Partida Rol por web

Alese pareció quedarse paralizada ante la visión de aquel oso enorme y tardó en reaccionar. Cuando por fin lo hizo, simplemente dio un paso atrás, para quedarse tras la línea de guerreros.

Al final todos habian ido a por el elfo asi no se suicidara contra los zombies. El camino era como ella pensaba que era, una porqueria. Esa maldita niebla no se las dejaria facil, y con suerte podia verse a mas de unos metros.

No les costo encontrar a Yoru, y pronto ya iban todos juntos en direccion a Barovia. Era la primera ves que ella iba en un grupo tan grande... y particular. Pero le caian bien ya desde principio un par, y parecia que esto tuviera futuro. En el grupo iban distribuidos sin formacion especial alguna, pero ella iba cerca de Thokk, quien era el que mejor le caia y con quien a fin de cuentas habia arreglado seguir juntos.

Todo transcurria con normalidad, si es que algo del grupo o el camino pudiera ser normal, hasta que se detuvieron al ver algo grande adelante. Y ese grande era mas grande que su amigo semi-ogro. Esta gran silueta se les acerco corriendo en pos de ataque cuando los vio y pudo Envy apresiar que se trataba de un gigantesco oso.

-Maldicion- Maldijo mientras ya movia sus manos rapidamente y formulaba pequeñas palabras arcanas en un acto casi de reflejo. Y se sentia como protegida al notar como resplandecia por un segundo una imagen eterea de una armadura sobre ella para desaparecer en el segundo. Sabiendo que esta le protegeria. Luego sin mas desenfundo su Cimitarra de su vaina que le cruzaba la espalda en un movimiento rapido que aprovecho para atacar a las patas del gigantesco oso que se les venia en frente.

 Salí de la taberna y me encontré al elfo cerca de allí. No tardaron en aparecer todos y, como ya había supuesto, nos dirigimos todos por el mismo camino.

Nadie hablaba, la atmósfera era tensa. Pero no sólo porque apenas nos conocíamos, si no por el ambiente que nos rodeaba. La niebla era tan espesa y fría… Sólo llamaba a estar atentos y preparados por si algo pasaba.

Y algo pasó. Aunque no era tan grave como esperaba.

Ante nosotros, un oso gigante apareció. Y no sé si estaba asustado, tenía hambre o qué demonios le pasaba, pero se lanzó contra nosotros.

Qué bestia tan mona dije mientras sacaba mi espadón y me preparaba a darle un buen golpe

Yoru observó al oso plantarse en medio del camino cuando sus compañeros se reunieron con el para seguir el rastro de los clérigos. Yoru se disponía a sugerir algo cuando varios de sus compañeros se lanzaron sin ton ni son contra el animal.
Al elfo no le gustó aquello y mientras el grupo, con el semiogro a la cabeza se lanzaban contra él, Yoru se quedó de brazos cruzados viendoles atacar a un pobre animal que solamente les avisaba de su presencia, pues no se había lanzado al ataque. No hacia falta ser un genio druida para darse cuenta de ello. Por supuesto que Yoru se defendería en caso de que le atacara, pero no por ello iba a matar a un animal que seguramente no se lanzaría contra un grupo tan numeroso. Hasta la chica asilvestrada parecia dispuesta para la lucha.
Su mirada volvió a lanzarse con desagrado hacia los atacantes y miró a Alese a ver su reacción. La chica aun no se había lanzado al ataque, quizas con las mismas reticencias morales que él mismo. Al parece había elegido sabiamente a su socia. Yoru estaba en aquel lugar para acabar con el mal, no para cazar y exterminar animales que nada le habían hecho...

El comienzo de aquella situación fue desastrosa...

Tanto a Wolkot, Igor como a Alesese quedaron anodadados ante el tamaño de casi cuatro mesos de aquel oso grande y fueron incapaces de reaccionar. Entonces Quenya se lanzó la primera con se espadón dispuesta a asestarle un golpe en cuanto se pusiese a tiro pero cuando el oso estaba a escasos unos metros, éste resbaló y tropezó y aunque se levantó rapidamente se quedó parado mirandoos y rugiéndoos. Quenya fue a darle con su arma pero falló el ataque.

Entonces fue Thokk quien golpeó por primera vez al oso clavandole su gran hacha e hiriéndole en una pata. El oso volvió a rugir pero esta vez de dolor. Entonces Envy se lanzó sobre si misma un conjuro para estar protegida ante aquella bestia y por último el lobo de Igor se lanzó a morderle pero a penas haciéndole nada.

Alese permaneció parada, quizás incapaz de reaccionar, quizás esperando acontecimientos. Era difícil decirlo pues su rosto no expresaba nada en absoluto.

Igor preparo sus espadas, aunque se habia quedado anodadado ahora iria a por todas sin problemas, le atacaria con toda la ferocidad y fuerza que su odiada herencia paterna le habia dado.

Igor preferiria haber nacido como hombre-lobo siendo asi un compañero mejor para Ocaso pero tuvo que ser hijo de lo que mas odiaba

(Me he equivoccado con la iniciativa, sumale 5 masXD)

Thokk vio como el oso se tropezaba y esa distraccion le permitio herirle en la pata, aunque fue el unico que acertó con su ataque, levanto el hacha por encima de su cabeza y atacó de nuevo, como habia descubierto durante su infancia, es mejor atacar el primero que llevarte el primer golpe pues ese golpe puede matarte.

Yoru permaneció contemplando el combate. Sabía que meterse no arreglaría nada, pues ya había gente suficiente para combatir, y más luchadores aun podrían ser una molestia para los que ya estaban.
Además, no le gustaba matar animales así por que si. Si el oso tenía hambre, hubiera bastado con tirarle comida y dejarle entretenido, en vez de convertir aquel encuentro en un baño de sangre. Había que dejar claro quien tenía moral para distinguir entre enemigos evitables de enemigos inevitables; saber elegir tus batallas, en definitiva.
Su mirada se dirigió a Alese, quien seguía en el sitio, contemplando el espectáculo con expresión entre aturdida y sorprendida. Si solo pudieran tratar de dejarle inconsciente en vez de exterminarlo...
Yoru alzó los ojos al cielo y se agachó a coger una piedra del suelo. Con un trozo de lienzo, comenzó a enrollarlo alrededor del pedrusco. Su idea era tratar de golpear al animal con aquel proyectil acolchado para causarle dolor pero no daño, y que el animal se diera cuenta de que su mejor alternativa ante semejante grupo era huir. Se marcharía herido, pero vivo. Apuntó cuidadosamente al hocico, punto sensible del animal y lanzó la piedra.
Y a fin de cuentas eso siempre era lo que contaba. El modo nunca era importante, solo la vida era importante.

Al ver el enorme oso como salía corriendo hacia ellos y se tropezaba,el veterano guerrero se quedó un poco parado,perplejo por la extraña maniobra del gran plantígrado

La verdad que el enorme oso le habia sorprendido bastante, ella vivia y sobrevivia con un buen uso de su instinto natural y en un primer momento cuando aperecio tuvo la misma sensacion de sentirse atacados que el resto. Este habia corrido hacia ellos y era lo mas comun sentirse amenasado por tal colosal criatura.

Pero ella se habia preopado por su seguridad lanzandose un conjuro protector, pero ahora siendo ella una de los que estaba mas alejada de la criatura podia ver la situacion con otros ojos. No sabia porque se habia acercado a ellos, pero habia que alejarlo y matarlo no era la mejor opcion, eso sin contar de que ellos mismos saldrian heridos y tenian otros asunto importantes.

Por lo que de repente tuvo una idea muy ingeniosa, con lo cual una sonrisa se dibujo en su rostro, con su cimitarra desenfundada en calidad de proteccion se acerco corriendo al combate, pero manteniendo cierta distancia del combate.

-Thokk, Igor, hay que asustarlo, no lo maten, solo lastimenlo poco para que se asuste... yo intentare algo- Les dijo en un tono alto para que se escuchara sobre los rugidos de la bestia. Luego ella empezo a hacer pequeños y rapidos gestos con su mano libre y ahuecando la mano frente a su boca dejo fluir su magia en un soplido de aire que genero unos sonidos que no correspondian a lo que ella estaba haciendo. Y eso se debia a que desde su direccion y sus zonas adyacentes surgieron los sonidos de rugidos, pequeños aullidos que incitaban a pelear, de comunicacion de caza, de repente el camino tenia un nuevo ambiente, uno en el que surgian señales de que estaban rodeados por lobos, lobos que por el sonido de sus rugidos y aullidos de caceria no eran simples lobos, sino lobos enormes, lobos terribles... Ella conocia esos rugidos y señales de caceria, y los estaba proyectando con su magia, con un conjuro simple, pero util...

 Mierda maldije. No había conseguido ni rozarlo, a pesar de que el oso había tropezado.

Esta vez no fallaré pensé mientras volvía a atacar con mi espadón

A pesar de la impresión que le causó al principio Igor se lanzó contra su enemigo golpeandolo con sus dos espadas haciéndoles sendos cortes en cada garra. El oso volvió a rugir debido a las heridas... Quenya animada por el golpe causado por Igor le golpeó también en otra de las garras volviéndole a producir otra herida. Thokk golpeó también al oso por encima de la cabeza de sus compañeros hiriéndole y una de las patas. Después Wolkot asestó otro nuevo golpe a la criatura.

Yoru mientras tanto lanzaba una piedra al oso pero no se acercó ni siquiera algún metro...

Ante tal cantidad de heridas y ataques el oso retrocedió y escapó del combate internándose en el bosque antes de que Envy realizara su sortilegio.

El camino estaba de nuevo libre y sin nadie que os impida continuar.

Lo recorreis hasta que llegais a las puertas de Barovia.

Altos pilares de piedra, grises aún entre la niebla, se alzan desde el impenetrable bosque a ambos lados del camino. Enormes verjas de hierro cuelgan de la mampostería, con el rocío producido por la niebla  perlando sus oxidados barrotes. Delante de cada uno de los pilares hay una estatua de piedra, que representa a un guardián armado con un arma de asta de aspecto cruel. Sus cabezas talladas yacen entre la hojarasca que hay a sus pies, cortadas con limpieza de sus hombros de piedra.

Cuando estáis a unos pocos metros de las verjas estas se abren solas produciendo un chirrido muy agudo. Cuando las atravesais las puertas se cierran de nuevo produciendo un chasquido sonoro.

Continuais avanzando por el camino y os vais dando cuenta como poco a poco el bosque que os rodeaba a ambos lados se va alejando del camino, igual que el sol que empieza a abandonaros. Entonces, antes de que se haga de noche, en pleno ocaso, llegais a un claro y veis a lo lejos el pueblo de Barovia. 

La bruma parece cubrir todo el pueblo asfixiando sus calles y desdibujando sus edificios, formando un archipiélago de cantería gastada en un mar gris e inclemente.

En el solitario borde del pueblo, la mayoría de las estructuras son abandonadas casas quemadas. El espeso olor de la ceniza flota en el aire, pero es el tufo espeso el que se sobrepone al enfermizo y dulzón hedor de la carroña y los despojos. Marcas de zarpas cruzan algunas de las paredes, ominosas no sólo por su mera presencia, sino por la forma similar a una mano de cinco garras que sugieren.

Más hacia el interior han sobrevivido la mayoría de los edificios. Las puertas están reforzadas con mesas, carruajes inservibles o muebles destrozados. Las ventanas están cerradas a cal y canto y cubiertas con tablas. ¿Se habrá salvado alguien? El silencio es pesado en las calles cubiertas por la niebla, igual que algodón metido en los oídos. Nada vivo se mueve, nada que respire camina por las calles. Pero allí donde los vivos están ausentes, los muertos recientes quizá estén arrastrando sus pies como bien os sugirieron los clérigos con los que os topasteis escasas unas horas. Aunque extrañamente no encontráis ni rastro de ellos por ninguna parte.

Os adentrais por las calles de Barovia y veis como largas formas sobresalen de la espesa niebla y el embarrado camino da paso a un empedrado resbaladizo. Un maltratado letrero de madera indica "Bienvenido al pueblo de Barovia" A medida que os acercais, las formas borrosas se convierten en viviendas cuyas ventanas están tapiadas, rotas y oscuras. Nada se mueve en las cercanías, aunque la niebla limita bastante la visibilidad. Sonidos apagados como de gemidos distantes, levantan ecos siniestros en algún lugar del asentamiento.

Tomaís la primera calle del pueblo y descubrís que está llena de basura y el hedor a carroña os asalta de nuevo a vuestras narices. A pesar de la escasa visibilidad veis como un carro de heno está volcado en mitad de lo que parece una encrucijada de caminos del pueblo.

- Escoria no muerta ronda cerca... -Yoru casi escupía las palabras. Su habitual caracter frívolo se había dispado por completo al llegar a aquel lugar.
Yoru se acercó a una marca en el suelo, y comenzó a tantearla con cuidado. Si había algún no muerto cerca, Yoru encontraría su rastro.

Igor se agacho a comprobar las huellas

- Creo que deberia llamar a los "refuerzos" -dijo Igor- Os voy a presentar a mis amigos

Igor dio un sonoro aullido llamando a sus aliados