Partida Rol por web

- ¿Sabes dónde vive? - Pregunta Saki, algo sorprendida. 

- Mei me dijo donde viven todos. ¡Tenía una libreta con todas vuestras direcciones! ¿No se las disteis vosotros?

...

Esto era el remate. Con razón aparecía cuando menos te lo esperabas en tu casa. ¿Qué más sabría sobre todo el grupo de gente con Arcanos? ¿Qué clase de stalker era Mei?

- Se podría decir que Mei se tomaba su misión demasiado en serio... - Dice Saki en tono cansado. - No me extraña que acabara como acabó. Si quieres empezar por buen pie... Creo que al menos deberías pedirles permiso a los afectados para conocer su dirección. Si no te lo dan, podrías simplemente borrarla... Mi permiso ya lo tienes, pero a otros puede sentarles mal. 

- ¡Pero si solo quiero ayudar!

Cuando Hana se da cuenta, por tu cara, de que ese no es el problema, dice:

- Vale, es verdaaad. Lo último que quiero es que desconfíen de mi como desconfiaron de Mei. Primero llamaré a Watanabe, a ver si me deja ir a su casa.

Ves a Hana buscar en el whatsapp algún mensaje de Watanabe y hace una llamada a su número.

PERO NO CONTESTÓ NADIE

- ¿Es típico de Watanabe? Digo porque estás en su clase. ¿No sabes nada?

- Si lo supiera no te hubiera preguntado. - Dice Saki, mientras que se encoge de hombros. - Y nunca lo he llamado, por lo que no se con que frecuencia responde a las llamadas... Quizás lo mejor sea ir directamente a su casa, sólo cómo excepción... Desapareció de pronto ayer, y cómo mínimo tenemos que contarle lo que ocurrió al final. Y saber... Si está bien. 

- Hmm... ya sé. Voy a llamar a Lylia. Parece bastante unida a Watanabe, así que quizá ella sepa algo.

Hana comienza a marcar números y se coloca el móvil para hablar.

- ¡Hola Lylia!

Finalmente parece que Lylia contesta al teléfono.

- Vale, me parece bien. Así podremos estar más tranquilas. Te esperaré aquí. Te quería hacer una pregunta pero no hay ninguna prisa. Adiooos~

Hana cuelga.

- Lylia vendrá al templo cuando acabe el ensayo. ¿Te quieres quedar?

- Ojalá pudiera... Pero tengo que ir a la biblioteca. Es el último día, cómo mínimo tengo que despedirme de mi jefa. 

Realmente Saki tenía ganas de hablar con Lylia, sobre todo lo que pasó ayer, incluso sobre lo que pasó antes de su encuentro con Mei. Sentía que hacía una eternidad que no hablaba con ella con tranquilidad. 

- Oh, pues pásate después del trabajo. Podríamos cenar las tres juntas. Igualmente Lylia no llegará en un buen rato. ¿Qué dices?

- Supongo que no habría problema... - "Tendré que llamar a casa... Aunque no creo que pongan pegas." - Pues cuando termine me pasaré por aquí, si. - Dice más decidida. 

- Genial. Empezaré a hacer la cena.

Hana junta las palmas de sus manos mientras sonríe, su máximo símbolo de felicidad.

Tras esto, os despedís y vas al trabajo, que está a punto de empezar.

Llegas a tu puesto, donde estaba sentada tu jefa, esperando a ser relevada.

- Buenas tardes Saki.

Se levanta, dejándote el sitio libre, como de costumbre.

- Hoy es tu último día aquí... si quieres. ¿Tienes planeado renovar el contrato?

Un escalofrío recorre el cuerpo de Saki, no había pensando en aquella posibilidad... Pero había decidido dar el paso, no se podía dejar tentar por eso... Necesitaba un poco de tiempo. 

- D-disculpe por faltar ayer. - Salta de pronto, nerviosa, a pesar de que su jefa no se lo había preguntado siquiera. - No... No me encontraba bien. - Mira hacía otro lado, y cuando está más decidida vuelve a mirar a su jefa. - Esto... ¿Tengo tiempo para pensarlo? Estoy... Estoy valorando la posibilidad de hacer prácticas en una empresa, m-más relacionada con mis estudios. 

- No te preocupes por lo de ayer. Aunque deberías haberme avisado.

Y esa fue la única reprimenda que Saki se llevó.

- Comprendo que quieras hacer prácticas en otro sitio. Pero que sepas que en esta biblioteca tienes las puertas abiertas.

- C-claro, muchas gracias. - Saki se sonroja por lo que va a decir. - Y si... Si hago prácticas en otro sitio. Que sepa que ha sido un placer trabajar aquí. - Intenta sonreír, torpemente. 

- Lo mismo digo Saki. Espero que te pases por la biblioteca cuando ya no estés aquí.

Y tu jefa se va a hacer sus quehaceres.

Silencio...

Demasiado silencio. Te habías acostumbrado a la presencia de Tsukihime, y este ambiente hacía que te pitaran los oídos. No había con quién hablar. No había quien despistara a Saki. En mucho tiempo no había tenido un tan buen ambiente para leer. Pero aún así...

"Es irónico que eché de menos al mismo ser que hace unas semanas quería quitarme de encima... ¿Pero ese el objetivo no? Una vez que tu arcano no puede ayudarte más, desparece... Pero dudo que Tsukihime haya terminado su trabajo. Estoy segura de que no lo ha hecho. Ha desaparecido por causas externas... Aunque no tenga ni idea de cuáles..." 

Saki se siente incómoda. Fuera de lugar. ¿Por qué tenía que sentirse así en el lugar en el que antes se sentía tan a gusta? Antes le encantaba que fuera tan tranquilo y silencioso... Era su zona de descanso. Su remanso de paz... Y ahora... Ahora ya no era lo mismo. Y encima iba a perderlo porque había decidido cambiar... ¿Era Saki la misma persona que hacía unas semanas? Era evidente que no... Habían pasado tantas cosas, la suma de todas las emociones por las que había pasado durante sólo dos semanas eran equiparables a la emociones que había sentido el resto de su vida...

Si, era evidente que echaba de menos a Tsukihime. Quizás tenerla cerca no estaba tan mal... Aunque no le gustaba reconocerlo, tenerla cerca la había echo sentirse más viva. 

Saki se sienta en el mostrador y cuando mira a su alrededor se siente fuera de lugar. ¿De verdad había trabajado allí todo un año? Ese lugar era incluso... Deprimente.

Saki intenta despejar su mente con el libro que estaba leyendo, pero no consigue concentrarse. Intenta hacer origami, pero los pliegues le salen torcidos. Intenta hacer su trabajo... Pero allí no había nadie del que encargarse...

Y al fin al se queda en blanco, mirando a la nada y observando el reloj con frecuencia. El tiempo parecía transcurrir más lentamente de lo que le gustaría. Aquello era una prisión... Y parecía que su condena iba a ser duradera... 

En uno de los momentos en que Saki intenta retomar la lectura, una leve brisa le levanta el flequillo.

Al mirar hacia la puerta, esta estaba abierta.

Pero no había nadie. La puerta se vuelve a cerrar por la forma en que estaba fabricada, ella sola, dejando la brisa en el exterior.

En cualquier otra situación Saki habría supuesto que se trataba de algún curioso que se ha asomado y justo después, al ver lo poco interesante que era ese lugar, había vuelto a lo suyo.

En cualquier otra situación.

Pero el ambiente se sentía como... Tsukihime. ¿Tsukihime? Sin duda, aún no respondía a su llamada mental, pero la sensación era realmente parecida. Estaba por ahí... en alguna parte de la biblioteca. ¿Pero en qué parte de la biblioteca?

Saki respira hondo, insegura de lo que estaba a punto de hacer... ¿Pero que más daba? No había nadie allí para juzgarla. 

- Tsukihime... - Comienza a decir, insegura. - Si de verdad estás aquí, mandame alguna señal... Necesito saber que es lo que esta pasando, si soy yo... O si realmente hay algo externo que está haciendo esto. 

"Y siendo muy optimismas..." 

Saki saca una hoja y un lápiz de su mochila y los deja encima de la mesa. 

Pero no escribió nadie.

Mientras Saki esperaba en vano a que comenzaran a hacer garabatos en el papel de forma mágica, se oye un ruido por la parte interior de la biblioteca, como si se cayeran libros. Pero no había entrado nadie, ¿no?

"Supongo que era mucho pedir..." Piensa Saki, decepcionada. 

Pero al menos lo que sea que hubiera entrado la iba a distraer un rato. Y tenía escusa para levantarse de su puesto si de verdad estaban tirando libros. Saki pone la plaquita de "Ausente" y se encamina hacía el sonido.