Partida Rol por web

- Bueno, no conozco a nadie aquí… conozco el lugar… de oídas.

Dijo dubitativa mientras esperaba a que se marchase el conductor, pues no sabía cómo reaccionaría si comentaba aquello en voz alta. En cuanto este se marchó, se acercó a la chica de pelo blanco para decirle bajando un poco la voz, como contando un secreto, pero no tanto como para que no lo escuchara el resto del grupo.

- ¿No habéis oído hablar de este lugar? En ciertos ámbitos es conocido por sus sucesos… – empujó con el dedo las gafas a ajustarlas a su nariz mientras buscaba la palabra – extraños… ya sabes… paranormales.

-La otra... -Susurró creyendo que hablaba para sí mismo mientras ponía los ojos en blanco. Sin quedarle muy claro si le habían escuchado, volvió a dirigirse a la cabina... Insistiría y esta vez lo conseguiría.

Al escuchar el comentario de la muchacha de gafas, Christie no pudo evitar arquear una ceja mientras dejaba escapar un sonoro Ja como respuesta.

- Está claro que suceden cosas extrañas por aquí - soltó a continuación mirando a todos y a nadie en concreto - Basta echar un vistazo para comprobar que este... lo que sea - dijo en referencia al lugar donde se encontraban acompañando sus palabras con un movimiento de su brazo tratando de abarcar los alrededores - tiene de normal lo que yo de dulce monjita. Una chatarra rodante que "misteriosamente" se avería; una triste tienducha que parece sacada de una mala peli de serie B; un motel abandonado en mitad de la nada; una población granjera que de nada me sorprendería si salieran con antorchas y horcas gritando ¡brujería! si vieran un teléfono móvil, Ja.

Pareció quedarse más a gusto después de soltarlo, pero aún así continuó.

- Estás en el culo del mundo, bonita - dijo ya ahora sí dirigiéndose directamente a Rosemary - Aquí lo único paranormal es que hayan conseguido estancarse en los años 20.

Por sus palabras, parecía estar claro que a la ex-militar no le iban para nada todas esas chorradas de lo "oculto".

-Ey. ey. Tranquila "monjita". Nadie está contento con que el puto Bernie y su mierda de autobús nos haya dejado aquí tirados. A la chica le gustan las historias de fantasmas, ¿que problema hay?- dijo encogiéndose de hombros, tratando de rebajar la tensión que iba creciendo por segundos entre el grupo de desconocidos.

-Serán solo un par de horas, ¿no? Pues esperemos y ya está. En cuanto a ti- dijo mirando a la chica friki de lo paranormal -Yo en tu lugar me andaría con cuidado con ésta gente. A lo mejor lo de las antorchas no está tan desencaminado...- 

Al salir de la tienda, me cruzo con el conductor del autobús averiado. Al parecer tendrán que estar aquí más rato porque el hombre parece entrar para tomarse algo mientras dura la espera.

En el exterior hay mucha gente, todos los ocupantes del autobús, hablando sobre lo paranormal del pueblucho en el que estamos.

Vaya tonterías.- pienso mientras le doy las cervezas a Brian, que se toma la primera como si no hubiera bebido nada en su vida.

En cuanto Brian termina su segunda cerveza, meto el bolso debajo del asiento de la moto, me pongo el casco y me subo a ella.

-Vámonos Brian, ya me encuentro mejor.-le digo mientras me agarro fuerte a su cintura.

Aquel callado grupo sorprendió a Kenneth tras su repentina verborrea. La actitud de la medio lisiada no gustó demasiado, aunque era lógico estar algo alterados.

- Pues nada, el pueblo ha hablado, tendremos que esperar. - intervino.

- Eso sí, yo me quedo dentro del cacharro ese, que como siga aquí quieto me voy a quedar muñeco. - dijo mientras iniciaba el camino hacia el autobús.

El motero se termina la segunda cerveza tirándola al suelo, no muy lejos de donde cayó la primera. Sin bajarse se adelanta un poco para que la chica pueda meter sus cosas dentro del asiento. Se pone de nuevo el casco y arranca el motor para luego hacer sonar la moto a bastantes revoluciones.

Entre el sonido del motor y el casco cuesta oír lo que le dice a la chica. Esta se coloca el casco y se abraza a él. La moto de nuevo resuena en la total soledad de aquel triste lugar. Comienza a girar la rueda trasera para luego salir disparado hacia el camino de tierra que va al oeste. Ese mismo camino por el que el autobús se había tenido que desviar de la carretera secundaria.

La moto levanta una nube de polvo que hace toser a más de uno. Mientras esa nube de polvo se disipa veis como las luces de la tienda poco a poco se van apagando. Tras un minuto la campanilla suena por última vez para dejar ver a Sheila marcharse algo cabizbaja.

Se encamina a su coche con paso ligero, un sedan viejo como no habéis visto en mucho tiempo. Abre la puerta, se sienta y arranca. Tan siquiera os dice unas palabras amables de despedida, parece preocupada por algo. El coche echa marcha atrás con cuidado de no pillaros y acelera para dirigirse al nordeste, otro camino de tierra que va en dirección a las granjas.

Todos os dais cuenta de que estáis perdidos en medio de la nada. Empieza a refrescar y en medio del campo sólo hay esa tienda con las luces apagadas y apenas un cartel y una farola que parpadean, resistiendo a la oscuridad de la noche. El cielo en el campo se ve especialmente estrellado. La niebla que había cuando llegasteis parece haberse alejado quedando sólo arremolinada al margen de las arboledas, como un muro casi invisible.

Cae la noche sobre Ebernburg, son pasadas las 9 de la noche y no hay señales de que esto vaya a mejorar. Comienzan a pasar los minutos y Bernie, que ahora recordáis que había entrado en la tienda, no hace acto de presencia.  Son ya las 9 y media de la noche y el tipo ni aparece...

El fuerte sonido de la moto retumba en tus oídos incluso con el casco puesto. Salís pitando del pobre aparcamiento como alma que lleva el diablo. A Brian le encanta hacerse notar, especialmente cuando conduce su moto nueva. 

Cuando ya os habéis alejado un poco, lo suficiente para perder a todo aquello de vista, comienza a aminorar la marcha. El camino es de tierra y su moto no está preparada para ese tipo de terreno. Alguna vez te lo ha contado, aunque a ti ese tema realmente no te interesa mucho. Algo sobre la huella de los neumáticos, que si más liso o "noseque"... La cuestión es que os ponéis de nuevo en marcha. 

- Entre el desvío que hemos tomado y el rato que nos hemos tirado ahí habremos perdido una hora. grita él, pues apenas oirías nada entre el casco de él al hablar, el tuyo para escuchar y el ruido de la moto.

- En cuanto entremos en la carretera voy a darle caña a la moto, así que agárrate fuerte.

La noche cae sobre vosotros dos, él tiene que encender las luces de la moto para poder ver en el camino de tierra que recorre la arboleda. Ya es tarde, serán cerca de las 9 de la noche... 

Pues hubiera preferido dar un paseo por este maldito pueblo antes que quedarme aquí sentado como llevamos haciendo todo el día... 

Ya llevaba un rato metido en el autobús mientras los demás charlaban fuera, cuando el frustrado médico se sorprendió al no ver volver al conductor. Sus intentos por encontrarle a través de aquella ventana mugrienta habían sido en vano.

Finalmente, decidió volver a bajar y preguntar a los demás.

- ¿Y el conductor? - preguntó extrañado. - No me puedo creer que esa tía le haya dejado quedarse en la tienda mientras nosotros nos helamos aquí fuera.

Ve alejarse tanto la moto como el coche con cierta envidia pues no parece que ellos vayan a tener la suerte de encontrar una salida en lo que quede de noche ¿Llegará un autobús de repuesto por la mañana?

- Puede que esté en el baño, responde a Kenneth cuando éste pregunta por el conductor. Uno de los hombres deberíais mirar por si le ha pasado algo ¿no?

Se frota los brazos tras cruzarlos en un intento de alejar el fresco de la noche y se sube al autobús buscando mantenerse caliente.

Iba pasando el tiempo y el puto Bernie seguía sin aparecer.

A Terry realmente le daba igual lo que le hubiese pasado al pobre desgraciado, el cariño que le tenía el conductor a él era mutuo. Cuando la chica de pelo blanco dijo que alguno de los hombres debía ir a ver si le había pasado algo, simplemente se encogió de hombros y se subió al autobús.

Solamente tenían que esperar al siguiente bus y su conductor. El viejo ya no servía para nada.

-Ojalá le haya dado un infarto mientras cagaba- pensó mientras subía la escalerilla del vehículo. La imagen del chófer tieso en el wc con los pantalones por las rodillas le arrancó una sonrisa de los labios.

¡Por fin nos vamos.-pienso mientras Brian hace su espectáculo. Siempre que hay gente delante tiene que darle mucho gas a la moto para hacer ruido, quemar rueda y asustar al personal, que evidentemente, lo miran y se apartan.

Después, nos ponemos en marcha, camino hacia la carretera.

Está oscureciendo, hemos perdido bastante tiempo y la luz del día se va apagando. Encima, tenemos que pasar por un camino de tierra, lleno de baches y piedras, y aunque la moto de Brian es buena, no lo es para este tipo de pavimento.

Decide aminorar la marcha y a mí, me entra un escalofrío por la espalda. Este lugar alejado, el frío y la oscuridad de la noche, la arboleda tupida y la poca velocidad de la moto hace que me entre un poco de miedo. Cuando me entra miedo, lo único que hago es mirar para atrás una y otra vez, pero claro, ahora es de noche y no hay iluminación...

Kenneth alzó las cejas instintivamente ante el comentario de Morgane.

- ¿Y por qué los hombres? - dijo en tono gracioso - ¡Tanta igualdad para esto! Venga va, ya voy yo, cualquier cosa con tal de distraerme...

Y sin más dilación, se acercó a la tienda con la intención de tocar en la puerta y preguntar por el tal Bernie. Si estaba dentro, esperaba que les dejara pasar al menos, no sin antes echárselo en cara.

- Joder que puto frío... - dijo entre dientes tras arquear la espalda, justo antes de empezar a andar.

Ros agachó la mirada ante la respuesta de la mujer con pinta de militar pero no se atrevió a responder. Ya estaba habituada a respuestas como aquellas y sabía que no serviría de nada tratar de razonar con gente así. Observo extrañada como la tenderá cerraba el local con el chófer todavía dentro pero el mal cuerpo no la animó a investigar porqué. Simplemente forzó una sonrisa al resto del grupo para despedirse de ellos.

- Bueno buen viaje. Espero  que no tarde mucho  en venir el otro bus.

Tras esto comenzó a andar hacia las dispersas casas que formaban el pueblo. Cuanto antes se pusiera en marcha más probabilidades tendria de encontrar un sitio adecuado para pasar la noche.