Partida Rol por web

Capitulo 1

Era un dia tranquilo a principios del verano. Los diarios despertaron con la unica noticia en portada de una ola de calor procedente del desierto, que estaba barriendo el pais de punta a punta, la tipica noticia que es portada cuando no hay nada mas. El resto victorias deportivas y tonterias como indices de absentismo escolar o fracaso escolar.

Nada que os hiciera plantearos cambiar de planes.

Asi todos llegasteis al aeropuerto, algunos haciendo transbordo desde un vuelvo transoceanico y otros en su propio vehiculo o en un taxi.

Tras facturar el equipaje subisteis al avion y este despego sin ningun problema. La azafata comenzo su "danza" moviendo los brazos, explicando que hacer si caiais en el oceano, diciendo como se ponia un chaleco salvavidas... cosa estupida por otro lado ya que sobrevolariais territorio americano...¿Esperaban que si el avion se caia aterrizarais sobre un charco?

La azafata os ofrecio auriculares para ver una pelicula romantica y pastosa.

Mirasteis a vuestro alrededor, lo unico raro es que la mitad de los asientos estaban vacios. El 11S todavia estaba haciendo daño a las compañias aereas.

Ocupe mi asiento junto a la ventanilla como solia pedir cerca de los servicios a ser posible del avion, viajaba solo dispuesto a cerrar los ultimos tramites para conseguir un buen negocio para mi empresa y de paso dar los ultimos informes para que vieran qu enuestro producto realmente funcionaba y que era eficaz y como siempre, solo cuando habia que cerrar los tramites finales, viaje solo a New York

Saque de mi maletin mi portatil en el que comence a revisar los documentos y completar el ultimo informe que deje a medias a mitad de noche, me abroche el cinturon para olvidarme de el e ignoraba por completo las indicaciones de la azafata, volaba tanto que me lo sabia mejor que ella misma

Me cruji el cuello con suaves movimientos circulares y luego inclinandolo de lado a lado antes de ponerme a completar mi trabajo

Después de tanto llegue al aeropuerto, un poco tarde pero no lo suficiente para perder el vuelo, compre los boletos lo más rápido que pude a pesar del servicio que a veces se caracteriza por ser algo lento, antes de abordar y continuar, doy vuelta y con un beso en la frente me despido de Edra Mattew, realmente hizo un gran trabajo cuidándome y educándome y para mi ella es como una abuela regañona pero que nunca se negó a darme su apoyo en todo lo que necesitaba para crecer como persona.

Ya en el avión, me siento en el asiento asignado, comienzo a ver a mi alrededor como el propio turista en su primera vez, claro, ya antes había viajado con mis padres cuando era un chico, pero fue hace tanto tiempo que para mi esta segunda vez era como la primera, luego me quede mirando a la azafata y tomo los auriculares que me ofreció, comienzo a colocármelos y a ver qué gran producción nos pondrían en el viaje, al comenzar la película no evite sentirme algo deprimido, esa era la película favorita de Melissa, quise arrancar los auriculares de mis oídos y cerrar los ojos, pero debía enfrentar que ella ya no estaba y que debía continuar con mi vida, así que intente en todo lo posible disfrutar de esa mágica, romántica y extremadamente cursi película, he intentar tener un buen vuelo a pesar de los crudos recuerdos que a veces me atormentaban.

      Ronald se levantó tarde esa mañana, al menos tarde para lo que acostumbraba cuando estaba trabajando... Levantarse a las 9am y poder darse una ducha y desayunar tranquilamente era todo un lujo para él. Tras contactar con su hermano y confirmar que podía viajar con él, llamó a su madre y a Maddie para confirmar que finalmente estarían todos y la hora de llegada del avión, de modo que Mark estuviese a tiempo de recogerles en coche.

      Tras disfrutar de un rato de relax, ultimó los detalles del equipaje y tomó un taxi hasta el aeropuerto, donde ya le esperaba su hermano, como no, disfrutando de ese pernicioso vicio llamado tabaco. El sheriff vestía una camisa blanca con los botones superiores abiertos de forma desenfadada y unos vaqueros grises, con botas marrones de vaquero. En conjunto, estaba bastante presentable... aunque, junto a Ronald, que llevaba uno de sus trajes buenos, unas deportivas de sport de de Louis Vouitton y una maleta de la misma marca que probablemente costaría más que todo lo que llevaba su hermano, parecía de lo más informal.

      Unas cuantas bromas amenizaron el proceso de facturación de las maletas y del paso de las aduanas, juntos pasaron el rato de espera en la terminal tomándose un café y hablando de cómo Ron iba a pedir matrimonio a Adriana, cuestión esta que a Jack le parecía un terrible error, pues era un eterno e incurable soltero... Finalmente embarcaron juntos, con Ron riendo al escuchar los torpes piropos de Jack a la azafata, y tomaron asiento en primera clase... un lujo que de ser por Jack no habrían pagado, pero para Ronald no había discusión: su hermanito, para una vez que volaba, lo iba a hacer por todo lo alto... nueva ronda de chistes servida.

      Una vez habían despegado, Ronald ofreció el Mac a su hermano mientras el se sacaba su último libro: A Fest of Crows... algo dentro de él moría con cada página nueva que pasaba, pues el final estaba cada vez más próximo y aun no se sabía nada sobre la quinta entrega del libro... esperaba al menos conseguir un contrato para la serie que emitiría la HBO, así podría meter prisa a Martin en persona.

Azafata - llamó a la muchacha que poco antes tuviera que sufrir el descojone de Mark con su "baile" - ¿Sería tan amable de acercarme una botella de agua mineral, por favor?

Después de una larga estancia fuera, por fin regresaba a casa, había sido muy duro para él, pero finalmente consiguió dejar las adicciones atrás. Su familia se había ofrecido a recogerle, pero lo había declinado, durante su estancia en aquel centro no había querido que le visitaran, y ahora que por fin podía dejar atrás aquello, no iba a dejar que vieran el lugar.

Había salido temprano y estuvo con tiempo de sobra en la puerta de embarque, ya que prefería pasar el día en el aeropuerto que un segundo más en el centro. Apenas llevaba lo puesto, vaqueros, una camiseta blanca, una cazadora de cuero y tenis. Aparte de lo cual solo llevaba una maleta deportiva con algunas mudas, el móvil, la cartera y un mp3 que no dejó de oír en ningún momento.

Al subir al avión no le dio demasiada importancia al echo de que estuviese tan poco ocupado, es más, lo agradeció, prefería estar en lugares con poca gente. Una vez ajustado el cinturón, para que la azafata no le molestase, se centró en mirar una foto en el móvil, en la cual aparecían él y su hermana Sarah.

No me gusta volar. No es que me den miedo los aviones, pero me producen dolor de cabeza, y no estoy nada cómodo. Si a eso le añades compartir viaje con una charlatana como Mónica, empiezas a plantearte la idea de saltar del aparato en pleno vuelo.

Mónica es una compañera de trabajo, buena persona, pero que parlotea sin parar. Da igual el tema, ella siempre tiene uno en los labios, y la mayoría son chismorreos o anécdotas poco interesantes. Si al menos fuese un bombón como Anabelle, compensaría este suplicio con esos enormes escotes que le gusta llevar. Pero no ha habido suerte, me ha tocado asistir a una conferencia acompañado por Mónica. 

Mientras tomo asiento observo a dos jóvenes que recuerdo sonrientes de la zona de facturación. Uno de ellos está especialmente interesado en la azafata. Por lo menos alguien se lo está pasando en grande -pienso.

Sigo las indicaciones pertinentes, y agarro los auriculares con alivio. Van a ser mi salvación para librarme de la conversación de Mónica.

Todo era normal, algun niño molestaba en la parte de atras y las azafatas sonreian llevando las bebidas a quienes se las habian pedido...

Faltaban 20 minutos para llegar cuando desde la parte de atras escuchasteis un grito que os sobresalto. Por reflejo mirasteis al pasillo, asomandoos.

Una azafata acompañaba a otra a la parte de delante, algo habia pasado. El brazo de una de ellas estaba vendado con una toalla del avion pero aun de ese modo podiais ver salpicaduras de sangre en su uniforme.

- No pasa nada señores, solo un pequeño accidente, mantengan la calma y disfruten del vuelo.- dijo la azafata que acompañaba a la primera, nerviosa pero manteniendo la calma de la mejor manera posible.

      Me había pasado el viaje absorto en la lectura, cuando un inesperado grito me sobresaltó... ¿Había sido mi imaginación dando vida a la novela? No... cuando vi pasar a las azafatas, me sorprendió ver el color de la sangre, asique, intrigado, coloqué el marcapáginas y miré hacia atrás, tratando de ver qué era lo que sucedía.

¿Has visto lo que ha pasado, Jack?

- No te preocupes, se habra cortado con algo.- Respondio Jack tras lanzar una mirada a la situacion. Quitando el grito y el desconcierto producion por este, todo lo demas era absolutamente normal.

-La sangre es muy llamativa, no pasa nada hermanito, relajate. No queda mucho para llegar, termina tu novela.

Cuando Mónica y yo vemos a la azafata herida pasar a nuestro lado nos miramos y hacemos un gesto instintivo para levantarnos.

- Quédate. Voy yo a ver qué ha ocurrido. Seguramente no sea nada, pero si necesito ayuda te aviso -le digo a Mónica.

Seguidamente me levanto y sigo a las azafatas. Cuando me tope con ellas, o con cualquier otro miembro del personal de vuelo, me presentaré como médico y me ofreceré por si necesitan asistencia.

Dick se había quedado medio dormido al son de la música cuando un grito lo despertó, se quitó uno de los auriculares y miró hacia atrás, intentando descubrir el motivo. La curiosidad había hecho que un gran número de pasajeros hicieran un movimiento similar, pero lo único que consiguió ver fue a una de las azafatas heridas, posiblemente por cualquier tipo de accidente. Al no conseguir descubrir nada más desde su posición, el joven decidió ponerse nuevamente el auricular y centrarse en la música mientras intentaba dormirse para que el trayecto se le hiciera más corto.

No seré yo quien se alarme por ver sangre, Jack, no me trates como a un niño... resérvate eso para Silvie.

      A pesar de mis palabras y de la carcajada que las siguió, hice caso a mi hermano y me desentendí del asunto. Recostándome nuevamente en el asiento abrí el libro por donde lo había dejado, dispuesto a terminar el capítulo antes del aterrizaje. Entonces me llamó la atención como uno de los pasajeros salía en pos de las azafatas... Negué con la cabeza y chasqué la lengua, imaginándome que sería un cotilla, y seguí a lo mío.

Me encontraba aun viendo el final de la película cuando veo a mi lado pasar 2 azafatas algo tensas aunque intentando mantener la calma, me quite los auriculares y le pregunte a un señor que se encontraba cerca de mi puesto si sabía que había pasado, ya que había notado algo de sangre en una de ellas, este señor me informo que segundos antes se había escuchado un fuerte grito detrás, eso me inquieto un poco, pregunte si sabía algo mas pero al parecer estaba en las mismas que yo, así que intente continuar con lo que venía haciendo.

Antes de ponerme lo auriculares mire cómo iba la película y decidí cambiar de actividad ya que ya había perdido la parte más importante de esta misma, así que pensando que hacer, saque de mi pequeño bolso, mi filmadora de confianza y comencé a buscar  los videos caseros que grabe antes de abordar el avión para distraerme un rato, al momento también pasa a mi lado un señor con pasos apresurados detrás de las azafatas, se veía algo preocupado o algo muy curioso por lo que había sucedido, así que en vez de buscar el video, seleccione grabar y comencé a enfocar los pasillos disimuladamente, los asientos adjuntos a mí y el final del trayecto de las azafatas y este señor que estaba detrás de ellas.

Echando la vista atrás, posiblemente ese vuelo fue el único en su vida al que no había llegado tarde. Tenía que agradecerselo a Kate, que a pesar de actuar como una zorra despreciable y amargada la mayoría del tiempo en el fondo era una gran chica. La pose de devorahombres  cinica era la manera que tenía de relacionarse con el mundo y, desde luego, Irina no era la mejor partidaria para enseñar comportamientos sociales correctos a nadie.

Hubo un momento de embarazo absurdo cuando en el mostrador estuvieron a punto de hacerle facturar o la maleta o el estupido y gigantesco oso de peluche con guardapolvo que Kate había insistido en que le llevase a su recien estrenado sobrino, que se resolvió con unos cuantos exabruptos de Kate y una frase aciaga de "espero que esto no se vuelva a repetir" por parte del encargado del mostrador. Irina no sabía donde meterse, durante toda la discusión entre Kate y el encargado había permanecido parapetada tras el oso, roja como un tomate y solo deseando que Kate cerrase la boca, cogiese el puñetero bicho y le dejase coger el avión en agradable y confortable anonimato. Esta vez no pudo ser. Así que ahí estaba ella, enclaustrada en un asiento de ventanilla, junto a una de las alas del avión, con un oso de peluche gigante vestido de cientifico sentado en el asiento de al lado. Uno de los pocos niños que iban en el avión hizo alguna pregunta a sus padres respecto al bicho, pero por suerte no le preguntaron nada a ella. Se puso el cinturón (y por alguna extraña razón, se sintió inclinada a ponerselo tambien al oso... ¿para que necesitaría ir seguro un oso de peluche? No lo sabía, pero se sentia mal si no lo hacia), se escurrió en el asiento para evitar dentro de lo que cabia hacer más el ridículo y esperó a que el avión despegase.

Las azafatas comenzaron con su retaila de seguridad: "blablabla salidas alli y alli, blablabla en caso de despresurización de la cabina, blablabla"... Irina se sabía la retahíla de memoria. Hacía aquel viaje al menos una vez al mes: su tarjeta de "viajero habitual" la costeaba la universidad y ella no iba a desaprovecharla; la gasolina estaba demasiado cara. Dudó un momento entre ver la pelicula que ofrecían en el avión y, en un primer momento cogio las auriculares para hacerlo, pero cuando las letras rosas como de carta antigua se dibujaron en la pantalla hizo una mueca y decidió que tenía mejores cosas que hacer. Odiaba las peliculas cursis y pastelonas, más aún desde que Kate había dejado a su último novio (cual era ¿el vigesimo quinto o el vigesimo noveno desde que compartían piso? había perdido la cuenta) y las cuatro últimas noches su salón se había convertido en el baluarte americano de las peliculas romanticas y el helado de vainilla y galleta. Estaba harta de clichés y "vivieron felices para siempre". Estaba segura de que si un diabetico veía dos de aquellas peliculas seguidas moriría por exceso de glucosa en sangre.

Tambien declinó sacar el portatil y continuar trabajando en su tesis: siempre que se ponía con ello se concentraba demasiado y no hubiese sido la primera vez que las azafatas debían avisarla de que hacía rato que habían aterrizado y debía abandonar el aparato: el bochorno del oso cumplia sobradamente con la dosis de verguenza que había planeado para hoy. Así que se decidió a sacar el libro. Nikola se lo había regalado en su último cumpleaños y entre unas cosas y otras aún no había tenido tiempo de terminarlo. Era un recopilatorio del concurso de relatos de ciencia ficción "Shades of Infinity", de la edición del año anterior. Había algunos que dejaban mucho que desear, pero otros eran autenticas joyas. Irina creía ver al próximo Philip K. Dick en alguno de aquellos relatos.

Cuando más inmersa estaba en las disertaciones sobre la humanidad de un ordenador sensible, una conmoción en la parte trasera del avión le hizo apartar sus gafas del libro. Parecía que había algún problema en la parte trasera y dos azafatas recorrieron el pasillo de esa zona hacia la delantera del avión, pidiendo calma y tranquilidad a los pasajeros. Sí, bueno, no era fácil permanecer calmada cuando ves a una de las azafatas con el brazo manchado de sangre ¿porque era sangre, verdad? Uno de los pasajeros se levantó y siguió a las azafatas, y a Irina casi le pareció que se iba a poner a gritar "¡Abran paso, soy médico!". Ciertamente, había estado viendo demasiadas peliculas ultimamente. Volvió a guardar el libro en la maleta y comprobó que su cinturón y el del oso estuviesen bien abrochados (¿por qué narices se preocupaba? ¿era un oso de peluche!) y se irguió ligeramente. Asomando escasamente los ojos por encima del asiento delantero observó a las azafatas y al resto de los pasajeros, preocupada en como desembocaría todo aquello

Te diriges a la parte de atras, muy atras. Alli un miembro de seguridad del avion, vestido como cualquier otro pasajero pero aun asi reconocible. Empuja a otro tipo mas atras aun, casi a la cola del avion. Ves gotitas de sangre por el suelo

- No se que te has metido, chico, pero vas a tener que dar muchas explicaciones cuando llegemos. ¿No te dijo tu madre que estaba feo morder?.- dice el agente mientras lo controla a duras penas, le retuerce el brazo a su espalda y el chico no para de moverse. Ves como lo mete en una especie de armario, lejos de las miradas de los pasajeros y bloquea la puerta.

El agente se gira y te ve.- Vuelva a su asiento señor, ahora.- dice de forma imperante.

Observo la escena con atención y asombro. Casi no me da tiempo a fijarme en el chico que el otro tipo ha encerrado en el armario, pero juraría que no tiene buen aspecto.

-Discuple, me llamo Sebastian, soy médico. He visto pasar una azafata sangrando y sólo quería asegurarme que está todo bien...-desvío la mirada hacia el armario-... que todos están bien. Si puedo servirles de ayuda...

- ¿Asi que medico?.-Repitio el agente.- Ese crio estaba raro, como constipado. La azafata le trajo una manta y unos analgesicos, el chico le dio un mordisco sin decir palabra, tiene muy mala pinta. Podria estar hasta el culo de algo pero esta descontrolado... muy violento.- Mientras te habla el chico golpea el armario como si fuera a tirar las puertas abajo. Me cuesta sujetarlo, no creo que sea buena idea sacarlo, por el bien de los pasajeros.

-Entonces ¿Va a dejarlo ahí? Quizás sólo sea un ataque de ansied...

Me interrumpen los continuos golpeos a la puerta. No creo que sea un ataque de ansiedad. Puede que tenga razón y esté provocado por algún tipo de droga, pero me preocupa especialmente lo de la mordedura. Recuerdo un caso de rabia que traté hace algunos años, pero es tan poco común...

-¿Y la azafata? ¿Se encuentra bien? Podría echar un vistazo a esa mordedura.

Estaba concentrado en el trabajo acumulado que iba avanzando en mi portatil, no obstante aquel grito de la azafata que se habia hecho un corte me llamo estupidamente la atencion. La incopetencia de esa mujer me hizo equivocarme obligandome practicamente a volver a empezar gran parte del trabajo realizado finalmente me desentendi concentrandome de nuevo en mi trabajo cuando estaban ocupandose de la torpe azafata