Partida Rol por web

- Disculpas aceptadas - , dijo Igor que desde atrás se estaba divirtiendo con tan absurda escena. - Venga, vámonos a buscar a la madame esa, ¿dónde decían que estaba? - preguntó a Quenya con la intención de empezar a andar en la dirección que le indicara con la esperanza de no perder más tiempo sobre disquisiciones morales que no conducían a ninguna parte.

- ¡Apuestas! ¡Apuestas! ¡Hagan sus apuestas...! -Yoru estaba subido a un barril, gritando con tono alegre y una mano haciendo de bocina. En la otra tenía unos papelitos pequeños- ¡Las fuerzas del bien contra las fuerzas del bien! ¡Todo un espectáculo digno de verse! ¡Cuando los héroes se hostian, no hay mejor momento para apostar! ¡Hagan sus apuestas! ¡Ahora mismo, las apuestas están en 100 a 1 a favor de las fuerzas del mal que asolan la región! ¡Y eso que están solo de espectadores...!

Yoru, ya con su aspecto normal, había estado observando y escuchando. Cuando el tono de la conversación y las amenazas y acusaciones veladas y no tan veladas se convirtieron en una realidad, el elfo, discretamente se había subido al barril, esperando a la chispa que daría pié a su intervención. Cuando todos hubieron parecido salir del lametazo de orgullo con que se habían vestido de repente, el elfo adoptó el aspecto de un niño pequeño, de piel verde, pelo azulado, y hermosos, grandes e inocentes ojos negros. Casi parecía un querubín en negativo. Poniendo los indices pegados uno contra el otro y expresión de no haber roto un plato en la vida, añadió con cierto ceceo.

- "Ceñorez", ¿no van a "empezad" a "peleadce"? Los malos esperan un buen "ezpectáculo"...

Dicho esto, Yoru volvió a adoptar su aspecto habitual y repasó su mirada por todos los presentes, dejandola no instante, con su sardónica sonrisa. Cuando su mirada se posó en Igor, Wolkot, y su pequeña Alese, Yoru amplió sus sonrisa y les hizo un guiño. Tras el largo vistazo, Yoru se acercó a Quenya y le hizo una profunda inclinación ofreciendole galantemente su mano.

- Sería un placer y un honor acompañarte a tomar el té con esa tal... Madame Eva... -dijo con tono zalamero...

Wolkot posó suavemente la mano en la empuñadura de su espada y se apartó un poco.

Nunca le habían gustado los religiosos en general. Siempre creían que su dios estaba por encima de todo, del bien, del mal, de las personas....y eso no le gustaba al veterano.

Lo primero somos nosotros y cuando muera, que el dios que sea decida lo que hacer con mi alma. Pero aquí, el que manda sobre mis actos soy yo mismo.

Mientras, esperaba el desenlace de la contienda, y resopló de alivio cuando finalizó sin ningún enfrentamiento. Sería una pena porque seguro que hubiera habido bajas, tres concretamente, que serían necesarias más adelante.

De nuevo el extraño ser Yoru, con su extraña conducta, volvió a amansar las aguas al conseguir volver a ser el centro de atención.

Esperé a que Thokk dejara caer a ese payaso antes de intentar acercarme. Luego uno tras otro empezaron a hablar, y cuand o al final Yoru me tendió la mano, le dije

Esperame aquí un momento

Me acerqué a aquél que había osado señalarme. Estas faltas de educación... Niño mimado...

Cuando llegué a su lado, me acerqué lo máximo posible mientras le decía

¿Acaso crees que tienes que hablarme para poder hacerlo yo, cariño? Pobre, es que hasta me pareces adorable

Y le planté un beso en la mejilla con toda la mala sangre.

Di un par de pasos para atrás para disfrutar de su reacción. Me giré y me volví a acercar a Yoru, tendiéndole mi mano

Alese había intentado calmar las cosas, pero estaba claro que era imposible. Con movimientos lentos se plantó ante la paladina.

- Yo también soy seguidora de Pelor, aunque seamos de distintas órdenes. Orgánicamente ni soy superior ni inferior a ti, así que esto no te lo digo de ninguna de las dos formas. Me importa un pimiento si yo te caigo bien o mal, o si esta gente te cae bien o mal. Pero tengo muy claro que aquí el enemigo no soy yo, ni son ellos, el enemigo es la peor plaga de muertos vivientes a la que me he tenido que enfrentar. Y cuando eso sucede, un aliado no óptimo es mucho mejor que un enemigo declarado. Desde que nos hemos encontrado sólo he escuchado de ti altivez, soberbia, desprecio e insultos. Estás haciendo todo lo posible por destruir un grupo lo bastante fuerte y numeroso para enfrentar esta amenaza. Separados somos más débiles, más vulnerables, y si caemos habrá muchas muertes de inocentes. ¿Tus elevados principios te hacen anteponer tu orgullo a la defensa de la vida de los inocentes? Porque te aseguro que los míos no. Te diré una cosa más, si yo no fuese seguidora de Pelor sino una persona cualquiera, y viese como te comportas, me buscaría otro dios al que servir. La imagen de nuestro dios es la de un anciano bondadoso y amable que cura a los enfermos y protege a los débiles, no lo veo a él reflejado en ti.

El mundo estaba por ponerse en llamas, los alardes de los santurrones estaban llegando a hervir la sangre de todo el mundo. Y al parecer la exaltación de hacia un momento que ella había tenido con la mujer en armadura ya había pasado a un segundo plano.
Ella no estaba en el suelo, pero por su estatura baja, la mujer a la que le había hablado solo le daba muestra de superioridad por más que fuera física. Si hubiera cambiado de forma ya las cosas estarían más parejas. Pero ante sus palabras no muy bien elegidas, ella podría no haber sido educada en una iglesia con sacerdotes educándola continuamente en la palabra y escritura, pero no era ninguna tonta para notar lo que claramente esta mujer había expresado. Hubiese dado una respuesta, pero su gran amigo Thokk tomo palabra, y al parecer estaba tomando un buen camino como líder del nuevo grupo de mercenarios, ya que dudaba mucho que se diera cuenta que había expresado en parte como grupo, negando la ayuda que tan mal pedían estas sirvientes de Pelor. Y ella le apoyaría en su decisión.
No le sorprendió que con sus palabras directas, aunque no por eso simple, de Thokk, uno de los santurrones saltara como aceite agua en aceite. Solo que este si debió elegir bien sus palabras, ya que habiendo llamándolo bestia a su amigo cometió un gran error.
Estaba segura que Thokk no tendría problema en hacerlo puré, y ella le protegería en su decisión, como había prometido, pero ella sabía que había más en Thokk de lo que se esperaba de un salvaje medio ogro con un hacha enorme. Y no pudo evitar sonreír ante la confirmación de sus pensamientos.
Muchas palabras siguieron surcando el aire, poco le interesaron, solo se había establecido algo al parecer, no iban por la reliquia, no con esos santos en armadura, sino que iban a por información a lo de esa mujer llamada Eva.
Pero entre el grupo, alguien se movió, alguien que hoy le había hablado, pero no le había podido prestar mucha atención, y ante Ashlyn apareció la pequeña forma, aunque mayor que ella, de Alese… Una Alese que con las siguientes palabras que expreso defendiendo al grupo, por lo que era, y por cada miembro, defendiendo lo que creía no solo por su fe, sino por su cabeza, se estaba ganando la merecida amistad de su grupo, y con estas palabras ahora Envy estaba segura que seguiría a esta chica a los infiernos para protegerla, porque era parte de ellos, su grupo, disparatado, raro, llena de gente rara y medio loca, pero su grupo…
Sonriente, se acerco a Alese, le rodeo con un brazo, y riéndose, y alegre como hacia tiempo que no lo estaba, espero a que esta cediera acompañarla…
-Chicos- Refiriéndose a Yoru, Alese, Quenya, Ocaso, Igor, Wolkot. -¿Qué les parece si visitamos de una vez a esa mujer? Tu decides Jefe- Dijo mirando con una sonrisa a Thokk. –Tu mandas en esta banda de mercenarios prejuiciosos y mentirosos-

Bien dicho, niña

¡Basta! - Me digo a mi mismo, no puedo permitir que aquél grupo de gente siga menospreciando a Ashlyn por hechos que no hacometido. ¿Soberbia? ¿Altivez? ¿Desprecio? ¿Insultos? Lo único que la paladina es capaz de dar era una mano al necesitado que pide ayuda y las dos al necesitado que la rechaza. Bien es cierto que ese también es su punto más flojo como seguidora de Pelor, pues dejaba impunes muchas afrentas que eran merecedoras de castigo; pero aquellos mercenarios se empeñaban en demonizarla simplemente por no aplaudir toda y cada una de sus palabras.

¿Por qué seguimos con ellos? - Me pregunto, no tiene sentido alguno continuar con una gente que, a parte de no querer ayudar en una causa mayor, nos insultan una y otra vez y esperan que sonría como respuesta.

Miro fijamente a Ashlyn frunciendo el ceño, estoy seguro de que sabe lo que opino, al igual que Orphanos.

Me mantengo un poco apartado esperando a que esto termine. No tenemos tiempo para ponernos a discutir por nimiedades, pero parece que mis compañeros no lo entienden. De todas maneras, prefiero esperar a ver cómo se resuelve y tratar de evitar peleas si surge alguna que entrometerme ahora y verme arrastrado a la trifulca. 

Sin moverme del sitio, busco con la mirada un trozo de muro o un lugar relativamente cómodo para sentarme o apoyarme y espero allí a que todo esto acabe.

Estaba empezando a alucinar con las reacciones de aquel grupo, estaba claro que eran una piña y lo peor era que habían escogido el camino del mal, no podía enfrentarlos ni quería, no era su misión así que simplemente se dedicó a aceptar las palabras que le sobrevenían hasta que dejaron de gritar, chillar, empujar y alegar.

Alesse... altivez?? insultos?? desprecio?? soberbia?? os hemos agradecido por salvarnos, os he seguido para ayudaros en cuanto podía, reiteradas veces he pedido la ayuda vuestra, habeis ensuciado mí nombre y el de mi orden y no he levantado la voz, es más he tendido mi humilde mano, pero esta claro que no somos bien recibidos, nos marcharemos ahora, intentaremos librar la aldea de su maldición, creía que tenía tu palabra para ayudarnos, distingo que buscais otras metas, que Pelor ilumine vuestro camino...

Aunque no sin cierto dolor por la perdida en la ayuda en cierto modo se alegraba de no seguir deambulando con la panda de maleantes que habían resultado ser; retrocedió unos pasos mostró el aureo amuleto del dios Sol por encima de su cabeza y exhortó una corta bendición...

Haiayel, Orphanos continuemos nuestra andadura, tenemos una misión y no es aqui donde nos prestaran ayuda, calmad vuestros corazones Pelor pone piedras en nuestro camino, pero aprenderemos a sortearlas con fé...

Envy no puede evitar alegrarse al ver marchar a esos tres que se les habian pegado. Asi que sonriendo, les grita mientras les saluda. -Cuidensen! Llamennos sin no pueden con todos los zombies... De nuevo- Dice dejando lo ultimo solo a un volumen de voz que escuchen Alese que esta al lado de ella y sus compañeros cercanos.

-Si es necesario, moriremos defendiendo del mal a este pueblo - Digo negando con la cabeza - De verdad deseo que Pelor ilumine el camino de aquellos descarriados que abandonan la senda de la justicia y del bien. Y que aquellos que aún conservéis bondad en vuestros corazones actuéis acorde a ella.

Me doy la vuelta y sigo a Aslhyn. Desde luego ha tomado la decisión correcta, si fuese mejor momento habría que llevar a más de uno ante la justicia del dios sol, pero ahora mismo hay situaciones más apremiantes.

- Realmente me gustaría cumplir mi palabra y ayudaros a buscar a nuestro compañero el clérigo de Pelor, pero si los dejo ahora se quedarán sin sanadores, mi presencia es más necesaria con ellos que con vosotros -respondió Alese ya más calmada- Y creo que sí será mejor que nos separemos, antes que de las palabras pasemos a la violencia. Que cada una de nosotras dos haga examen de conciencia sobre qué palabras y actitudes ha usado hasta este momento y quien ha mostrado prejuicios. No emitiré juicio ahora, cuando disponga de tiempo para descansar meditaré sobre ello. Quizás unas horas o unos días separados nos permitan a todos calmar nuestros ánimos, y será lo mejor, porque si no somos aniquilados por habernos dividido, supongo que antes del final de todo este asunto nos volveremos a encontrar, y quizás todos hayamos aprendido la lección, o quizás no. Os doy todos mis mejores deseos en vuestra búsqueda.

-O quizás el orgullo de unos condene al resto - Digo en un tono reducido al escuchar a Alese - Hay que ver esa seguidora de Pelor lo buena que es, no muestra condescendencia alguna ignorando al resto de los presentes con sus palabras. - Añado sarcásticamente. - El resto ni siquiera lo merecemos.

Thokk había dado la espalda al grupo, respiraba hondo y sentia como poco a poco volvia a ser dueño de si mismo. Siempre habia tenido una parte de el sedienta de sangre, con el paso de los años habia aprendido a controlarla casi siempre pero, en ocasiones, si se enfadaba esa parte se apoderaba de él. En aquella ocasion habia logrado controlarla antes de hacer algo que pudiese lamentar. Más calmado y aun sin saber que habian descubierto dentro de la casa, barajó las opciones que tenian. Podian ir a la casa de Madame Eva a buscar respuestas, o podian ir a buscar la reliquia y a los compañeros de la orden. Alese habia dado su palabra de que buscarian la reliquia, y Thokk habia acordado acompañar a Alese, asi que ese le parecia el paso más logico. Cuando se volvio ha acercar al grupo vio como Ashlyn levantaba el medallon de Pelor y lanzaba una bendicion y se daba la vuelta con intencion de marcharse. Eso era un acto incosciente, pues sin su ayuda habrian muerto.

Para sorpresa de Thokk, Alese iba a romper su palabra. Maldición, se que me arrepentire de esto... - pensó Thokk. Alese, todos sabemos que probablemente no sobrevivan solos. Diste tu palabra y no me parece bien romperla. Si estas de acuerdo yo les ayudare en su misión en tu lugar, de esta forma no romperas tu palabra. Además, a quedado a la vista que no estoy hecho para la diplomacia, solo seré un estorbo durante la visita a  Madame Eva y estoy seguro de que entre todos sabreis tratar a cualquier no muerto como se merece. - Thokk estaba arrepentido por su reacción anterior y así queria demostrarselo.

Alese se quedó de piedra al escuchar a Tokk. Por un momento se giró y lo miró a los ojos, con lo que casi se lesiona el cuello. Después le dio un abrazo, aunque dada la diferencia de altura, algún malpensado habría podido pensar otra cosa.

- No importa lo que digan de ti, nunca debe importante. Yo sé que eres alguien grande, en más de un sentido. Eres nuestro líder, iré a donde tú vayas. Y espero que los demás hagan lo mismo. En mi opinión deberíamos ir ahora a la capilla de Pelor y ver qué ha pasado allí, sabremos mucho más entonces espero, y podremos decidir nuestro segundo paso. Pero tú mandas, tú decides.

Yoru se acercó a Alesse y Throkk, enfundado en su mirada y sonrisas caracteristicas.

- Si eso, ¿que importa que te digan que tienes el culo peludo y que rompes los espejos solo con tu presencia...? -Yoru le dió unas palmaditas al semiogro, amables pero con un deje sarcástico, mientras parafraseaba a Alesse- A mi desde luego no... ¿Y a quien le importan esos iluminados? ¿Que importa si se mueren y nos los encontramos más tarde convertidos en no muertos? Total, ya les atacaron una vez y les sacamos las castañas del fuego, por lo que si su tozudez le hace alejarse de nuestros protectores brazos, entonces son libres de hacerlo. ¿Por que unos tipos como nosotros deberían preocuparse por ellos...? ¿Sabeis qué? Creo que voy a seguirlos solo para reirme de ellos cuando les ataquen los no muertos... Si acaso, os pego un grito cuando eso pase para que participeis, ¿de acuerdo? Espero que sepas perdonarme si aplazamos ese té para más adelante, mi preciosa y verdosa calabaza... -añadió mirando a Quenya- ...¿Que tal si lo dejamos para un momento de más... intimidad...?

Y sin decir nada más, siguiendo sus propias cavilaciones, Yoru comenzó a andar en pos de los iluminados, manteniéndose a unos buenos 10 metros de distancia, pero bine a la vista, tanto su mirada desquiciada como su sonrisa sobrenaturalmente amplia...