Partida Rol por web

El veterano se apartó y dejó hacer los demás. Nunca se le había dado bien consolar a la gente

Urik se sacó un pequeño pañuelo del bolsillo y se acercó a la mujer que sollozaba.

- No lloréis, os lo ruego- dijo acercándose lentamente mientras le ofrecía el pañuelo a la mujer para que secara sus lágrimas-. ¿Qué es aquello que tanto le aflige?- preguntó para iniciar y así entablar una conversación

Igor dejó que los demás partieran a buscar respuestas de la Loca y el se quedó en la herrería, junto a Ocaso. Luego, una vez que todos hubieron salido tras Irina, mostró al herrero la plata que llevaba y le dijo. - No es menester que haga arma alguna, solo funda este metal para que nosotros podamos darle un buen baño a nuestras armas, con eso puede que sea suficiente. Eso podrá hacerlo ¿verdad? - 

- Con este material que me das no es suficiente, además son las armas de plata las que hieren a los licántropos, porque les hiráis con tan solo un baño de plata no será suficiente... no engañaréis con eso la naturaleza de los licántropos, quizá le cortéis y la primera capa del filo les hiera, pero cuando la espada profundice más en su interior no servirá de nada. ¿Lo entiendes? Pero si queréis para mañana al atardecer puedo tener tu arma recubierta con el fundido de esta cubertería.

- Mi pequeña tenía todo lo que podía desear. No entiendo por qué se fue...  contesta la mujer entre sollozos...

- Gertruda era feliz aquí; solo conocía las historias que yo le contaba. El mundo real es demasiado duro, demasiado peligroso. Nunca dejé que supiese nada de él...

Me mantuve al margen y dejé a Urik que tratase de ayudar a su modo a esta anciana.

Cuando ella mencionó a Gertruda, no supe a quién se refería, así que esperé tranquila a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos...

Urik se sienta delante de la anciana y le mira cordialmente mientras escucha.

Luego cuando ella para de hablar él dice.- ¿Gertruda era su hija?- pregunta para iniciar la conversación-. ¿Por qué no le contaba a Gertruda lo que ocurría en la vida real? ¿qué es eso que usted dice, que es demasiado duro, demasiado peligroso?- preguntó nuevamente el caballero del cuervo, embutiéndose en los recuerdos de la anciana Mary.

Claro que Gertruda era mi hija y ¿Por qué iba a contarle nada? La vida ahí fuera es demasiado dura para una niña como ella, aquí siempre ha tenido todo lo que podía desear y allí fuera está el señor del castillo que seguro que se ha apoderado de su vida ¡Oh, pobre Gertruda! ¡Sé que ha pasado lo peor!

- Bien. Le dejaré aquí la plata para que vaya preparandola y cuando hable con mis compañeros le traeré un arma para su baño. Supongo que un arma contundente bañada en plata será más que efectiva.- dicho esto entregó al herrero la cubertería y se fue a la taberna a esperar al resto.

El caballero escucha atento a la mujer.

- Su hija ¿ha sido raptada por el señor del castollo? ¿qué ocurrió?- preguntó Urik que quería saber más para poder solucionar el problema de con los licántropos.

Al oir el relato de la mujer, no puedo evitar colocar la mano en la empuñadura de mi espada. ¿Quien secuestra a la hija de alguien con total impunidad? ¿Qué clase de monstruo es capaz de algo así? No puede permitirse y debe solucionarse.

Bildrath se encogió de hombros.

- Esperemos que tengas razón.

¡Me temo que ha tenido que ser el dueño del Castillo! ¡Ay mi pobre Gertruda!

¡Sé que ha ocurrido lo peor!

Y después de aquellas últimas palabras Mary comenzó a llorar en un llanto más que aterrador y espeluznante. Los pelos se os pusieron de punta y la tristeza inundó vuestros corazones. Gertruda había perdido a su hija, el señor del castillo la había raptado o así lo creía ella. Pero el caso es que la mujer ya no os contaría mucho más.

Como bien os dijeron Mary era una mujer muy inteligente, quizá una de las mujeres más sabias después de Madame Eva, pero la pena le había consumido por dentro y ya no podría ser de ayuda ni para vosotros ni para Barovia. O no hasta que no volviese a encontrar a su hija.

Sabía que en algún momento deberíamos ir a ver al señor del castillo...- pensé.Esta mujer parecía decir la verdad...

Urik sabía que había tocado un tema conflictivo y doloroso para la mujer y que en ese estado lo más seguro es que no dijera nada más, pero lo tenía que intentar.

- Lo siento muchísimo señora- comenzó el caballero.- Pero estamos aquí para erradicar el mal de esta región y eso implica acabar con ese monstruo, señor del castillo, quien ha traído el mal a estas tierras y ha raptado a su hija- dijo cerca de la mujer para que lo oyera bien.

- Pero antes necesitamos saber qué relación tienen con los licántropos del bosque y como podemos acceder a ellos. Tienen una espada que será definitiva para acabar con el señor del castillo- dijo Urik-. Digame, señora, ¿sabe algo de los licántropos del bosque? cuénteme lo que sepa. Se lo pido por favor, por esta región, por su hija.

Tras decir esto Urik miró fíjamente a la mujer esperando la respuesta.

- Usted es una mujer sabia, sin duda podrá ayudarnos, nosotros trataremos de hacer todo lo posible por traer a su hija si sigue con vida... 

-Y si no también.-Respondo a las palabras de Alese a modo de precisión.-Una madre merece el consuelo de ver a su hija al menos una última vez si ha sucedido lo peor. De todos modos, dudo de que sea así. Estoy seguro de que la traeremos sana y salva.

Tan solo se escucharon los sollozos de la anciana. No hubo ya respuesta alguna por su parte.

Urik miró a la anciana con pena y algo de aflicción. Levantándose de su posición frente a la anciana, el caballero del cuervo se dirige hacia sus compañeros y les comenta.- No dirá nada más. Su pena es tan grande que inunda todos sus pensamientos. Vayámonos de aquí- dijo Urik.

Luego se dirigió a Irina y le dijo.- Soy todo vuestro, mi señora. Vayamos a ver a Madame Eva.