Partida Rol por web

El contrabandista metido a espía rebelde se adelantó al resto de integrantes del comando para explorar el perímetro y si por si encontraba alguna forma de entrar al bunker polvorín.

Cuando oyó la idea del durosiano recordó el mensaje que había recibido confidencialmente... Ciertamente si siguiera las indicaciones de Kadlo podría cumplir con lo que le solicitaban... Tendría el valor de llevarlo a cabo.

Al dar la vuelta al edificio observó que estaba enclavado en una colina y no se veía edificación alguna por encima del suelo. Y unos estrechos tubos sobresalían en varios puntos. Cuando se asomó pudo intuir que se trataban de respiraderos ¿Qué haría con esa información?

Erasmus recorrió el perímetro exterior del recinto en busca de algo que les sirviese de entrada, o por lo menos que distrajera a la gente que pudiese haber en su interior. Comenzó a andar, y observó todo lo que pudiese ayudarles a entrar. Cuando hubo acabado de inspeccionar, cogió su comunicador y con voz tenue y apresurada, se puso ha hablar:

-Señores, he descubierto unos respiraderos. Voy a acercarme a ellos con la granada. Pero sólo puedo alcanzar uno a la vez. Hay varios distribuidos por el perímetro. Necesitaría que alguien de vosotros se acercase a alguno y lanzase alguna granada a la vez que yo, para que los pille por sorpresa. Me copiáis?

Erasmus tenía ganas de acción. Era un tipo singular... verdaderamente singular, pero a Tin le caía bastante bien. Tras dar una vuelta al perímetro confirmó, el exmercenario confirmó la existencia de túneles de respiración y de la posibilidad de lanzar granadas que al estallar produjeran un verdadero caos en el interior del búnker, pero...

- Oye Erasmus... ¿No dijo el teniente que este búnker era un polvorín imperial?...- preguntó el muchacho mientras sopesaba una de las granadas que colgaban de su cinto. - Es que lo mismo no es una buena idea volarse las pelotas mismo...- Continuaba argumentando el cadete.

Aquello era un quebradero de cabeza para los reclutas. Allí se encontraban ante un búnker completamente sellado, sin saber muy bien que hacer y meditando la posibilidad de estallar un rocío de granadas en el interior del mismo, sin tener ni idea si en su interior había cargas termonucleares.

- ¡¿Y si usamos la maleza circundante para crear fuego y...?!-  intentó exponer el aspirante a piloto - ¡¿ ... Lo vertimos por los conductos de ventilación?! Quizás así, averiguemos si hay alguien vivo dentro...- mientras esperaba consenso.

Kadlo se quedó espectante, con la mirada fija en la puerta, no fuese el caso de que se abriese con una comitiva poco amiga. Escuchó como Erasmus confirmaba su teoría: había varios conductos de ventilación. Kadlo se quedó mirando al resto, mientras debatían los pros y contras de hacer saltar por los aires el bunker, y de pronto Tin tuvo una idea menos destructiva pero encarada al objetivo principal: hacer salir a los posibles habitantes fuera del bunker llenando el aire del interior de humo.

- Es otra posibilidad, ..., sólo espero que sino hay nadie, el fuego que "introduzcamos" dentro no haga denotar nada ....

Erasmus escucho la idea de Tin. En parte el joven tenía razón al decir aquello. No sabían realmente lo que había allí dentro, y detonar granadas en su interior era arriesgado si, pero lo último que deseaba él, era enzarzarse a tiros por un bastión perdido de la mano de dios. Se giró hacia el cadete y río:

-Jajajajajajajajajajajaja. Ok Tin. Tienes razón, lo haremos a tu modo. Pero recuerda, si el plan falla.....

Krueger sacó la granada de su cinturón, y con un gesto de sus dedos, meneó la granada delante de sus compañeros. Volvió a dirigirse a sus compañeros, esta vez para trazar un plan de ataque por sí salía alguien de dentro:

-Veamos, habría que empezar a distribuir la faena. Yo me ocuparé de prender fuego a las plantas para que el humo entré por los conductos. Quién se apostará en la puerta para recibir a los posibles huéspedes? Vamos a hacer esto lo más rápido posible. Llevamos demasiado tiempo aquí delante. 

Kruegher parecía tener las cosas claras, y Tin no disentía en absoluto de la forma de pensar y actuar de Erasmus. Al parecer, su idea había calado en el grupo, y eso le hacía sentirse bien, pero no era hora de darle demasiado bombo al asunto. Todavía estaban plantados delante del búnker y no habían conseguido penetrarlo.

- Yo cubriré la entrada con Kadlo. Talram y tú podéis hacer fuego.- Y dicho esto, el cadete marchó hasta la entrada principal y buscó una zona donde parapetarse y apuntar con su rifle bláster. En caso de lucha, desde su posición tendría un buen campo de tiro...

Fuego para alertar a los ocupantes, granadas para detonar el interior... nada de aquello gustaba al exsenador...nada! Pero bien mirado, despues de fallar con el panel de la puerta, no había "tácticas" mejores. Tin y el duros se apostaron a la entrada para "recibir calurosamente" a quien quiera que saliese por la puerta ahogado en humo... si es que había alguien. En fin... no quedaba otra. Si salían bien parados de aquel brete, el Oficila Pinaza lo pasaría en grande con el informe de operación. Al pensar en ello, Talram no pudo evitar que se le escapase la risa, que apresuró a tapar con la mano aorazada. Luego ayudó a Erasmus a prender el fuego a los matojos y apilarlos bajo el respiradero para que el humo entrase e hiciese su funcion...

- Esto es de locos... - acabó susurrando para si, aunque quizás, no demasiado para si...

Los reclutas se organizaron rápidamente. Tras la vuelta del "explorador" Kruehguer discutieron la mejor táctica para penetrar el, en apariencia, inexpugnable bunker. Desecharon por demasiado peligrosa la idea de lanzar unas granadas por los estrechos respiraderos, ciertamente cabía la posibilidad de que esa decisión hiciera saltar por los aires el polvorín.

Kadlo y Tin, muy ufano él por ver que su plan se ponía en marcha, tomaron posiciones frente a la puerta para enfrentarse a lo que pudiera salir de allí. Era una precaución necesaria ya que aunque el edificio pertenecía al Ejército Imperial no sabían qué o quién podría salir de allí.

Mientras tanto Erasmus y Talram hacían acopio de ramas secas para prender fuego en las pequeñas chimeneas. Junto a la leña seca también juntaban alguna verde para potenciar la generación de humo, el objetivo principal del plan. Erasmus, que parecía tener algo más de idea, fue preparando paquetes de madera que iba encajando en las aberturas. Cuando tuvo todos los respiraderos listos fue prendiendo la madera.

El humo empezó a elevarse hacia el cielo, momento en el que Talram empujaba los mini incendios con una rama hacia abajo. Ahora solo quedaba esperar a que algo ocurriera....

Comenzaron a amontonar los fardos de leña y lanzarlos ardiendo por los huecos de los respiraderos, cuando de repente Erasmus escuchó el comentario por lo bajo de su colega. Comenzó a reír al escuchar aquellas palabras:

-Créeme Talram. Esto no es de locos. En comparación con la otra idea, es incluso simpática!!!!JAJAJAJAJAJAJAJJA

Rápidamente cerró su boca, asustado de no haber alzado demasiado la voz. Puede que aquello fuese una locura, pero no podían incrementar las ya de por sí múltiples posibilidades de que hubiesen sido descubiertos. 

-Será toda una hazaña salir de esta sin que los de dentro se hayan enterado de que estamos aquí fuera. 

Siguió introduciendo los fardos de leña en los respiraderos mientras Talram les prendía fuego.

Kadlo se apostó junto con Tin, fuera de la vista de los posibles integrantes que salieran por la puerta del bunker, y parapetado como mejor pudo entre la maleza colindante. Esperó pacientemente hasta que empezó a notar las débiles columnas de humo producto de los fuegos auspiciados por sus compañeros ...

El tiempo transcurría lentamente mientras esperaban a que el fuego y el humo hicieran su trabajo. No sonó alarma alguna ni se pudo percibir movimiento alguno en las selladas puertas del bunker. El humo dejó de salir de los conductos de ventilación y nada había cambiado. Deberían buscar alguna manera de entrar, habían desechado volver a enfrentarse con los circuitos y el plan del humo no había dado resultado.

Erasmus esperaba ansioso la llamada por el comunicador de sus compañeros, esperando que en cualquier momento un chasquido de estática rompiera el silencio y un aviso silencioso les advirtiera de soldados saliendo por la puerta. Pero aquella comunicación no llegaba. 

Pasaban los minutos, y Erasmus se impacientaba por momentos, esperando esa llamada que no llegaba. Miraba furtivamente a Talram, esperando que quizá su comunicador se encendiese, pero no fue así. Nervioso por la falta de novedades, decidió tomar él mismo su comunicador y hablar con sus compañeros:

-Muchachos, me recibís? Aún sin noticias del interior? Cambio. 

Espero a que la estática del comunicador acábase y una voz al otro lado respondiera. 

El tiempo pasó y desgraciadamente el plan de los cadetes no obtuvo la respuesta que hubieran deseado. La puerta continuó barrada a calicanto, y el grupo se hallaba en la misma disyuntiva que cuando llegaron al búnker... aunque con menos horas de luz. La simple idea de pasar la noche al raso en ese sucio charco embarrado, le ponía los pelos de punta al cadete con pretensiones de piloto.

- ¡¡No hemos oido ni el ruido de un pedo!! Cambio.- Se apresuró a responder Abstinius a las preguntas de Erasmus. - Parece como si no hubiera nadie en su interior...- anadió por el intercomunicador. - ¡¿Y ahora que hacemos?!- preguntó el muchacho. La opción de las granadas era arriesgada, pero enfrentarse al panel de control era una tarea que superaba los conocimientos de Tin y los que se hallaban allí.
 

Kadlo presenció con calma toda la escena, y en parte compartió el nerviosismo por el fallo del plan que habían orquestado. Coincidía con Tin, parecía que allí dentro no había nadie, sino algo tendrían que haber escuchado. Aunque seguía sin apartar la mirada de la puerta, con el arma apuntando hacia ella, se atrevió a seguir la conversación con el resto del equipo:

- Independientemente de que no haya nadie, tenemos que entrar en ese bunker, ..., por la puerta principal, o trasteando alguien más en los cables o reventándola, ..., o bien por algún conducto suficientemente grande o por alguna otra entrada, conducto o cavando un túnel, ..., sino tendremos que dar explicaciones a nuestro oficial, ..., y supongo que a ninguno de nosotros les hace gracia esta opción. - Guardó un momento de silencio y añadió - Erasmus, ..., ¿los conductos de ventilación son suficientemente grandes para pasar?, ..., ¿o alguien se atreve a trastear con los cables?

Kadlo sopesó la situación. Parecía no haber otra entrada, y la idea de abrir la puerta principal reventándola, tampoco lo seducía. Además, sí su oficial llegase a ver el estropicio, tendría otro motivo más para burlarse de ellos.

- Voy a intentar abrir la puerta. Cúbreme Tin.

Y dicho esto, se acercó hasta el dispositivo de apertura de la puerta y empezó a manipularlo .....

Tin desconocía si los durosianos tenían gónadas, pero Kadlo los tenía bien puestos. Ante la petición del alienígena de fuego de cobertura, Abstinius no dudó ni un segundo en apostarse en una de las rocas más cercanas a la puerta del búnker. Allí colocó su bláster, y lo mantuvo apuntando hacia la entrada sin perder de vista un segundo los movimientos de Kadlo.

- ¡¡Vamos Kadlo!!... ¡¡Tú puedes!!- animaba por el intercomunicador a su compañero.

Aquello empezaba a escamar sobremanera a Erasmus. Tin le había contestado a la pregunta, pero no era aquella la respuesta que esperaba. Si no había nadie, como era posible que estuviesen en aquel brete? Sólo esperaba que lo que había dentro no fuese un robot.....

De repente escuchó al Duro hablar por el comunicador, proponiéndose para intentar nuevamente abrir la puerta mediante la electrónica. Así que Erasmus se apresuró corriendo hacia la puerta, para dar también cobertura al Duro mientras este trataba de abrir la puerta. 

-Kadlo espera!!! Voy a dar soporte a Tin mientras te cubre!! Dame dos minutos para llegar!!! Corto!!

Rápidamente se puso en pie, y con gesto grave, hablo con Talram. 

-Talram!! Vamos rápido. Esto me da mala espina. Vamos hacia la puerta a ayudar al Duro!!

Giró el cuerpo en dirección a la puerta y salió corriendo. 

Después de esperar más allá de lo que la prudencia exigía y ante la ausencia de evento alguno que indicase reacción por parte de posibles habitantes del búnker, el durosiano se acercó a la puerta para probar suerte con los circuitos del panel.

Mientras tanto Tin se apostaba con el bláster preparado por si había problemas y le daba ánimos al alienígena por el intercomunicador. Erasmus también acudió a ayudar y se colocó cerca de la puerta a la vez que urgió a que le acompañara el ex-senador.

Pero este no reaccionó. Quizá fuera la tensión del momento, quizá su falta de experiencia en aquellas lides... Fuere como fuere Talram se quedó inmóvil en su sitio. No estaba hecho para las operaciones de asalto, prefería otros campos de batalla como la dialéctica y la negociación. Quería ser de ayuda al Imperio pero no veía cómo en aquel apestoso cenagal.

Kadlo retorcía cables, sustituía circuitos, conectaba y desconectaba, buscando la combinación mágica que les permitiera franquear aquella puerta. Si pudiera sudar un durosiano lo estaría haciendo a mares... Estaba a punto de desistir cuando un silbido que todos reconocieron al instante acompañó al movimiento de la puerta al abrirse. Lo habían logrado...

Más allá solamente había oscuridad.....

Erasmus estaba enfrascado esperando en una esquina mientras observaba como el Duro de peleaba con el panel de circuitos. Observaba y estudiaba la situación. Observaba como Tin, ojo avizor, no quitaba ojo al perímetro que Erasmus no llegaba a alcanzar. También se percató que Talram no le había seguido. O bien no había escuchado sus palabras, o bien había preferido quedarse vigilando la parte trasera del búnker. Sea como fuere, no le había seguido.

Mientras vigilaba y cavilaba, escuchó lo que tanto habían anhelado; el sonido de la puerta abriéndose. Miró con sorpresa al Duro, pero no logró discernir si su cara era de sorpresa como la suya, o si estaba tranquilo. Aún no había conseguido averiguar las caras de Kadlo. Todas le parecían iguales.

Lentamente, se acercó a Kadlo y le puso una mano en el hombro. Miró al interior del oscuro búnker, y volvió la vista al Duro:

-Genial muchacho. No dejas de sorprenderme. No habría apostado por ti ni medio crédito, pero me has cerrado la boca. Bien hecho. -le dijo Erasmus mientras daba golpecitos en el hombro a Kadlo.

Inmediatamente, cogió el comunicador y se dirigió al resto de compañeros:

-Tin, princesa, venid aquí. Kadlo se ha ganado el pan de hoy. Cambio.