Partida Rol por web

Entro a los Jardines buscando a mi amada, mi futura esposa y madre de mis hijos.

-Elizabeth, Elizabeth, oh, reina de mis ojos, altar de belleza, unica diosa de mi olimpo. Te he buscado, lo sabes, por largo tiempo, y por fin te he encontrado. He cruzado reinos y oceanos. Vengo de mas alla del otro lado del mar. Eh matado colosos y dragones, bestias mitologicas y se han escrito, de mis azañas canciones.-

-Pero todo eso es poco comparado con la caricia de una sola de tus miradas.-

-Si hay otros que tu amor pretenden, tenlo por seguro,  a todos abatiré en duelo para llegar hasta ti, por que de tu belleza prendado vivo y sin ella muero.-

Hizo una reverencia ante la princesa cuando la encontro.

 -¡Por supuesto que os ayudaré, Alteza! Además, vuestro padre me pidió que pensara cosas con las que entretener a los invitados, por lo que vuestra idea no sólo es estupenda, sino que viene en el momento adecuado.

Cuando Elizabeth miró de un lado para otro buscando al Príncipe y Lady Katherine, Enzo la imitó, buscando también por los alrededores.

 -No tengo ni idea de dónde pueden estar, Alteza. ¿Creéis que vuestro hermano se habrá llevado ya a Lady Katherine sus aposentos? Porque jugar a esconderse puede ser algo que el Príncipe sea capaz de hacer, pero nuestra noble invitada... Tiene demasiado carácter para eso, me parece.

Asiento complacido por la respuesta de Katherine. Pareciera que está disfrutando el momento y aliviando sus preocupaciones, si es que existían, y ese era el placer que Dionysos vivía cada momento del día.

Decís no tener el don de la palabra. Y es un alivio del pobre alma mortal, porque es bien sabido que Dios reparte sus dones, y vos habéis sido bendecida con una lista tal de ellos, que si gozarais también del don de la palabra seríais más celestial que humana y yo, pobre mortal, me postraría ante vos. - Bromeó el príncipe.

Aún guiándola de la mano, se detiene en una encrucijada. Ves obvio qué camino siguieron su hermana y el bufón, pues pudiste verles girar a la izquierda, pero Dionysos parece dudar.

Finalmente te mira, guiña un ojo y se lleva un dedo a los labios indicando la complicidad de un secreto no formulado. Luego giráis a la derecha y tomáis la dirección opuesta. El príncipe no se detiene en más encrucijadas, por lo que asumes que sabe dónde vais. Continúa hablando mientras avanzáis, llenando el trayecto.

Pero si que habéis demostrado el don de la estética. Os sorprendería la cantidad de personas que encuentran en este laberinto una mera diversión y en sus setos unas meras paredes. Vos habéis demostrado ver más allá del contenido y observar la belleza de la forma. Eso es tener alma estética tal y como los antiguos griegos la definían: un alma sensible y perspicaz... ¡Ya hemos llegado! - Exclama repentinamente.

Miras alrededor y observas una zona del laberinto que se ensancha creando una especie de sala en la que puedes ver una falsa pared de roca en forma de gruta decorada como una pérgola con enredaderas y flores y un banco de madera de dos plazas. También hay un árbol bajo que, a la luz del farol, luce salpicado de flores blancas y rosas. Todas las flores allí reunidas tienen un efecto más que estético, pues su aroma inunda el ambiente con una fragancia dulce.

La sala se abre a vuestra derecha, de frente continúa el pasillo por el que habéis llegado y no se aprecian más entradas. Piensas que ese laberinto debe guardar más secretos de los esperados a primera vista.

- Entonces... ¿por qué no me acompañas mañana a decírselo a padre?, quizás así sea más fácil que la idea del baile le parezca apropiada, quizás si piensa que yo sola voy a organizarlo no me haga mucho caso.

Oigo unos ruidos cerca.

- ¿Oyes eso? Quizás sean ellos..., quizás me precipité con el jueguecito, la verdad es que solo quería hablar a solas con vos mi querido Enzo, nada más.

Le sonrío, y aunque por un momento parecía que iba a levantarme, me quedé allí sentada, a su lado.

 -Claro. Después de tomar el desayuno podemos reunirnos en el salón principal o cerca de las cocinas. Y desde ahí, ir a buscar al Rey Uthor para comunicarle nuestro pequeño proyecto. Y no os preocupéis. -Enzo cogió la mano de la princesa y la apretó con delicadeza- No me separaré de vos mientras hablamos con vuestro padre.

Entonces Elizabeth dijo haber oído algo. Él también lo había oído. ¿Serían Dionysos y Katherine? ¿Tan rápido? Porque el rato que había pasado a solas con la Princesa se le había hecho bien corto. En fin, eso era lo que pasaba cuando te divertías: el tiempo volaba.

 -Podría ser, creo que a estas horas somos los únicos que estamos por aquí.

Al oír lo que la Princesa dijo de hablar a solas con él, el bufón sonrió.

 -Bien sabéis que si queréis conversar más conmigo, sólo tenéis que buscarme, Alteza. Estoy siempre a vuestra disposición.

Y viendo que Elizabeth no se levantaba para acudir al lugar del que provenían los ruidos, Enzo señaló dicho lugar.

 -¿Vamos o les avisamos de que estamos aquí?

Decidí levantarme pero no me parecía que los ruidos proviniesen de la pareja que supuestamente nos estaba buscando, asi que sin soltar el brazo de Enzo, nos acercamos hacia el lugar de donde parecía que venía alguien...

- No me sueltes, quizás sea algún animal que se ha colado en el Castillo.

Aunque  no quería aparentarlo, tenía un poco de miedo, después de todo siempre había sido una miedosa, una niña que odiaba la oscuridad a la hora de dormir, a la que nunca le habían gustado los cuentos de terror y que prefería la luz del día o al menos la oscuridad en compañía.

 -Si es un animal peligroso, prefiero dejar que me mastique vivo antes de permitir que os toque un pelo, Alteza.

Y juntos se acercaron despacio a lo que fuera que hacía ese ruidillo.

Junto a la Princesa, el bufón de la corte miró, con ojos sorprendidos al principio y fastidiados después, al caballero que acababa de llegar y había cubierto de pies a cabeza a la princesa en halagos amorosos.

 -Disculpadme, pero, ¿podríais cerrar la boca un momento? Con tanta baba que estáis soltando se me empiezan a encharcar las botas.

Porque él había visto a caballeros como ese en más de una ocasión. Oportunistas que usaban su aspecto o su labia para acercarse a una doncella de importante posición a fin de meterse entre sus piernas para poder obtener todo el poder que pudieran. La hermosa esposa de Uthor, la actual reina, había sido múltiples veces objetivo de gentuza como aquella. Y claro, ahora que la Princesa estaba en buena edad de merecer, pues era normal que le tomara el relevo a su madre. Sólo que Elizabeth no disponía de un esposo fuerte e intimidante que pudiera cortar todo aquel ligoteo de raíz.

 -Claro que si lo deseáis, podéis repetir esta emotiva declaración mañana, delante del Rey Uthor. Estoy seguro de que le encantará oírla.

Que a falta de marido intimidante, un padre intimidante valía igual. Tal vez incluso más.

No pude evitar reirme ante las palabras del bufón, la verdad es que quizás él tuviese razón, se había excedido un tanto con aquel discurso en el jardín, sin embargo me divertía la escena.

- Perdonad las palabras de mi querido Enzo, es solo que se preocupa por mí, y quién sabe, quizás deba... ¿preocuparse?, ni tan siquiera me habéis dicho vuestro nombre ni de donde venís, podríais ser cualquiera, quizás ni seáis un noble de alta cuna.

Enzo y yo seguíamos cogidos del brazo, cualquiera que estuviese observando quedaría sorprendido de ver a la princesa cogida del brazo mientras quien parecía un pretendiente se desvivía por complacerme.

-Disculpe Princesa un momento,  de donde vengo la servidumbre no le habla asi a los nobles ni en sus peores pesadillas, ¿Como reparareis este terrible agravio a mi persona por parte de este Bufón? Si le decapitais me daré por satisfecho. ¡Exijo una retribución!-

Enzo se quedó boquiabierto al oír la respuesta del noble, para acto seguido estallar en carcajadas.

 -¡Jajajajajajajaja! ¡De qué sitio tan triste procedéis, señor mío! ¡Mira que no haberos cruzado con un bufón de verdad en vuestra vida! ¡Jajajajajajajajajaja!

Haciendo un esfuerzo importante, consiguió dominarse un poco.

 -¿De verdad vais a decirme que decapitáis a los honrados comediantes que se limitan a hacer su trabajo? Bien. Muy bien. No soy yo quien para juzgar las extrañas costumbres de los países tristes. Así que vayamos entonces a hablar con su majestad el Rey. Decidle que yo os he hecho un comentario ácido e hiriente después de que vos hayáis intentado seducir a su querida hija, cubriéndola de lisonjas vulgares como si de una ramera de taberna se tratara.

Se acercó a Arturo para decirle lo siguiente en un fingido susurro.

 -Pero ya os adelanto que el Rey os mirará como si no os hubieran crecido pelos en las partes menos nobles y os dirá que dejéis de molestarle a él y a su preciada hija. Tomáoslo como el consejo que es, milord.

No puedo evitar mirar divertida la escena que está sucediéndose delante de mí, el noble parece horrorizado ante las palabras del bufón, asi que una vez ha hablado Enzo decido intervenir.

- Mi querido bufón no osa faltaros al respeto, pero como ha dicho es su trabajo hacerme reír, a mí y a toda la corte y eso es lo que está haciendo. No es que vuestras palabras no me hayan resultado, como decirlo... ¿halagadoras?, todo lo contrario, pero como bien os he dicho y os vuelvo a recalcar ni siquiera sé de dónde venís y ya estáis intentando seducirme, eso no habla muy bien de vos, pues bien sabéis que las palabras se las lleva el viento, y aquí a veces, hace mucho viento. Asi que si decidís dejar de pelearos como niños y tenéis a bien presentaros ante mí, os lo agradecería. Enzo, no seáis tan malo con él.

Sonrío a ambos, después de todo la noche estaba siendo muy divertida.

Suelto su delicada mano para dejarme envolver por la magia de aquel lugar. Cierro los ojos pues la vista no era, ahora de noche el sentido más hábil. Sin embargo el olor de las flores, la humedad del suelo y la tierra me rodean y me abrigan en esta noche. 

Es fascinante, alteza. Decidme que no escondeis por aquí un minotauro también. Le sonrío 

Os gusta mucho venir aquí ¿ no es cierto? debe se ser una presión enorme saber el papel que os toca desempeñar. Y vivir a la sombra de vuestro padre. Si yo tuviera un jardín así me perdería en él para siempre. 

En un arranque improvisado me acerco a él para cogerle las manos. Mostradme más

Cuando Katherine suelta su mano y disfruta del lugar, el príncipe sonríe satisfecho.

Ni siquiera la mención a sus responsabilidades y a su padre le arrebata esa sonrisa de la cara.

Nuestras inquietudes son diametralmente opuestas, y por suerte para mi, en el mundo que a mi me gusta vivir es él quien permanece a mi sombra. - Dijo sin ningún rastro de rencor. - Quien forma parte de mi mundo no tarda en ver de lo que hablo, así que el efecto que describís en realidad sólo es real para quien no nos conoce. Y para esos no tengo problema en que sigan alimentando esa percepción.

Pero dejemos de hablar de mi. Hagamos una cosa...

La miro con una mirada enigmática un instante para, acto seguido, sonreír con cierta picardía.

...Estamos en una corte palaciega, así que, hagamos lo que es propio de una corte: Juguemos a un juego. Vos queréis conocer mis dominios y yo quiero conoceros a vos. Por cada lugar de este laberinto o de palacio que hoy os muestre, vos tendréis que mostrarme algo más de vuestra persona. Algo que desconozca. Cuanto más me guste lo que me mostréis, mejor será lo que yo os muestre.

No da opción a la muchacha a rehusar su ofrecimiento de juego. En lugar de esto, afirma con fingida contundencia.

Y ahora mismo me debéis dos fragmentos de vuestra esencia, uno por el lugar que ya hemos conocido y otro para comprar el pase al siguiente.

Le miro entre sorprendida, divertida y ofendida. Está tanteando el terreno. 

Alteza, decidme, ¿exactamente a qué tipo de esencia os referís? ¿cuál de vuestros sentidos es el que queréis ver satisfecho? ¿Tal vez la vista, quiere su alteza hacerme creer que no hay mujeres más bellas que yo que hayan pasado por su alcoba? ¿tal vez el olfato?, mi perfume apenas es perceptible en este lugar... a lo mejor el gusto digo mientras me relamo los labios no, ya sé sería el tacto? o el oído? no tengo buena voz sire, algún ave es posible que salga volando. 

Acepto el juego siempre y cuando no afecte a mi decoro. Vos diréis. 

No voy a negar que no había pensado en alguna de las posibilidades que mencionáis - Dijo divertido - pero no, en esta ocasión quiero conocer a Lady Katherine.

Al pronunciar el nombre de la muchacha, acompañó sus palabras de un gesto parsimonioso. Con suma delicadeza soltó su mano y estirando el dedo índice posó la yema delicadamente en el centro de la frente de la chica.

Lo que piensa.

La mano del príncipe siguió moviéndose con suma suavidad. Separó su índice de la frente de ella y bajó el brazo. Con el índice aún extendido, posó su yema con apenas un suave roce en la curva que formaba el inicio del busto de la chica. Justo a la altura del corazón.

Lo que siente.

Separó el dedo de nuevo.

En todo el proceso no separó ni un instante su mirada de los ojos de la chica. No hubo ningún movimiento lujurioso, aunque el momento estaba cargado de electricidad, especialmente cuando había acercado su mano al busto de ella.

Sostuve la mirada del príncipe, no había forma alguna que pudiera atemorizarme. Pero no conseguía descifrar sus intenciones y eso no era propio de mi. Estábamos claramente en una pugna por el control de la situación. 

Empecé a caminar en círculos a su alrededor. 

Decidme... alteza ... sobre que asunto desea su merced conocer mi opinión y sentimientos...

La acompaño con la mirada mientras gira en torno a mi.

En la naturaleza, los depredadores giran en torno a su presa.

Le dedico una sonrisa amable. Si debería estarlo, no se me observa para nada nervioso.

Sólo hay otro caso en que pueden llegar a girar en torno a otro, y es cuando se pretende el cortejo.

Le dedico una sonrisa que continua siendo indescifrable.

En realidad, ambos comportamientos tienen muchas similitudes... dime lady Katherine - Digo girando la cabeza para continuar manteniendo comunicación visual con la muchacha. - ¿Debería sentirme halagado o preocupado? ¿qué tipo de presa soy ahora?

Mantengo un poco más la pregunta colgada antes de cambiar de tercio de nuevo.

Casi me pareciera que os habéis sentido más asustada cuando descubrís que mi interés también es por vuestra persona que cuando pensabais que mi interés era sólo por vuestro cuerpo. - No lo expresé, pero habia cierto punto de decepción - Siento haberos incomodado.

Avanzo nuevamente hasta ella y la intercepto en su movimiento circular. Le tiendo la mano en un nuevo ofrecimiento.

Cuando acepta de nuevo mi mano, en un rápido movimiento tiro de ella con un gesto que no es violento sino más propio de un baile, haciéndola girarse para que todo su cuerpo mire hacia mi. Detengo ese giro sujetando con la otra mano su cintura. Ella, instintivamente detiene su giro posando su mano libre en mi pecho. En todo el movimiento no hay ninguna violencia, tan solo lo repentino e inesperado del gesto.

Cuando detengo su giro con la mano en su cintura, nuestros cuerpos están muy próximos, casi es posible sentir el calor de uno a otro, pero no llegan a tocarse. Todo el contacto viene por las manos tomadas entre si, por la otra posada sobre su cintura y por la suya parada en mi pecho.

Simplemente ábrete, no soy peligroso. - Le susurro desde la nueva posición de proximidad, tanto física, como del tono, que por primera vez ha pasado del tratamiento cortés de la tercera persona a la cercanía de la segunda persona.

Una vez más, las palabras escogidas podrían tener una gran carga sexual, peroel contexto les otorgaba una profunda intención de establecer una verdadera confianza.

Sólamente juega con lo que tengas y yo evaluaré lo que reciba. Esa es la gracia del juego. - Termino manteniendo la misma proximidad y ambigüedad provocadora en las palabras.

-¡Si esto quieren llevarlo ante el mismisimo Rey yo no tengo problemas, si es cierto que no sabeis quien soy, aunque no sea superior al Rey, la Reina y los Principes, antes de burlaros insignificante Bufón irreverente, deberias saber a quien te diriges!-

-¡Le puedo asegurar que por cosas mas pequeñas se libran guerras y usted cree que decapirle es mucho!-

-¡Mi honor tiene un alto precio! ¡Alguien morira aqui! ¡Se lo aseguro! ¡Y será usted mediocre Bufón! ¡Miles pueden reemplazar a la servidumbre, pero nadie a los Nobles!-

-¡Que insulto mas atroz!  ¡Mientras mas habla mas caba su propia tumba!-

-¡Ante el Rey pues, vallamos, para que le corten la cabeza al Bufón!-

-¡Con su permiso mi estimada, no es necesario que usted precensie la decapitación!-

-¡A nuestras bodas, los festejos tendran mil bufones como este para que no le extrañe. Yo ya lo estoy olvidando! ¡Usted tambien podrá!-

Exclamaba euforico ante el terrible insulto y deprorable bagaje de agravios proporcionados hacia su Noblísima persona.