Partida Rol por web

Al alejarse el Hobgoblin dio su espalda al acero de Pitu. El Halfling pinchó con su arma, pero el enemigo era demasiado rápido para sus reflejos. 

-Maldito!- Insultó al pielverde quien había vuelto a lanzar otro de sus artefactos. Un destructivo vial de fuego líquido. Pitu soltó su escudo y blandió otra corta hoja en su mano izquierda. Con un paso firme dio un tajo de abajo a arriba y una escocada directa al costado con la diestra. 

Salpicado de nuevo por la bomba, Ghion no duda en penetrar en la estancia tras el halfling, acercándose hasta un escritorio antes de voltear su mayal buscando impactar a lo bestia, en el cuerpo del porcino enemigo... pero el ímpetu hace que su mayal haga añicos parte del mueble, en lugar de golpear al hobgoblin. Malnacido, pagarás por habernos atacado a nosotros y a nuestro pueblo!

El paladín entró en la pequeña sala, y tras comprobar que su enemigo estaba ya casi rodeado, se dispuso a cubrir las espaldas de sus compañeros.... desde el principio había creido que era una trampa, y si solo estaba ese ballestero sería la peor trampa que había visto en mucho tiempo...

El grupo se adentraba en la bonita tienda de Oreld, ahora un tanto desordenada y con la entrada chamuscada. Ghion fue en busca del hobgoblin pero su recia arma no logró más que golpear el escritorio de delante. Valk se mantenía en reserva mientras que el semiorco recurría a su magia para cerrar aquellas desagradables heridas.

Ender volvía a usar la varita para lanzar un sutil rayo de energía hacia el enemigo, impactándole en la mano izquierda y obligándola a soltar una redoma, que cayó sobre la mesa de forma inofensiva. Entonces Pitu rasgaba su carne con sus dagas, causando que gritara y fuera presa ahora del miedo.

Sin margen para lanzar más bombas, el oponente tomó su maza y con un gesto rápido golpeó justo en la cara del halfling, lanzándole hacia un lado inconsciente y sangrando. El hobgoblin rió con suavidad al verlo caer.

Al ver caer a su compañero, invadido por la rabia, el paladín cargó* contra su rival, con la determinación pintada en el rostro, y esquivando a guion con su espada logró lanzar un poderoso tajo horizontal hacia su rival... no entendía los entresijos de su nueva arma, parecía preparada para ser blandida con gran destreza, pero siempre tenía la impresión de que él aplicaba más fuerza que habilidad.

Viendo por la ventana que sus camaradas se ocupaban del hobgoblin, que parecía el único enemigo dentro de aquel edificio, Xander se apresuró a acceder al interior, ya con menos peligro. Y parecía menor el peligro pues el último golpetazo del moreno habría reducido a cualquier hobo, según su entender.

- ¡Muy bien, moreno! ¡Eso le enseñará a ese hobgoblin a no jugar con bombas! - Exclamó, dando las gracias al paladín por quitar de en medio al enemigo que le había herido.

Mientras tanto, el alquimista se volvió a colocar el ala de su sombrero y se puso a inspeccionar el equipo del hobgoblin, así como los alrededores.

- Veamos si este tipo tiene más de esos virotes o alguna bomba más... - Iba diciendo.

Ender entró entonces en la casa, intentando agudizar sus sentidos. ​Esperemos que no haya más trampas.

​Miró hacia el mediano y se concentró señalándole. Al momento dejó de sangrar. No puedo hacer más...

Un rápido vistazo os permitió ver entre el mobiliario el cuerpo sin vida de una persona, un varón de pelo negro y bigote. A los habituales del pueblo se os hizo evidente que era Oreld. Su cuerpo estaba ensangrentado.

Alexander inició el registro del hobgoblin granadero encontrando diferentes objetos en él, pero todo se detuvo cuando desde la habitación del lado se escuchó un chillido de dolor y un siseo. La persona que chillaba no parecía ser capaz de detenerlo y a continuación, una voz de hombre gritando un "NO, POR DESNA" desgarrador. Pronto los gritos se detuvieron y el siseo seguía todavía. Se pudieron escuchar sollozos y un ruido precipitado después, que parecía corresponder a una ventana siendo abierta.  

Al oír el grito desde el otro lado de la puerta, Valk salió corriendo, puro instinto, hacia el sonido de la ventana que se abría. Si era un pueblerino que huía de una de esas bestias le daría asistencia, y si era un hobbo que trataba de huir de su justo castigo, se encargaría de propinárselo como tenía merecido.

Vamos Rex. Le gritó a su perro. No estaba acostumbrado a que no fuera un cobarde redomado, pero aprovecharía esta nueva faceta de su amigo. Los demás, rodead la casa.

Viendo el equipo que llevaba aquel hobgoblin encima, a Xander no le quedó ninguna duda de que es lo que se llevaría consigo, pues era el más ducho con las bombas.

- Bueno, creo que a este no le importará que me lleve esto... - Dijo señalando al hobo caído, mientras se agenciaba los tres fuegos de alquimista que llevaba encima.

La cuerda que portaba también la miró con buenos ojos, porque quizás podría serles de utilidad, llegado el caso. Fue por eso que el semiorco también la cogió y la guardó en su mochila. Después, miró al resto de los presentes para hablarles sobre aquello.

- No dejéis nada aquí. Si nadie quiere llevar esas pociones y el kit de curandero, lo llevaré yo, pero no pienso dejarlo atrás, podría sernos de mucha ayuda. Ya habéis visto como las gastan y yo mismo he salido escaldado. Si no fuera porque llevaba uno de mis extractos preparados no la cuento. Pero ya no me quedan más extractos... - Añadió.

Después se giró hacía la puerta, de la que procedían aquellos gritos. No había duda de que algo malo estaba pasando ahí adentro y en esta ocasión, no sería el mestizo quien abriría la puerta.

Con su cuchillo ensangrentado y cara seria pero de satisfacción, Pitu no vino venir el mazazo que vino a continuación. Como si el tiempo se detuviera, la pesada cabeza roma de acero golpeó su cara. El pequeño cabrero salió volando unos pasos hasta estrellarse contra la pared norte de la tienda, para luego caer inconsciente al suelo. 

El frío beso de la muerte se abalanzó sobre él, pero no consiguió apresarlo ya que la sangre del dragón corría por sus venas. Tras unos segundos de silencio angustioso, Pitu cogió una fuerte bocanada y su pecho volvió a hincharse ritmicamente con cada latido del corazón.

Id a investigar, rápido! Yo me encargo del halfling, dice Ghion mientras hinca una rodilla en el suelo al lado de Pitu, y abre su mochila en busca de la varita de curación. Consciente de que no tiene más conjuros, prefiere concentrarse en su labor de curación, no atreviéndose a llamar a Aubrin para no meter a la herida sanadora en medio de un combate.

Ender corrió hasta la puerta y cerró los ojos al intentar abrirla, si no se abría se teletransportaría al otro lado, no le gustaba nada ese grito, sonaba a tortura.

Arrodillándose junto al maltratado cuerpo del halfling, el oráculo pudo aprovechar la recién encontrada varita para recuperarlo. Como un auténtico héroe, el skald había sobrevivido e incluso se repondría en breves instantes.

Alexander no perdía tiempo, recogiendo lo que encontraba de valor en el cuerpo del hobgoblin, quien acumulaba una buena cantidad de objetos.

Ender se arriesgó a abrir la puerta y ante él, un hombre yacía en el suelo, con el cuerpo rociado de ácido. Había sufrido una muerte horrible y los restos de aquél mortal líquido burbujeaban todavía en el suelo. Podía ver a alguien atravesando a duras penas la ventana. Asímismo, en cuanto Valk salió por la puerta, pudo ver a la misma persona. Era un hombre asustado y tratando de huir de la escena a toda prisa por donde buenamente le era posible. Por su aspecto, no llevaba armas, armadura, ni nada que indicara que fuera peligroso.

A pesar de centrar la atención en el goblin, pudiste fijarte en que sobre el escritorio habían quedado desperdigados extraños documentos que parecían relacionados también con mezclas alquímicas.

Ghion ayuda a Pitu a su vuelta al mundo real. Tranquilo, tranquilo. Estabas inconsciente. La magia de la varita de curación ha acelerado el proceso de sanación de tu cuerpo, le dice sin entrar en detalles de lo graves que realmente eran sus heridas.

Ahora tendrás que sacar fuerzas de donde sea para levantarte. Debemos salir de aquí y ponernos a salvo. Con eso espera que el halfling recuerde el dramático caos que reina en Phaendar, mientras le ayuda a reincorporarse y coger sus cosas.

Mientras sus compañeros se afanaban en entrar en la siguiente sala, el ruido de cristales y pasos presagiaba que alguien había salido por piernas del edificio. Seguramente el resto del grupo se ocuparía de buena manera de lo que pasara pues Xander había descubierto algo que podría ayudar en la tarea que tenían que llevar a cabo en el puente de Faendar.

- Chicos... Puede que esto nos ayude con el puente... - Anunció mientras agarraba los,papeles del escritorio y se disponía a echarles un vistazo.