Partida Rol por web

La mañana de Saki se presentaba como cualquier otra.

Desayunar, ducharse, vestirse, despedirse y encontrarse con Chika.

Sí. Chika. Después del día anterior no esperaba realmente encontrarla otra vez ahí, esperándola, con sus manos detrás de la espalda, balanceándose hacia delante y atrás. Con una sola rasta.

- ¡SAAAAKIIIII-NEEESAAAAN! - grita desde lejos mientras saluda ámpliamente con la mano.

Era la Chika de siempre.

Chika volvía a estar ahí, jovial, divertida... No había ningún resquicio de Chikane. Saki podría volver a hablarle con normalidad... Podría olvidar el día de ayer... Pero, ¿Que era lo mejor para ella? ¿Que podía hacer Saki por ella? 

Un debate demasiado duro. Una parte de ella no quería implicarse, quería que las cosas siguieran con normalidad, pero la otra se sentía en la necesidad de ayudar ahora que sabía el problema de Chika. ¿Era la responsabilidad de Saki ayudarla? No parecía que tuviera demasiados amigos. Tristemente Saki podía imaginarsela como la "rara" de la clase...

¿Era Saki su única "amiga"? Cuando se lo pidió no pudo imaginarse la importancia de ello, pero era algo en lo que hasta Chikane intervino. Ser la única amiga de alguien como Chika era algo que a Saki la cargaba de presión, otra responsabilidad más con la que acarrear. 

Pero Saki estaba pensando demasiado, como siempre. Y no sabía si Chika estaba al corriente de la intervención de Chikane... No era el mejor momento para intervenir. 

- Hola Chika. - Dice Saki, fingiendo su mejor sonrisa. - ¿Que tal todo? 

- ¡Todo guay, Saki! ¿Se portó ayer bien Chikane contigo?

Era definitivamente algo raro, que Chika fuera consciente de que hubo un cambio el día anterior. Pero al fin y al cabo, Chikane sería ella misma si cumplía con las características de todos los Arcanos.

Chika entonces agarra a Saki del brazo y comienzan a caminar juntas hacia la parada, balanceando los brazos de forma animada y amistosa, al menos de parte de Chika.

"Argh... ¿Por donde le entro ahora?"

Saki no podía quedarse callada, tenía muchas preguntas pero se negaba a que fueran directas. 

- Oye Chika. - Dice Saki, como si preguntará por cosas sin importancia. - ¿Chikane te está ayudando mucho? Es decir... ¿Te sientes mejor con lo que te enseña? 

Chika gira la cabeza hacia Saki y contesta:

- Sip. Me está ayudando mucho. Realmente hace mucho que la conozco. Al principio no me caía bien. Parecía muy estirada... ya sabes. Pero poco a poco me di cuenta de que era buena persona y no quería hacerme ningún mal. Ahora le tengo bastante aprecio, y sé que intenta cambiarme para bien. ¡Me estoy esforzando mucho!

No se podía evitar sentir lástima por ella, una vez conocido su caso. Pero a la vez, estaba en medio de un buen cambio. Hasta ella estaba de acuerdo con ese cambio, y por tanto debía ser algo bueno, ¿no?

- Me alegro. - Dice Saki, y apenas tuvo que fingir la sonrisa. 

El carácter de Chika ante su problema era loable y envidiable. Tantas ganas de cambiar iban a hacer que Chika tardara por asimilar la realidad más fácilmente. Saki no consideraba que necesitara la ayuda de nadie, no tenía sentido intervenir. 

- ¿Y como van las clases? - La pregunta no iba con mala intención, pero era interesante saber como trataba Chika la escuela ahora que Saki sabía su edad.

- Bueno, bastante bien. Aunque Chikane dice que será difícil presentar a la nueva Chika al resto de la clase. Lo entiendo, llevo mucho tiempo así. Pero al menos ahora voy siempre y comienzan a conocerme. Los profes son amables y me ayudan con las mates, que no las llevo muy bien. ¡Va chachi!

Saki podía sentir en su interior como Tsukihime sonreía.

"¿Sabes, Saki? A veces la mejor ayuda es simplemente mostrar apoyo. Que la gente confíe en ti y tus posibilidades es muchas veces un gran incentivo." - decía Tsukihime en su interior.

- Estoy seguro de que lo conseguirás. Ojala yo hubiera tenido esa energía a tu edad. 

"Mierda." Es lo primero que piensa Saki cuando se da cuenta de lo que acaba de decir. "Pero ha sido sin querer, ¿No? No es como si hubiese sonado forzado... Igualmente no creo que lo interprete mal..." 

Una parte de Saki se arrepentía por completo, la otra comenzaba a sentir curiosidad. 

- ¡Pero Saki, qué cosas dices, si aún eres joven!

La reacción totalmente opuesta a la esperada.

- ¡Ah! ¿Pero es que te pasa algo a ti? ¿Te está ayudando Tsukihime a algo?

- B-bueno. - Dice Saki, algo avergonzada. - Quizás tengas razón pero...

"No puedo decirle que a las alturas a las que estoy ya no es momento de cambiar... Si tan siquiera me lo creo yo..."

- Pero... - Tras una pausa añade. - Bueno, en todo caso mi problema no es muy grave. Creo que se solucionará con el tiempo, no es nada de lo que te tengas que preocupar, tranquila. - Y de nuevo esa sonrisa taaaan forzada. 

- Bueno, ya sabes que si necesitas ayuda puedes decírmelo. - y pone una cara así ^_^.

"Esta chica me enternece el corazón." - dice Tsukihime desde lo profundo.

Realmente, Chika parecía ser una maravillosa persona. Era obvio que cada persona tiene sus propias circunstancias, pero eso nunca debió ser una excusa para nadie para comportarse mal con los otros. Chika era el vivo ejemplo de ello. Aunque Saki no era muy diferente. Pese a tener sus problemas, no dejaba de preocuparse por los del resto.

- Y si Tsukihime es como Chikane, debe ser buena persona. Hazle caso. Quiere ayudarte.

El bus llega a lo lejos.

- Bueno Saki, supongo que nos vemos mañana. - da un fuerte abrazo a Chikane, que Saki no puede responder porque le aprisiona los brazos. Pese a parecer pequeña, tenía mucha fuerza - ¡Adiós Sakiiii!

Finalmente Saki se sube al autobús tras despedirse de Chika.

"Va, dime cuanto le has pagado para que diga eso." Dice Saki en tono sarcástico y divertido. Pero realmente no espera ninguna respuesta por parte de Tsukihime. 

El carácter de Chika la ha animado, viendo a esa chica parecía que podía comerse el mundo. Pero por el momento el mundo podía esperar en el plato, tocaba leer y estudiar... 

"Ojala esa chica llegué muy lejos..." Piensa Saki, nostálgica, mientras que saca el libro de la mochila y lo abre. 

Saki llega a clase como de costumbre. Cierra su libro, sale del autobús, y entra en su facultad.

Al llegar a clase, Watanabe está ahí, como siempre. Saki y él se saludan, como hacían estos últimas días, y Saki se sienta, a leer de nuevo.

La clase de hoy era interesante, y hasta Tsukihime salió y se sentó entre mesa y mesa, en el suelo, a escuchar. Parecía que en cualquier momento alguien saltaría al ver ahí a Tsukihime y se armaría un escándalo, pero no fue así.

Cuando las clases terminaron y tras 4 páginas de apuntes, Saki bajó a la cafetería a comer, como de costumbre. Pero esta vez tenía compañía inesperada.

https://dl.dropboxusercontent.com/u/44992002/Arcan...

Una chica se acerca a Saki. Es una chica pelirrojo, con el flequillo sobre un ojo y totalmente erguida. Orgullosa. Altiva.

PREPOTENTE

- ¿Está ocupado el sitio? - dice, señalando a la silla de delante de Saki

Saki abre la boca, aún medio llena para contestar, pero la chica ya se había sentado. Deja su mochila al lado de la mesa y saca un tupper con una

ENSALADA

Toma un cubierto que llevaba también en su mochila y comienza a comer.

Abre la boca con el tenedor en mano. Lo hacía de una forma algo hipnotizante, como si desbordara erotismo con cada movimiento. Saki no podría describirlo con exactitud. Era un aura extraña.

Masticaba con calma, pero con arte. Volvía a abrir la boca...

COLMILLOS

Tenía colmillos afilados. No eran dientes caninos como los de Tsukihime. Eran delgados, bellos, pero parecían peligrosos. Como si...

- Oye, Fukano. ¿Fukano? - pregunta, como si no estuviera segura, pero sigue hablando igualmente - Dime, esa chica que iba contigo hoy. La que tenía orejitas tan monas. ¿Quién es, y por qué nadie más la ve?

Tsukihime, ya oculta desde que salieron de clase, dio un respingo en el interior de Saki. Era algo relativamente común últimamente, solo hacía falta mirar a Gorou, pero que esta chica la viera...

Era la última chica que Saki quería tener en su lista de contactos. Si se pudiera encasillar a los humanos en un arquetipo, el de Atsuko sería sin duda el de furcia. Desde primero de la carrera había ido con ella a clase. No parecía tonta ni especialmente vaga, pues sacaba notas excelentes en todas las tareas individuales. Pero en las tareas en grupo... todos los chicos terminaban por hacer su parte.

Al menos la mitad del sector masculino de la clase había ido detrás de esta furcia. Babeando. "¿Puedo llevarte la mochila, Atsuko?". "¿Puedo invitarte a comer, Atsuko?". Solo falta oir "¿Puedo lamerte el culo, Atsuko?". Era odiosa. Todo el sector femenino (el heterosexual) de la clase la odiaba. La odiaba sin duda, y esa chica tenía más enemigos que pelos en la cabeza. Pero de igual forma tenía tantos seguidores. No era el tipo de chica que Saki respetaba.

El carácter prepotente de Atsuko hizo que en Saki se volviera a descubrir de nuevo el mal humor que había conseguido esconder gracias a Chika. Pero era más, era más que mal humor...

En primer lugar era una envidia insana. Si, Saki podría considerarla otra chica perfecta. Atractiva, inteligente y con la capacidad de controlar aquello que la rodea. Pero no... no era tan sencillo. Egoismo, narcisismo... Eran cosas que Saki pretendía ignorar, evitar... Pero no... Tampoco era eso. Iba mucho más allá, manipular a las personas. Eso era. Saki, que era una chica que consideraba un pecado el afectar negativamente a los demás no podía más que tachar de horror el carácter de aquella mujer. 

En segundo lugar, el mal humor se torno en temor. Saki había dejado atrás las burlas al entrar en la universidad. ¿Iba su mundo a reducirse a aquello otra vez? Atsuko parecía la clase de persona capaz de ello. Saki había tratado de no resaltar, de no molestar... Pero ahora tenía que enfrentarse a una agría realidad. 

Y en tercer lugar, y quizás el sentimiento que más resaltaba entre los tres, Saki estaba comenzando a enfurecerse. En otra epoca, otra Saki hubiera permanecido callada y hubiera dado respuestas cortas. Pero ahora, una confianza desconocida brotaba de ella. Y era más, una sensación territorial. 

Si, esa mujer había invadido su territorio sin su permiso. Saki no podía quedarse de brazos cruzados. 

- No es de tu incumbencia. - Soltó Saki, friamente. 

- ¿Crees que vendría hasta aquí a hablar contigo si no fuera de mi incumbencia?

Era obvio lo que le interesaba a esa chica, pero Saki no quería darle ese placer.

- Dime, Saki. - dice, dejando de comer un momento - Cuando me miras, ¿qué ves?

Finalmente, antes de que Saki contestara, dice, articulando exageradamente cada palabra.

- Y cuidado con lo que dices. - y pone una sonrisa pícara que deja ver a la perfección sus colmillos afilados.

Miraba fíjamente a Saki a los ojos, esperando una respuesta.

Saki se negaba a darle a esa mujer la satisfacción de una victoria.

"La zorra consigue siempre lo que quiere sin importarle lo que se lleve por delante."

Saki no iba a entrar en su juego.

- ¿Intentas tenderme una trampa o es una amenaza encubierta? - Saki pretendía denotar frialdad, pero en su tono se distinguió algo de duda y temor.

Se odiaba a si misma por ello.

Ahora se sorprende. No parece algo fingido, si no que su sorpresa parece de verdad.

- ¿Trampa? Por qué estás a la defensiva. - su tono cambia súbitamente de nuevo a uno más frío - Solo te he hecho una pregunta. Esperaba que fueras capaz de responder al menos eso.

Atsuko pincha un tomate pequeñito que tenía en el tupper, pero antes de levantar la mano, comienza a darle vueltas al tenedor en su mano.

- Y aquí no hay amenazas. Solo he dejado clara la línea que no quiero que cruces. Aunque pueda no parecértelo no he venido a aquí a hacerme otra enemiga. Hoy no.

"Hoy no."

Su tono era demasiado serio como para que se tratara de una broma, y si hubiera mentido seguramente usaría otras palabras más amables.

- Puedo que no seas mi enemiga, pero no tengo porque convertirme en una aliada si no lo quiero. Y no pienso compartir la información que me pides con alguien que no sea mi aliado. 

Saki seguía centrada en sus creencias, y el carácter de Atsuko no parecía negarselas. 

"Ni aunque tengas un problema, ni aunque solucionando el problema vayas a cambiar a mejor... No. No te ayudare. Seguro que en el pasado tuviste tu tiempo de compasión, pero ahora no, ya fuiste demasiado lejos." 

Saki deseaba poderle soltarle eso también, pero no tenía la fuerza de voluntad para hacerlo. 

- A las malas, ¿no?

Su tono ahora desafiante. Dejó el tenedor apoyado en el tupper y echa un poco hacia atrás la silla.

En estos momentos, tanto Saki como Tsukihime estaban ya listas para cualquier cosa.

Para cualquier cosa excepto lo que ocurrió.

Atsuko sacó de su mochila un teléfono móvil. ¿Qué pretendía?

Buscó rápidamente algo, mientras decía:

- Si no puedes decirme quien era esa chica, ¿podrías explicarme esto?

Entonces le muestra a Saki una imagen en el móvil.

En la imagen se veía a Saki, con una increíble cara de felicidad corriendo con los brazos hacia atrás. Estaba algo oscuro, pero una farola la iluminaba. A su lado estaba D-Five. La imagen parecía algo desplazada hacia la izquierda, pues toda la parte izquierda quedaba vacía, y en la parte de más a la derecha estaba Saki con D-Five.

- ¿Puedes decirme entonces por qué en esta foto no sale ni el dragón de dos cabezas, ni tienes cola ni tienes orejitas, tal como tenías en el momento en que hice la foto?

Pese a que a partir de la foto no se pudiera demostrar la existencia del dragón, era como mínimo compremetedora. Esa chica era una mala puta. Claramente. Tsukihime al menos así lo pensaba.