Partida Rol por web

- Ya era hora de que me llamaras.

Era mucho más impresionante en el momento en que miró a Saki de frente.

Un reloj flotaba detrás de su espalda, adeás de los muchos que tenía repartidos por el cuerpo. Pese a la barba y pelo blancos, no tenía una cara especialmente vieja. De hecho, parecía joven. Si realmente controlaba el tiempo, tenía una buena explicación para ello.

- Ha llegado el momento de presentarme. Soy Kronos, controlador del tiempo... y Arcano de Satoshi. - dice, mientras se inclina hacia Saki y Tsukihime.

Saki analiza la situación unos segundos, realmente el rato que se queda paralizada. En el fondo tenía sentido. Claro que tenía sentido. Solo hacía falta mirar a Satoshi para comprenderlo. 

Un joven trajeado, seguramente obligado por su trabajo. Un joven cansado, seguramente dormía poco. Un joven nervioso, que no paraba de mirar su reloj. En definitiva, un joven sin tiempo para disfrutar. Si Saki no iba a errada el problema de Satoshi era evidente, no tenía tiempo. Que su arcano se creyera que podía controlarlo era solo una fantasía, una forma de querer solucionar el problema de Satoshi. Porque un arcano no sería capaz de algo así... ¿Verdad?

El solo hecho de pensarlo era aterrador, si fuera cierto, y si la cosa se fuera de las manos... El arcano de Satoshi podría convertirse en unos de los más peligrosos. 

Hacía falta asegurarse. 

Saki recupera su seriedad y mira a Kronos, con desconfianza. 

- Si eso es cierto... ¿Podrías demostrarlo? - El tono pretendía parecer frío, pero escondía cierto temor. Saki quería pensar que algo así no podía ser posible. 

- Satoshi, dice que quiere una demostración.

Las palabras de Kronos parece que sean para pedir permiso, pero sin esperar ninguna respuesta se desliza sobre el suelo a una velocidad alarmante hacia Saki. Parece que se va a chocar con ella y Saki se tapa la cara instintivamente, pero un instante más tarde... nada. Ningún choque.

Saki retira las manos de su cara poco a poco, esperando ver a Kronos y Satoshi, pero a quien ve es a su madre. Aunque está mucho más joven.

- Vamos Saki, hay que volver a casa. Se está haciendo tarde.

La madre de Saki coge a Saki de la mano y comienza a llevarla fuera del parque. Su madre la doblaba en altura. ¿Por qué Saki era tan bajita?

Oh...

Saki se queda paralizada un rato.

"¿Que...?" 

No puede articular palabra, se debate entre el miedo y la incredulidad. Mira a su madre, tan joven... tan... tan cercana. Como movida por unos hilos invisibles le da la mano, es como si no pudiera controlarse, instintivo... 

El tacto de su mano, cálido... ¿Estaba ahí? ¿De verdad estaba ahí? ¿Que tipo de artimaña era esa? 

Saki comienza a dejarse llevar por su madre. Tarda bastante en volver un poco a la realidad. 

"¿Tsukihime? ¿Sigues ahí?" 

¿Que estaba pasando? ¿Era un truco parecido al de D-Five? Pero aquello era tan real... 

Tsukihime no contestaba.

No, no era solo eso.

Tsukihime no estaba ahí. Esa parte de Saki no existía.

De hecho, si Tsukihime era una parte de Saki que intentaba ayudarla con sus problemas... tenía lógica que no estuviera. ¿Qué problemas tenía con esta edad? Podía permitirse el lujo de jugar en el parque sin preocuparse por trabajos, la biblioteca o deberes.

Unos niños gritan "Adiós Sakiiii" mientras balancean la mano de derecha a izquierda para despedirse. A Saki le suenan, pero no sabe sus nombres. Y poco a poco se aleja de ellos, llevada por su madre.

Eran tiempos sencillos. Saki no necesitaba más que su rato en el parque para estar feliz. Sin presiones. ¿Qué sentido tendría un Arcano en una situación así?

Tras unos minutos caminando, la madre de Saki saluda a alguien en la lejanía.

Hay una mujer a los pies de la escalera del templo, a la cual ha saludado la madre de Saki. Debe tener unos 25 años y viste como una sacerdotisa. La acompaña una niña algo menor que Saki, quizá de unos 7 u 8 años, vestida también de sacerdotisa. Mei estaba monísima así.

La sacerdotisa habla con la madre de Saki como si se tratara de viejas amigas. Mientras tanto, la niña, que ahora llevaba una escoba más alta que ella, se acerca un poco a Saki.

- Hola. ¿Qué tal?

Saki seguía muda. Una fuerza la empujaba a adentrarse en esa nueva realidad, una fuerza que poco a poco iba ganando poder dentro de ella. Pero su encuentro con Satoshi aún estaba muy cercano, se resistía a "creer" en aquello.

Encontrarse con Mei no mejoró las cosas... ¿Eran esos de verdad sus recuerdos? ¿O era una ilusión? El aceptar un viaje en el tiempo era algo que Saki se empañaba aún en aceptar. Bien era cierto que se le había pasado por la cabeza cientos de veces, miles de veces... Viajar en el tiempo y reparar los errores... Pero lo ideal de aquella situación era lo que devolvía a Saki a la realidad de nuevo, lo que la ayudaba a luchar contra el hecho de creer lo que estaba pasando. 

Pero la fuerza en su interior la dominó un instante. Si de verdad estaba ahí o aunque solo fuera un reflejo de sus recuerdos... ¿Que le había hecho olvidar aquello? No recordaba haber hablado nunca con Mei antes de los de los Arcanos... Nunca... 

"Kronos... ¿Estás ahí?"

La cabeza de Saki estaba en un lugar pero su cuerpo estaba en otro. De nuevo, de forma instintiva Saki hizo un movimiento. Saludó tímidamente a Mei, y le falto poco para esconderse detrás de su madre.     

No había respuesta del Arcano de Satoshi.

Mei la miraba fíjamente. No era la cara de una niña. Ahora parecía la Mei de siempre.

Aún mientras la madre de Saki hablaba con la sacerdotisa que precedió a Mei, Mei dice secamente mirando a Saki:

- Ya basta.

No era la voz de una Mei pequeña. Era la voz de la Mei de siempre.

En ese momento, Saki sintió como si cayera en un sueño: un despertar súbito que da un vuelco al corazón.

Aún estaba de pie, aunque se desestabilizó un poco y estuvo a punto de caer, pero Tsukihime la socorrió. Ahí estaba de nuevo.

Y delante suyo estaban Satoshi... y Mei. No había ni rastro de Kronos.

- ¿Te encuentras bien, Saki? No te preocupes de nada de lo que hayas hecho allí. No son más que recuerdos y no cambiarán nada de lo que ocurra en la actualidad. Estamos en el año 2015, en Japón. No debes de preocuparte sobre viajes en el tiempo.

¿Por qué Mei decía esas cosas? El shock de Saki había sido importante, sí, pero podía diferenciar el presente del futuro.

- Y yo... tampoco recordaba que nos hubieramos encontrado anteriormente. No creo que nos hubieramos encontrado más de una o dos veces. Pero a tu madre sí que la recuerdo. Hablaba a menudo con la anterior sacerdotisa.

Esa era, sin duda, información relevante para Saki. No le solucionaría ningún problema saber eso. De hecho, podía provocarle más problemas. Pero aún así, Saki sintió como si conociera ahora mejor a su madre.

Tsukihime, que aún sostenía a Saki, comienza a dejarla ir poco a poco, para comprobar que ya no necesitaba ayuda, y terminó por dejarla completamente libre. El mareo que sintió al volver desde el pasado se había desvanecido por completo.

Satoshi, por otra parte, se mantenía en silencio, serio, mirando al suelo.

¿Viajes en el tiempo? Saki no tendría que haber pensado siquiera en esa posibilidad. A pesar de ello, el poder de Kronos seguía siendo temible, capaz de meterse en la cabeza de otras personas y jugar con sus recuerdos... Era algo que con suficiente control te podía hacer mucho daño. Saki podía afirmar que sin duda se encontraba ante el arcano más peligroso que había visto. 

Una vez asimilada la realidad, Saki vuelve a centrarse en su situación. Mei... Mei había venido en su rescate. Era algo que a Saki le fastidiaba, y no porque le tuviera un odio especial a Mei, si no por que le hacía arrepentirse de como le había tratado el otro día. Con todo, la situación era tensa para Saki, y el descubrir que había tenido contacto con Mei de pequeña no era algo que mejorara las cosas. Solo lo hacía más doloroso... 

- He estado a punto de irme... - Comenta con voz queda. Mira al suelo, algo avergonzada. Entonces levanta la vista hacía Mei, y ese mínimo acto le cuesta. - Gracias... 

Se queda callada, paralizada. Saki se sentía bloqueada, tenía ganas de que su situación con Mei siguiera igual, que les había ocultado la verdad era un hecho, y eso es algo que Saki nunca le perdonaría... Pero si no llegara a llegar Mei, ¿Se habría quedado Saki encerrada en el pequeño mundo de Kronos? La sola idea le daba escalofríos. 

Saki no aguanta seguir mirando a Mei, y se decide en intentar desviar la conversación hacía Satoshi. 

- Supongo que ya lo sabes pero... Kronos... Lo que hace Kronos... Es muy peligroso... 

¿Y donde encajaba Kronos dentro de la teoría de Saki? ¿Que sentido tenía lo que hacía respecto a solucionar el problema de Satoshi? Era una excepción... Una extraña y peligrosa excepción... Esa idea también fastidiaba a Saki. 

- Sé que es algo peligroso. Pero... es algo que necesito para tirar adelante. Es, de alguna manera, mi combustible para continuar.

Mei no dice nada al respecto. A Saki también le pilla por sorpresa esa confesión, aunque no termina de entenderla.

Después de un tenso silencio, Satoshi vuelve a hablar.

- Debería marcharme ya mismo. ¿Sabéis cuando abre la biblioteca? Debo devolver un libro.

Mei mira a Saki.

No hacia falta que la biblioteca estuviera habierta para devolver los libros. En el exterior habían unos buzones siempre disponibles para este caso. Aunque Saki nunca había visto a este hombre sacar ningún libro.

Saki definitivamente no entendía que se le pasaba por la cabeza a Satoshi. 

"Su... ¿Combustible?" 

De verdad esperaba que Satoshi se hubiera expresado mal. ¿Necesitaba manipular a las personas a través de sus recurdos para seguir hacía adelante? No, tenía que ser otra cosa... Pero, ¿Que? ¿Quizás se refiriera a si mismo? ¿Necesitaba que Kronos le recordara su pasado para poder seguir hacía adelante? Eso tenía más sentido pero... No resolvía nada. 

"No se si debería ayudarlo o encerrarlo para que no le hiciera a más gente lo que me ha hecho mi... Me pregunto si puede ver lo que yo veo, eso sería aún más terrible." 

Desde luego Satoshi no parecía alguien con quien fuera buena idea enemistarse. 

- ¿La biblioteca? - Dice de pronto Saki, cuando sale por fin de sus pensamientos. - Yo trabajo allí. - Sonrisa fingida. - Debería entrar dentro de un rato, si tienes mucha prisa puedo quedarme ya con el libro. 

Le extiende la mano. 

- Vaya, me harías un gran favor. Debo ir a reunirme con una empresa ahora mismo, así que si no te importa, lo dejo en tus manos.

Satoshi abre su maletín, saca un libro pequeño y lo pone en las manos de Saki:

SPICE AND WOLF: VOLUMEN 1

Cuando Saki vio el libro la risa de Gorou de pronto resonó en su cabeza. 

"Dime que estos dos no están relacionados..." Le echa una ojeada a Satoshi "Eso explicaría el porque esta tan agotado." 

Saki acepta el libro. 

- Esto... ¿Esta prestado a nombre de Satoshi?

Satoshi hace que no con la cabeza.

- A nombre de mi jefe. Gorou Hamasaki. ¿Te suena? Es un hombre bastante famoso en la ciudad, y creo que vino a buscar el libro ayer mismo.

Vaya si le sonaba.

- ¿No hay problema con que no venga a devolverlo él, cierto?

"Premio..."

Saki realmente ahora compadecía a Satoshi. Gorou... Seguro que Gorou podía a llegar a ser un jefe agotador. Aunque Saki no era quien para darle consejos a Satoshi. Aún no lo conocía lo suficiente, y con lo liado que parecía estar a saber si llegaba a hacerlo.

- No, no pasa nada si lo devuelves tú. - Dice Saki, tranquilizadora. Entonces mira el reloj, y pone cara de sorprendida. - Bueno, creo que yo también debería irme. Hasta la próxima, Satoshi. - Dice con una inclinación de cabeza. Y entonces se gira hacía Mei y le dedica otra inclinación cordial. - Mei. 

Y dicho esto se encamina hacía la biblioteca. En el fondo aún era temprano, pero Saki no aguantaba más aquel panorama, la situación se había vuelto tensa muy rápidamente. 

Satoshi se despide de Saki, al igual que Mei.

Pese a no girarse en ningún momento, Saki nota la mirada de Mei en la nuca durante todo el camino. Pero sigue hacia delante, sin mirar atrás, hasta llegar a la biblioteca. La jefa de Saki la saluda y le recuerda lo rápido que ha llegado hoy. Saki se sienta en su puesto, y lee como es habitual.

Cuando llega la hora en que suele llegar Lylia... nadie aparece.

Saki sigue sola. Pasa media hora... una hora... y Lylia no estaba allí.

- Al menos me tienes a mi.

No estaba segura de cuando llegó ahí, pero Tsukihime estaba sentada en el mostrador, con las piernas colgando.

- Aunque realmente está siendo aburrido. Después de la tensión durante casi todo el día, se me hace raro que haya tanto silencio.

"Un poco de tranquilidad de vez en cuando no viene mal..." Piensa Saki al tiempo que se encoge de hombros, pero no aparta la vista del libro. "Desde que apareciste no he tenido casi ningún día de tranquilidad. No te digo que no haya sido entretenido a veces pero... Ya sabes, al final resulta agotador." 

Saki aparta la vista del libro y da una ojeada por toda la biblioteca. 

"Pero si que es raro no ver a Lylia, no suele faltar mucho..." De pronto Saki piensa algo. "¿Crees...? ¿Crees que habrá discutido con su madre al final? Sobre el problema que fuera que tuviese..."  

Al cabo del rato, llega alguien a la biblioteca, aunque no es Lylia.

Watanabe, tal como había pasado durante varias veces de la semana pasada, llega a la biblioteca, y tras un corto y tímido saludo a Saki, entra a la sala de estudio.

En cuestión de un par de minutos, vuelve y pregunta a Saki:

- Esto... ¿sabes si Lylia va a venir hoy?

- Debería estar ya aquí... - Entonces aclara. - No es que haya quedado con ella pero es que suele ser muy puntual para venir a la biblioteca. Le habrá surgido algo... 

"¿Sabrá algo Watanabe sobre el problema de Lylia? Al menos suele estudiar en la misma sala que ella..." 

Saki se queda una segundos en silencio. Consciente de la presencia de Watanabe pero preguntándose cuál sería la opinión de Watanabe sobre ella. Desde luego él había hecho todo lo posible por acercarse a ella pero cuando ella se lo permitió de pronto su relación se torno más fría. No como enemigos o conocidos, más bien como amigos que no encuentran un especial interés en seguir hablando con el otro.

De pronto Saki recordó que el arcano de Satoshi le había hecho olvidar a Saki que había otro que no se quedaba atrás en la escala de poder. Sentía curiosidad por los avances de Watanabe. Comenzaría por algo sencillo, al fin y al cabo Watanabe era capaz de asustarse si la pregunta era demasiado directa. 

- Al final no hablamos sobre aquello... ¿Le terminaste poniendo un nombre a tu arcano?

Sorprendentemente, Youta se relaja un poco. Aunque niega con la cabeza.

- D-Five insistía en que le llamara Shadow. Pero me parece poco serio. Realmente... aún no he contactado con mi Arcano. No he podido hablar con él ni comunicarme de ninguna forma. Cuando lo haga, quizá se me ocurra un nombre.

- Tranquilo, un arcano no tiene porque ser una cosa seria.

Dice haciendo un ademán que señala a Tsukihime. Deja unos segundos para que Watanabe entienda lo que quiera decir, y le dedica una mirada de soslayo burlona a Tsukihime. En todo caso, si Tsukihime se molestaba Saki habría conseguido su objetivo, que era que Watanabe viera que los arcanos también podían aportar un poco de diversión.

- Más importante que ponerle un nombre o hablar con él es que no lo consideres un enemigo. - Añade poniéndole énfasis a sus palabras. Casi parecía la reprimenda que una profesora le daba a un alumno. - Todos los arcanos hacen lo que hacen por algún motivo, para poder entender al tuyo tienes que entender antes que es lo que consigue haciendo lo que hace. 

"Y entender que seguramente lo haga por ti... Que para ayudarte encierra a todos en la oscuridad..." 

El problema de Watanabe era un misterio, pero estaba claro que le costaba hacer amigos. Su problema tenía que estar ligado de alguna forma con la amistad... Quizás del miedo a tener amigos. Un provoca que los rechaces por miedo a perderlos... 

En todo caso Saki tampoco era una experta en la amistad, por ese motivo no se veía con derecho de darle consejos a Watanabe al respecto.