Partida Rol por web

Bargoth ayudó primero al hombre-mujer y a Nikuu y después se vió con una de las antenas en la mano. El enano miró la antena y luego al cocinero. A la antena y al cocinero y así otra vez más, hasta que su cerebro procesó la información y echó a correr como alma que lleva el diablo para llevarle el condenado ingrediente.

-CUIDAO QUE QUEMOOO!!

A salvo ya en la plataforma del cocinero semiorco Onfale no entendía en qué consistía la competicion si entregaban una antena a cada cocinero. Tampoco es que quisiera ganar,a no ser que perder supusiera que le cortaran la cabeza. Invisible como estaba y sigiloso como un agato, sobre todo yendo detrán del ruidoso enano, el perfumista se acercó al semiorco aguantando la respiración, por si las moscas.

- Cocinero.- Dijo en un susurro.- ¿Quién va a comerse esto?- Aunque no podían verle el rostro una sonrisa maligna se dibujó en su ovalado rostro.

La maga evaluó raptadamente la situación, parecía que no se habían ido todavía del manicomio. Esto está lleno de locos. Para seguir desquitándose de la frustración le lanzo un par de proyectiles mágicos a la mole. Ahora el único placer que buscaba era terminar con ese engendro.

-¿Entonces el bicho sigue vivo o que?, por que no me habéis dejado ni un trocito- dijo Abacuc mientras intentaba darle a la mole sin acierto alguno-¡Mierda!, enano, dale tú más caña, que yo no puedo- dijo referiéndose a Thimaz con cierto desprecio

¡El-Var! ¡El-Var! ¡El-Var!

El público clamaba por Elvar, un elfo ilusionista que se alzó sobre los hombros de sus seguidores. Elvar lanzó un conjuro de ilusionismo y se formó sobre el coso una imagen tridimensional repitiendo la jugada. Los proyectiles de Alice empezaron a caer en cámara lenta, y seguían lo suficientemente lejos como para que la cosa estuviese entre Thimaz y Jerinor. La ilusión giró hasta vista cenital, y luego rotó para ofrecer otro lateral. Sí, Jerinor se había cobrado la pieza.

¡La humana morena mató a la mole sombría!-exclamó Vlotung.

Se produjo un nuevo clamor en las gradas.

El cocinero que cogió la antena de Bargoth giró la cabeza tratando sin éxito de ver quién le susurraba. Respondió igualmente a Onfale, sin estar seguro de si estaba allí para escucharlo.

¿Aún no lo has entendido? Todo esto es una pantomima retorcida. El Dedo Rojo es un gremio de asesinos. Nosotros somos la excusa para la puesta en escena. El objetivo era hacer que alguien asesinase a la mole sombría sin ser ellos los que violaran la ley, más allá de cargos menores como la retención ilegal.

Había una mínima diferencia legal en las leyes de la Ciudad de las Mil Puertas entre retención y secuestro, y dependía de si el plazo era mayor o menor a veinticuatro horas. Y esa diferencia mínima se correspondía con una diferencia grande de las penas con las que se castigaba cada crímen.

Era un ser inteligente, hablaba un idioma llamado térraro y se podía comunicar. Probablemente el pobre estaba siendo controlado mentalmente por Vlotung para obligarle a atacaros.

Estragón también cogió la otra antena, pero de manos de Leiath. No se molestaron en seguir cocinando, y ambos pusieron el adorno en una quenelle de carne cruda que ni siquiera habían tenido tiempo de empezar a asar.

Da igual quién se coma nuestros platos, lo importante es terminarlos para que nos dejen irnos a casa, a ver a nuestras familias...

Todo empezó a cobrar más forma cuando derribaron las puertas y un grupo de hombres armados entró en el recinto por las gradas. El público gritó y trató de huir hacia la puerta opuesta.

¡Cristof Romensk, de la guardia de la Ciudad de las Mil Puertas! ¡Quedan todos arrestados!

Mientras, en el embudo, en cuanto la mole sombría se quedó sin vida y sus patas dejaron de poder remover el suelo en el que estaban sumergidas, la arena empezó a escurrirse. Un pequeño corrimiento que poco a poco empezó a sepultar a Jerinor, Thimaz y Abacuc.

Jerinor estaba entusiasmada de haber abatido a la criatura, la cara del enano era un poema, de repente todo pareció enredarse más, por lo visto asaltaban a los malandros y todos huían por patas. Moviéndose para intentar trepar por la cuerda intento afianzarse, pero esta se resbalaba deslizándose entre sus dedos, mierda, la sangre y las vísceras de la criatura parecían jugarle una mala pasada en ese asalto mientras que comenzaba a sentir cierto peligro. Debía de huir de allí antes de ser succionada. Quizás si enrollaba una de sus piernas a la cuerda y a su torso pudieran izarla los de arriba. Mirando al enano y al humano de aspecto raruno, les conmino a que se salvaran, exclamando: Huid mientras que podáis!

Por su parte el enano no lo pensó dos veces; una vez que el bicho parecía estar lo suficientemente moribundo para no ser una amenaza real este envainó su hacha, o lo equivalente que se le haga a las hachas de guerra y giró su cabeza hacia aquella humana y sus gestos obscenos.

Un escalofrío recorrió la columna del enano, lo cual no representa muy bien el temor que este tenía por aquella humana, pues su columna era corta y el miedo que aquella mujer causaba en el corazón de Thimaz era mucho mayor, incluso hubiera preferido volver junto al Dr. antes de pasar una noche de pasión con... eso...

-Emmm... Yo es que me voy ya... -Dijo mientras se abalanzaba sobre la cuerda y subía por ella sin mucho problema- Ya nos veremos, si eso... 

El enano estaba herido y aunque no de excesiva gravedad, una tirita no iba a curar las heridas que sentía, pero eso era una cosa menor, teniendo en cuenta que aquella mujer le causaba más preocupaciones que haber sido apaleado y mordisqueado por un insecto gigante con "sentimientos" o algo similar.

Una redada? Pero qué estaba ocurriendo ahí? Dónde estaban en realidad? La bruja no se enteraba de nada, sólo del hecho que aún no estaban todos a salvo, los valientes guerreros que habían abatido a la criatura luchaban por no hundirse en la arena.

Bajó con sus útiles botas de levitar al tiempo que Thimaz agarraba la cuerda y subía. Uno menos del que preocuparse. Cuando estuvo a suficiente distancia llamó la atención de la guerrera a la que veía debatirse con su armadura pesada.

Te voy a echar un hechizo para sacarte de ahí, no te resistas y muévete rápido a un lugar seguro, que no dura mucho- avisó antes de solicitar el favor a su diosa para rescatar a la mujer.

El ex-capataz asintió a las palabras del cocinero.

-Vale, ya veo...

Entonces, sonrió ampliamente al ver a la guardia irrumpir en el recinto pero pronto su sonrisa se tornó en un gesto de alarma y preocuación al ver cómo el embudo comenzaba a colapsarse sobre sí mismo, amenazando con enterrar a los valerosos guerreros de allá abajo.

Bargoth echó a correr una vez más y se puso a tirar de la cuerda con todas sus fuerzas. El peso de kla rena, sin embargo, se notaba y se sintió incapaz de ayudar.

Aunque la invisibilidad no era la solución a todo, Onfale estaba tranquilo. ¿Qué había hecho él? Ni siquiera había levantado la mano contra la Mole Sombría. ¡Pobre bicho!No sólo se había mantenido al margen sino que además había salvado la vida al rubiales. Eso le recordaba que...aun no se había cobrado la ayuda. Se acercó al cuerpo inerte de Nikuu y comprobó si tenía pulso. De paso comprobó si tenía algo que pudiera serle útil. Dicen que los niños vienen con un pan bajo el brazo, pero el eunuco prefería no arriesgarse y ser previsor.

¿Qué era lo que estaba pasando? Por qué todo me sale mal. Si había que matar a una criatura el aquelarre se las ingeniaba para no matarla, pero si había que dejarla con vida el aquelarre la terminaba matando. Todo esto es culpa de la maldición de aquella vieja vistania. Ojala se haya muerto ya.  

Vale… ¿Por qué nos arrestan? Nosotros hemos sido obligados a luchar aquí, y a mi juicio no hemos hecho nada malo. Solo tratábamos de sobrevivir ¿Por qué nadie se ha explicaco antes?

De súbito la mujer que se hacía llamar Leiath ayudo a la guerrera mediante un sortilegio mágico. Jerinor agradeciendo su gesto asintió dejando que la magia la envolviera, haciendo que se volviera etérea. Con sorpresa vio que podía ascender con facilidad, su armadura ya no era un lastre, era como si fuera aire, con una sonrisa en sus labios ascendió con la mayor rapidez que le fuera posible, intentando aprovechar la oportunidad que se le brindaba. Los demás habían pasado de su culo, pero aquella mujer había salvado a Jerinor y por eso le estaría agradecida. Graciasssss.

Sin embargo ya le diría algo al enano, que había ascendido sin mirar hacia atrás, será cabronnn, pensó. El humano de aspecto oriental no debería tener problemas en ascender al ver que sus ropajes eran ligeros, así que se preocupo por salvar su pellejo.

-¡Arghh!, una ayudita nunca viene mal, ¿sabéis?-dijo Abacuc mientras trapaba exitósamente por la cuerda de seda-Nada, ahora nada, ya está, ya me falta poco-dijo mientras intentaba ponerse lo más estable posible en la pendiente.

Cuando el invisible Onfale acercó los dedos largos a Nikuu, el aura curativa de Bargoth le sanó lo suficiente para recuperar el conocimiento. Sobresaltó a su asaltante abriendo los ojos y cogiendo las muñecas de Onfale.

Los soldados de la ciudad tenemos todos un hechizo permanente para ver lo invisible, ¿lo sabías?

No hubo consecuencias ni represalias, ya que al incorporarse Nikuu vió en las gradas, entre los guardias que habían entrado, a su hermana. La saludó con impaciencia.

¡Salma! ¡Salma, estoy aquí!-dijo, soltando a Onfale para acercarse al muro.

¡Hermanooooo! ¿Dónde te habías metido todo este tiempo?

Salma era bastante menuda, y no tenía el aspecto marcial que se le presumiría a un guardia. Ni espada, ni armadura. Realmente parecía una persona vestida de paisano. Pero cuando la arena siguió desmoronándose y poniendo en peligro la seguridad de su hermano, Salma sacó de un portamapas un pergamino que leyó con presteza. Los más aplicados en magia lo reconocieron como un conjuro de invertir gravedad, y los más profanos no tardaron en averiguarlo en sus propias carnes.

¡Volarem!

Todos los que estaban en el coso, así como los dos cocineros y sus platos, sus ingredientes y utensilios, empezaron a flotar hacia arriba. Todos salvo Leiath, Alice y Jerinor, que podían moverse a voluntad en las tres coordenadas. Quedaron a diez pies del techo del coliseo, y Bargoth vió a penas a unos palmos de distancia, la jabalina que había lanzado flotando cerca de él.

¿Bargoth? Maldito moco de troll, ¿cómo haces para estar presente cada vez que hay un lío montado?-dijo otro de los guardias de las gradas, un enano-. No os preocupéis. Queda por delante un poco de papeleo, tomar declaraciones y esas cosas, pero estando Vlotung de por medio es casi seguro que os ha manipulado o chantajeado para montar este espectáculo.

Mientras, el maestro de ceremonias tendió sus manos para que le pusiesen los grilletes sin oponer resistencia.

Adelante, señor Romensk. Deténgame, si eso ayuda a compensar sus recientes fracasos. Estaré en la calle antes de que usted concilie el sueño.

Una vez que Romensk atrapó a Vlotung, uno de los tentáculos del ilícido le acarició la sien antes de que el humano apartara el apéndice de un manotazo.

Tal y como lo veo yo, no le faltarán testigos que afirmen que la muerte de la mole sombría fue cosa de esa humana. Yo jamás les incité a que mataran a esa criatura, tan solo tenían que herirla. Ley de la Primera Sangre: sin cadáver no hay delito. Todo el brutal ensañamiento que hubo después fue cosa suya.

Además... si quieren saber mi opinión, librarse de esa aberración insectoide ha sido lo mejor que le ha podido pasar a esta ciudad. A los gigantes azules-dijo por los merkanos-les gusta hacer sus madrigueras bajo tierra, aunque ellos no quieren que se sepa. Un monstruo zapador suelto podría hacer muchos destrozos en los cimientos de las viviendas de la superficie, y descubrir muchos secretos del subsuelo... Muahahahahaha...

Bargoth "nadó" por el aire hasta asir de nuevo su jabalina.

El oro no se regala -pensó.

Entonces vió a Popper y se echó a reir

-Jajajaja! Maldito Stölnic! Precisamente iba a hablar contigo cuando este hijodemalamadre -dijo señalando al ilícido- o alguno de los suyos, me secuestró! Se nota que tiene buen gusto eligiendo enanos si no te eligió a tí y a tu barba zanahoria!

Bargoth se continuó curando a Nikuu hasta que su aura no pudo hacer más por él.

-Nikuu ha sido testigo de que nos hemos despertado todos aquí, en medio de este berenjenal. Y parece que no es la primera vez que el sepias este la lía! Desde que ya no estoy en la guardia que no levantais cabeza! Jajajaja!