Partida Rol por web

Taylor Swift demandó por megafonía a un gacho random que le demostrase que era su reina americana mientras los acontecimientos se desarrollaban a vertiginosa velocidad

Por un lado aquellos que estaban cerca del supermercado vieron como, al paso de aquel punto de oscuridad, algo inmaterial abandonaba el cuerpo de los obesos y huía. No sabían que eran aquellas entidades que habían tomado el control de esas personas, pero podían entender que se apartaran de la entidad negra. Era la "materialización" de la nada absoluta, el fin de todo. Cuando atravesó el corredor sobre sus cabezas un escalofrío les recorrió. Toda la existencia y sus convicciones eran irreales ante su presencia. Aquello debilitaba el universo allí por donde pasaba.

Al y Dannielle, que habían tenido aquella cosa a menos de tres metros, corrieron hacia el cuarto de seguridad. Habían sido convocados por Candy que intentaba poner a salvo a sus amigos y conocidos. O al menos reunirlos.

La histeria se había desatado en la plaza de Neptuno. Hasta el momento la gente vulnerable a la nieva habia hecho todo lo posible por inventarse excusas y justificaciones para esta situación... Pero cuando la entidad llego hasta la plaza pudieron sentirlo y verlo. Especialmente fuerte la colisión entre la entidad y algún tipo de fuerza que le impedía entrar en la plaza. Sintieron que su universo, con todas sus leyes fisicas y su agradable continuidad espacio-temporal era una casita de paja en medio de un bosque peligroso. Y el lobo estaba soplando.

En un duelo entre Gosht que sonaba en su mente y la Swift, que tenia megafonía de su parte, Arthur se reveló contra el sentido común que le decía que se largara de allí echando hostias y siguió el dictado de su conciencia.  Tenia que ganar algo de tiempo para sus conciudadanos.

Dora caminó a trompicones, como luchando contra un viento que soplase en dirección contraria. Cuando Arthur apareció ante ella con una barrera de llamas no mostró expresión alguna. El abismo no entendía la sorpresa, así que no le sorprendió que, en la lucha entre el fin de todo y una fuerza arcana protectora, un trozo de carne (aka humano) sumase fuerzas al otro bando con un chorro de partículas incandescentes. Alzó la mano y concentro su "fuerza mental" en Arthur. Iba a reventar a aquel montoncito de carbono e hidrógeno con la misma indiferencia con la que había hecho saltar por los aires la barricada.

Arthur cayo de rodillas ante Dora Springfalls, seguia de una pieza aunque le dolia todo por dentro y la sangre empezó a manar abudantemente de su nariz.

Dora se quedo parada un instante mirando de arriba a abajo al muchacho, esperaba que el chico hubiese reventado como un hámster en un microondas y en lugar de ello había habido una explosión de energía mágica. Enseguida entendió lo que había pasado y dijo algo que solo el chico pudo escuchar. Con un gesto de la mano lo mando despedido hacia un costado. Su pobre y maltratado cuerpo aterrizó cerca de Alvar Faure y Juniper.

Arthur sintió el frió, la oscuridad, la entropía,... El Fin con mayúsculas que esta mujer representa ahora mismo. La extinción de todo.Cuando ella centró su atención sobre él, aquellas sensaciones invadieron su cuerpo. El pulmón y el riñón ya no eran parte de un equipo sino que clamaban por su independencia. Cada órgano se sintió como ajeno al conjunto y en cada órgano los tejidos quisieron terminar su alianza y simbiosis. Todas y cada una de sus células perdieron el interés en el conjunto. Arthur, una cooperativa de 39 billones de miembros y casi el doble de colaboradores externos (Caries, bacterias de los intestinos, virus, habitantes de la piel,...) terminaba hoy.

Y entonces hubo un estallido de energía proveniente de su alma. Arthur lo sintió como una oleada de calor y energía que le invadió desde dentro. Algo que le protegió de aquella fuerza destructiva pero le dejó exhausto.

¿Eres un angel o un demonio? Da igual, la realidad termina hoy.

La mujer continuó caminando con dificultad. Un par de veces cayó de espaldas, como empujada y se levantó de manera antianatomica. Su desplazamiento por el espacio tenia más que ver con la telequinesis y la voluntad de lo que moraba dentro de ella que con la musculatura de la mujer. Para el abismo Dora ya no era un vehículo con el que negociar con los nativos de la realidad, era un escudo o un rehén.

Y sobretodo una maniobra distractiva. El abismo siempre era manipulado por aquel sitio donde la gente prometía cosas que no cumplía y regido por leyes extrañas que parecían diseñadas todas para confundirle y engañarle cada vez que entraba. Pero algo había aprendido de todo ello. En la plaza central, aquella parte del abismo que había rebotado contra las defensas del sitio sagrado cayó al suelo y permaneció quieta. En cuanto Dora empezó a llamar la atención, lanzó un zarcillo contra una chica que lo miraba aterrada sin atreverse a moverse. Se enganchó al pierzing de su nariz  y se lanzó por él, en cuestión de segundos ya estaba en control de aquel cuerpo que empezó a caminar dirección hacia la tienda de bocadillos, mientras "la jefa" atraía la atención del defensor local.

Pasito a pasito, intentando adaptarse a aquella ridícula forma de desplazamiento, se acercó a su objetivo. Solo Dorian, que encabezaba el repliegue táctico de sus "leales" hacia el cine, pareció enterarse de aquella jugada. Se abalanzó tras ella a la carrera. Aunque una era una entidad no acostumbrada a tener pies ni a las tres dimensiones del espacio y el otro un joven en forma, las distancias jugaban en su contra. Cuando llegó a alcanzarla, ella ya había rebuscado en un macetero y tenia algo en la mano que le mostró.

La chica tenía en su mano un pelo largo castaño oscuro.

-Es la llave pero no es la llave. ¿Que truco es este? Es la llave pero un fragmento que se desconecta de la llave cuando intento activarlo. ¿Puede la llave crear partes de si misma que avandone tras de si? La llave no está aqui, dejó una parte de si misma como cebo para atraernos, una vez más he sido engañado... engañada.

-Pero todo tiene un precio-  La chica extendió la mano y el pelo se desintegro en un pequeño estallido de fuego. El ajeno no podia usar el pelo para destruir la llave y el universo, pero si para mandarle un buen azote energetico a traves de la conexión. Con toda la energía del abismo que pudo hacer permear a la realidad, lo cual le debilito hasta el punto de que la chica del piercing recupero el control sobre si misma.

-Hostia puta ¿pero que mierda...?

Y entonces llegó la invitada de honor. Rejuvenecida tras un pequeño descanso y lista para poner orden en aquel sindios.  La niebla entro por la puerta del centro comercial, emergió de las rejillas de ventilación o apareció de la nada era una niebla antinaturalmente espesa que avanzaba como un muro blanco. En apenas 10 segundos todo estuvo envuelto en niebla. Tal y como había aparecido empezó a caer hacia el suelo y disiparse. Conforme se disipaba hubo una orquesta de teléfonos sonando.

Cuando la niebla se apartó la gente ya no estaba histérica. -Vaya por fin ha vuelto la luz.- dijo alguien al lado de Danielle y Al.

-No me puedo creer que volvamos a ver si ponen la película de nuevo en marcha. Yo creo que era una señal del cielo para no verla.- Comentaron dos pasando junto a donde Dorian había hablado con la chica del piercing.

La chica del piercing estaba ahora sentada a una mesa de la bocateria y miraba la carta con interés. -¡Por fin!- Exclamó cuando el teléfono vibró. -Ey tías os espero en el "locobocata" que fuerte lo del apagón ¿no?... Si, estoy bien, me duele un poco la cabeza pero estoy bien.- Se giró hacia Dirían. -¿Quieres algo o vas a quedarte ahí mirandome todo el rato?- de vuelta al móvil. -No uno que no conozco de nada que esta mirandome aquí al lado.

-Ey tios tengo un hambre que me muero.- Dijo uno de los chicos gorditos a los otros dos que conocia. Los demás se apartaron. Por un momento todos pensaron que era un poco raro que durante el apagón se hubiesen terminado juntando en un solo punto todos los que tenían sobrepeso pero conforme se desperdigaron cualquier indició de que la realidad no funcionaba se fue olvidando. El chico de la bicicleta estatica literalmente huyo de los demás como si fuesen el demonio.

-Ya ha vuelto el teléfono. ¡Llamad a la ambulancia!- grito alguien junto al segurata.

La niebla no solo borro recuerdos en masa. La puerta estaba reconstruida, la mesa volvió a aparecer en la tienda de muebles intacta, al igual que las sabanas y mantas. Los que se habían meado encima al ver a los ajenos tenían la ropa seca. El bache había sido superado y ya nadie pensaba en él.

La mujer del mocho se acerco corriendo a donde estaba Arthur. -¿Te encuentras bien? ¿Llamo a una ambulancia?- La mujer ya tenia el móvil en la mano.

-Ey aquí tiene otro herido.- Dijo Alvar señalando a Juniper. El chico susurró algo a Juniper y se levanto, dejandolo con cuidado en el suelo. -Por favor, cuídemelo, ahora vuelvo.- Antes de marcharse, se quito la chaquetilla y la uso como manta para el rubio.

A la que salia del centro comercial lanzó una mirada con desden a Dora.

-Has sido muy valiente. Espero que la niebla no te borre el recuerdo del valor.

Dora Springfalls tenia una mano en la cabeza, como si eso pudiese mitigar la migraña que tenia. -¡Martha! ¡Robert!- gritó al unisono con su marido.

Cuando los dos niños llegaron a donde sus padres, la mujer se giró hacia la puerta. -Otro día niños. Hoy no me encuentro bien. Además no querréis que se descongele el helado en el maletero y lo tengamos que tirar ¿no?- El matrimonio cogió de la mano a sus hijos y se marchó hacia el parking

Holly abrió los ojos sobresaltada. -Oh dios mio. He tenido un sueño raro de narices...- Miró a su alrededor -¿Qué hacemos aquí, Candy?- había una nota de preocupación en su voz, ya que en su sueño iban a la sala de seguridad y ahora se despertaba en ese mismo sitio.

Ante los asombrados ojos de los diez protagonistas la gente parecía regresar a una normalidad anterior a los eventos ocurridos. El nuevo recuerdo oficial era que la luz se había ido "por un rato" y en ese tiempo había habido algunos accidentes, un poco de saqueo y una agresión contra el chico de seguridad. Pero nada más. Todas las pruebas materiales de que hubiese ocurrido algo diferente desaparecieron junto los recuerdos, incluso los vídeos del cuarto de seguridad.

Juniper y Arthur podeis decidir a vuestro aire si estais bien y podeis levantaros o si os apetece pasar la noche en el hospital. Lo que os interese más, narrativamente hablando.

Para todos: volvemos al modo sandbox, quiero decir que yo ya no os tiro más monstruos al ataque ni cosas raras. Vosotros decidis que haceis, a donde vais y cuando abandonais la escena. (Negociaciones en el off topic)

Al demostró saber llegar por si mismo hasta la sala de seguridad así que aunque Candy estaba pendiente de él en las cámaras no tuvo que guiarle ni ayudarle a evitar a ninguna de esas cosas. Se sobresaltó con un respingo al escucharle golpear la puerta, incluso si había visto a través de la pantalla que iba a hacerlo, luego le sacó una sonrisa esa forma de saludar tan suya- Voy -sacó la llave y se dirigía hacia la puerta pero- ¿Mh? -algo llamó su atención en las cámaras, algunas se quedaron en blanco y desde las otras... veía una masa de algo engulléndolo todo.
La pelirroja puso nerviosa y ahora si con rapidez se fue a abrir- Pasad, pasad -quizá no entenderían nada pero agarró a Al y Danny y tiró de ellos hacia dentro. Inmediatamente volvió a cerrar con la llave, miró hacia las pantallas. Casi todas estaban blancas- Mierda... -se quitó su nueva chaqueta rojiza y la apretó al pie de la puerta.
De nada sirvió, la niebla les alcanzó y fue colándose en la sala de seguridad. Candy retrocedió para estar junto a Al, aquel gas con la opacidad del puré de patatas desde luego la tenía asustada, pero los envolvía con rapidez y no le dio tiempo de hacer nada más- No estoy lista para mi primer bukake sobrenatural... -es lo último que dijo agitando los brazos para dispersar inutilmente la niebla, antes de que todo su mundo se volviese blanco.
Cuando la niebla se disipó Candy sintió un escalofrío y al principio no sabía que hacer hasta que Holly reaccionó primero. Miró a los demás, a las pantallas en las que a través de las cámaras se veía a la gente... actuando con normalidad, como si nunca hubiese pasado, ya no había caos- ¿E-Es que no lo recuerdas? -preguntó a su amiga aunque ni esperó a la respuesta, primero dio un abrazo a Al- Hola -y luego se fue directa a las pantallas. Quería mostrarle a los demás lo sucedido pero... cuando puso la grabación en los monitores, se veía el caos pero nada "sobrenatural" en pantalla, las imágenes se pixelaban o lo que debería estar ahí desapareció- Vale -Candy resopló nerviosa- Vale... -miró a sus amigos- Vale -luego otra vez a las pantallas.
Los teléfonos móviles sonaron y le llegaron un montón de mensajes junto con los avisos de instagram, aunque no hizo mucho caso. Intentó ver el video grabado pero... estaba igual. Suspiró nerviosa- ¿Deberíamos irnos de aquí? Dadme... un momento -controlaba de tecnología lo suficiente como para saber desconectar las cámaras de seguridad y aprovechó para llevarse consigo el disco duro donde se almacenaban las grabaciones, no sólo por borrar pruebas sino para intentar corregir la grabación, incluso si tenía que llevarse algo del tamaño de un reproductor VHS, lo echó a su bolsa de compra donde estaba la bolsa y las fotos de chicas escotadas, junto a la chaqueta. Cuando los demás estuviesen preparados abriría la puerta de la sala de seguridad para irse.

Aquella niebla parecía que iba a engullirlo todo. Jesse no estaba preparado para morir. No quería morir tan joven y sin haber experimentado el amor verdadero. Aunque a decir verdad, ese amor verdadero del que hablaba ya lo había conocido, lo tenía justo al lado en esos momentos y se llamaba Kelly. Lo que no había hecho nunca era decírselo. ¿Era ese el momento adecuado? No lo parecía, pero podía ser el último momento. Debía ser valiente. Tenía que serlo por una vez en su vida.

Se giró hacia Kelly y fue a abrir la boca, pero... ¡Ya no estaba allí! La buscó por todo y la localizó unos pasos más adelante junto a capullo de Plissken. Ese guaperas se las llevaba a todas de calle y no dejaba para el resto ni las migajas. Kelly siempre que podía aparecía a su lado.

- ¿Puede ser qué...? ¡No, ni pensarlo por un momento! - La respuesta a esa pregunta inclusa era obvia, por lo que Jesse ni concluyó dicha pregunta mental, ni la respondió con criterio.

- ¡Kelly, yo...! - Dijo mientras corría hacia ella.

Kelly escuchó las palabras de Jesse y giró la cabeza hacia él. Su cabello, sedoso, reluciente, suelo se movía de lado a lado resplandeciente y aquella mirada, aquellos ojos prefectos, preciosos, que tanto le decían a Jesse. El corazón del ecologista se puso a cien. Era la chica perfecta, la mujer de sus sueños. ¡Si, se lo iba a decir! ¡Iba a confesarle que llevaba tiempo sintiendo mariposas por dentro y que ella era la única causa! 

Y entonces la niebla le cubrió por completo. Había llegado de forma rápida y vertiginosa engulléndolo todo. Dejó de ver a Kelly. Dejó de ver cualquier cosa. Solo había aquella densa niebla frente a sus ojos y comenzó a sentir ahogo. Sin embargo, tan pronto vino, la niebla se marchó y todo preció regresar a la normalidad. Nada de lo vivido parecía haber sucedido realmente. Era como haber tenido un viaje muy malo por culpa de la hierba, pero... ¿Cuanto hacía que no fumaba nada de weed? ¿Una semana por lo menos?

Se acercó a Kelly. Jesse parecía realmente confundido. Cerraba y abría los ojos y se los rascaba tratando de ver más allá de lo que le mostraba la realidad en la que se encontraba en esos momentos.

- ¿Estás... estáis bien? - Les preguntó, primero a Kelly y luego a todos. - ¿Qué cojones ha pasado?

Kelly iba a dirigirse a Juniper corriendo. Por supuesto. Pero entonces Plissken la llamaba y Kelly se derretía de solo escuchar su nombre saliendo por su boca. Era casi admirable la forma que tenía de tenerlo a él en el punto de mira de todo mientras intentaba sobrevivir a todo lo demás. Y todo lo demás era realmente jodido. Y también Jesse la llamó, y Kelly también lo miró. 

Y después vino la niebla. 

Volvió a girarse para ver cómo la niebla engullía a Juniper, a Arthur y al chico cuyo nombre ahora no recordaba, quiso gritarlos. Gritar a su mejor amigo. Pero la visión de la señora Springfalls moviéndose de aquella forma la había dejado muy loca... y ella también desapareció bajo aquella densa niebla. Y antes de poder hacer nada, ella misma se veía rodeada... quiso gritar, exclamar algo, buscar a sus amigos... pero tan solo fue una fracción de segundo que no le dio tiempo a nada. 

Y todo volvió a la normalidad. 

A una extraña e incómoda normalidad. 

La señora Springfalls había recuperado la compostura, y el control de su cuerpo, y todos a su alrededor se levantaban y se movían como si no hubiesen estado poseídos. Incluso algunos decidían a volverse al cine. Como si lo último que hubiese ocurrido hubiera sido el corte de luz. 

Confusa, Kelly miraba las reacciones a su alrededor... cuando por su lado pasó aquella niña a la que Plissken había protegido como el padrazo que seguro que era, dirigió la mirada hacia el popular. Y por algún motivo comprendió que lo que pudo haber pasado ya no iba a pasar, porque ya no estaban en algún extraño apocalipsis zombie zampa-bollos. Es más. A ella misma le volvieron los colores y se asombró ahora de haberse sorprendido por haberle conseguido hablar con tanta claridad antes. Tampoco es que hubieran tenido una conversación decente, pero para ella había sido un gran paso que ya había retrocedido. 

Regresó la mirada a Juniper. 

¡Juni! -exclamó al verlo todavía convaleciente en el suelo. 

Corrió y se agachó junto a él, mirando también a Arthur y al otro chico que se fue quien sabe donde... aunque a este último fue con curiosidad, ¿qué le habría dicho a Juniper? Miró a su amigo y sacó su teléfono del bolsillo, que había empezado a sonar de forma frenética. Alzó una ceja al leer el mensaje de su hermano... los demás del grupo de clase los ignoró, como solía hacer ella.

¿Qué...? -negó con la cabeza.

¿Estás bien?