Partida Rol por web

Invasión a Gea.

Capítulo 10. Rebelión en Chnobium.

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03/10/2017, 12:07
Director

Noxais encendió uno de sus puros mientras contemplaba como los obreros kobolds levantaban uno de los edificios que iban a ser sedes del nuevo gobierno instaurado en aquella ruinosa ciudad. No eran malos en la lucha, aunque se necesitaban a muchos de ellos para hacer un ejército competente y alimentarlos era costoso, pero si eran buenos para tareas pesadas como la construcción.

No solían dar demasiados problemas aquellos menudos seres con aspecto de reptil. Trabajaban rápido y trabajaban bien, para eso habían sido diseñados y mientras no les faltara un lugar donde descansas tras las extenuantes jornadas de trabajo y comida suficiente para recuperar las fuerzas no se quejaban. Eso sí, no se les podía dejar solos, pues sin la constante supervisión de los arquitectos e ingenieros gnomos eran capaces de querer construir aquel palacio empezando por el tejado y no por los cimientos.

Sin duda el kobold era el ser más fiel que Chcath podía haber encontrado en Patark. Eran estúpidos como los trasgos y sin uno solo de los vicios a los que los gnomos se habían visto abocados. Alcohol y mujeres eran la perdición de muchos gnomos y en el caso particular de Noxais también aquella hierba enrollada que tan bien sabía cuándo el humo producto de su incineración se colaba en sus pulmones.

Allí donde antaño se encontrase el palacio real de Alejandría se estaba cimentando la nueva seda gubernativa tras el bombardeo. Quien sabe, podía ser que incluso Chcath le nombrase a él gobernador de Nueva Cathonia. Alguien debía ostentar ese cargo. ¿Por qué no iba a ser él? Hasta la fecha había servido bien al gólem y sin ningún fallo. Todo lo que le había mandado lo había cumplido con creces y en ocasiones hasta superando las expectativas.

No había dado ni tres caladas a ese espectacular puro cuando vio que los problemas se acercaban de nuevo. El buque Leviatán Estelar se acercaba desde el oeste y amenazaba con aterrizar en las afueras de la ciudad. Eso no podía querer decir otra cosa que Galan, el arcaico y molesto primer ministro de Chcath venía en su búsqueda y muy posiblemente con nuevas instrucciones para él.

Era cierto que en parte lo agradecía. Poco pintaba un soldado como él dirigiendo las labores de reconstrucción de aquella inmensa obra que englobaba la totalidad de aquella otrora imponente ciudad. No era su labor estar allí y por alguna razón los ingenieros le preguntaban a él cuestiones que ni por asomo les sabía resolver. Lo cierto era que no sabía porque Chcath le había dejado al frente de aquella reconstrucción más allá de asegurar la seguridad de los obreros y para sofocar cualquier atisbo de revuelta, aunque la seguridad estaba garantizada y no había lo nadie lo suficientemente estúpido en aquella ciudad como para tratar de desafiar a los que acababan de ocupar su ciudad.

De hecho, muchos sino la inmensa mayoría de los supervivientes se había sumado a las labores de reconstrucción o a la de conseguir suministros o prestar servicios con lo que el comercio y la vida social había retomado cierta calma tras casi un mes desde la llegada de los invasores. Pocos eran ya los objetivos que Noxais debía cumplir allí y se había dejado llevar por sus más básicos instintos.

No le habían faltado las mujeres desde que llegara allí. Humanas de muchas razas distintas, que abarcaban toda la gama de colores tanto de piel, como de ojos o cabello. Altas, bajas, delgadas, gordas, con prominentes pechos o con pechos más pequeños, simpáticas, antipáticas… había todo tipo de féminas. Incluso alguna mujer enana había caído, mucho más rollizas y bastas que aquella raza predominante entre las supervivientes de Alejandría. Se podía decir que para Noxais aquello era la recompensa que tanto tiempo había estado esperando y por el alcohol la comida y las mujeres tan solo tenía que desembolsar parte del generoso sueldo con el que Chcath compraba sus servicios.

- Rigi. – Noxais llamó la atención de uno de los mandos que tenía bajo sus órdenes y que en ese momento se encontraba a su lado junto a un batallón de una decena de gnomos bien armados. – Encárgate por un rato… - Noxais dio una calada larga al puro. - …de esto… de lo que quiera que estemos haciendo aquí… - Gruñó el gnomo. – Creo que Galan viene a verme.

- ¿Va sólo capitán? – Preguntó Rigi al ver que Noxais se adentraba hacia las calles más interiores de la ciudad sin la protección de uno solo de los guardias.

- Voy solo. – Dijo justo antes de apagar el puro en la palma de su callosa mano.

Ya a las afueras de la ciudad el Leviatán había logrado aterrizar. Justo cuando Noxais salió a la amplia explanada donde estaban amarrados un centenar de naves y entre ellas la recién arribada, pudo observar como varios guardias ayudaban a descender de la nave al demacrado y envejecido Galan. Noxais fue a su encuentro sin prisa pero con paso firme y al estar frente a aquel gnomo de larga y blanca barba le saludó de forma militar.

- A sus órdenes primer ministro. – Dijo Noxais muy correto. - ¿Qué le trae por aquí?

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03/10/2017, 12:49
Galan

Galan se sorprendió al ver que Noxais se había desplazado hasta allí para recibirle. Para nada esperaba encontrar a ese gnomo borracho y mujeriego sobrio y mucho menos encontrarlo dispuesto a recibir órdenes de nadie y menos las suyas. Le miró con cierta incredulidad y entonces susurró algo al oído de uno de los guardias.

- Sí señor. – Respondió este. - ¿Le digo al almirante que prepare la nave para el despegue, entonces?

- ¡Si, eso he dicho maldición! – Gruñó enfadado Galan. - ¡Eso he dicho!

El anciano dio varios pasos apoyado en una vara hasta encontrarse junto a Noxais, quien le sacaba más de una cabeza de altura. Galan le miró hacia arriba y aspiró profundamente por la nariz mostrando al momento una para nada disimulada cara de disgusto.

- ¡Tú y tus vicios! – Le recriminó. - ¿No sabes que fumar es algo asqueroso y daña los pulmones? – Noxais trató de responder, pero Galan se lo impidió. - ¡Tch, tch! ¡No repliques! – Le dijo. – Vengo de parte de Chcath, hay nuevos planes para ti. Chnobium está prácticamente en guerra. Hay grupos rebeldes que se han levantado contra nuestra magnificencia y reclaman un nuevo orden en el que las instituciones de Chnobium serán derrocadas. Chcath ha ordenado que viajes a nuestro planeta y sofoques estas iniciativas. Pondremos todos los medios que necesites a tu alcance.

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04/10/2017, 17:33
Noxais

Noxais resopló cuando vio a Galan. Demasiado estricto. Demasiado idiota. Seguro que era perfecto para llevar los asuntos de Chcath, pero para él siempre significaba un dolor de cabeza. Aunque esta vez el gnomo se equivocó. Galan venía con buenas noticias, un poco de acción era lo que necesitaba. Además en Patark era donde estaba Larica, Tonrica y Eurica. Se lo iba a pasar muy bien con las tres.

Entiendo—el gnomo tomo una bocanada de humo y luego la echó en la cara de Galan—. Empieza a concertarme una cita con esos rebeldes. ¿Nos vamos?

 

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05/10/2017, 15:58
Director

- Nos vamos. – Respondió complacido Galan.

Quizás únicamente por esa respuesta tan favorable a sus intereses no le recriminó el hecho de que le hubiera lanzado una bocanada de su pestilente humo de puro a la cara. Lo cierto era que no esperaba una colaboración tan evidente por su parte. Suponía que acabaría aceptando las órdenes pero creía que le habría costado mucho más tiempo convencerle. Galan tenía la opinión formada acerca de aquel impertinente gnomo de que le gustaba discutir por discutir, que tenía algún tipo de problema con la autoridad y que no le gustaba acatar órdenes, pero en aquella ocasión no había sido así. Supuso entonces que Noxais ya estaría cansado de ese extraño mundo y que deseaba regresar a casa, de ahí de su nula resistencia a las órdenes.

- Adelante. – Galan invitó a Noxais a adentrarse en su buque. – Dejaré dicho que recojan sus pertenencias y las trasladen sin tardanza a Chnobium y que las trasladen de inmediato a sus aposentos del Palacio de Piedra Ardiente.

- Avisa a mi escuadra. – Replicó Noxais. – Lo de mis pertenencias tiene un pase, pero sin ellos no viajo.

- ¿La Escuadra Humeante? – Aquella pregunta no requería respuesta alguna. Galan ya la conocía aunque lo cierto era que esperaba que por alguna razón los dioses le bendijeran con una negación. Sin embargo el rostro impertérrito del soldado confirmó la evidencia. - ¿Esa panda de rufianes malolientes? ¿Dónde están?

- Así es Galan, búscalos donde haya una cama bien húmeda o allí donde se sirva cerveza... – Respondió escueto Noxais, tras sentarse sobre una pila de escombros a las puertas del Leviatán, mientras se afanaba en volver a encender su puro.

Tres horas después y tras encontrar a los cinco rufianes que componían la guardia personal de aquel característico gnomo, el buque insignia de la armada de Nemúrea alzo el vuelo para tomar rumbo hacia Chnobium. Ya en las entrañas de aquella nave Noxais junto a sus cinco favoritos tomaron asiento en la sala de reuniones del Leviatán. Allí era donde Galan debía ponerle al día de las novedades acaecidas en su planeta desde su marcha.

Se trataba de una amplia sala presidida por un retrato de Chcath sobre la pared principal de ésta. Una mesa ovalada y alargada de madera de roble, mismo material con el que techo, suelo y paredes estaban recubiertas, ocupaba gran parte de la habitación. Los seis soldados gnomos ocuparon las sillas centrales de la estancia y haciendo gala al nombre por el que eran conocidos, encendieron sus humeantes puros dotando a aquella habitación de un aire difícilmente respirable.

En un costado de la mesa se sentaban Galan y sus más leales consejeros dispuestos a dar la información necesaria a Noxais para la misión que debía emprender, responder a todas sus dudas y preguntas y satisfacer sus necesidades para llevar a cabo lo ordenado. Galan tomó la iniciática para comenzar a explicar lo mismo de lo que ya había hecho participe horas atrás a Chcarth.

- Varios grupos rebeldes y terroristas están organizándose en torno a la capital. Se han recrudecido los combates en las selvas contra los rebeldes. Garra Verde, los Calureanos, y otras organizaciones menores, han estado saboteando fábricas, robando armamento y lanzando objetos incendiarios en la capital. Anque los generales Dninthi e Inden están haciendo un buen trabajo, la situación empieza a escapárseles de control. – Aquel fue el breve resumen que Galan le facilitó a Noxais y con el que el gnomo debía empezar a trabajar.

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05/10/2017, 17:16
Noxais

Noxais escuchó las novedades que les traía Galan acerca de la rebelión. 

Seguro que no se les ha ocurrido comprarlos, ¿a que no?—preguntó el gnomo.

Obvio que no. Los dominios de Chcath eran amplios y prósperos. Seguía habiendo ricos y pobres, por supuesto, pero el golem tenía suficiente oro como para comprar a cualquiera. Seguro que algunos de esos rebeldes luchaba por algo más que oro: derechos, libertades, autodeterminación... Era la parte negativa de vivir bajo la sombra del constructo, tenías que aceptar su sistema. Pero todo el mundo tenía un precio. Él mismo lo tenía. Y algunos serían tan idealistas como para no ser comprados, pero esos serían los menos.

Y por cierto, me gustaría reunirme con el rey Ediberto. Será posible, ¿verdad?

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06/10/2017, 15:58
Galan

- Verás…  - Galan sonrió complacido ante la ignorancia de Noxais en aquel tema. - …no se trata de un tema económico. Lo que los rebeldes quieren no se compra con dinero. Es cierto que no lo hemos intentado, pero son idealistas. Viven de sembrar el caos y por el momento les va bien. Me temo Noxais, que el problema no son los rebeldes, sino los antiguos poderes. –El Primer Ministro hizo una pausa tratando de que su interlocutor tuviera tiempo de reflexionar. - ¿Cómo crees que una panda de campesinos, agitadores y paletos subversivos han alcanzado tanta organización, poder y acceso a las armas?

Por primera vez desde que conocía a aquel gnomo una de sus teorías podía tener algún atisbo de sentido. Lo cierto era que cuando se marchó algo más de un mes atrás de Chnobium los rebeldes eran una minoría muy controlada y a punto de ser extinguida. Conocía bien su naturaleza, pues los había combatido en las selvas de las capas medias del planeta. Eran peligrosos en su territorio, sabían esconderse y conocían el terreno, pero sus armas eran arcaicas y sus tácticas demasiado simples. Si ahora suponían un problema era porque aquello había cambiado.

Eran muchos los poderes en la sombra que si bien Chcath había sepultado, lo cierto era que no había acabado de raíz con ellos. Los intereses de las antiguas familias dominantes en el viejo Patark combinado con los intereses comerciales y políticos de muchos de los que no eran partidarios del gólem pese a no haberlo dicho en alto, eran una excelente razón para explicar todo lo que estaba sucediendo en la nación planetaria.

- En cuanto a Ediberto. – Galan negó con la cabeza. – Su magnificencia di la orden de que se le enseñaran las maravillas de su Imperio. Está recibiendo una visita guiada por toda la nación. Gndruic está a su cargo, no creo que sea conveniente ni oportuno interrumpir las órdenes de nuestro Emperador.

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10/10/2017, 17:24
Noxais

Noxais sacó una pequeña petaca y le dio un trago.

Todo el mundo tiene un precio Galan. Otra cosa es que el tuyo sea ridículamente bajo. Estoy seguro que con la negociación adecuada, podemos desactivar a buena parte de esos rebeldes. Y si no... usaremos los métodos de Chcath.

Al principio el gnomo había comentado lo de Ediberto por tocarle las narices a Galan, pero si la orden de Chcath había sido mostrar al antiguo rey de Catán como era su Imperio, sin duda se trataba de que tenía algún plan para él. El golem no daba puntada sin hilo. Y si eso era así, igual podía usarle para la disputa con los rebeldes.

¿No tenía todos los medios a mi alcance?—preguntó con sorna—. Pues quiero verle.

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10/10/2017, 20:52
Director

Galan se quedó mirando unos instantes a aquel gnomo burlón. Sabía que era un tipo al que le gustaba bromear pero también lo conocía por su cabezonería. Lo cierto era que en ocasiones le despistaba. Había momentos en los que no llegaba a saber si le hablaba realmente en serio o si bien le estaba tomando el pelo. Pasaron varios segundos en los que Noxais no cambió el gesto y sólo fue cuando éste alzó una ceja cuando Galan captó su verdadera intención.

- Está bien. – Exclamó entre dientes el Primer Ministro. – Haré que alguien contacte con Gndruic allá donde diablos haya llevado a ese humano…

Aquel iracundo trasgo de larga baba blanca se marchó dejando con una sonrisa de satisfacción en los labios de Noxais. Los cinco miembros de la Escuadra Humeante comenzaron a soltar carcajadas, mientras se golpeaban las espaldas con las palmas de las manos bien abiertas como concursando a ver quién hacía un sonido más fuerte y mientras soltaban humo por sus bocas y narices viendo alejarse al anciano gnomo.

- ¿Qué hacemos mientras ese engreído va en busca del tipo ese? – Preguntó Zâdkon, un gnomo de corta estatura y escaso cabello rojo. Sus ojos eran pequeños evidenciando su grave problema de miopía atenuado por unas desgastadas y quebradas lentes que portaba sobre su rechoncha nariz. Vestía una armadura ligera sobre la cual portaba un tabardo de un color azul eléctrico.

- ¿Y qué carajo vamos a hacer Zâdkon? – Respondió Kigon, algo más alto que su compañero. De poblado cabello oscuro y mirada azul. Hubiera sido un gnomo de un atractivo considerable de no ser por su abultado vientre.

- ¡Lo de siempre, hermanos! – Rió Dradinthi mostrando su mellada boca. El más alto del grupo y de musculatura poderosa. Este bonachón gnomo distendía algo en carácter con el resto de sus compañeros. Mucho más inocente y crédulo que el resto, pero una pieza fundamental por su gran fuerza y valentía. - ¡Emborracharnos y fornicar con algunas zorras a cambio del buen oro que nos proporciona Chcath!

Notas de juego

Ves a un bar (descrñibelo y si te sientes inspirado también el barrio donde se encuentra o la isla flotante), preferiblemente que sea un burdel... y nada a esperar órdenes. 

Queda por definir la identidad de dos de los gnomos de tu confianza... si gustas...

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18/10/2017, 09:39
Noxais

Cathonia. La capital de Chnobium. Un lugar majestuoso, plagado de altas e imponentes torres. El mana corría por las calles y los ciudadanos nadaban en la abundancia. Todo pamplinas. Esas palabras le venían siempre a la cabeza a Noxais cuando llegaba a la ciudad. Cathonia tenía era probablemente la ciudad más próspera que el gnomo había conocido, pero como en todas partes había luces y sombras. Y a Noxais le gustaban más sus sombras.

La Cortesana Feliz, ese era su lugar favorito. Un discreto local a las afueras de la ciudad. Una taberna a ojos de casi todos, uno de los mejores prostíbulos para aquellos que conocían sus secretos. Cuando la Escuadra Humeante llegó a la puerta, Noxais miró a sus compañeros. Kigon y Zâdkon los hermanos explosivos. Jebedial, el gnomo acorazado. Gnash, el francotirador. Y por último Caleb, el de los cuchillos.

Creo que hoy nos hemos ganado que cierren el local para nosotros. ¿Qué os parece hermanos?

La noche prometía.

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24/10/2017, 12:25
Director

A través de los ambarinos cristales de la Cortesana se veían las sombras de aquellos que se encontraban en el jolgorio organizado en su interior. Las siluetas de las jarras de cerveza alzándose, de los parroquianos más valientes o etílicos danzando y de los más comedidos riendo mientras bebían, charlaban, fumaban, cortejaban o jugaban a las cartas o dados, eran los prolegómenos de lo que se preveía como una gran velada de ocio y diversión.

Ninguno de los miembros de la Escuadra Humeante iba a rechazar un combate como el que estaban a punto de experimentar. No podían decir que no, no podían negarse a pasar al interior de aquel local y perder el sentido en un el ebrio fragor de aquella batalla.

- ¿Nos lo hemos ganado, verdad? - Dijo Caleb con una sonrisa pícara en los labios.

- ¡Ya era hora de un poco de diversión! - Exclamó Zâdkon.

No se lo pensaron mucho más, entraron al interior de aquel, por todos ellos bien conocido tugurio. Sonrieren satisfechos cuando pudieron contemplar con sus propios ojos que nada había cambiado en su ausencia. De hecho todo seguía igual, el mismo escenario, las mismas caras, el mismo ambiente y el mismo olor a sudor, tabaco y cerveza, su olor favorito aunque pudiera parecer increíble.

Una tenue luz procedente de lámparas eléctricas colgadas del techo. Un ingenio creado por la raza gnoma. Se trataba de unos jarros de forma cilíndrica en cuyo interior se hallaba una chapa finísima de cobre enrollada hasta obtener un cilindro, soldada mediante una aleación de cinc y plomo. La base del cilindro formaba una especie de tapón de cobre, aislado en su interior por medio de betún. En el extremo superior del jarro, el cilindro estaba cerrado también por una tapa de betún, por la que pasaba una barra de hierro larga de once centímetros introducida profundamente en el cilindro. Llenando el contenedor con una solución ácida o alcalina se obtenía un elemento galvánico.

Aquella luz iluminaba de forma efectiva el local. Un local repleto de mesas de madera cubiertas de jarras y jarras de cerveza, algunas llenas y otras vacías, producto estrella del local. La barra del bar era circular y se encontraba abarrotada de Beodos gnomos en el centro de la sala. En un lateral se encontraba un escenario sobre el que se encontraba una serie de músicos amenizando la velada y justo en el extremo opuesto un segundo escenario era ocupado por exóticas bailarinas gnomas escasamente tapadas que danzaban de forma herótica mientras eran vitoreadas por babeantes y asistentes sedientos de carne fresca.

Las paredes estaban decoradas con un cuestionable gusto, pues un artista había reproducido de forma bastante efectiva escenas íntimas entre miembros de la raza predominante entre sus asistentes habituales. Lo cierto era que no sólo gnomos eran los que atiborraban el local, pues en un porcentaje de veinte a setenta y cinco por ciento eran trasgos y el restante cinco por ciento kobolds.

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17/11/2017, 19:36
Director

Pronto varias mozas de buen ver se arrimaron a ellos y como caballeros que eran pagaron todos sus gastos con el buen dinero que Chcath les proporcionaba. Aquella era la buena vida que aquel arrogante y antipático ser de piedra y fuego les proporcionaba y aunque no todos los miembros del Escuadrón Humeante comulgaban con su sermón, le eran fieles, pues el premio era generoso.

El buen ambiente, las bromas y el placer etílico no cesaron ni un instante en aquella noche. Como no podía ser de otra forma disfrutaron cada momento, embriagados por el humo de los buenos puros que siempre compraban en la isla flotante de Gadgoglia, donde muchos de sus congéneres cultivaban los inmensos campos de la hierba que posteriormente enrollaban para que su raza se deleitase con el sabor de su  humareda.

Durante horas bebieron, comieron y rieron compartiendo en buena compañía. Alguno de ellos tuvo que ausentarse durante algunos excitantes minutos en compañía de una o más de aquellas amables señoritas, que a cambio de buenas monedas les regalaban con sus mieles. Ni uno solo de ellos quedó sin saciar y aunque a algunos les costó más saciar sus más primarios instintos, a otros les bastaron unos pocos minutos para regresar con el resto y proseguir con la celebración que estaban llevando a cabo.

Porque ciertamente tenían mucho que celebrar. Celebraban la victoria de Alejandría sí, pero principalmente celebraban seguir juntos, celebraban estar vivos, celebraban poder gozar del buen vino, del mejor tabaco y de las más atentas meretrices de todo Patark. ¡Si Chcath les oyera llamar a su mundo de esa forma!

Chnobium era un nombre absurdo, eso era lo que en realidad pensaban de la nueva denominación de su planeta. ¿Pero quién osaría hacerle la contraria a aquella bestia de piedra? Ninguno de ellos, desde luego que no. No querían sufrir una condena a muerte, pero desde luego lo que menos deseaban era perderse lo que el buen dinero de Chcath les ofrecía.

Ya bien entrada la noche la puerta de aquella taberna se abrió de par en par. Pocos eran los que todavía frecuentaban la sala, pero entre ellos se encontraban todavía los gnomos miembros de aquel escuadrón aficionado a los placeres de la vida.

Galan se acercó hasta donde Noxais se encontraba rodeado por su séquito y bien agarrado a los senos de una gnoma con generosa delantera, algo que sin duda compensaba la rudeza de su rostro mellado, que más bien parecía el de un varón que el de una delicada hembra. El líder del Escuadrón Humeante tardó varios segundos en percatarse de lo que estaba sucediendo y de hecho tuvo que ser Jebedial quien le avisara de la visita que estaba teniendo lugar

Cuando Noxais se dio la vuelta se topó de bruces con último anciano y cascarrabias gnomo que tenía ganas de ver. Su rostro no expresaba ni mucho menos complacencia, sino todo lo contrario, vergüenza e incredulidad ante lo que sus ojos le ofrecían. No iba solo, pues un viejo conocido de Noxais le acompañaba.

El sargento Gndruic iba junto a Galan. Un gnomo de estatura media, de cabellos rubios y barba de chivo que no debía superar en ningún caso los cuarenta kilos. Iba bien armado y vestía una armadura de un color verde oscuro que relucía con la luz de las lámparas y portaba un bien afilado filo enfundado en su vaina.

No sólo Gndruic acompañaba a Galan, sino que junto a él se encontraba un ser de gran estatura. Un hombre ya entrado en su sexta década de vida. De cabellos oscuros pero poblados de canas. De expresión severa, pues faltaba uno de sus ojos y su cuenca vacía permanecía oculta bajo un parche. Un humano procedente de Gea. El humano que Noxais había reclamado, Ediberto Dolfini, último rey de Catán.

 

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21/11/2017, 10:30
Noxais

Noxais tocado por el alcohol y el fragor del momento sonrió cuando vio a Ediberto.

¡Hombre Ediberto viejo amigo! ¿Cómo estás?

El gnomo se acercó al antiguo rey de Catán y le tomó del brazo para que le acompañara ignorando a Galan y a Gndruic.

¡Ven! ¡Ven!—dijo animado—¿Cerveza? ¿Vino? ¿Whisky? ¡Ven y cuéntame como te ha ido! ¿Te ha gustado nuestro hogar?

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22/11/2017, 16:16
Director

Ediberto miró extrañado a aquel gnomo que con tanta efusividad le recibía. Reconoció de inmediato su rostro. No era otro que el responsable de la derrota de las escasas tropas que había podido reunir con la intención de defender las ruinas de Alejandría del opresor que la había destruido. Recordó entonces a Frantis de Villaverde. Su inseparable amigo, con el cual compartió decenas de batallas en las guerras contra el reino de Sauk, murió en aquel combate. Le recordaría siempre como un héroe que dio su vida por su pueblo y por la libertad.

No obstante, no le guardaba rencor a Noxais, pues era así como se llamaba el risueño beodo que le invitaba a sentarse a su lado y compartir borrachera con él. Había descubierto su nombre tras la batalla, pues fue él en persona quien le llevó frente a Chcath. Había luchado con honor y pese a que sus fuerzas eran muy superiores en número y armamento, les ofreció la rendición antes del combate. No podía tener nada en contra de aquel gnomo. Sólo el devenir de los acontecimientos les había dispuesto en bandos opuestos.

Sólo eran soldados al fin y al cabo. Él servía a su patria como rey y general y su rival servía a Chcath. Posiblemente no le habría quedado otra opción. Nada podía reprocharle. No le habían torturado, no le habían tratado mal y lo cierto era que por el contrario y en vez de encerrarle en una oscura y húmeda celda, le habían mostrado las maravillas de aquel mundo que había empezado a descubrir junto a Gndruic.

- Cerveza. – Respondió de forma escueta al ofrecimiento. – No he tenido tiempo ni de ver una ínfima parte de las maravillas de éste mundo. Pero si… - Se encogió de hombros. - …me ha gustado lo que he visto. – Respondió a la segunda pregunta. 

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22/11/2017, 16:21
Noxais

¡CERVEZA!—gritó animado Noxais—¡QUÉ BEBA TODA LA CERVEZA QUE QUIERA!

Las risotadas del resto de la escuadra humeante comenzaron a escucharse. El gnomo también le ofreció un puro a Ediberto con una sonrisa dibujada en su rostro. En ese momento se dio cuenta de que Galan seguía ahí, no con muy buena cara y su expresión se agrió.

Puedes marcharte Galan, estamos ocupados. Vamos a plantear nuestras estrategias. Pero tú no Gndruic, tu puedes quedarte y divertirte. ¡HOY PAGA CHCATH!

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23/11/2017, 15:25
Galan

Galan miró a Noxais por encima del hombro mientras mascullaba algo para sí. Negó con la cabeza mientras le mostraba un gesto que expresaba un punto intermedio entre decepción y vergüenza ajena. Sin duda nunca habían estado demasiado de acuerdo en nada, pero aquel día se volvía a evidenciar que el Primer Ministro y el General distaban mucho de la manera en que creían que debían servir a su amo común.

Aquel vetusto gnomo se dio media vuelta y se alejó varios pasos mientras farfullaba improperios que sólo él entendía. Mientras tanto el Escuardrón Humeante reía a pierna suelta tras observar la expresión de la cara de Galan. Ediberto ya se había acomodado junto a ellos en su mesa, aunque algo cohibido no se atrevía a reír y Gndruic, quien aceptó permanecer junto a la banda de Noxais, tampoco lo hizo por respeto.

- ¡Esto no quedará así, Noxais! – Galan se giró de repente enfurecido. - ¡Chcath tendrá noticias sobre la humillación a la que pretendes someterme!

En ese preciso instante hasta seis de los parroquianos de aquel burdel de mala fama, se posicionaron junto a Galan. Vestían ropas discretas, podrían haber pasado fácilmente por clientes de ese establecimiento, pero el sutil brillo de sus armaduras bajo su disfraz, el pomo de sus armas a la vista tras descubrir la capa que los tapaba y sus sobrios rostros apuntando con dureza hacia el Escuadrón Humeane, delataban su condición de guardaespaldas.

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23/11/2017, 15:45
Noxais

Noxais rompió a reír.

¡Mira como tiemblo!—dijo levantando la mano y fingiendo que temblaba—Te dije que me concertaras una cita con los rebeldes y no puedes. Así que ya me encargaré yo. Mañana. O pasado. ¡Márchate y llévate a tus perros!

El gnomo se giró, miró a sus compañeros y levanto la jarra.

¡Más cerveza!

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24/11/2017, 19:05
Director

Galan meneó la cabeza tras escuchar los burdos insultos de Noxais. Sabía que difícilmente cambiaría. Se trataba de un mercenario, no tenía linaje nobiliar como él y sus modos eran los de un despreciable barriobajero. Si  sumabas a la ecuación las ingentes cantidades  de alcohol y de otras sustancias en las que ese gnomo prepotente se gastaba el sueldo con el Chcath premiaba su demostrada valía en el campo de batalla, uno llegaba a la conclusión de que no valía la pena discutir con él.

Para cuando Galan y sus guardaespaldas abandonaron el burdel ya se había servido una nueva ronda en la mesa que la Escuadra Humeante compartía en esos momentos con el recién llegado y derrocado rey de Catán. Cuando el Primer Ministro salió del burdel, Noxais recibió una ovación por parte de la gran mayoría de los allí presentes.

No es que todos ellos estuvieran en contra del orden establecido o que no les gustase la gestión política que Galan ejercía sobre nueva Cathonia, sino simplemente no deseaban que una figura de autoridad como era aquella se metiera en sus asuntos. De hecho, algunos no conocían el rostro del anciano gnomo que acababa de salir del local y a otros poco les importaba como gestionaba o dejase de gestionar Galan y los demás políticos el país, tan solo querían que les dejaran tranquilos.

Para cuando Ediberto dio el primer trago a su cerveza Gnash y Kigon ya habían vaciado sus jarras, poco les faltaba para hacer lo propio a Caleb y Jebedial y Zâdkon ya apuraba las últimas gotas. Sólo Noxais aún no había probado su cerveza, pues disfrutaba haciendo reverencias entre los vítores de los asistentes.

- Tú me has convocado. – Le dijo Ediberto a Noxais cuando por fin agarró su jarra y se topó con su tuerta mirada. - ¿Qué deseas de mí? No creo que tu intención sea únicamente la de compartir bebidas y festejos. ¿Verdad?

 

 

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27/11/2017, 11:50
Noxais

No. Mi intención era tocarle los cojones a Galan—dijo Noxais solemnemente entre las risas de sus compañeros—. Ese gnomo es un cretino y un imbécil y tenía que darle una lección. Se puede servir a Chcath sin lamerle su pétreo trasero.

El gnomo vació la jarra de un trago.

Hay unos rebeldes en Chnobium y tengo el encargo de lidiar con ellos. Te invitaría a que te unieras a nosotros, aunque supongo que no te merecerá la pena jugarse la vida por un mundo que no es el tuyo. Y mucho menos después de lo que hicimos en vuestro reino.

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27/11/2017, 12:03
Ediberto Dolfini

Pasar de llevar una corona, aunque no física, sobre la cabeza a convertirse en un elemento cuyo objetivo era el de molestar a un gnomo burócrata, no era algo que se pudiera asimilar con facilidad. Sin duda era un gran cambio que muchos se tomarían como una ofensa.

No era el caso de Ediberto. Si alguien entendía de cambios ese era Dolfini. Había experimentado muchos durante su vida. Nació como el octavo hermano de una familia nobiliar catanesa. Su madre lo crío debajo de sus faldas convirtiéndolo en un niño de teta. No duró demasiado, pues Lord Bertoni su padre, pronto decidió que debía endurecer su carácter y lo mandó a formarse en el ejército.

Guerreó durante años e inmerso en las campañas contra el reino de Sauk y allí se convirtió en hombre. Pasaron muchos años en los que la muerte se convirtió en su oficio hasta que recibió la triste noticia de que su familia había enfermado como casi la mitad de la población de Peregasto y que debía regresar cuanto antes a casa.

 A su llegada sus padres habían muerto debido a la escarlatina ulcerosa, una enfermedad  infecciosa que se caracterizaba por fiebre alta, manchas de color rojo en la piel y dolor de garganta y que de no ser tratada con éxito con el paso de las semanas, se tornaba mortal. Las ronchas rojas se ulceraban, la fiebre aumentaba y finalmente la infección llegaba hasta el corazón provocando el fatal desenlace.

Para ese entonces tan sólo tres de los hermanos mayores de Ediberto permanecían en la villa de Peregasto, dos de ellos murieron en batalla y un tercero falleció de niño al caer de un caballo al galope. Ediberto regresó a la villa que le vio nacer y a su llegada tan sólo vivía Ederico, el primogénito de la familia, pues Ludmilla y Catalindra murieron en fechas pasadas al igual que ambos progenitores.

Así Ediberto se convirtió en señor de Peregasto contradiciendo a la probabilidad de hasta siete hermanos mayores. Sulikar es un dios caprichoso y a menudo mueve los hilos del azar de formas misteriosas. Al haber sido un soldado toda su vida y al haber visto atrocidades en las múltiples guerras en las que participó, había heredado extraños vicios además del título que le convertía en señor.

El alcohol y las mujeres le convirtieron en un señor poco convencional. Su gusto por la opulencia nunca fue desmesurado, por ello subastó o malvendió gran parte de las pertenencias de su familia durante sus primeros años al mando de su casa para sufragar los gastos que de sus aficiones se desprendían.

Había adquirido un odio irracional hacia los trasgos en la guerra y se convirtió en el mecenas de un grupo de desarrapados que gozaban con el exterminio de las pieles verdes. Invirtió mucho dinero de la familia en levantar un centro de reuniones para los miembros de aquella sociedad anti trasgo y durante años pagó las fiestas que tenían lugar en su interior y los numerosos suvenires que colgaban de las paredes de la sala principal. Cabezas, garras y otras partes desmembradas de trasgos muertos en combate eran los adornos por excelencia de aquel local.

Durante esa época invirtió mucho dinero en esclavos, pues como muchos nobles los consideraba imprescindibles en una casa señorial. Es más, pensaba estarles haciendo un favor, pues la creencia popular de la época era que los esclavos tenían esa condición porque querían, pues no ansiaban ser liberados y perder las comodidades de una cama y un plato caliente al final del día.

Mucho cambiaron sus pensamientos en muy poco tiempo. Al conocer a un afanado norteño que viajó durante años dando caza a innumerables trasgos pirata que habían asolado su aldea y raptado a sus familiares y vecinos para venderlos como esclavos, algo cambió en su modo de ver el mundo. Aquel norteño y sus compañeros le enseñaron que el esclavo no era esclavo por guato, sino porque de revelarse tan sólo hallaría el hambre, la enfermedad y la muerte.

El rey murió asesinado en Peregasto durante el baile anual que se celebraba en su villa. Urdió un plan para cargarle el muerto a los trasgos de Angarkok, un reino rival desde tiempos inmemoriales. La guerra duro una década pero finalmente acabó por pacificar el reino de Catán y al morir el rey sin heredero fue Dolfini quien acabó siendo coronado. El siguiente paso que dio fue el de abolir la esclavitud y aunque se buscó muchos enemigos y nunca consiguió su objetivo del todo, la mayor parte del pueblo se puso de su parte y le reconocieron como el legítimo rey de Catán.

- He sido muchas cosas en ésta vida. – Dijo al fin Ediberto. – Pero siempre me he considerado un guerrero. No deseo luchar por Chcath. Creo que sus modos no son los correctos. Es un ser prepotente y estoy convencido de que ya sea en éste o en otro mundo, sus días como conquistador y emperador acabaran de forma violenta. – Hizo una pausa. – No obstante, estoy dispuesto a escuchar los motivos que te han llevado a pedirme tal cosa. Puede que si me explicas quienes son los rebeldes y que quieren pueda entender qué necesidad hay de que luche a tu lado y quien sabe… - Se encogió de hombros. - …si tus motivos son los adecuados, podríamos acabar siendo camaradas.

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27/11/2017, 15:54
Noxais

Noxais se sorprendió de la respuesta de Ediberto. No esperaba que se mostrase abierto a tratar con él. El gnomo estaba tan descolocado que no sabía por dónde empezar.

Esto es... inesperado—dijo—. ¡MÁS CERVEZA!

Tras beberse una jarra de un trago, el comandante de Chcath esperó a que le trajeran una segunda antes de seguir.

Estás muy equivocado con Chcath. No es que yo sea su fan número uno, pero el tipo sabe lo que se hace. Nunca este mundo ha tenido una época tan pacífica y tan estable como ahora. Y recompensa al que le sirve bien, no necesita ese asqueroso peloteo. ¿Qué es prepotente? ¡Diablos! Si yo tuviera ese poder también lo sería. Seguramente para él no seamos más que hormigas, piénsalo. Y sin embargo en lugar de arrasar con todos nosotros, aquí estamos, nos da una oportunidad y si respondemos, se vive bien.

Noxais paró de hablar y puso una expresión de desagrado.

Joder, ahora parezco el puto Galan—molestó el gnomo escupió al suelo—. Los rebeldes son los antiguos poderes de Patark. Los que gobernaban antes de que Chcath llegara a nuestro mundo. Quieren recuperar su poder aprovechando que él no está aquí y me ha mandado aquí a que acabe con ellos. ¿Cómo? Ya lo veremos. Pero todo el mundo tiene un precio y seguro que Chcath puede pagarlo.