Partida Rol por web

-Pensé que el trabajo de una sacerdotisa era hacer sentir bien a la gente y ayudarles a encontrar el camino correcto, tú hiciste eso, si tu eres un fracaso yo no se que soy, que ni siquiera puedo pasar un día sin mentirle a alguien, tienes que ser fuerte mei, sino que haría yo?

Doy la espalda al samurai para acercame a Mei. Esta batalla en ningún momento era una cuestión de habilidad. 

- ¿Cómo se podría haber evitado esta situación? Confiando en nosotros. Confiando en que nos podemos ayudar entre nosotros. Lo único que tenías que ser era una mano amiga que nos diera una perpectiva diferente a la nuestra. Llegaste a nosotros con secretos y mentiras solo te podríamos responder con desconfianza. - 

- Todos aquí estamos dispuestos a darte una segunda oportunidad, empezar de nuevo aceptando que al igual que los demás eres una persona con miedo y problemas. - 

- Solo tienes que confiaren nosotros para que nosotros podamos confiar en ti y verte como algo más que una guía. - 

- Verte como una amiga -

Niego a Kyoya con la cabeza y me pongo de pie para acercarme a Mei yo también.

- Nosotros estábamos tan perdidos como tú Mei, pero como dice Lilya, tu forma de tratarnos solo nos llevaba a desconfiar de ti. No tienes que actuar como si lo supieras todo si no lo sabes... La amistad no se puede forzar Mei, simplemente surge, pero creo que todos estamos dispuestos a volver a empezar.

Kyoya tenía la espada alzada, pero a medida que transcurre la escena, va bajándola.

- Una buena explicación a tiempo hace maravillas. Y este es el caso. Entiendo que salvar gente pueda ser complicado a veces... al fin y al cabo, trabajaré en un futuro haciendo eso mismo. Sé que hemos tenido nuestros malos momentos, pero tu buena intención me parece suficiente como para darte yo también una segunda oportunidad.

Mei se deja caer de rodillas, de espaldas a todos, y se echa a llorar sonoramente.

- Apesto como sacerdotisa. No sabía algo tan básico como eso. No podía esperar que confiarais en mí si yo no era capaz de confiar en vosotros. Lo siento, lo siento mucho.

Mei, aún de rodillas, se va girando hasta encararse hacia vosotros por completo. El samurái ya no estaba.

- Muchas... gracias por vuestras palabras. Resultan un gran consuelo en estos momentos. Pero os he causado muchos problemas. He elegido la peor forma de actuar en estos momentos tan difíciles para todos.

Durante las palabras de Mei, entran al templo D-Five y Hana. D-Five estaba totalmente libre, aunque no parecía tener intención de intervenir.

Hana, en cambio, comienza a correr, aunque a un ritmo lento, hacia Mei.

Cuando llega a ella, se arrodilla a su lado y pregunta:

- ¿Va todo bien?

Se gira hacia Saki y dice:

- ¿Lo habéis arreglado?

Saki, que se mostraba bastante nerviosa tras sus palabras, se había relajado cada vez más con la intervención de todos los demás. Cuando ve a entrar a Hana, la mira confusa, aunque no la preocupa en gran manera. Tras su pregunta, Saki sonríe. Si, Saki sonríe sinceramente. 

- Creo que sí. - Dice encogiéndose de hombros, mientras que da un recorrido con la vista por la sala. 

Me acerco a Mei y le extiendo la mano. - Levanta. No te tortures. - 

- ¿Por qué no preparamos un té y unas pastas y nos cuentas la verdad? - 

Echo un vistazo a donde estaba el samurai y digo. - Sobre lo del samurai, te perdono. Pero.. - Sonrio de forma maliciosa. - Me debes un combate justo por lo de la última vez. - 

Mei le da la mano a Lylia y se levanta a dura penas. Asiente.

Vais todos a casa de Mei. Entre ella y Hana preparan el té. Alguien más del grupo intenta ayudar, pero es una cocina pequeña y Mei os dice que mejor esperar en la salita.

Al final traen té y pastas para todos. Era extraño pensar que hace unos minutos estabais todos peleando con ella.

- La verdad, ¿no?

Mei sorbe té. Todo el mundo está expectante.

- La verdad es que mi maestra, la anterior sacerdotisa, me dejó muy poca información sobre los Arcanos. Y la mayoría de esa información era errónea, por lo que he podido ver. Y siempre que os daba consejos u os afirmaba cosas sobre ellos, era por mis observaciones y lo poco que he podido saber. Siento mucho haberos aconsejado sin saber bien bien a qué nos enfrentábamos...

Saki no sabe que añadir al respecto, ahora mismo sólo estaban dándole vueltas a aquello que se imaginaba ya... Pero hay algo que le extraña en sobremanera. ¿Desde cuando Hana y Mei tenían tanta confianza? Sólo las había visto juntas una vez... ¿Se habrían visto más veces? Aquello la ponía de mal humor, de muy mal humor... Si Mei había sido la que había estado ayudando a Hana... Si Hana se había visto a escondidas con Mei para que la ayudara... Era como si Hana pensara que la ayuda de Saki no fuera suficiente, y eso le dolía. Pero era mejor no comentar ni decir nada al respecto... La situación no lo pedía y supuestamente estaban haciendo las paces con Mei. 

Saki parecia estar concentrada pensando en algo, pero al ver que el silencio se hace en la sala mira alrededor en busca del siguiente en intervenir. Por desgracia nadie lo hace, pero parece que se da cuenta de algo. 

- Watanabe no está aquí... - Dice sorprendida. - Seguramente salio corriendo tras desatar la oscuridad... Voy a buscarlo. No creo que ande muy lejos. 

Y sin esperar confirmación del resto, se levanta y se dirige hacía la puerta. 

- No, espera. - Extiendo la mano para pararla - El arcano de Watanabe lo teletransporta después de usar su poder, probablemente esté en su casa.

Saco el móvil del bolsillo

- Voy a llamarle - digo mientras busco su número y llamo.

Saki parece sorprendida, obviamente no sabía esa característica del arcano de Watanabe. Asiente, y se vuelve a sentar en su sitio, pendiente de la llamada de Akito. 

No hay respuesta. Aunque da llamada, nadie contesta.

El resto del rato lo pasáis en una situación un tanto extraña. Hay más disculpas, declaraciones de amistad...

Además, ¡agregan al grupo de whatsapp de gente con Arcano a Dairiseki!

Cuando veis que es momento de ir dejando las conversaciones para otro día, os vais despidiendo uno a uno, y cada uno va por su propio camino.

- ¡Hey Saki!

Hana te sigue cuando te vas, y camina contigo.

- ¿Qué bien que lo hayáis arreglado, no? ¿Podríamos quedar mañana en las escaleras del templo?

Por una vez, no vuelves con Kyoya.

Natsuko te ha dicho que quiere hablar contigo, y Kyoya quería hablar con Atsuko.

Así que cada uno vuelve con "su chica".

Natsuko sonríe.

- Por tu buena voluntad se ha fastidiado la cita.

Cuando vas a rechistar te pone un dedo en los labios.

- Para compensarme deberemos tener otra. No hay peros que valgan.

Sigue sonriendo.

- ¿Cuándo te va bien?

- En menudos líos nos metemos Dairiseki. ¡Pero ya mismo es fiesta!

Agu saca una trompetilla de no sabes donde y comienza a sonar música festiva.

- ~Al fiiiin, fiestaaaa~

Un día más y tendrías fiesta. Solo un día.

Vuelves sola a casa. El ambiente está calmado, y queda aún un rato para que anochezca. Ha sido un día muy movido y estás realmente cansada.

Llegas a tu casa y abres la puerta.

Mientras la abres sientes como si algo no estuviera en su lugar. Como si algo no estuviera bien...

Cierras la puerta tras de ti con una sensación extraña, y te encuentras de cara con tu madre.

Tu madre

A la que habías prometido llegar pronto.

- Lylia... pequeña hija de la gran puta. ¿Sabes la vergüenza que me has hecho pasar?

Natashya estaba realmente cabreada. Hacía mucho tiempo que no la veías así.

Se acerca a ti a una velocidad alarmante, y antes de que puedas abrir la puerta para salir, o esquivarla, te había agarrado por el cuello.

- ¿Tan difícil es hacerme caso una puta vez? Solo pedí que vinieras pronto.

Te da un tortazo. Te escuece la cara.

- Te cuido toda la vida. Te doy un hogar y comida que llevarte a la boca cada día. ¿Y así me lo pagas?

Te va dar un puñetazo pero consigues soltarte a tiempo. Por tanto, en vez de en la cara te da en la sien y sientes como te mareas un poco.

- Sucia niña, yo te enseñaré a comportarte.

Te agarra de los pelos y te da otro tortazo.

La cosa sigue así por un par de minutos más. Se había vuelto loca. Más loca. Gritaba mucho, te estaba dejando sorda. Y por si fuera poco, estabas comenzando a no saber bien bien dónde estabas ni lo que estaba ocurriendo.