Partida Rol por web

Las alarmas que simbolizan que podéis cambiar de estancia comienzan a sonar pero ninguno de vosotros parece dispuesto a moverse todavía. Las puertas se abren y cierran con lentitud mientras combatís.

La bestia que ha caído al suelo cerca de Maira rueda sobre si misma para esquivar el ataque para, a continuación, saltar con fuerza esquivando las hoja de Endor y la porra de John. Nada más caer Conrad clava el puñal en plena mandíbula de la bestia, atravesando ambas partes, mientras que Pantera remata a la bestia.

La última de vuestras amenazas se lanza contra Endor que consigue agacharse a tiempo y esquivar un fuerte mordisco dirigido a su cuello.

Rodrik trata de golpearla pero la sangre no para de brotar de su herida y ve como el arma cae a sus piel igual que el arma de Fiora, soltada por la cría cuando ha empezado a llorar y ha salido corriendo alejándose de la bestia.

Con tres monstruos muertos solo nos quedaba encargarnos de uno, la niña asustada soltó su cuchillo y huyó mientras Rodrik, herido, perdía la suya. Me moví todo lo rápido que pude con la porra por delante para intentar noquear al bicho y coger una de las armas del suelo y matarlo.

No estaba segura de qué harían los demás, me gustaría continuar con algunos pero en cuanto pudiera me trasladaría a la sala 10, a pesar del cartel de advertencia. Tenía que encontrar a dos participantes y no siempre el camino más facil tiene que ser el más mejor, si yo fuera ellos pondría un aviso de advertencia en la puerta correcta.

Pantera remató al animal con un ágil movimiento de su brazo y después se alzó rápidamente, buscando con la mirada a la última de las bestias. Se acercó a ella con el cuchillo en la mano y se dispuso a atacar una vez más ayudando a Joe.

El sonido de las alarmas le hicieron llevar la vista durante un instante a las puertas, donde los paneles se corrían dejando sitio para salir. No sabía cuánto duraría la oportunidad, así que tras atacar al bicho alzó la voz, sin saber todavía si el ataque habría tenido resultado.

- Deberíamos movernos y tratar de juntarnos con otros grupos. Cuantos más seamos, más sencillo nos será sobrevivir. - Su mirada se posó brevemente en Maira y en Joe, que habían manifestado su intención de colaborar en equipo y esperó por si alguna de las dos sugería un nuevo destino.

Mientras me movía en dirección al animal vi a Pantera acercarse para ayudarme a la vez que las puertas comenzaban a abrirse. El tiempo se acababa teníamos que cambiar de sala o perderíamos la oportunidad, sin embargo primero necesitábamos acabar con el bicho. -Acabemos con él de una vez y avancemos, iré a la sala 10.- la tensión era demasiado, había que decidir rápido. Me gustaría seguir con Pantera y los demás pero no podía decidir por ellos, solo decir dónde iba a ir.

-Muy bien, sala 10 entonces. 

Intento lanzar un último ataque al perro que tenemos delante, cruzando los dedos por que o bien muera, o bien este distraido por tantos ataques como para no perseguirme.

Una vez muertos los bichos, miró al resto. - Yo desde luego, no pienso quedarme aquí después de esto.

Pantera, Maira y John se lanzan a por la bestia superviviente que solo es capaz de esquivar el ataque de esta última y cae muerta en el suelo, incapaz de defenderse.

Conrad, Joe, Maira y Pantera se acercan a la habitación de la señal de peligro y atraviesan la puerta sin que nada les ocurra.

En la estancia solo se quedan Endor, Rodrik y la pequeña Fiora.

Rodrik se miró la herida y el cuchillo en el suelo... aquel no parecía su día. Viendo que todos su acompañantes salían de la sala hacia la numero 10, Rodrik recuperó su arma y se dispuso a seguir a los demás. La herida no era excesivamente grave, pero si tenía en cuenta que apenas llevaba unos minutos en aquel experimento, podía considerar el asunto preocupante.

Andar solo por aquel lugar no parecía demasiado recomendable, los peligros parecían resolverse mejor en grupo, no obstante cuantos más fuesen más posibilidades había de que entre ellos hubiese algún indeseable. Prefiero cuando son las ratas las que pasan estos apuros y no yo. Se dijo a si mismo recordando algún ensayo realizado con roedores que había visto durante su formación.

Rodrik abandona también la estancia justo a tiempo, antes de que la puerta se cierre del todo.

Recupero mi cuchillo tras ver a todas las bestias muertas. Me he quedado completamente sola con un hombre de aspecto raro, muy estirado y más serio que los demás.

Hola señor, mi nombre es Fiora. Creo que nos hemos quedado solos ¿que hacemos? -pregunto, guardándome el cuchillo entre la ropa.

Me acerco y examino el resto de las paredes y los ordenadores. La sala 8 también es contigua a la nuestra. Quizás haya una entrada.

Nunca me gustó seguir al rebaño.

Entonces me vuelvo para mirar a la joven que me habla.

-Es tu día de suerte. Te has quedado atrapada junto al mejor -le digo con total sinceridad.

¿De verdad eres el mejor? Creo que he cometido una locura viniendo aquí pero mama y papá necesitaban el dinero -digo enjuagándome las lágrimas -¿quién crees que será esa niña? -digo acercándome al tubo con el extraño líquido claro en el que se ve el rostro de una niña como yo.

Una voz resuena por toda la sala, una voz que ya conocéis de sobra, esta vez sin ningún tipo de distorsión robótica. Distinguís claramente que quien os habla es una mujer.

Espero que las pocas horas que lleváis en este laboratorio sean de vuestro agrado. Podéis creerme cuando os digo que vosotros estáis aportando más por la ciencia que cualquiera de esos burócratas o engañabobos que reinan en las ciudades. Gracias a vosotros lograré desvelar numerosos enigmas, ascenderé un nuevo escalón en la comprensión de la ciencia. Y la ciencia, como es obvio, lo es todo. Es el cosmos y el vacío, la tierra y el cielo, es lo que explica vuestra necesidad de comer, vuestra agresividad o vuestro impulso para amar. Y también es la causa de que seáis como sois, de que penséis como pensáis, de que actuéis como actuáis. La ciencia es la llave que abre todas las puertas y gracias a vuestra aportación aquí estaré más cerca de completar su construcción.

La voz se detiene, dejando un silencio triunfal para que reflexionéis unos segundos. Dicen que la noche altera las acciones de la gente, que hace que vuestras emociones tiendan a los extremos. Veremos si esto es verdad.

-¿A qué te refieres? -pregunto acercándome a los tubos-. Vaya, sin duda eres una niña muy observadora. Eso siempre es bueno. Parece parte de un experimento. Con bastante probabilidad se trate de algo hostil, como esos perros deformes, pero en la ciencia no se puede dar nada por sentado.

Me acerco y examino los cristales, el líquido y el interior intentando deducir qué dispositivo es y qué propósito. Si no llego a ninguna conclusión y del mismo modo que he visto hacer a ese tal Rodrik me dispongo a manipular los paneles informáticos.

Endor se acerca a los tubos y le da la sensación de que el líquido de todos ellos debe tener sustancias nutritivas, aunque el aspecto de los tubos de líquido viscoso le resulta un tanto extraño pues, de vez en cuando, parece moverse y se forman pequeñas pompas.

Cuando se acerca a los paneles informáticos se percata de que nadie le dio a ningún botón y de que los animales siguen aún en los tubos. En una pantalla se ve una cuenta atrás a la que le quedan solamente 23 segundos.

A Endor no le da tiempo de pulsar el botón pues antes de que pueda hacerlo una trampilla se abre bajo sus pies e, incapaz de sujetarse a nada, cae por el agujero.