Partida Rol por web

La Reina contempla a su hijo con fastidio, mientras se aleja.

- Vaya contratiempo... menos mal que el Príncipe sabe bien cuándo debe dejar de hacer preguntas - suspira. - Edmund: lo que quiero que hagas es que trabes amistad con el bufón, Enzo. Me preocupa su influencia sobre el Príncipe. Dionysos es un joven impresionable, y sería terrible que se pervirtiera innecesariamente antes de sentar la cabeza.

He preferido no enterarme - Dice Dionysos algo molesto.

Madre me ha soltado una mentira que no se tragaría ni el primo Lukas, ya sabes, el de Margareth y Jonas. - Se estaba refiriendo a un pariente con claros síntomas de falta de capacidad intelectual.

Supongo que usa esos ropajes para moverse por el castillo con la libertad del anonimato o incluso para salir de él. También supongo que no es la primera vez que lo hace y que el Maestre tiene conocimiento de esta práctica, porque fueron muy insistentes ambos con la supuesta partida de ajedrez que en estos momentos deberían estar disputando. Seguro que el maestre está en el aposento de la Reina y que han dado orden de no molestarles.

Pensó que esa explicación no satisfaría a su hermana como tampoco le satisfacía a él, así que añadió con total sinceridad.

Sinceramente, prefiero no averiguar la realidad y quedarme en estas sospechas. Temo que la realidad pueda ser más desagradable.

No pude evitar quedarme con la boca abierta tras las palabras de mi hermano, ¿qué estaba tramando nuestra madre?, pensaba que teníamos más confianza entre nosotras, y sin embargo, no sabía nada sobre aquello... Pero como él había dicho, quizás fuese mejor no saber la verdad. Asi que lo mejor sería olvidar aquel extraño asunto y seguir hablando con Dionysos sin que nadie nos oyese.

- En fin, será mejor olvidarlo. ¿Sabes? Padre ha llamado a Enzo, espero que no le haya castigado muy duramente por lo del salón la verdad, el bufón parecía preocupado por el noble, dudo muchísimo que lo hiciese a propósito, hemos quedado en vernos por aquí cuando acabase, pero parece que está tardando demasiado...

El herido estaba grave. La verdad que es posible que este infortunado accidente acabe en tragedia. - Dice a su hermana.

Todo aquello estaba volviendo a afectar al humor del príncipe. No se había pasado las últimas horas tocando en el laberinto para, cuando al fin conseguía relajarse, volver a empeorar su humor.

Pero hablemos de otra cosa, hermana. No me gustan las tragedias. Ya sabes que yo soy más de humor positivo.

¿Grave? Esperaba que no acabase tan mal como predecía mi hermano, lo que había empezado como una preciosa celebración con un suntuoso banquete podía acabar muy mal, y entonces padre si que estaría enfadado, pero sí, él tenía razón, sería mejor no seguir hablando de ello.

- Vaya... Bueno, por mucho que nos lamentemos eso no va a arreglar nada. Al final -dije cambiando de tema- Katherine me ayudó a aflojarme el corsé, parece una buena chica, ya viste como no dudo en rasgarse la saya para ayudar al noble, ¡ay, se me olvidó!, pensaba haberle ofrecido una para compensar, que cabeza la mía... En fin, la dejé camino de las cocinas, iba a pedir una sopa para llevársela al joven.

Camino a su lado sin soltarle el brazo, hace una bonita noche, y los rayos de luna iluminan el lugar haciendo de los jardines una bonita estampa nocturna.

Tienes razón, Katherine parece una buena chica. Seguro que os entenderéis mejor juntas de lo que te entendías con Eleanor.

No había tenido tiempo de evaluar su idea disparatada con toda la historia del noble herido. Quizás podía lanzarla sin pensar mucho más en ella antes. Lo mejor era soltarlo.

Oye, Elizabeth. Tú eres mayor que yo y más responsable. Más centrada. ¿No te molesta que todos sigan agasajándome a mi cuando yo tengo un estilo de vida tan... disperso y en ti solo piensen como la hija del rey? A mi me disgusta mucho. No me parece que te estimen como mereces.

Abrí los ojos sorprendida ante sus palabras, ¿qué estaba insinuando?, a ver, no podía negar que tenía razón, yo siempre estaba a su sombra, en cuanto a las cosas del reino, pero no pensaba que él no se sintiese cómodo con ello.

- Eres el hijo del rey, en masculino, estás destinado a ser el futuro rey, a no ser que renuncies claro, es normal que todos intenten contentarte y que les tengas en estima, pero sí, te confensaré que a mi también me gustaría que me tratasen así, la verdad. ¿No te gustaría a caso ser el rey?, poder ayudar a las gentes de este magnífico reino, tratar con los nobles, demostrar tus dotes para ello, nose quizás estoy hablando demasiado, pero a mi siempre me ha maravillado lo que hace padre, aunque he de decir que se ha vuelto muy huraño, espero que eso no les pase a todos los reyes...

¡Ese es el punto precisamente! A ti te atrae reinar, pero a mi me sobrepasa. Es una responsabilidad que no he pedido. Me amargaría y me convertiría en alguien peor que padre. Igual de huraño y más injusto. Además, tú eres la primogénita. ¿Sólo debo reinar yo por ser hombre? ¿No es injusto?

Se gira para tomarla de las manos y mirarla a los ojos.

Hay reinos en que no es así. Basta una decisión del rey para que el trono pase al primogénito, sea hombre o mujer. Madre te tiene en mayor aprecio, padre te tiene en mayor aprecio, ¡toda la corte te tiene en mayor aprecio! Todos piensan que tú serías una gran reina... si hubieses nacido varón. A mi me toman por pendenciero, truhán, buscavidas.

Tú serías recordada como la Reina Elizabeth I "la Justa". Yo sería recordado como Rey Dionysos I "el Libertino". Y eso no cambiaría por mucho que me esforzase, ya sabes lo fácil que calan en las gentes los apodos que les resultan graciosos. Yo no quiero que eso manche nuestro legado.

Todo lo que decía mi pobre hermano tenía sentido, nunca lo había pensado así, yo le tenía en muy alta estima y no hacía mucho caso de los rumores que oía sobre él en la corte.

- Lo siento Dionysos, nunca lo había visto de ese modo, pero ¿sabes que yo nunca he pensado así de ti verdad? - le sonrío sinceramente- serías un buen rey no lo dudo, pero sí, quizás el pueblo no piense lo mismo, ¿y qué propones?, no creo que a padre le haga mucha gracia todo esto, pero podemos hablarlo con él si quieres. Siempre podrías rechazar el trono en pos de una vida dedicada a la Iglesia -me río, itentando suavizar el tono que ha adquirido la conversación- ahora en serio, me siento muy halagada por todo lo que has dicho, yo siempre he admirado a madre por ser la sombra tras el trono, por ayudar tanto a padre en todos los asuntos de gobierno, y sí, claro que me gustaría reinar, pero eso nos lleva a otro problema, ¿quién sería digno de llevar la corona a mi lado?, ya sabes que yo en asuntos de corazón soy muy diferente a ti...

Sin duda no esperaba que mi hermano me propusiese todo esto, pero ahora que lo decía todo tenía sentido, y sentía que yo había nacido para reinar como él me había insinuado.

Quizás padre no sea muy proclive. Pero todo depende de quién se lo proponga ¿no crees?. Tú misma lo has dicho. Madre es la sombra tras el trono. Si madre estuviese de acuerdo con esta idea, ella podría conseguir que padre te cediese el trono a ti. Y si así lo hiciera, tú lo heredarías incluso no habiendo encontrado aún un pretendiente adecuado. - Estaba invitando a transferir esas preocupaciones e ideas a su madre, aunque estaba claro que él no era el vehículo apropiado para ese mensaje.

Pensó unos instantes en la preocupación de su hermana. No quería menospreciar sus preocupaciones.

Lo cierto es que encontrar a alguien a tu altura ya va a ser un problema seas o no heredera del trono. ¿En qué cambiaría esa búsqueda si tú no fueras la heredera? De todos modos, ese podría ser un problema que plantear más adelante y por supuesto que yo te ayudaría a buscar alguien apropiado. Además, ser heredera tendría un valor positivo adicional en esa línea. Nadie quiere que padre acabe acordando tu matrimonio como moneda de cambio para una alianza entre reinos. Si fueses la legítima heredera, esa opción desaparecería. Podríamos dedicarnos a buscar un candidato a matrimonio que fuese algo más que una conveniencia política sin la urgencia de tener que encontrar alguien antes de que padre lo encontrase por ti.

- Me tienes en demasiada consideración hermano y te lo agradezco, pero debería ser al revés, debería ser yo, tu hermana mayor, quien cuidase de ti, y mírate, estoy tan orgullosa de ti -le aprieto el brazo- te has convertido en todo un hombre, de verdad, creo que en el caso de que finalmente no sea tuya la corona, serías el músico más amado del reino, si los demás pudiesen ver lo que yo veo en ti, te aseguro que no dirían esas cosas sobre ti.

Suspiro, invadida por los pensamientos que cruzan mi mente, mi hermano me estaba abriendo la posibilidad de un nuevo mundo, un mundo en el que yo podría tomar mis propias decisiones, ¡incluso la de escoger a quien amar!, quizás solo fuese un sueño, pero si lo conseguíamos, mi hermano y yo no solo lograríamos eso, sino algo más importante, nuestra felicidad.

- Entiendo lo que sugieres, que hable con madre, bueno puedo intentarlo, pero no se que opinará al respecto, aunque siempre me ha parecido que ella tampoco estaba a favor de la norma del privilegio de reinado de los hombres... En cuanto a lo otro, si tú me ayudas a encontrar a un buen hombre, seguro que la tarea no sería tan dificultosa, después de todo, tienes experiencia - le sonrío - gracias por todo esto hermano, siento que por primera vez, veo un rayo de luz en mi futuro, de verdad, gracias.

Suelta las manos de su hermana y la vuelve a coger del brazo para continuar paseando por los jardines.

Quería hablar contigo este tema y me alegra que esta solución se adapte también a tus necesidades. Tenía miedo de que tus aspiraciones fuesen distintas, porque lo cierto es que te lo planteaba porque este problema no es sólo tuyo. La losa de la responsabilidad se cierne sobre mi y no deseo esa carga. Me constriñe y me impide crear. La vida que deseo para mi es la de un hombre libre. Mi posición me ha ayudado a dejar volar mis aptitudes, y esa misma posición me amenaza con negarme lo que me ha permitido experimentar. Yo quiero tanto que esto se resuelva en tu favor por ti como por mi mismo.

Ya que estaban sincerándose, Dionysos sintió la necesidad de aclarar lo que probablemente ella ya había supuesto. No era un gesto altruista. Tal y como él lo veía, le quedaba la sensación de estar intentando sellar entrada a las cámaras del panteón de su hermana en lugar de la liberación que ella parecía estar experimentando con la idea. Estaba más cerca de ser un gesto egoísta y una estafa que un buen trato.

¿Tú estás segura de querer ese futuro para ti? Sé que hemos hablado de los aspectos positivos, pero la corona es un grillete más que una muestra de poder. ¿De verdad la aceptarías de buen grado?

Le hago pararse y me pongo enfrente de él, le miro con intensidad, una llama empieza a arder en mi interior, una llama de esperanza.

- Sí, lo digo en serio, es hora de que empiece a actuar como tu hermana mayor y cuide de ti, no estás hecho para ser rey ahora lo veo, naciste para ser artista, y yo te juro que desde ahora mismo voy a ayudarte ¿vale?, aún no se como, pero vas a ser el mejor músico no solo de este reino, sino de todos, eso te lo aseguro.

Le sonrío cálidamente y en un arrebato de amor fraternal le doy un abrazo.

Me dejo abrazar y correspondo al abrazo de mi hermana. Es un alivio inmenso saber que lo que van a intentar no es un acto egoísta que desoye los deseos de su hermana, sino un proyecto común entre ambos.

Una vez nos hubimos separado le dediqué una cálida sonrisa, la verdad es que era una de las pocas personas del castillo a las que sentía que podía contarle cualquier cosa.

- ¿Y qué tenías pensado hacer ahora? - quería cambiar de tema a uno un poco más alegre - ¿hay alguna dama que espera, quizás? y yo aquí robándote tu tiempo...

Me río un poco y vuelvo a caminar a su lado.

- A mi me gustaría saber que ha sido de Enzo, si quieres podemos ir a buscarlo juntos.

No es como si tenga nada mejor que hacer. Estuve un tiempo centrado en mis cosas y la noche aún parece tener mucha vida por delante. - Dijo levantando el estuche del violín que llevaba en la mano.

¿Por donde sugieres empezar a buscar? ¿Habías quedado con él aquí?

Asiento con la cabeza.

- Pues creo que sí, si mal no recuerdo le dije que cuando terminase viniese aquí, solo se me ocurre ir a los pasillos a ver si está de camino o enviar a un criado en su búsqueda, ¿qué te parece?.

Me sentía inquieta, estaba tardando ya demasiado en venir...

Vayamos a buscarle dentro y sino, llamemos a un criado. Así de paso dejo mi violín en mis apostentos.

Dijo asintiendo a la propuesta de su hermana.