Partida Rol por web

Saki no sabía si reír o llorar. 

Era consciente de que el dragón era una simple ilusión, y era consciente de que a lo mejor los demás no pudieran verlo (Aunque ahora sabía que al menos los que tuvieran arcano sí, y que no se le podía tomar fotos a un arcano). Pero de lo que no era consciente era de lo ridícula que había sido esa situación, o al menos lo ridícula que resultaba en esa fotografía. Se arrepentía de haber dejado que Tsukihime si metiera en su cuerpo en ese momento y, a parte, un escalofro le recorrió el cuerpo al verse sonreír de esa forma. Era extraño ver una imagen de si misma y no creer que era ella. 

Pero en todo caso, no podía dejar que Atsuko consiguiera que esa fotografía se convirtiese en un arma con la que sobornarla. Saki había sufrido suficiente para que eso le importase. 

- ¿Que quieres demostrar con esto? - Dice Saki, volviendo al tono frío. - ¿Has estado espiándome? Siento decirte que eso bajará más tu reputación que la mía, que ya no puede estar más baja. - Saki hizo un movimiento de conformidad con los hombros. - Y yo de ti vigilaría antes de volver a tomar lo que te tomaras ese día, ¿Dragones? Pensaba que a esta edad la gente ya no creía en esos cuentos. 

Dicho esto Saki vuelve comer, algo más desahogada. Cuando antes se terminara la comida, antes podría terminar con esa conversación. 

Atsuko guarda el móvil, el tenedor y cierra el tupper antes de guardarlo también.

- Te tenía por alguien inteligente, Fukano. Creo que me equivocaba.

Se levanta, coge su mochila y coloca la silla en la que estaba sentada.

- Pues te has equivocado de persona. Volveremos a vernos. Quieras, o no.

Y tras decir esto, se marcha por la puerta de la cafetería, moviendo las caderas como si su relación con cada hombre de la cafetería dependiera de ello.

Saki siente que vuelve a respirar tranquila cuando por fin la ve desaparecer. Tsukihime parece que también.

Cuando Saki se aseguró de que Atsuko ya estaba lejos de allí, dio un gran suspiro, satisfecha.

Y quizás "satisfecha" no fuera una palabra lo suficientemente grande para explicar como se sentía en ese momento. La amenaza final de Atsuko no la había afectado, de hecho, le había hecho aumentar más su ego. La antigua Saki hubiera respondido a sus preguntas con timidez y miedo, la nueva Saki podía plantarle cara al peligro. 

En el fondo Saki no se explicaba donde había sacado esa fuerza, quizás en parte fue el espíritu de Chika, pero la cuestión es que ahora se sentía algo más poderosa. 

Tampoco es como si hubiera costado tanto... A lo mejor incluso había sido muy dura con Atsuko. Pero no podía permitirse ya los remordimientos. Cuando Atsuko le demostrará que estaba cambiando, entonces estaría más predispuesta a ayudarla, o al menos a hablarle de los arcanos. Mientras tanto, que recogiera lo que sembrase. 

Saki acabó de comer, y se marcho del restaurante para dar un tranquilo paseo hasta el bus hacía la biblioteca. 

Debido a lo temprano que era aún, se detiene a leer en el parque. 

Saki baja del bus y se dirige al parque. Se sienta en un banco cerca de la fuente. Ahí fue donde encontró a Tsukihime por primera vez. Parecía que hubiera sido hace mucho, pero realmente fue la semana pasada.

Ya sentada, Saki saca un libro y lee tranquila. Mientras, Tsukihime corre a cuatro patas cerca de ella y de vez en cuando se detiene en la gran fuente, a dejar que el viento lleve toda la humedad del agua a su cara, para refrescarse. Eso le serviría para relajarse.

En unos minutos, llega otra persona, que se sienta en un banco al otro lado de la fuente. Es un hombre trajeado, bien arreglado, con un maletín y parecía guapo. Parecería más guapo de no ser por las increíbles ojeras que tenía. Debía tener unos veinti-tantos años, treinta a lo sumo. Tras sentarse, cada pocos segundos miraba el reloj, como si esperara una hora concreta.

Al principio Tsukihime lo mira con curiosidad, pero luego sigue correteando.

Tras varios minutos más de lectura, estando absorta en su libro, Tsukihime se acerca, y Saki baja el libro. Parece que Tsukihime le quería decir algo.

- Saki... me he parado un momento a mirar a ese hombre - señala al tipo del maletín - Y él se me ha quedado mirando. Y me ha saludado. Lo he comprobado, y solo estaba yo. Últimamente puede verme mucha gente...

Saki mira con curiosidad al joven durante unos segundos pero después vuelve a mirar a Tsukihime. 

"Otra confirmación de que la gente con arcano puede verte, y también, quizás, de que están apareciendo más arcanos de la cuenta ultimamente..."

Saki se había planteado la posibilidad de que los arcanos habían comenzado a aparecer hace poco y por ello no se había divulgado ninguna noticia. Pero aquello solo podía querer decir que alguien estaba tras la aparición de los mismos... El simple hecho de pensarlo ya sonaba aterrador.  

Vuelve a mirar al joven, parecía estar bastante mal, como mínimo no había dormido bastante y estaba muy nervioso. Tras pensarselo un rato, Saki desiste y hace un encogimiento de hombros, con indiferencia. 

"De todas formas es mejor que no me ponga ayudar a todo aquel que me encuentre con problemas... Solo consiguiré acabar peor..."

Saki parece querer zanjar el tema ahí pero no puede evitar volver a echarle una ojeada al joven. ¿Porque tenía que sentirse mal por un desconocido? Ella no tenía la culpa de que estuviera así... Pasa un rato antes de que se decida. Saki deja el libro de lado .

"De estás cosas debería encargarse Mei..." Suspira y mira a Tsukihime. "A ver... ¿Cuál es el estado de su arcano?" 

- Si no fuera porque me ha visto, ni se me hubiera ocurrido pensar que tiene Arcano. O que tiene uno Activo, al menos.

La corrección de Tsukihime, tal como Saki sabía, es porque ahora deben considerar que todo el mundo tiene Arcano.

- No parece que ahora mismo su Arcano esté preparando nada. Parece que ese hombre tiene total control sobre si mismo. O al menos lo intenta. Se muere de sueño.

Mientras Tsukihime hablaba, vieron al hombre del maletín dar una cabezada, como si durante un instante se hubiera quedado dormido, solo para levantar rápidamente la cabeza y mirar casi al instante la hora. Finalmente, baja el brazo donde tiene el reloj, y vuelve a poner sus manos sobre el maletín, manteniendo la mirada a la fuente. Aún así, sus ojos parecen cerrarse poco a poco, y termina por repetirse el proceso.

- No parece que su Arcano esté actuando, pero posiblemente ese hombre tenga más de un problema.

A Saki le da lastima el pobre hombre, pero si no hay un arcano de por medio no sabe por donde intervenir. Hace otro encogimiento de hombros. 

"Lo siento por él..." Es lo único que piensa activamente, como respuesta a Tsukihime. 

Saki tenía bastantes problemas como para ayudar a más gente. Si el problema de ese hombre no estaba relacionado con su arcano, entonces no tenía ninguna información que aportarle. 

Una vez más, Saki devuelve su atención a la lectura. 

El móvil de Saki vibra.

Era un mensaje del grupo de Whatsapp de Arcanos que Lylia había hecho. Parece que hay varios mensajes, de los que no se había enterado seguramente porque estaba leyendo.

El mensaje más antiguo era de las 8 de la mañana aproximadamente. Estaría leyendo en el autobús.

(8:04) Lylia ha agregado a Satoshi al grupo.

(16:32) Satoshi: Buenas tardes. Soy Satoshi Yamaguchi. Lylia ha aceptado incluirme en este grupo para así poder intercambiar información entre todos, pues estoy en la misma condición que vosotros. Espero que nos llevemos bien.

El primer mensaje fue por la mañana, pero este último ha sido recién escrito.

Por alguna razón, Saki, siente el impulso de mirar al hombre que estaba sentado en el banco. Efectivamente, tiene el móvil en la mano, parece que escribe algo.

Era demasiada coincidencia que un hombre viera a Tsukihime y Lylia agregara a un hombre al grupo de Whatsapp. Pero esto era ya demasiado.

El hombre deja de escribir. El móvil de Saki vibra. No había duda.

(16:34) Satoshi: Supongo que vosotros quedasteis el Sábado pasado en casa de Mei. Fui invitado, pero no pude ir por cuestiones de trabajo. ¿Sacasteis algo en claro con la reunión?

Parecía extremadamente educado incluso hablando por Whatsapp. Pero dado su aspecto, no era nada sorprendente.

Saki le echa otra ojeada al joven y suspira. El mundo era demasiado pequeño, ya no se podía tener un lugar donde estar tranquilo. Por desgracia para ella ayudar a ese chico ya se había convertido en algo más cercano. 

"Es increíble lo falsa que puedo llegar a ser..." 

Saki guarda el libro definitivamente y se levanta. Sigue con el móvil en la mano mientras se acerca al lugar donde esta sentado Satoshi, o al menos ella cree que es Satoshi. Se para en seco un momento. Porque lo era, ¿Verdad? No se podía permitir hacer el ridículo... Tendría que probar algo antes. 

Saki no sabe decidir cual es la mejor forma de entablar una conversación con un desconocido... Pero de pronto se le ocurre una idea que le parece divertida (Al menos a ella).

"Si le voy a dar algún tipo de imagen a ese chico que sea algo que le haga saber que se esta metiendo con cosas sobrenaturales. A lo mejor así es más receptivo con lo que le voy a contar."

Aunque en el fondo Saki lo que necesitaba era un poco de diversión, la charla con Atsuko la había puesto de mul mal humor. 

Saki se aleja de donde esta el chico, procurando no llamar mucho la atención y se esconde detrás de uno de los arboles del parque. 

"Tsukihime, transformame." - Sentencia Saki. 

Una vez que Saki tiene cola, orejas y garras piensa:

"¿Crees que podrías subirme a ese árbol sin que se diese cuenta?

Dice Saki señalando un arbol con grandes ramas que está cerca de donde esta el chico. 

"Por dios Saki, ¿a estas alturas aún tienes que preguntar eso? Además, lo dices como si fuera cosa mía... pero por esta vez, lo haré yo."

Y antes de darle tiempo de reaccionar a Saki, ya estaba moviéndose con el sigilo de un gato, acechando a su presa, rodeando el banco donde estaba Satoshi y saltándo ágilmente al árbol, quedando por encima suyo sin ninguna muestra aparente para Satoshi de que, encima suyo, había una chica lobo.

Una vez esta Saki en posición prepara su mejor voz. No es como si tuviera una mejor que otra, pero de verdad se esfuerza en sonar teatral. 

- Hace un día precioso, ¿No crees? 

Se mantiene en posición, esperando la reacción de Satoshi.

Satoshi inclina la cabeza para mirar hacia arriba.

SHAFT

No parece especialmente sorprendido.

- Buenas tardes. ¿No crees que es peligroso estar ahí?

¿En serio? O era estúpido, o era el tío más soso con el que nunca se hubiera encontrado Saki.

Vuelve a poner la cabeza en su posición original y dice:

- Pero realmente hace un precioso día. El parque está bien situado y la fuente me refresca. Por desgracia no podré estar aquí mucho rato.

Saki no puede evitar mostrar un atisbo de fastidio. Para un momento de diversión que iba a tener en el día, resulta que ha intentado sorprender a un trozo de hielo. Se recompone rapidamente y le dedica una sonrisa. Quizás ya no fuera a sorprenderle, pero al menos tendría que seguir con su teatro. 

Saki salta de la rama con una agilidad desconocida, da una voltereta en el aire y aterriza en el suelo a cuatro patas, apoyando solo la punta de los dedos de los pies y de las manos. Después se levanta con gran elegancia, dejando que el pelo forme una ola en el aire y se acerca a Satoshi. 

Busca en su bolsillo y saca su teléfono móvil, que sigue estando en la pantalla del chat. Le muestra la pantalla a Satoshi poniendosela a un palmo de la cara. 

- Satoshi, ¿Verdad? 

Esta vez Satoshi sí que se muestra sorprendido. Tanto por las volteretas y cabriolas de Saki como por el hecho de que estuvieran en la misma conversación de Whatsapp.

- Sí.. Sí. Ese soy yo. Tu debes ser... - mira rápidamente el móvil - Saki... Saki o Hana.  ¿Cuál de las dos?

Por un momento a Saki se le pasa por la cabeza si sería divertido mentirle, pero lo descarta automaticamente. Y menos decirle que es Hana, sería demasiado irónico para ella. 

Saki no desiste en abandonar el toque misterioso de la conversación (Aunque solo ella lo estaba viviendo...). 

- Saki Fukano. - Dice, algo más fría que de lo que le habría gustado, estaba claro que no valía para el teatro. - Si tienes prisa iré directa al grano, ¿Que te ha contado Lylia? 

Saki se arrepintió automaticamente de como lo había preguntado. Casi parecía que Lylia le había revelado algo a Satoshi que no debería saber. Pero ya era tarde para arreglarlo... Estropearía su pequeña función. 

Satoshi se muestra algo intimidado por la forma de hacer la pregunta de Saki, y termina contestando:

- Bueno, me ha explicado que los que estáis en el grupo de Whatsapp estáis en mi mismo caso. También me ha hablado de un Arcano samurai, que por su tono debe ser uno que os haya dado problemas. No hemos tenido mucho tiempo de hablar.

No parecía mentir, pero ahí había información claramente nueva.

- ¿Un Arcano samurai? 

Saki no pudo evitar hacer la pregunta en alto, no había sentido aún nada por el estilo. Sería mejor indagar sobre ello más tarde. 

Hace una ademán como si le quitara automáticamente importancia a su pregunta.

- Entonces... ¿Que es lo que sabes sobre los arcanos?  

- Solo lo justo. Algunas cosas que me explicó Mei. No sé de donde vienen, pero sé que el mio pretende ayudarme. También sé que... bueno, los Arcanos están relacionados con cartas del Tarot. Es bastante surrealista. Lylia me ha dicho que fuisteis todos a la reunión del Sábado. Estaba invitado, pero no pude asisitr. Aún así, Lylia me ha puesto al corriente de lo que se explicó.

Satoshi explicaba diligentemente lo que sabía, con toda la exactitud que la memoria le permitía. Parecía buena persona, aunque demasiado formal.

- En ese caso no tengo mucho que añadir. - Dice algo disgustada. 

"Tsukihime, se acabo el espectáculo..." 

Saki vuelve a su forma original gradualmente y a su lado aparece Tsukihime. 

- Esta es Tsukihime, mi arcano, tiene la capacidad de meterse en mi cuerpo, pero bueno, como mi teoría es que los arcanos somos nosotros mismos no sería correcto considerar que no es también su cuerpo. - Hace un gesto de conformidad con los hombros. - Solo te puedo decir que cuando más te entiendas con tu arcano más fácil mejoraran las cosas. Creo que Tsukihime es el perfecto ejemplo de ello. 

Le pongo una mano en el hombro a Tsukihime, pretendiendo demostrar la confianza que le tengo. 

Satoshi asiente para saludar a Tsukihime, la cual devuelve el asentimiento.

Satoshi cierra los ojos, en símbolo de resignación. Instantes después, un ser aparece desde su interior. De su misma altura, con barba y pelo blancos, con los brazos repletos de relojes de todas las épocas, al igual que los bolsillos. Incluso tiene varios relojes colgando del cuello.

- Se hace llamar Kronos, porque dice que controla el tiempo.