Partida Rol por web

-Y luego dicen, que la violencia nunca es la solución- exclamo con una pequeña carcajada ante la delicadeza de Witz cuando retira las tablas. Consigue resultados, que es importante.

-Este... si no les molesta, esta me tocaba a mí, así que...- Me deslizo entre los del grupo con pasos largos y con un ligero zig-zag, adelantándome hacia el armario, e intento abrirlo.

Frederick caminaba pensativo, algo abstraído del grupo, tomando notas de lo que había visto hasta el momento. En cierto aspecto le entretenía la idea de la investigación, puede que su libro tomase ese perfil y tuviese a un protagonista que sea deductivo, nunca había escrito algo así y permitía plasmar un montón de ideas, tan amplias como las que ahora tenia en su mente.

Cuando Eduardo entró a la habitación todos le siguieron, era un cuarto con varios elementos de variada naturaleza, y se puso a observar las cajas tomando nota de lo que encontraba. Mientras Witz hacía alarde de su mayor don, la fuerza bruta, él repasó sus anotaciones - Una cocina con comida putrefacta, un comedor con tres platos servidos a medio terminar, una sala de estar llena de imágenes religiosas y un trastero con un armario tapiado- cuando se da cuenta que Eduardo toma la iniciativa para abrir el mueble alza su mano con precaución - Sea prudente por favor, tal vez haya un buen motivo para mantener ese lugar cerrado!- dijo, expectante de lo que estaba por suceder.

Gillian no opinaba lo mismo que Frederick, Él queria descubrir que había tras ese mueble bloqueado.

Se lo veia feliz al ver esa escena lúgubre. ¿podría por fin Gillian vivir la experiencia paranormal que tanto buscaba?

-¿De que tienes miedo Frederick?- Dijo Gillian con tono burlón. -Witz, Eduardo, vamos a desenmascarar lo que sea que haya en ese armario- añadió.

A John le parece demasiado peligroso, se posiciona a distancia prudente y se cruza de brazos, sabe que cuando un hombre se empecina a hacer algo no hay vuelta atrás, aún así se pone en modo de alerta atento a que pase algo, "Dios, como me gustaría tener mi arma en estos momentos" piensa.
 

 Sin dar tiempo para pensar sobre lo poco seguro de este acto, el señor Fitsjerald decide romper los tablones que mantienen el armario cerrado y abrir la puerta del mismo.

 Dentro pueden ver tres libros encuadernados en cuero, en la tapa se lee "Diario de W. Corbitt" y parecen ser tres volúmenes.

Un poco tranquilizado de ver que solo se trataban de unos libros y ante la mirada de intriga y quizá decepción de algún presente, Jhon se adelanta y toma el primero de la serie, en un movimiento de lo más natural lo empieza a hojear para ver de qué trata, como ha estado haciendo por los más de 10 años de estudio de su carrera...

- Porque la gente tiende a confundir miedo con prudencia?- murmuró un tanto decepcionado, en parte por el comentario del  historiador y aún en mayor medida por la impotencia frente al accionar de sus compañeros. El armario relevó lo impensado, libros. Su mente trataba de imaginar si éxito un buen motivo para mantener oculto de ese modo un diario, porque si se tratase de privacidad sería mucho mas adecuado un mueble bajo llave. Comenzaba a pensar que se trataba de evitar la tentación de leerlo, lo cual no hizo mas que provocar en Frederick aún mas curiosidad.

Se abrió paso y se paró junto a John, tras lo cual tomó el segundo libro y observó entre líneas algunas páginas del diario - Walter Corbit era el propietario anterior de la casa de acuerdo a la escritura...- dijo mientras se sumergía en la lectura.

-bah, libros...- dijo Witz con un tono de decepción, aunque poco audible. Iba a girarse y proponer el seguir investigando, pero comenzaron a abalanzarse a los libros, como buitres hambrientos a un cadáver... -bueno..  Cada cual sus gustos... Pero... CÓMO PUEDEN ENCONTRAR SATISFACCIÓN LEYENDO??!- pensó para sus adentros. 

Tomó el tercer libro, lo abrió en una página aleatoria, y al no entender nada lo dejó dónde estaba. -bueno, no hay mucho que ver por acá... Que les parece si terminamos y nos vamos a comprar ese vino que me habían prometido??- dijo en tono serio, aunque era broma.

La lectura de esas páginas manuscritas amenazaba con absorber allí mismo toda su atención, dudó en terminarlo allí mismo o seguir investigando la casa. Tomó el tercer libro y los puso a ambos bajo su brazo. Luego observó a Witz - Mientras tomamos ese vino terminaré de leerlos, son mas interesantes de lo que usted cree. Si John lo permite, por supuesto - la invitación había sido hecha solo al hombre calvo, pero por algún extraño hechizo probablemente a causa de ese ominoso lugar, comenzaba a ver a esa bestia como a un compañero.

- Si les parece, prosigamos - dijo, alentando al resto a que continuase explorando el piso.

-Si, será mejor esperar a salir de aqui para leerlos- Dijo John de los libros, apresurándose a cerrarlo, después de reflexionar un momento añadió: -¿Qué les parece si nos dividimos en dos grupos? hasta ahora hemos visto que no hay nada realmente peligroso para la casa, y estoy preocupado de que alguien llame a la policía por los destrozos que estamos haciendo, -le da unas palmadas amistosas en el hombro al calvito- todavia nos faltan dos habitaciones en este piso, y lo que esté subiendo esas escaleras del fondo. -Hace una pausa- Y la invitación era para todos, compañeros. Obviamente no nos iremos hasta revisar todo, si alguien encuentra algo interesante que lo haga saber enseguida. -Guardo mi libro dentro del saco a  falta de un lugar mejor.

-la puerta!!- dijo Witz como si hubiera recibido la más alta iluminación del conocimiento. -n-no pasa nada, un martillo, unos clavos.. Yo la arreglo!! Jajaja- reía dándole una fuerte pero amistosa palmada a Jhon, quien le había recordado que la casa estaba ahora abierta y que cualquiera podría entrar y salir sin el menor problema

-cuando terminemos, usted compra el alcohol y yo arreglo la puerta...- dijo aliviado. Si iban a comer, alguien debía lavar y desinfectar el resto de cacharros, y si estaba ocupado con la puerta, no sería él.

Frederick negó con la cabeza, seguía creyendo que era un error dividirse - Si lo que dijo el vendedor de periódicos es verdad, los vecinos están acostumbrados a oír cosas extrañas provenientes de esta casa, y dudo que ninguno quiera acercarse a ver que sucede. Por otro lado la casa no es tan grande y no tenemos apuro, además el mayor progreso lo hemos hecho juntos - señala los libros que tiene bajo el brazo - Que no hayamos encontrado un peligro no significa que no lo vayamos a encontrar señores, por algo la gente no quiso trabajar aquí. Prudencia, les pido prudencia.- dijo invitando a todos a permanecer unidos, en el fondo la mente del escritor fantaseaba con encontrarse con algo que lo sorprendiese y le sirviera de inspiración para su obra.

-También creo- con un dedo en alto, como si estuviera diciendo algo super inteligente -que podemos llevarnos, los libros, y leerlos en la comodidad de nuestros hogares. Así aprovechamos la luz del día aquí.- No creo que hayan peligros en la casa, pero indudablemente a nadie le gustaría estar investigando una casa abandonada a altas horas de la noche.

-Me gusta lo de dividirse- alzando un pulgar a la idea de John, y me empiezo a desplazar con mis ya típicas zancadas hacia la puerta restante*. -¡Síganme los buenos!-

Un tanto resignado, Frederick sigue a John quien intenta consolarlo sobre la decisión del grupo; -no se preocupe Frederick, aunque nuestros compañeros se lleguen a lesionar por cuaquier cosa, recuerde que soy un médico más que capaz para tratar sus heridas, y nosotros nos conduciremos con prudencia -y al mencionar esta ultima palabra, gira la perilla de la puerta para abrirla y poder ver lo que hay dentro

Entran en la segunda habitación de la izquierda. Otro trastero, pero en esta ocasión se trata de uno dedicado a almacenar muebles viejos, y otros objetos, que podrían haberse roto para usarlos de combustible en una estufa de madera.

Entran a la ultima habitación del primer piso, la habitación del barro. En esta hay abrigos colgados, chanclos, sombreros, y paraguas. También hay presentes varios sacos de carbón para la estufa independiente del salón. Hay una puerta en un costado que parece dar al exterior.

De todo lo que había en la sala, solo una cosa serviría... El carbón. Tomo la bolsa -por si hace frío mas tarde...- dijo. Pensaba dejarla junto a la estufa cuando bajaran.