Partida Rol por web

Camino por los jardines un poco frustrada por no recibir ningún tipo de respuesta, bien sé que no pertenezco a la realeza, mas a algún noble no se le educó con la suficiente gracia como para tratarla. 

Me acerco a la princesa, está acompañada del amable bufón. 

Buenos días alteza ¿habéis descansado?

Katherine se acerca a la princesa, pero esta está centrada en ocupar una posición en el juego que su padre ha preparado dentro del laberinto de modo que, o bien no ve a la dama acercarse o aún así toma la decisión de adentrarse en el laberinto igualmente.

Ya perdiéndose en el interior, le llega la pregunta de la dama, así que decide responder. Quizás no esté de especial buen humor porque su timbre suena algo más forzado, aunque las cadencias son las habituales.

Bien, querida, pero debes disculparme, no quiero hacer esperar a mi padre ni al resto de la corte. - Después, bajando un poco la voz de modo que resultase audible sólo para los más cercanos añade. - Creo que mi hermano quería hablar con vos

La Reina, con paso decidido, atraviesa el jardín hasta encontrarse frente a la balconada en la que se apoya su esposo, el Rey.

 - Saludos, querido. Sabréis perdonar mi tardanza: esta mañana amanecí indispuesta. Decidme, ¿ha dado ya comienzo el juego?

Artai llega a los jardines y con la mirada busca al bufón. Tenía ganas de hablar con él, había pasado una mañana un tanto estresante y él sabía perfectamente como recomponerle y hacerle reír. Su amigo Vincenzo siempre sabía sacarle una sonrisa cuando más lo necesitaba.

Enzo sonrió cuando vio acercarse a Lady Katherine. Tomó su mano y se inclinó para besársela con delicadeza.

 -Dichosos los ojos que os ven, Milady. ¿Vais a participar en los juegos? Prometo pegaros sólo una pluma con una gota de miel si tuvierais la desgracia de encontrarme.

Sin embargo, el bufón pronto vio su atención desviada hacia otra persona. El joven novicio Artai parecía estar buscando a alguien y, cuando se fijó en Enzo, empezó a caminar para encontrarse con él. Con una sonrisa, el bufón empezó a caminar hacia el novicio.

 -¡Artai, amigo mío! ¿Qué sucede? ¿Has descubierto la manera de expulsar al diablo que vive dentro de los pantalones del Príncipe? Espero que no, eso me dejaría sin la mitad de mi repertorio de chistes.

Artai se echó a reír cuando escuchó las palabras de Enzo. Su amigo siempre le hacía reír y estaba contento por ello. Aunque luego se preocupó de que le juzgaran por haberse reído del chiste. Por lo que calló de inmediato llevándose la mano a la boca para disimular.

¿Vas a participar en los juegos? Le preguntó a Enzo. Artai tenía dudas de si él podría hacerlo o no, ni siquiera se lo había planteado pues tenía otras preocupaciones en la cabeza. Después siguió mirando a su alrededor. ¿Has visto a  Kurr?

 -¡Por supuesto que voy a participar! Yo soy la casilla en la que ningún jugador quiere caer. El Rey me encargó la maravillosa tarea de castigar como vea necesario al desafortunado participante que se encuentre conmigo. No haré nada tan extremo como el desgraciado accidente de ayer, pero te garantizo que será algo que nadie olvidará. ¿Tú participarás, amigo mío?

Cuando el novicio preguntó por el guardia, Enzo miró alrededor.

 -Pues no me he fijado, pero si buscas seguro que le encuentras. Es uno de los mejores si no el mejor guardia del castillo. Llegar pronto para proteger a la familia real es parte de su excelente trabajo.

Las palabras de Enzo me liberan de mis distracciones, ¿puedo participar? podría hacerlo y así ayudar a la princesa, pero no. Debo hacer otras cosas. 

Sus majestades, Enzo, no puedo competir con tan gallardos caballeros. Además me veo obligada a ausentarme unos instantes ya que me encuentro indispuesta. Si me dispensan.

Antes de irme me giro para decir una última frase 

​Y no olviden degustar los dulces, pues los he cocinado yo misma.

Parpadeo, molesta ante el repentino cambio de luz entre los lóbregos pasillos del castillo y el radiante sol que inunda los jardines.
Avanzo por el césped, saludando con una educada reverencia a los monarcas, y echando un rápido vistazo a todos los presentes, asegurándome de que todos están pasando un buen rato.

El príncipe entra en los jardines bellamente adornados, buscando con la mirada a la encantadora Lady Katherine, mientras tanto saluda a los invitados que ya están allí dispuestos a pasar un gran día en los juegos que el Rey ha organizado, hace un día maravilloso.

La Reina se gira, para abandonar los jardines. Antes de hacerlo, pasa junto a Ibb.

 - Estás ensanchando, niña - dice con gesto de desagrado - Mejor será que no comas chucherías, o te pondrás como una bola y no pescarás marido.

Dicho lo cual continúa su marcha con aire altanero.

La Reina intenta seguir a Lady Katherine.

Haz una tirada de Sigilo a ver si tienes suerte.

Haz una tirada de Percepción en cuanto puedas

El rey llama a su esposa para que se quede para ver los juegos. Lleva sin verla toda la mañana.

-Hola querida, por supuesto que os disculpo ¿os encontráis mejor?- le pregunta con tono preocupado. Aunque ve que tiene intención de volverse a marchar...

La verdad que no me lo había planteado, le dijo a Enzo, y no me siento tampoco preparado ahora mismo. La verdad. Tengo la cabeza en otra parte y estoy algo cansado. Además, tenía que ir en busca de Kurr, tenía que hablar con él. Dijo mientras le buscaba con la mirada para ver si lo encontraba.

Entonces veo que no es que tú participes, es que tú eres parte del juego. Pobre del que se tope contigo. Dijo entre broma y malicia.

La reina se cruza en mi camino, y al hacerlo, me dirige unas duras palabras.

 - Estás ensanchando, niña. Mejor será que no comas chucherías, o te pondrás como una bola y no pescarás marido.

Inclinada en una reverencia, parpadeo, sorprendida, aun sin mirarla.

-Como digais, majestad... -murmuro, esperando a que dé la espalda para erguirme de nuevo. 

No puedo evitar llevarme la mano al vientre, preguntándome si será cierto que he engordado, cuando observo que Artai está hablando con Enzo. Me aproximo a ellos.

-Buenos días -saludo a ambos varones. Espero que el bufón no haya escuchado el comentario de la reina, o tendré un nuevo mote muy pronto.

La Reina hace un gesto de náuseas como respuesta a su esposo,  y sale apurada,  como si fuera a vomitar.