Partida Rol por web

Aún gruñendo y sin decidirse a matar a aquel ser a sangre fría, la pícaro se acercó a la puerta que había cisto antes de entrar en la sala de trofeos y comprobó de un rápido vistazo que no hubiese ningún mecanismo extraño. Enfadada consigo misma por como estaba actuando, abrió la puerta, espada en mano.

El enano la siguió rápidamente sin perder un segundo más con aquel ser despreciable. Estaba claro que estaba dispuesto a morir... y allí atado no duraría mucho. 

Se apresuró a seguir a la humana lo más rapido posible, haciendo un gesto con la mano a sus compañeros para que los siguieran en silencio. Por lo menos la chica había demostrado tener mas iniciativa y eso era justo lo que necesitaban.

Kevan se acerco a la puerta que encaraba Debbe.

Drommbar siguió a sus compañeros preparado para  atacar en caso de que se encontraran con otro oponente. No le gustaba la idea de dejar a aquel ser atado y vivo, pues les había atacado, y lo peor es que al principio era invisible para ellos. Aun así no quería ejecutarlo sin más. Cuando acabaran con todo esto ya habría tiempo para hablar con él más detenidamente.

Tanto la habitación que abrió Debbe como la que estaba al otro lado de la puerta eran viejos almacenes llenos de cosas aparentemente inútiles de hacía muchos años.

El enano revisó por encima los trastos y objetos que había por la estancia. Suerte tendrían si encontraban algo útil después de hace tanto tiempo. La capa de polvo y suciedad que cubría todo no ayudaba a querer permanecer mas tiempo en aquella estancia.

-Será mejor que sigamos nuestro camino y no nos entretengamos mucho, ¿cómo os encontrais?-dijo distraidamente.

- Vayamos a la puerta que esta al norte.

- Te sigo, mago- dijo escuetamente Drommbar blandiendo el hacha y preparándose para un nuevo combate.

El mago señala, pero deja pasar a los guerreros delante 

Drommbar rebasó a Kevan y se situó detrás de la puerta, pero dejó un espacio apra que Debbe hiciera su "trabajo" con esa cerradura y la abriera. De hecho el enano miró hacia atrás para localizar a la joven muchacha y que se situara delante de él. Y le dijo que tenían prisa, que no se entretuvietra e hiciera su trabajo, por supuesto con su sempiterno gruñido.

- Ggrrrrrrrrrmmmmmmmm.

Al parecer sus compañeros no tenían muchas ganas de hablar o quizás es que se habían dado cuenta de que el antiguo clérigo no podría curarles por muy mal que se encontrasen pues su dios le había abandonado. El enano guardó silencio y siguió a Drommbar hacha en mano preparado para lo que pudiesen encontrar en la siguiente sala.

Debbe resopló ante la pregunta de Grongar. Físicamente no estaba mal, pero estaba empezando a agobiarse en aquel laberíntico castillo. Estaba claro que las aventuras no era como había pensado.

–Con ganas de terminar con esto, Grong... Parece que llevemos años buscando ese cuervo– respondió finalmente con tono cansado.– Y además, estoy preocupada por Ameiko...No me gusta...No sé porque estará vinculada, pero no me gusta. Tenemos que terminar cuanto antes con ellos...

-A mi también me preocupa Ameiko. Por mas vueltas que damos a este lugar no veo por que ella puede estar afectada. Si fuera un hechizo nosotros...-dijo el enano reflexionando- Sigamos adelante-zanjó.

Grongar rebuscó entre las cosas, por desgracia no fue capaz de encontrar nada que mereciera la pena. Acto seguido se dirigieron a una nueva puerta. Debbe buscó trampas, pero tampoco descubrió nada fuera de lo normal.

Abrieron la puerta para dar a un nuevo patio. Seguramente en otro tiempo se hubiera tratado de un precioso jardín, pero ahora estaba repleto de hierbajos que rodeaban una charca de agua obstruida por enormes y limosas algas verdes.

–¿Qué os apostáis a que de ese charco sale algo?– dijo Debbe enviando una piedra allago de una patada. La muchacha quería examinar la puerta en busca de trampas, pero había algo que le decía que la trampa estaba en aquella misma estancia. Tenían que terminar de revisar todo, pero no estaba dispuesta a que una serpiente les atacase por la espalda.

Kevan lanza el hechizo de detectar magia.

- Dudo que haya nada util en una charca. Ten cuidado Debee. Lanza un par de piedras si quieres, pero lejos de la puerta.

Drommbar miró con desconfianza la charca y luego siguió a Debbe para acceder a la puerta que se abría desde  el jardín.

Mientras la muchacha abría la puerta, el guerrero estaba atento por si algo salía de la charca, con el hacha lista para usarla en caso de que fuera necesario.

-La última vez casi nos convertimos en la comida de una ameba del tamaño de un perro. Si nos volviesen a sorprender así me moriría de vergüenza Kevan-bromeó el enano haciendo un esfuerzo. El enano preparó su hacha dispuesto a lanzarse contra lo que pudiese salir de ahi. Aunque en el fondo esperaba que el Deverin tuviera razón.

- Tened cuidado, jóvenes, la prudencia salva más vidas que los conjuros de sanación... - advirtió el clérigo de Desna desde detrás. 

Abrieron las puertas. La primera era una simple unión en esquina entre estancias, con una doble puerta al jardín. Los otros, eran entradas a las almenaras, cada una con una escalera de madera, algunas en mejor estado que otras, para poder subir a la parte superior.