hacernos pasar por la aseguradora del Miliner y preguntar a los bomberos. Nos dirán si hubo victimas y de paso... quizá sepamos la dirección del dueño del local: Miliner.

Hasta ahí parecía fácil.

- Vaya, pero si somos Sherlok Holmes y el Dr. Whatson...-

Me río, no puedo evitarlo. ¿Por qué incluso en una situación tan jodida eres capaz de hacerme reír? No puedo evitarlo, y al terminar de hablar tiro un poco de ella hacia mi y la doy un beso en los labios. Uno rápido, sin detenerme demasiado en él, pero uno que hace que me estremezca entero.

¿Vamos, mi hermosa Sherlock? Está claro que acabo de asumir el papel de Watson.

Cerraste los ojos y esperaste, en ese momento te diste cuenta de otra cosa que hasta ahora no te habías percatado, podías sentir el pulso de el doctor. Sentías las palpitaciones de las venas de sus muñecas, de su cuello, el sonido de su corazón como un ritmo con una cadencia hipnótica. Y sentiste deseos por abalanzarte sobre él a morderle como un animal sin tener muy claro por que.
Tu trance hipnótico se fue al garete cuando sentiste su mano en tu frente sujetando cabeza y la inyección en el cuello, fue doloroso, pero rápido y aséptico. No se demoró mucho antes de proseguir con Marie de la misma forma, no obstante, los 3 viales estaban etiquetados y parecían diferentes. Al menos su color lo era y olor lo eran. Después se marcho canturreando algo en francés.
Cuando llegó a la entrada introdujo un código en un panel y con un sonido neumático unos paneles se emepzaron a ir hacia un lado, dejándoos ver el cielo tormentoso. Como si fuera un augurio el resplandor de un relámpago entro por una vidriera.
Buenas noches, amigos, nos veremos mañana. el trueno que precedió al relámpago llego distante mientras os quedabais solos.

—Milliner... —susurré al tabernero, —no conozco mucho de los vampiros, pero si he de hacer caso a las películas... el sol les quema, ¿no? —pregunté mientras trataba de mirarlo a los ojos. Acto seguido y sin esperar respuesta forcejeé con las ataduras como si fuera lo último que podía hacer.

—¿Cómo nos ha inoculado esto? Me siento... me siento extraña, ardía en deseos de morderle —estaba desesperada, —nos ha inyectado algo... -¿Quiere decir que está tratando de volvernos humanos?... ¿otra vez? —. Volví a pelear con las ligaduras. —¡Marie! —grité.

Milliner miró a Norb y asintió
Trata de curarnos pero para ello nos ha infectado primero... dijo aún forcejeando por librarse. Y sí, el sol nos va a matar. dijo mientras tomaba un instante para evaluar la situación.
Y sino lo hace el sol, lo harán los demás vampiros... para crear un vampiro se necesita otro... y este además necesita permiso de la comunidad y sino... ¡Joder! dijo lo último frustrado y cabreado por igual dando tirones de las correas nuevamente.

Lo bueno que tienen los parques de bomberos es que nunca cierran, al llegar allí encontrasteris el garage iluminado y abierto de par en par, un par de jóvenes muy en forma os salieron al paso en cuanto os adentrasteis en el garage.
Aquí no se puede estar, échense hacia un lado de la galería. acompañaron las palabras con gestos para que salierais de la salida de los camiones. No obstaculicen la salida de camiones añadió bastante irritado con vuestra pequeña torpeza.

—¿Para crear un vampiro se necesita otro? —aquello era la mar de confuso, de repente una idea cruzó mi mente, —¿Y como podemos hacer para convertirnos en murciélago y huir? —lo miré y dubitativamente añadí —al menos eso pasa en las películas, así no nos dará el sol —.

En dominar esa disciplina se tardan años y sólo es común en una familia de vampiros concreta te dijo Milliner.Creo que vamos a averiguar muy pronto si la locura dle doctor tiene efecto o no... añadió con un hilo de voz que dejaba entreveer el miedo que tenía. Su mirada estaba fijo en el cielo que se podía ver a través de la cristalera.

El cielo nocturno se estaba empezando a volver gris como anticipo del alba, no supiste demasiado bien por qué pero te sentiste presa de un pánico que no se podía comparar con nada que huberas sentido antes.
Aquel miedo nacía de un rincon de tu mente totalmente irracional del que nunca habías sido consciente y se superponía a todo. Era lomás puro y lo mas grande que jajmás hubieras sentido, pensaste que te ibas a vovler loca si no conseguías retenerlo, que de aquel abismop rojo en el que te estabas precipitando no había salida.
De repente un rayo de sol despunto en el horizonte, pasó por encima de donde estabais vosotros, pero fue como si la luz más brillante que jamas hubieras podido concevir en tu imaginación atravesara el cielo, supiste en ese mismo instante que si eso te alcanzaba te destruiría desde tu mismisimo espiritu hasta el resto de tu ser.

- Perdón...- me disculpo por entorpecer el paso.

Habíamos llegado al parque de bomberos y miraba a todos sitios como si estuviera algo perdida. En principio así era, visto que ya nos habían regañado por ponernos en medio. Suspiré un par de veces mientras apretaba el brazo de Dieter antes de soltarlo, odiando hacerlo.

- Sígueme la corriente, ¿vale?.- dije girándome mientras le miraba desde casi un palmo mas abajo de estatura.- Si somos agentes de seguros sería raro que nos vieran..confraternizar.- Le guiñe el ojo a modo de cómplice y acto seguido me giré para ir andando hacia la oficina de jefe de bomberos. - Y...no, no lo he hecho esto nunca..- Reí por lo bajo susurrando a Dieter por encima del hombro.

Knock, knock

Llamé con los nudillos en la puerta antes de entrar.

- Buenas tardes. Disculpen la intromisión.- Digo adentrándome con seguridad tras una breve pausa al interior del cubículo. Me dirigí al que parecía mas veterano.- Mi nombre es Mary Anne. Mi compañero es el señor Kresing. Pertenecemos a la compañía de seguros AachenMünchener.- Sonreí empáticamente todo lo que pude. - Verá, sabemos que ayer el local de un cliente nuestro tuvo un incendio. El Milliner.- Miré a Dieter para que se metiera en la conversación. - La cuestión es que...- chasqueé la lengua disconforme.- ... nuestros jefes no están realmente seguros que fuera un accidente. Ya sabe, una cerilla, una botella de gasolina y ... a cobrar el seguro.- Sonreí nuevamente. - Esperábamos que ustedes nos arrojaran algo de luz sobre el asunto.

—¿Disciplina? —no hubo tiempo para más, la luz me hacía temer que todo acababa, —Noooo, vamos a morir. ¡Milliner! Haz algo. ¡Marie! —con todas mis fuerzas traté de mover las correas gritando tan fuerte como no lo había hecho nunca.

Me aparto cuando aquel hombre lo dice, con un Disculpe, no me había dado cuenta musitado, de modo que al moverse el hombre quizá ni me haya escuchado.

Cuando Mary suelta mi mano, por un momento muevo la mía buscando alargar ese contacto, pero termina rompiéndose. Observo nuestras manos, temiendo que nunca más volviesen a estar juntas, unidas como antes. Como si en cualquier momento el mundo se fuese a terminar y nosotros nos quedásemos separados por haber roto el lazo entre nosotros.

Pero sus palabras son razonables, así que solo asiento, sonriendo con su forma de decir las cosas.

Luego llegamos al despacho del jefe de bomberos, y miro a Mary.

Mary Ann, ya le dije que yo conozco al señor Milliner y no haría algo así. En cambio, algún familiar... pero incluso eso lo dudo. Yo sigo apostando por un cortocircuito. Aunque claro, si había olor a algún acelerante o algo así... eso daría al traste esta opinión digo, mirando yo también a todos los que haya, aunque terminando en el que parece el jefe de bomberos.

Os echasteis a un lado y salvo miradas de reproche por vuestra imprudencia los hombres que os llamaron la atención parecen satisfechos con la corrección de vuestro comportamiento.
El encargado es un hombre entrado en la treintena en una forma corporal admirable. Tiene el pelo rapado para disimular que se le ha empezado a despoblar la cabeza, viste una camiseta ceñida(con el logo de los bomberos) que deja entrever la forma de sus músculos pectorales y le queda estrecha en los bíceps.
Entráis y habláis los dos y os escucha dejando a un lado los papeles que tiene sobre el escritorio iluminados por una lampara de escritorio bastante sencilla, todo el despacho es un espacio ordenado, limpio, diáfano y pulcro.
Os mira con paciencia y espera a que los dos acabéis de hablar colocando una mano sobre la otra.
La mirada parece dura, pero después de que hable Dieter bufa.
Un corto circuito podría haber hecho eso, pero no tan rápido. Ademas los cristales estaban dentro del local, no fuera, lo lógico sería que estuvieran dentro. dijo cansado como si ya hubiera tenido esa misma conversación. No, tiraron algo dentro, algo con un acelerante, juraría que había aluminio en aquello para hacer una combustión aún más rápida y un fuego más intenso, lo único que aguanto fue esa puerta blindada de la trastienda. recogió los papeles cerrando al carpeta, parecía irritado. Vamos a ver... la instalación era viejisima y poco ortodoxa, pero no deficiente. Es deleznable que arrastre a los familiares por media ciudad por no cumplir con su póliza. Es igual que ese inspector Español, ese vago... vio una excusa y se fue a casa a cenar. Pues díganle a ese tal Fernandez que no voy a cambiar mi declaración y que nos veremos el Martes, y si se quiere meter en esta estafa usted verá. finalizo encarándose a Mary a quien parecía tener por una estafadora del seguro.

Me aparté ligeramente intimidada. Su tamaño y su forma de hablar era intimidantes. Quizá era por eso que era jefe de bomberos y no... florista.

Sus palabras me hicieron arrugar el entrecejo antes de replicar. Di un paso al frente para encararme con el pero inmediatamente tuve que retirarme hasta tropezar con Dieter.

-¿Porque no se tranquiliza?- dije algo mas segura al restar al roce con Dieter.- Solo queremos saber si era intencionado...- Tragué saliva antes seguir hablando.- ... y así ha sido, por lo que veo. La cuestión es saber quien.- Me relajé respirando un par de veces antes de continuar.- ¿Puerta blindada?- pregunté.- Solo la puerta o...

¿Podría haber un escondite secreto o algo así que se nos hubiera pasado por alto?