Partida Rol por web

Se giró para mirar a Lucas, era la segunda vez que le saltaba así, no sabía que le pasaba a ese muchacho pero entre la piedra, las ganas sadomasoquistas de que le cortase Katherine y su forma de actuar no llegaría muy lejos si necesitaba ayuda de alguno de los que estamos aquí. 

- Claro no tenía ningún problema en empezar yo, pero bueno los chicos se han adelantado. 

Se giró para mirar a Scott y Hana, -Encantado chicos, mi nombre es Gary y ella es Katherine, no os preocupeis por las esposas, no soy ningún asesino en serie ni nada por el estilo, solo que no sabe como pedirme compromiso y me quiere atar en corto. Sonrió  y colocó su mano izquierda en el costado derecho pues sabía que podría recibir un codazo de la mujer de pelo rojo. 

-No veo que malo tiene esconderse cuando entras en un sitio donde no conoces a nadie, en el cual has entrado por la pantalla de un ordenador y encima tienes a la agente del FBI que te persigue en la misma sala, guiño un ojo a Scott dando a entender que su comentario no le había molestado y que entendía al chico. - Y no tienes por qué disculparte, no pasa nada, un placer también conocerte Hanna.

Esperaba que los demás también se presentasen, no quería no conocer a nadie, al menos si tenía que llamarlos por su nombre para cualquier cosa, no le gustaba tener que llamar a alguien  por oye o tu, al menos por el momento el único que no veía centrado era al chico al que le habían tirado la piedra y al señor mayor. Curioso ver a una persona de esa edad jugar a videojuegos. 

Creo que ya me había presentado, pero como estábamos todos metidos en una situación tan rara podia distraer a cualquiera. Presentarme otra vez y decir en lo que soy bueno, podría ayudar. Aunque sentía que, si tenían que elegir compañero, terminaría a lo ultimo. Como cuando ibas a jugar y elegían al que iba en muletas antes que a ti.

-Me llamo Maxwell Locket, 33 años, géminis. Me gusta la comida picante, la cerveza y a veces fantaseo con prender fuego mi oficina- dije sin poder evitar sonar como uno de esos programas donde se busca pareja-. Diría que es un placer conocerlos... pero como apostamos nuestras almas en un juego de video, sonaría políticamente incorrecto- me aterraba pensar que Mathew parecía el mas confiado de todos, siendo ese grado de confianza y seguridad iba subiendo conforme la edad aumentaba. En mi caso... nunca he tenido confianza en nada, así que podría tener 99 años-. Jugué videojuegos en mis tiempos- mierda, sonaba tremendamente viejo-. Pero de los nuevos... nada- levanté ambas manos como recordando algo-. No me llamen Maxwell, odio ese nombre, así que díganme Max. 

- Ivo -dije alzando la mano a modo de presentación mientras inclinaba levemente la testa- . Por favor, les ruego que me disculpen. Esta situación me tiene un tanto descolocado... Quiero decir... ¿De verdad creen que estamos en un videojuego?

Observé la reacción de mis compañeros y desdeñando mi propia pregunta con un gesto, continué:

- Da igual. Eso ahora mismo no importa. Será mejor que continuemos con las presentaciones. ¿No les parece?

Bien,me llamo Wyatt ( aunque ya lo había dicho antes)se algo de videojuegos y sigo algo desconcertado pero si tenemos una mínima oportunidad de salir de aquí ahí que trabajar juntos.

Me sorprende que hasta este momento nos estemos presentando después de todo ya llevamos un buen rato aquí.

Giulietta pudo observar el nuevo escenario que se abría ante sus verdes ojos mientras sus pupilas se acostumbraban a aquella nueva iluminación. Una iluminación, mucho más artificial que la del patio donde se encontró con aquellos no tan extraños ahora que se presentaba constantemente. 

La música taladraba sus tímpanos y el sonido de los aparatos en constante llamamiento perturbaba aún más sus pensamientos.

- Bueno, chicos y chicas, mis conocimientos de química no podrán ayudarnos en ésta aventura virtual de ludópatas de CaraDado, pero si lo necesitamos puedo cargarme algunos de éstos aparatos a base de golpes - comentó al resto del grupo mientras arrugaba sus facciones faciales a modo de molestia por aquellos ruidos y la situación extraña en la que se encontraban. 

Comenzó a caminar por la sala, absorta en sus pensamientos, sin hacer mucho caso al resto del grupo tras su comentario, hasta que alcanzó una de las máquinas más próximas a la entrada donde se sentó en el cómodo taburete de la ruina económica de muchos humanos reales, y tal vez virtuales.

- ¿Perderemos nuestras almas? y ¿Tal vez nuestras vidas? - susurró para sí misma, mientras acariciaba la máquina que había frente a ella - Estos juegos logarítmicos son difíciles de entender y controlar, tampoco se me dan bien los juegos de cartas y azar, ¿Que tenemos que hacer para salir de aquí CaraDado? - preguntó al ser virtual mirando a su alrededor.

Mientras muchos comenzaban a presentarse entre sí, el hombre carraspeó un momento para llamar la atención a todos los presentes.

-Chicos, chicos... Ya tendréis tiempo de presentaros... Y si no lo tenéis, ¿qué más dará? Es hora de comenzar con el primer juego...- El hombre os llevó entonces hacia una de las mesas donde parecía que se jugaba a cartas. Entonces de la manga sacó lo que parecía una baraja y comenzó a mirarlas, sacando unas cuantas y poniéndolas en un montón boca abajo. Finalmente pudisteis contar 10 cartas.- Veamos... Primero va a ser algo simple. Me gustaría saber como de afortunados sois.- Entonces cogió el montón y las comenzó a barajar. Tras eso con un movimiento ágil las desplegó en la mesa boca abajo aún, todas separadas.- Elegid cada uno una. Veamos quien tiene suerte y quien no...

- ¿Afortunada?, tsss - chistó mientras de un saltito bajaba del asiento donde se encontraba. 

Se acercó a la mesa donde CaraDado había colocado diez cartas ocultando su cara contra el tablero de juego y las observó detenidamente, después cogió una de ellas y la miró con extrañeza.

- ¿Que mierda es ésto? - dijo mirando a CaraDado.

La verdad es que tanto la respuesta de la mujer pelirroja como la del hombre esposado consiguieron tranquilizarme un poco, supongo que si fuese un hombre tan peligroso la agente del FBI no iría tan tranquila soltando bromitas. Y ademas tenían algo en su forma de ser, tan seguros de si mismos, que conseguían quitarle peso a la situación; por lo que llego incluso a medio sonreír. Mientras pienso en esto Ivo, Max y Wyatt se vuelven a presentar pero somos interrumpidos por nuestro "anfitrión".

Después de presumir de juegos de manos nos hace escoger una carta y al ver la extrañeza de la otra mujer me empieza a picar la curiosidad. Por lo que me adelanto y cojo una carta al azar sin pensármelo demasiado para acto seguido mirarla y luego mostrarsela a Mr KingDice.

- Y bien, ¿tengo suerte o no?- la frase va perdiendo un poco de fuelle siendo consciente que me estaba poniendo chulito con alguien que estaba jugando directamente con nuestras vidas.   

Saludó con la cabeza a los últimos en presentarse y luego observó a Guilietta con una media sonrisa y una ceja alzada mientras esta hablaba sobre golpear maquinas, le pareció algo muy barriobajero para alguien que dice tener conocimientos de química. Por como se comporta... puede que tenga su carrera o se crea química por que ha visto Breaking Bad, a saber, de momento es divertida.

Siguió a Katherine cuando esta inició la marcha hacia la mesa, observó su alrededor detenidamente, buscaba rutas de huida y toda cámara que hubiera en el loca, gajes del oficio, que no podía evitar.

Cuando el Npc puso la carta delante suya este solo la miró, no tenía intención de tocar la carta, pero si podía ver lo que ocurría con los demás, justo cogió la carta uno de los que esperaba que fuera de los primeros. Miró a la mujer y esperó, si Katherine hiciera amago de coger su carta, tira de su muñeca levemente para llamar su atención y negar con la cabeza.

-¡¡ITS TIME TO DUEL!!- tome mi carta emocionado – Esta es mi carta- mostré emocionado lo que había obtenido.

-Por Cierto Soy Mat, pero pueden llamarme Asta- salude al resto de los presentes – Soy elfo de sangre nivel 120, nivel de ítem 980, miembro de la noble hermandad  de Ancient Tombs, de World of Warcraft, he jugado  demasiados juegos y mis conocimientos están a su disposición- Sonreí a los demás amablemente mientras hacia una pequeña caravana estilo elfo.

Me siento algo culpable y más avergonzada aún cuando Scott me defiende y me presenta por mí. El comentario de la pelirroja tampoco es de ninguna ayuda, pero ya me encuentro en un punto en el que dudo que algo ayude. Mat sigue hablando del juego en el que estamos, y la verdad que yo también espero que no sea algo estilo Dark Souls... Aunque alguno competitivo sería mucho peor en nuestro caso. "Matar en los videojuegos es algo normal, pero ¿qué pasa si son personas reales y esto son muertes reales?"

El hombre de las esposas, Gary, parece más amigable que la mujer que le acompaña, aunque si es totalmente inofensivo no le perseguiría alguien del FBI. Mientras tanto, el oficinista confirma mis sospechas de que apenas ha jugado a nada recientemente y la otra mujer... "Bueno, es una idea disparatada pero podríamos intentar romper esta realidad a base de romper el escenario. Como si fuese un nivel oculto." pienso, pero rechazando por completo la idea de ponerme a dar patadas a las máquinas ahora mismo. 

El dado decide interrumpir de nuevo y poco a poco consigo levantar la cabeza y tranquilizarme. Aun sabiendo que es él quien va a "jugar" con nuestras vidas, por algún motivo me causa menos ansiedad estar frente a él que en la cola del supermercado yo sola. Observo sus movimientos con las cartas, atenta a cualquier gesto sospechoso que pueda hacer. "El juego ya ha comenzado..." pienso mientras miro las cartas sobre la mesa, intentando ver alguna diferencia entre ellas, antes de que empiecen a elegirlas. Dubitativa, paso la mano con la pulsera por encima de las que quedan, sin saber qué esperar con ello.

- Esta... - murmuro tras coger la que más "impresión" me da.

Dios,por qué tenía que ser suerte probablemente este será mi fin,pero no tenía más opciones.

Bien,elijo está.

- La suerte es prima hermana de la muerte... -comento cabizbajo mientras selecciono una de las cartas sin apenas molestarme en mirar.

Se cruzó de brazos por lo que Gary quedó pegado a ella pero su único movimiento fue elevar una ceja mirando al niño obeso

-"¿Estás bien,niño?Quizás se haya dado un golpe en la cabeza ¿de verdad te crees un elfo?"-si la situación no fuera la que era se reiría a carcajadas pero no era lo que más le apetecía en estos momentos

Alargó la mano pero su preso tiró de ella y le miró inquisitivamente aunque la pelirroja levantó la carta

-"¿Qué?"-le susurra

Bueno. Toca elegir una carta que determinará mi suerte. Esa parece interesante... Aunque aquella otra me genera buenas vibraciones. Oh mierda, la tomó Giulietta. Ok, no desesperes, esa parece también interés... ¡Mierda! Todos parecen ansiosos por pasar ese mal trago con rapidez. Solo quedan dos, la de Lucas y la mía. ¿Tomo una o espero a que él empiece? Si me sale mala carta es su culpa... 

-Listo- dije mirando al carta como si esta fuera a explotarme en la cara en cualquier momento.

Lucas escuchaba las presentaciones de los demás hasta que se dispuso a hacer la suya, pero el cara dado le interrumpió. Cuando el individuo acabó de hablar, hizo una breve presentación.

Yo soy Lucas. Profesor de botánica, y también sé algo de medicina. Juego a videojuegos desde hace unos meses pues padezco de insomnio.- Se encoge de hombros.

Luego coge una carta y suspira.

Creo que ya dije que no aprecio los juegos de azar.- Mira la carta- ¿Y ahora qué?

-Claro que me creo elfo, orco, tauren, troll, no muerto, goblin, pandaren a veces Huargen- señale a la mujer – Tus personajes y tus juegos son parte de ti, pero estoy seguro que ni si quiera has tenido algún platino en tu vida- negué con la cabeza como si obtener trofeos de platinos en la Play fuero lo más grande importante – Además quien quiere vivir en la patética realidad, lleno de burlas, los juegos son mejores- conteste, el comentario me había dolido hasta lo mas profundo pero esto ya era habitual acostumbrado a las burlas de profesores, compañeros y padres, ¿Por qué me molestaría un comentario de un desconocido si pronto viviría una gran aventura? No tenía respuesta a esta pregunta por lo que decidí no hacer mas alboroto respecto al tema.

Una vez todos cogieron su carta, todos la mostraron. Al darle la vuelta todo el mundo pudo ver lo que le había tocado: Max sacó la reina de picas, Hanna el rey de picas, Gary la jota de diamantes, Mathew la reina de diamantes, Ivo el rey de diamantes, Scott la jota de trévoles, Wyatt la reina de trévoles, Giulietta el rey de trévoles, Katherine la reina de corazones y Lucas el rey de corazones. La decisión de seleccionar esas cartas había sido curiosa, ya que no había ninguna carta que no fuera una figura. Al verlo, DiceKing sonrió y de nuevo alzó los brazos.

-¡Oh, que divertido que va a ser esto! ¡Recordad! Tratad de no morir y tal vez podáis jugar la segunda ronda...

De pronto los brazaletes de todos se iluminaron de distintos colores y una cosa extraña apareció detrás de cada uno de vosotros. Los más avispados pudieron reconocer que se trataba de un portal típico de videojuego. Sin posibilidad a hacer nada, todos notasteis una gran succión que provenían de esos portales, estirando a cada uno de vosotros hacia su interior. En ese momento, las esposas que unían a Katherine y Gary se derritieron separando a ambos y haciendo posible que cada uno de ellos se metieran por un portal distinto. Y antes de perder la visión de aquel casino, pudisteis ver al hombre despedirse con la mano con una sonrisa.

Sentada delante de la pantalla del ordenador observas la ventana que se ha abierto mientras te envuelve el sonido de los tambores como de si una llamada se tratase. No lo piensas. O si. No importa. Haces click en el link que le acompaña y la pantalla comienza a emitir un fulgor verdoso cada vez más intenso.

Comienzas a sentir un extraño hormigueo en las puntas de tus dedos que va ascendiendo por tus manos. Al fijarte en ellas observas que te estas disgregando, como si estuvieras compuesto de arena. Cada célula, partícula, átomo e ión-electrón que conforman tu cuerpo comienza a separarse y a introducirse en el pc. En apenas unos segundos, sobre tu asiento, ya no queda nada de ti.

Lo siguiente de lo que tienes conciencia es de caer desde muy alto en medio de lo que parece un jardín hecho por ordenador. Observas tu alrededor. Hay más personas contigo diseminadas por el lugar. Pudiste contar otras 3.

Todas parecían estar algo confusas por lo ocurrido. Ninguno sabía como había podido llegar allí. Lo único en común que parecíais todos tener era que todos habíais clicado en aquel enlace.