Partida Rol por web

- Sí, llevas razón, Li. Por cierto, todavía no te hemos agradecido debidamente tu trabajo – dijo palpándose la chaqueta en busca de donde había guardado unos billetes para darle a Li ofreciéndoselo, aunque todavía sin despedirlo.

- Creo que aún necesitaremos a Li para regresar más tarde al puerto y quizás al hotel. – le indicó a Ofelia ya que no sabía como contratarían unos rickshaws para ir hasta esos dos sitios.

- Pero antes si quieren puedo tratar de distraerles en algún otro lugar. No sé si serán más benevolentes con un hombre mayor – refiriéndose a él mismo – o con una joven guapa – en referencia a Anna. Lo dejó así en el aire porque por otro lado sentía que sería más útil dentro buscando, pero tampoco sería útil tratando de entrar a hurtadillas.

Puedo intentar hacerme la dama perdida para distraer al personal- dice Anna ante la sugerencia del profesor- claro que para ello espero que entiendan algo de mi idioma. 

- Me da que serán más receptivos con usted, Anna... - Le dijo a la artista. 

Además de que era una mujer muy atractiva y que sabía cómo persuadir a la gente, sus habilidades de sigilo y combate, si es que tenían que acabar empleándoalas, eran muy inferiores a las del resto. Quizás fuera buena idea que ella fuera quién llevase a cabo aquella tarea. 

- Quizá si usted hace lo que sabe hacer... - Comentó sin entrar en detalles. - Alguno de nosotros pueda acercarse al almacén y tener la oportunidad de descubrir algo...

Ya sin demasiado disimulo pero si bajando la voz se dirigió a sus compañeros.

— Es buena idea, yo me quedaré afuera con Anna y le cubriré por si hubiera algún contratiempo. — luego alzó la vista para dirigirse a Li.

— Los caballeros van a atender unos negocios, nosotras nos quedaremos esperando a fuera para no importunarlos. Li, te quedarás conmigo a esperarlos, ¿vale?

Vale, eso no estaba mal como plan, aunque algo me daba que quizás dos mujeres tuviesen más suerte que una.

-Dos damiselas perdidas serían mejor que una, ¿no creen? -dije, mirando a Anna y desarreglándome un poco, como si hubiese andado mucho y estuviese bastante cansada... o casi borracha.

La idea era entretenerles, aunque significase aguantar alguna que otra mano, pero para empezar, había que conseguir que nos prestasen atención.

-Podemos ir como chicas ansiosas por entrar, medio bebidas, y quizás así atraigamos más la atención. Mientras tanto, confío en que los chicos puedan entrar por alguna parte.

Y confiaba en que así fuese, sobre todo Artie, que parecía saber más de estas cosas y estar en mejor forma que Warren.

Warren se separó de las chicas para buscar una ventana que se hubiera quedado abierta en un descuido y que ellos pudieran aprovechar para colarse. Lo hacía moviéndose entre las sombras de una forma sigilosa, o eso pensaba él; quizás había leído demasiadas novelas de detectives y practicado demasiado poco. Frustrado esperaba que su compañero hubiera tenido más suerte forzando la cerradura.

Me parece bien Susan- responde ante el apoyo de su compañera- nosotros intentaremos distraer al guardia para daros tiempo a entrar. 

Si todos estamos listos, procedemos a hacer el plan.

Artie se aproximó sigiloso en busca de una ventana abierta, buscando lo mismo que había estado buscando su compañero Warren. Estaba claro que la gente de Fong era cuidadosa y revisaban bien el perímetro del almacén. 

No obstante, Artie no se iba a dar por vencido tan rápidamente. Avanzó con extremo sigilo en dirección a la puerta más cercana, extrayendo de su bolsillo un kid de ganzúas. Rápidamente eligió una, la montó y comenzó a juguetear con la cerradura. Momentos después está hizo "click" y la puerta se abrió. 

- Está abierta. - Susurró Artie al oído del profesor Bedford, esgrimiendo una sonrisa de satisfacción. - Entremos...

Mientras Artie y Warren daban la vuelta para encontrar una forma de acceder al interior, Anna y yo nos aproximamos, fingiendo estar medio despistadas e incluso ser dos estúpidas turistas. Era todo cuanto teníamos para intentar entretener a aquellos guardias.

A medida que nos acercábamos me pareció que se ponían más tensos, pero yo procuré ceñirme al plan.

-Ooooooiga, p-perdone. Usted tiene cara de chino así que seguro que puede ayudarme. ¿Por dónde se va al Teatro Ling Po? -le pregunté entre risas, haciendo ver que tropezaba y pisaba mal, cosa que no resultaba demasiado complicado llevando tacones, y sí peligroso, pues al final podía torcerme un pie de verdad e incluso perder un tacón directamente.

Me eché a reír como si hubiese tomado varias copas de más y me apoyé en Anna para fingir que intentaba mantenerme en pie con dificultad.

Anna seguía de cerca a Susan, ayudándole en la distracción que habían planeado- 

Oh, Susan, no seas maleducada- replica, riéndose también mientras mira al chino y le ofrece una sonrisa encantadora- ¿podría indicarnos por donde se va al Teatro? Hemos quedado allí con unos amigos y llegamos tarde.

Mientras Li se quedaba oculto en la distancia, junto a Ofelia, Anna y Susan "atacaban" directamente y se dirigían hacia la puerta principal, protegida por dos guardias que las miraron con cara de pocos amigos. Sus voces al aproximarse hicieron que los demás guardias se apresuraran a mirar en su dirección, olvidándose de proteger el resto del edificio.

Tanto Susan como Anna fueron bien convincentes, y a pesar de la desconfianza de los guardias, no tuvieron más remedio que prestarles atención. Sin perder el tiempo, comenzaron a decirles cosas en chino, ninguna de ellas comprensible, pero que por sus gestos no dejaban lugar a dudas de que se trataba de advertencias.

Finalmente, no tuvieron más remedio que balbucear unas pocas palabras en inglés.

-Malchal. Malchal. Aquí no. Plohibido.

Mientras todo esto tenía lugar enfrente, Warren y Artie se escabullían por un lateral. Warren no dejaba de buscar una ventana abierta, lo que le hizo tropezar con un pequeño muro de piedra que había en los alrededores y caer en mitad de unos arbustos. Afortunadamente, la distracción de Susan y Anna estaba teniendo éxito y pudo levantarse y continuar su camino, junto a Artie, sin que los guardias les prestasen atención.

Fue precisamente Artie quien finalmente, ante la imposibilidad de hallar una entrada sencilla, se decidió a forzar una de las puertas. Cuando escuchó el "click" en la cerradura, supo que no había perdido su toque.

Estaban dentro.

La puerta os permitió acceder a la gigantesca nave que hacía las veces de almacén. Una gran fila de pilares de madera subían hasta el techo y en algunas zonas podían verse montones de pescado salado, cuerdas de cáñamo, copra (médula del coco de la palma), comida enlatada, sacos de arroz, cajas de té, porcelanas, hierbas secas, piezas de maquinaria, maderas duras, herramientas de jardín, etc.

Había tantas cosas que era difícil distinguir algo que no fuese normal encontrar por allí.

A lo lejos había tres entradas, la de un extremos cerrada con una puerta de hierro y las otras dos, una central y otra en el sitio opuesto, de madera.

Los guardias os prestaban toda la atención posible, aunque para tratar con dos turistas borrachas tampoco hacía falta que estuviesen todos ellos, así que dos de los guardias se dieron la vuelta y parecieron dirigirse hacia una de las puertas que llevaba al interior de las oficinas que había colindantes al almacén.

Warren y Artie habían entrado por un lateral, por lo que no serían descubiertos, inmediatamente al menos, claro que cuanto más los entretuvieseis, mucho mejor.

Artie comenzó a caminar a hurtadillas en dirección a la puerta metálica. Trataría de estar atento a todo lo que le rodeaba en busca de algún tipo de indicio de la actividad fraudulenta que allí estaba teniendo lugar. Fue acercarse unos pocos pasos en dicha dirección cuando escuchó claramente un disparo. 

Artie se lanzó a un lado entre unas cajas de pescado y acto seguido se hizo con su pistola semiautomática preparado para el tiroteo. Fue entonces cuando una caja de pescado se desmoronó sobre su cabeza y derramándose el contenido sobre el sombrero y la cabeza de Artie. 

- ¡Mierda! - Exclamó atento a los posibles objetivos de sus balas. 

Ofelia aguardaba pacientemente mientras vigilaba la escena y no podía evitar esbozar una sonrisa al ver el pequeño show que habían montado sus compañeras. A pesar del éxito sabía que las cosas podían torcerse en cuestión de segundos por lo que se aseguró de mantener su revolver cargado y cargado en el bolso, con su mano metida en él para mayor rapidez de reacción.

Trataba de dar conversación a Li, cosas banales, para mantenerle distraído.

— Li, ¿porqué no vas a por un refrigerio para nosotras?

Warren inspeccionaba distraído los sacos que había por allí cuando vio a Artie saltar. Por instinto hizo lo mismo que su amigo, pero no entendía el por qué. Él no había visto ni oído nada peligroso.

- Artie, ¿qué ocurre? – le preguntó nervioso buscando su revolver al ver como su amigo sacaba el suyo.

- ¡Nos atacan Warren! - Le susurró nervioso. - ¿No has oído el disparo? - Le preguntó inquieto mientras seguía mirando en todas direcciones. 

Era extraño, pues no parecía que sus atacantes estuvieran acercándose. No oía pasos, ni más disparos, como tampoco escuchaba a nadie hablar. Realmente era muy extraño.

Por el momento, la estrategia estaba surtiendo efecto. Era cierto que intentaban echarnos de malos modos, pero tampoco era como si hubiesen empezado a empujarnos o algo por el estilo y eso ya era algo. Anna me siguió la corriente y lo hizo bastante bien, así que eso significaba que podíamos continuar allí, atrayendo su atención, mientras los demás registraban el interior.

-¡No soy maleducada, Anna! Solo estoy preguntándole a estos caballeros que nos ayuden -dije, haciendo como que me tropezaba y caía ligeramente sobre uno de ellos -. Uy, perdón. Es que estas calles están torcidas. ¿No sabrán de alguna tienda de zapatos por aquí, verdad? Creo que voy a necesitar unos nuevos porque he roto ya tres tacones.

Miré entonces a Anna y le guiñé un ojo.

Li se volvió hacia Ofelia, que parecía estar muy pendiente de todo lo que hacían Anna y Susan, e hizo una gran reverencia. Li estaba nervioso por lo que pudiera ocurrirles a todos, porque sabía bien cómo se las gastaba gente como aquella.

-Lefligelio... sí, sí, yo il en seguida, y volvel lápido. Tlael bebida y comida -dijo, girándose y echando a correr mientras se alejaba de aquel lugar como si no fuese a volver.

La verdad era que Li no deseaba estar allí pero la alternativa, que era permitir que un grupo de turistas desapareciese o le sucediese algo malo estando él al cargo, no le parecía mejor. Si eso ocurría, nadie querría volver a contratarle jamás.

Cuando todas las cajas que había tirado Artie terminaron de caer, el silencio volvió de nuevo al lugar. Quizás alguien lo hubiese escuchado o quizás no, pero por el momento, no había nadie cerca ni parecía que hubiese rastro alguno de peligro. Tampoco era como si hubieseis visto algo que llamase vuestra atención, así que seguíais teniendo las mismas opciones que unos segundos antes.

Si no aparecía nadie, eso podía significar que las chicas estaban haciendo su trabajo, pero seguramente no podrían retenerlos durante mucho tiempo, o a lo mejor aparecía algún guardia porque debían hacer también una ronda interna.